Los nuevos rostros del populismo

Posted on: septiembre 4th, 2023 by Lina Romero No Comments

 

Es inverosímil que entrado el siglo XXI, una centuria que prometía nuevos escenarios, mejores condiciones de vida, realidades que a decir del recordado Peter Drucker, profesor de la Universidad de California, serían distintas en el buen sentido, no se hayan mostrado tal como de ellas se escribió y habló. Inclusive, se auguraron nuevos estadios de desarrollo de pueblos y naciones.

 

 

Los problemas que agobiaron al mundo político, económico y social durante el siglo XX, quizás no son los mismos en cuanto a mecanismos operacionales. Son peores en cuanto al grado de incisión que marcan en la piel de los pueblos. Ninguno escapa a las heridas forjadas a consecuencia de las agresiones consumadas por disputas infundidas por serias confusiones que se dan en el seno de las respectivas sociedades.

 

 

Aunque las amenazas suenan profundamente insidiosas dado el peligro que sus anuncios suelen exponer, los problemas que ocurren no son nada sencillos de resolver. Además, que los problemas más inmediatos a patentizarse, indistintamente del modo de movilización que en su aproximación utilicen, afectarán casi por igual a gobiernos, sociedades y economías.

 

 

Realidades afectadas

 

 

De hecho, algunos han comenzado a sentirse y padecer. La guerra Rusia-Ucrania, es uno de ellos. Otros pudieran desprenderse de desacuerdos geopolíticos que derivarían de forzadas  componendas que, con la idea de conciliar antiguos problemas históricos o establecer alianzas que equilibrarían fuerzas políticas o arreglos entre poderes económicos, podrían apuntar a evidenciar conflictos potenciales de importantes magnitudes.

 

 

Pero para ciertas realidades sumidas en un ámbito de abstracción psicológica, emocional o comunitaria, podrían inducir problemas de naturaleza sociopolítica y socioeconómica. No hay duda de que la situación que dicho discurrir revelaría, desde ahora mismo cabe decir que había  de ser patética, caótica, de crispada emergencia.

 

 

Ni siquiera las realidades que caracterizan la actualidad, han servido de modo eficiente para sacar del letargo esa inmensa población que sigue viviendo atrapada entre las voraces fauces de sistemas políticos asesinos, indolentes y resentidos. La historia sigue acusándolos. Aunque sin mayor consecuencia.

 

 

Ese universo demográfico, sigue amodorrado y entumecido en medio del enloquecido y trágico mundo que agobia al ser humano. Todo concurre a insensibilizar y habituar al hombre del siglo XXI a correr irracional y absurdamente  hacia la autodestrucción que caracteriza la civilización dominante. Más, cuando la misma se ha prestado para jugar a ideologías políticas y sociales, enteramente enfermizas.

 

Cambios notables

 

 

No es posible negar que la  discusión que esta disertación podría animar, abarca una gran diversidad de temas que refieren hechos políticos, sociales y económicos, bastante cuestionados. Sin embargo, la brevedad del espacio periodístico no da para explayar los pormenores que configuran la infinidad de dificultades que emergen del ejercicio de políticas sesgadas por la envidia y el egoísmo de quienes manejan la supremacía de los conflictos generados por las aludidas razones.

 

 

Precisamente en la inercia de tan graves problemas, reaparece el populismo. Pero esta vez, no como se le conoció. O sea, como el ejercicio político mediante el cual se sirve de conceptos que endulzan los oídos del desorientado, para convertirse en un distribuidor de las mismas miserias que decía combatir.

 

 

En el fragor de la confusión que animan las nuevas realidades tal como viene suscitándose en el curso del siglo XXI, el populismo exhibe su fatídico sectarismo mediante nuevos rostros. Son los  que están permitiéndole la efervescencia (política) que ocurre a consecuencia de la fermentación, la corrupción o descomposición de valores que exaltan el espacio político en el cual se desarrollan las relaciones mutuas que a su vez, incitan las libertades.

 

 

Nuevas facciones

 

 

Los diferentes rostros del populismo, si bien resumen la expresión del carácter incendiario de su apologético discurso y oscuras intimidaciones, es al mismo tiempo la manera más perversa de hacer política sin dejar al descubierto (ni por un milímetro) las variadas estafas puestas en práctica para manipular las realidades. Por supuesto, al mejor modo que el odio y el resentimiento permiten disponer como criterios de poder político.

 

 

Ahora el populismo renovó su juego político. Para lograrlo, acude a nuevos rostros que encubren la saña de sus decisiones y acciones. Igual, para estar en la línea de acción de gobiernos de los cuales el populismo pueda beneficiarse. Ahora se afinca con más hipocresía en la angustia espiritual, mediante horrores morales diseñados a instancia de dictaduras y tiranías con las que hace migas por meras circunstancias. Desde ahí, afianza su crueldad y perversidad. Y garantiza su incidencia como recurso de gobierno.

 

 

Asimismo, manipula la resignación de la población enfocándolas bajo medidas crudas e inhumanas. Para ello, se aprovecha de la incontinencia y lujuria que le brinda el poder a su cargo. Ese nuevo rostro del populismo, le permite actuar más diligentemente ante sus objetivos. Por consiguiente, apela al terror, a la crueldad y al grosero escepticismo para continuar sembrando el empobrecimiento crónico como herramienta de dominio.

 

 

Lo arriba descrito, es apenas algunas de las facciones de las que se vale el populismo para irradiar la sombra en la que se oculta el ejercicio insano de la política. Las otras fisonomías del populismo que, por limitaciones de espacio acá no cupieron, no dejan de mostrarse como la infección político-orgánica actúa cual pandemia de comprometida y peligrosa virulencia.

 

 

Indiscutiblemente, la ciudadanía deberá tomar precauciones políticas, económicas y sociales necesarias, que, en estos tiempos de manipulación política, deberán implicar la inminencia de reconocer o advertir los nuevos rostros del populismo.

 

 

Antonio José Monagas

Riesgo político (en ciernes)

Posted on: agosto 28th, 2023 by Lina Romero No Comments

 

Indiscutiblemente, Venezuela, al igual que países igualmente subordinados por la izquierda demagógica, padece gradualmente de inminentes riesgos políticos. El  acecho de los tan pesados peligros, intimida todo esfuerzo realizado, o en curso, en aras de recuperar la institucionalidad democrática arrasada por ideologías impostoras.

 

 

La proximidad del proceso electoral convocado por la Comisión Nacional de Primaria, CNP, tanto como los comicios que habrán de realizarse en 2024 para elegir presidente de la República, según lo pauta la Constitución de 1999 en su artículo 230, pone al descubierto el riesgo político marcado por la dinámica electoral propia de tiempos convulsionados. O de crisis políticas provocadas por la debilidad que ha comenzado a afectar la democracia, en su esencia, configuración y contexto.

 

 

En consecuencia, estos problemas zarandean  profundamente la democracia. Razón por la cual, las realidades comienzan a oscurecerse. Aunque peor aún, al amparo de las sombras creadas. Justo de las mismas, surge la incertidumbre como recurso del cual se vale la manipulación política para hacerla su cómplice. Así se afianza cuanto infundio es posible. Siempre, a favor de gruesos y traicioneros enredos. O de promesas diseñadas a manera de avivar exageraciones al correspondiente apoyo político.

 

 

La debilidad actual de la democracia

 

 

En la debilidad que actualmente afecta la democracia, está la explicación al problema que viven algunos países. Particularmente, aquellos que alardean de su poder mediante amenazas o imposiciones. El retroceso de la democracia es evidente por donde sea escrutada la situación político-social en la que la debilidad de la democracia adquiere sustento.

 

 

Podría decirse que la anemia que padece la democracia, obedece -entre otras razones- a una acentuada indiferencia de las sociedades respecto del sistema político correspondiente al espacio y tiempo que ocupa el ejercicio de gobierno. Es lo que llaman: la “antipolítica”. Tales situaciones, han sido impulsadas por la desconfianza de la sociedad hacia la clase política y las instituciones fundamentales imbricadas en la respectiva dinámica política.

 

 

Problemas de esta naturaleza, incidieron en la irrupción de gobiernos autoritarios. Después de Cuba, surgieron casos como Venezuela, Nicaragua, México, Bolivia, Perú, Argentina, principalmente. Las violaciones de libertades básicas y derechos fundamentales, revelan el grado de desarreglo que caracteriza el discurrir de esos países.

 

 

En lo particular el caso Venezuela, es patético ejemplo del descarrío en que esos mismos problemas subsumieron su dinámica política.

 

 

Los riesgos que asolan la democracia, se hacen cada vez más evidentes e innegables. Estos son riesgos engendrados por el autoritarismo hegemónico, la opresión y la represión que los regímenes políticos  movilizados por tendencias de una izquierda política disfrazada de democrática, emplean como criterios de gobierno. De esa forma, se enrarecen los postulados del desarrollo económico y social que sirven de adoquines al cimiento político sobre el cual se construye la ruta de la democracia. Aunque en el fragor de sistemas políticos autoritarios, dicho compromiso está empañado del aliento populista de sus gobernantes.

 

 

El riesgo político-electoral

 

 

La lista de riesgos políticos que acosan buena parte de Latinoamérica, la integran desde amenazas, hasta trances cargados de suma violencia. Dicha lista contiene situaciones precedidas y presididas por conflictos inducidos por precariedades que tocan ámbitos de salud, educación, empleo, careos, ataques a la economía, inseguridad. Y por supuesto, eventos relacionados con procesos electorales asediados por decisiones equivocadas adrede.

 

 

Avistar en el horizonte político procesos electorales, pone en ascuas el aterramiento de conciliábulos empoderados a la fuerza. Por eso el miedo de estos maquinadores de oficio,  que vivencian al pensarse defenestrados de holgadas posiciones de poder político, lleva a gobernantes, sus aduladores y acólitos a inventar argumentos, mecanismos y artimañas de cualquier dimensión mediática, fáctica o digital. Pero con la finalidad de evitar desarraigarse de sus enclaves de poder político.

 

 

Quizás, entre los riesgos más temidos, están las negociaciones políticas que se dan ante la idea de unificar o acordar medidas de gestión política. Y aún así, los problemas no dejan de penetrar realidades haciéndose más confusos todavía.

 

 

El sólo hecho de tener conocimiento sobre desarticulaciones, distorsiones o desajustes en la estructura de las oficinas administradoras y organizadoras de procesos electorales, revuelven feamente el ambiente político-electoral. Al extremo que la rigidez estructural, se ve tambaleante. Y ello, es una señal de riesgo político inminente e inmanente generador de  aturdimientos de peligrosas y mayúsculas consecuencias.

 

 

La sumatoria de estos riesgos de anormal tamaño, es capaz de derruir cualquier intención de corrección de los problemas que han viciado el aire que respira la democracia. Sin  embargo, tan enrevesadas realidades pueden servir de timonel  en el curso compuesto de crisis políticas, inductoras de riesgos.  Aún cuando sus soluciones se hallen al lado de un riesgo político (en ciernes).

 

 

Antonio José Monagas

Una trampa llamada “ley”

Posted on: agosto 14th, 2023 by Super Confirmado No Comments

 

La inhabilitación de María Corina Machado para postularse a cargos de elección popular por un plazo de quince años, decisión asumida por el régimen opresor venezolano y encauzada por la repudiada Contraloría General de la República, es una soez afrenta al ejercicio de la política que exalta la pluralidad humana. Esta, entendida como el espacio que legitima la libertad y el derecho del ser humano para expresarse ante la comunidad a la cual circunscribe las capacidades y potencialidades mediante su participación.

 

 

Cualquier explicación que busque comprender los problemas en que incurre un régimen político para tomar la decisión de inhabilitar a alguien, obliga a mirar la historia política. Asimismo, conocer la Constitución de la República tanto como leyes fundamentales del ordenamiento jurídico nacional.

 

 

Esta disertación lo hace en el contexto que refiere el caso de la inhabilitación que recae en la humanidad de la señora Machado. Más, porque ciertos hechos referidos por la historia venezolana se repiten. Así podría pensarse, tal como lo infirió el político alemán Konrad Adenauer cuando refirió que: “la historia es la suma total de todas aquellas cosas que hubieran podido evitarse”.

 

 

La dinámica social juega a enrarecer las lecciones de la historia. La visión presurosa del pretérito tiende a desfigurar la razón que fundamenta el presente. Es lo que induce a aceptar que todo evento pasado revisado desde la perspectiva actual, contiene un significado político. Sobre todo, cuando al historiar dicha dinámica, deja ver que ello representa un acto político.

 

 

Entonces, ¿por qué desdeñar la importancia de la historia política nacional toda vez que en sus líneas se hallan argumentos que permiten comprender que los eventos  que podrían haberse evitado, igual podrían servir de rotundas lecciones. E impedir repetirlos.

 

 

Aprender de una histórica caída

 

 

Indagar la historia venezolana en lo que fue la caída de la Primera República, incluso los hechos posteriores, permite extraer de los infortunados eventos razones que manifiestan injusticias cometidas en nombre de justificados ideales. El estudio de la historia, debe enfocar los errores cometidos. Así, su reinterpretación podría servir de puntal para reescribir la justa historia política. Y así fundamentar el Estado democrático y social de Derecho, de equidad, de pluralidad y de Justicia, anhelado.

 

 

La Primera Republica que subsistió entre el 19 de abril de 1810 y el 30 de julio de 1812, apenas dos años, pretendió consolidarse enarbolando los derechos imperiales del monarca español Fernando VII. Para ello, se elaboró un programa de interesantes decisiones políticas.

 

 

Sin embargo, el embrollo que forjó la rápida caída de dicha República fue la confusión en la tarea política de aquellos republicanos, quienes creyeron contar con el poder suficiente para lograr la independencia absoluta de Venezuela. Así se encendió el polvorín político que desató conflicto tras conflicto. La crisis provocada, arrasó con la acariciada idea de independizar a Venezuela del yugo que la asediaba.

 

 

De nada valió la creación de movimientos políticos inspirados en hechos foráneos alcanzados. Los mismos, extendidos por todo el territorio, se apegaron a ideales que no se concretaron por causa de la encubierta intercesión que a manera de apoyo, brindaba el Rey de España. Crasa contradicción. No obstante, esos movimientos “revolucionarios” armados de valiosas ideas, se derruyeron tan pronto como España autorizó embates militares que comenzaron a reducir la resistencia patriótica.

 

 

Podría decirse que la caída de esa República fue incitada por el saboteo intencionado a los emprendimientos políticos perfilados en pos de la independencia de Venezuela. Además del terremoto de Marzo de 1812, la República entró en una etapa de colapso inmediato.

 

 

A manera de parangón

 

 

Este breve análisis, podría fundamentar la comparación entre aquellos eventos, y los que hoy protagonizan la crisis incitada por el improvisado y errado ejercicio de la política nominada como “socialismo  del siglo XXI”.

 

 

Sin duda que la declinación que pandeó la entonces estructura republicana, cuyo horizonte esbozaba la independencia de Venezuela, puede proyectarse al presente.

 

 

Específicamente, la ilegal inhabilitación por inconstitucional y atentatoria de los DD.HH. de María Corina Machado, remite a hechos que la historia política retrató en el marco de la injusticia, el odio, el egoísmo, la envidia y la arbitrariedad vividas a la caída del Primera República.

 

 

Aquellos hechos son demostrativos de la fractura política que estalló como consecuencia de los mismos problemas que hoy siguen devastando la política. Sólo que entonces, eran injustas decisiones. Aunque procesadas posterior a los hechos.

 

 

Igual que ayer, los problemas provienen de un pluralismo extraviado. De una realidad vacía de solidaridad y de la noción de pluralidad humana. Sin mayor moralidad ni ética. El ejercicio de la política, sigue dándose amarrado a la ignorancia, al oprobio y la impudicia. Quizás, actualmente se suscitan hechos peores pues el miedo a la defenestración, incita decisiones “a priori”. Es el caso de la inhabilitación en perjuicio de los derechos políticos de la líder María Corina Machado y de otros tantos venezolanos.

 

 

Es porque el ejercicio de la política ha estado en manos de sectarios. De individuos incapaces de actuar desde la razón: Aunque subyugados por el miedo a despeñarse. Sin exacto conocimiento del ordenamiento jurídico. Ignoran que las inhabilitaciones políticas, no tienen valor legal alguno. Sobre todo, aquellas pronunciadas al margen del procedimiento correspondiente y sin la audiencia formal tal como lo prescribe la LOPA. Fue el caso de la absurda inhabilitación de la ex diputada Machado.

 

 

En el juego político en que participa el régimen, la alevosía es una constante. Este actor es un jugador tramposo. Le quita la pelota a quien está ganando el partido. Todo indica que, en nombre de la política, hasta lo cotidiano es reacomodado mediante una trampa llamada “ley”.

 

 

Antonio José Monagas

 

La gerencia como problema de gobierno

Posted on: julio 18th, 2023 by Lina Romero No Comments

A comienzos de 1990, el postgrado de la Facultad de Ciencias Forestales y Ambientales de la Universidad de Los Andes, iniciaba una nueva cohorte. La misma, en su mayoría, estaba integrada por profesores universitarios. Sin embargo, un alumno simbolizaba la excepción de aquel estudiantado. Era el presidente de la Corporación de Desarrollo de Los Andes, CORPOANDES. Para entonces, se trataba del abogado Manuel Mora Izarra. Acucioso estudioso del problema del desarrollo y sus implicaciones sociales, políticas y económicas.

 

 

Al ser consultado sobre la inquietud que lo movía a seguir estudios de postgrado en la  ULA, contestó con el mejor entusiasmo que su presencia “(…) obedecía a aprender todo lo que su responsabilidad laboral como presidente de tan reconocida corporación estatal, exigía de su persona”. Aunque particularmente, su interés radicaba en el estudio de la gerencia pública.

 

 

Esta respuesta movió la parte docente por cuanto la participación del alto funcionario del Estado venezolano, comprometía la excelencia del proceso enseñanza-aprendizaje. Asimismo, pesaba sobre el modelo pedagógico seguido toda vez que se procuró incentivar actitudes que denotan el discernimiento en el plano profesional de las realidades moderadas por la visión del desarrollo económico y social válido para entonces.

 

 

Este exordio, permite referir el problema que constituye la precariedad como asunto que pauta el modo que sigue el gobierno venezolano, para -supuestamente- enfrentar los problemas que afectan el manejo de la nación. Y pareciera que todo se resume en una frase cargada con la más aberrante suspicacia.: La crisis que agobia al país en todas sus manifestaciones, descansa en una pésima gerencia pública.

 

 

Fue la razón que, hace 30 años, motivó al presidente de CORPOANDES para estudiar los problemas que provenían de la mediocridad bajo la cual subsistían los criterios empleados para resolver la crisis de desarrollo. Crisis ésta que venía padeciendo Venezuela desde hace muchas décadas. Crisis que, a decir de muchos, sintetiza la deplorable gerencia pública que sirve de caótico modelo.

 

 

Algunas razones explicativas del problema

 

 

Este problema tiene distintas explicaciones que aluden a sus causas, todas procedentes de diferentes realidades. Todas, con racionalidades y razonamientos propios de las situaciones en que son incitados. Así podría aludirse que la gerencia pública, es particular del ámbito público. Por tanto no le es común a la manera de cómo se desenvuelve la gerencia privada.

 

 

Otra causa del problema referido, está en la formación del gerente público. Habida cuenta de que dicho proceso enseñanza-aprendizaje, no ha sido entendido. Mucho menos, con la mesura e importancia que exigen las correspondientes necesidades.

 

 

Pareciera que la condición de militante del partido que apoya cuanta decisión elabora y procura realizar el alto gobierno (régimen político), supera cualquier otra exigencia que garantice adelantar procedimientos que contrarresten las tergiversaciones que perjudican la Administración Pública. Más, cuando la misma deja llevarse por tendencias e incidencias que sólo expresan necesidades de coyuntura. Además, a desdén de las causas más ocultas del problema en cuestión.

 

 

Algunos estudios sobre la aludida temática, refieren que “es inaudito seguir consintiendo la serie de atrocidades que se suceden en la base de un clima de confusión conceptual y desorden procedimental, donde la gerencia pública es vista como un problema serio de gobierno”.

 

 

Ello no sólo asfixia planes de desarrollo. Al mismo tiempo,  redunda en perjuicio de planteamientos ideológicos que sirven para asentir objetivos de interés colectivo. En consecuencia, se refuerza una especie de “contracultura” político-social, capaz de reforzar una influencia de antivalores que encauzan infinitos problemas cuyos resultados logran concebir a la gerencia como problema de gobierno.

 

 

Antonio José Monagas

Insolencias que hieren, angustian y arruinan

Posted on: julio 10th, 2023 by Lina Romero No Comments

 

 

El ejercicio de la política, no siempre se aplica basado en el respeto que refiere el discurso expuesto por la propaganda que se hace a toda voz. Sobre todo, en el curso de eventos políticos organizados para lucir el potencial de fuerza que emplea todo régimen político para actuar en virtud de la coerción que le permite la legislación.

 

 

Sin embargo, hay ocasiones en que cualquier gobierno, indistintamente de la ideología que sigue su praxis y oratoria, el ejercicio de la política excede los límites que marcan los contextos en los cuales deben reinar valores que exaltan la ciudadanía. Que aluden al ejercicio de la justicia, la solidaridad, la democracia y la responsabilidad.

 

 

En general, excesos que apuntan a desconocer los derechos humanos, la ética y el pluralismo político, terreno éste en el que resulta beneficiada toda persona en tanto sea parte activa de la comunidad a la cual circunscribe sus capacidades y potencialidades. Sólo que así no suele ocurrir.

 

 

Pero en el ejercicio de una política que raya con el autoritarismo o el totalitarismo, con la demagogia o el populismo extremista, es frecuente advertir momentos en que la falta de escrúpulos es el vehículo empleado para atropellar derechos humanos, ciudadanos, políticos, económicos, y de toda factura.

 

 

Estos regímenes, ni siquiera, se toman el compás de tiempo para disimular lo absurdo en que cae la narrativa utilizada cuando de ofender y amenazar trata el discurso. Es decir, no existe disimulo posible que pueda reducir el tamaño de las insolencias vociferadas.

 

 

Aunque lo peor de todo, es que dichos momentos son provechado insanamente por los gobernantes de turno para desenfundar la soberbia o prepotencia que tienen como armas para su “defensa” ante las verdades y reclamos que exponen quienes contrarían sus infundadas percepciones de las realidades. Justo ahí, disparan con el mayor cinismo que lacera. Y que aniquila.

 

 

Caso Venezuela

 

 

Lo que ha venido observándose en cuanto a lo que en los últimos tiempos ha acontecido en Venezuela, a consecuencia de los señalamientos de la Corte Penal Internacional, CPI, pone de bulto la situación que arriba expone esta disertación.

 

 

La mayor desvergüenza del régimen socialista venezolano, ha sido demostrado en la cuestionada inhabilitación oficiada indirectamente, quizás por miedo gubernamental, a la ciudadana María C. Machado.

 

 

La intención de tan escurrido texto, plagado de imposturas que se corresponden con una disposición estampada por la inconstitucionalidad dominante o sellada por la arbitrariedad campante, además de esconder el pavor que la euforia del venezolano ha provocado en el resto de la población esperanzada por un cambio de gobierno nacional, es el desvío de la atención de la ciudadanía ganada a apoyar la oferta política del movimiento político-partidista Vente Venezuela.

 

 

En medio de tanto impudor, propio de un régimen opresor como el venezolano, los problemas han alcanzado tal nivel de peligrosidad, que la violencia se convierte en el argumento que el oficialismo, está buscando emplear. La violencia vuelve a ser vista como el escenario más inmediato en el cual el régimen sabe diligenciar su cobardía.

 

 

En la represión, el régimen asomaría de nuevo la coerción que el poder le concede y permite. No obstante, ese género de respuesta, sería visto como “cuchillo para la garganta” del régimen, dada la necesidad de la CPI de aplicar la debida y necesaria justicia que dichas  situaciones requieren.

 

 

Entre el odio y el egoísmo aplicados, la ineficiencia y la corrupción practicada como criterio de poder, cabe preguntar ¿hacia dónde pretende el régimen bolivariano llevar a Venezuela? (¿dónde quedó el legado de Bolívar?) Y si a esto se le suma el carácter insolente e indecente que adorna las declaraciones de los gobernantes revolucionarios, no queda otra destino qué pensar sino en la defenestración que le espera al régimen. Pues la población parece haberse cansado de ser pendeja. De ahí que los venezolanos claman por nuevas realidades. Se cansaron de aguantar, pasiva y resignadamente del régimen represivo, insolencias que hieren, angustian y arruinan.

 

 

Antonio José Monagas

El principio del vacío (en política)

Posted on: julio 3rd, 2023 by Lina Romero No Comments

 

Aunque el Principio del vacío, formulado por el abogado y ministro bautista norteamericano Joseph Fort Newton, explica la tendencia del Universo por llenar siempre los espacios vacíos, o que nunca deja un espacio sin ser ocupado, al mismo tiempo tiene otra explicación que compromete al hombre en términos de su vida.

 

 

Esta otra explicación del Principio del vacío, refiere cómo la naturaleza del ser humano lo induce a asumir una conducta que lo amarra al pasado al creer que el futuro le proveerá de oportunidades para servirse de lo guardado o acumulado. Sin embargo, en el ánimo de dicha actitud, tiende a confundir razones con emociones, necesidades con recuerdos.

 

 

El hombre incurre en el problema de no comprender que no son los objetos guardados o acumulados los que retienen el discurrir inercial de la vida. Y que interrumpen la dinámica de proyectos de vida. Es el significado que depara la actitud de guardar cosas sin alguna  justificación de peso.

 

 

Es acá cuando la desconfianza domina al ser humano al hacerle creer que lo nuevo no le pertenece. Cuando es todo lo contrario pues ahí radica el secreto de dar con oportunidades alineadas con posibilidades de optar por lo mejor. He ahí la garantía que lleva a convertir dicha creencia en actitud de vida.

 

 

Las contradicciones de la política

 

 

La política, en tanto que mecanismo de acción social, viene ejerciéndose a manera de suerte tendenciosa supeditada al capricho de quien detenta el poder en medio de cualquier circunstancia de gobierno. Precisamente, es el problema que ha atrofiado su desarrollo pues su ejercicio ha dependido de las presunciones y amorfas ideas que determinan la generalidad de una gestión gubernamental. Son las razones que hablan de sus contradicciones. Y de sus reveses.

 

 

Más aún, cuando el arribo al poder de una facción político-partidista, ha descansado en actitudes inspiradas en la mediocridad que reviste la popularidad entendida desde la perspectiva del populismo demagógico.

 

 

El ejercicio de una política inspirada en la trivialidad, ha logrado contaminarla en todas sus manifestaciones. El gobernante, al actuar investido del poder que le provee la política, cree que todas sus decisiones están debidamente soportadas y encaminadas.

 

 

El ejercicio de la política, ha pecado de engreimientos que la hacen oscilar entre decisiones equivocadas. Particularmente, cuando se apega a fundamentar las determinaciones del gobernante buscan hallar el espacio suficiente para que en sus vacíos guardar rencores, pesimismos, miedos y desesperaciones, generalmente. Todo ello, provocado por la vocación de actuar apegado no sólo a actitudes enfermizas. Sino al “principio del vacío”.

 

 

Estos políticos de viejo cuño, presumen alcanzar la gobernabilidad necesaria, basándose en mecanismos de gobernanza tan falseados, que no atinan a reconocer la trascendencia de las crisis que abruman toda una realidad política, económica y social. Es otra de las consecuencias de ejercer la política según el modelo pautado por el “principio del vacío”.

 

 

Ha sido “cuesta arriba”, históricamente, intentar que la política, en sus trazados de gestión pública entienda que el tiempo es heterogéneo en virtud de sus variaciones y efectos políticos hacia la interioridad de los procesos que precede y preside. Lo contrario, apunta a fraguar tendencias infectadas de hábitos retorcidos de los mismos gobernantes.

 

 

Sería el camino expedito para instaurar e institucionalizar espacios colmados de obsoletos criterios, razones y determinaciones manchadas por pautas caducas e inútiles (como ha ocurrido con la aplicación del socialismo, aunque se adjetive del siglo XXI) insinuadas por el “principio del vacío”. Lo cual terminaría condenando las realidades a someterse a “tiempos impolíticos”. Que no es otra cosa distinta que el principio del vacío (en política).

 

 

Antonio José Monagas

Limitaciones del economista socialista

Posted on: junio 28th, 2023 by Lina Romero No Comments

 

La mediocridad de economistas formados en universidades gubernamentales, se debe  a la falta de rigurosidad académica que exige el aprendizaje de la teoría económica en todos sus ámbitos de aplicación. Tan atrevida carencia de conocimientos hizo que el respectivo profesionalismo sucumbiera exento de la vergüenza que tan bochornoso acto representa.

 

 

Estos economistas han creído que por el simple hecho de portar el carnet rojo que los identifica como adláteres del partido político del gobierno, pueden arrogarse el desparpajo que implica desconocer las  funciones  económicas del gobierno. Particularmente, en lo que corresponde al discernimiento de la profesión.

 

 

Sus capacidades para razonar las eventualidades que convergen en el centro de la crisis que la ingobernabilidad ha inducido, evidencian los desaciertos que como economistas exponen. Principalmente, cuando las mismas se achacan a criterios económicos errados. Aparte de subordinarse a un modelo de economía diseñado a instancia de la intención de perturbar la democracia. Tanto, como la de dislocar las estructuras sobre las cuales se han erigido sentimientos nacionales, regionales, locales, familiares asociados a tradiciones y al  costumbrismo característico venezolano.

 

 

La impotencia de sus análisis ante la crisis política que padece el régimen político opresor y represivo, va de la mano con la incapacidad de estos economistas para pautar regulaciones y disposiciones que han llevado la economía nacional al piso. Por su culpa, se ha minado la confianza en la economía nacional. Sus reiteradas equivocaciones indolentemente cometidas, han llevado al país a verse entre los últimos lugares de cualquier indicador económico internacional que evalúe logros alcanzados en materia económica, democratización y de transparencia administrativa.

 

 

Realidad política de “capirote”

 

Estos economistas parecieran haberse formado bajo programas de estudio, que no obligaban el aprendizaje de temáticas tan puntuales y determinantes respecto de una economía imperfecta. Como en efecto sucede con una economía que sea sacudida por problemas de escasez. O por los mecanismos imperfectos de mercado en escenarios críticos. O atacada por el problema que crea la coexistencia de la inflación con el desempleo. La inestabilidad de la economía a consecuencia de la dinámica política. Los salarios en los mercados de trabajo son imperfectos. El impacto de la desigualdad de los ingresos. O  por hechos que no terminan de reducir la desigualdad en el marco de la pobreza.

 

 

De manera que si el país se atiene al dictamen de economistas huérfanos de la formación que requieren los compromisos de los que se precia un gobierno regido por preceptos democráticos, las respuestas de las realidades son las que actualmente azotan y asolan al país.

 

 

Resulta profundamente contradictorio “hablar” desde una perspectiva distinta de la que regula el “hacer”. Estas dos configuraciones, al chocar entre sí, causan una hecatombe a lo interno de toda realidad. Venezuela no escapa del espantoso drama que dicha colisión genera. No solamente en terrenos de la economía. Igual ha ocurrido en la política. Y hasta con doble efecto, dada la condición de víctima y de victimaria al mismo tiempo.

 

 

Esperanzas frustradas

 

El pasado primero de mayo, como suele suceder más por populismo que por razones de crecimiento económico y desarrollo social, el Ejecutivo Nacional dejó plantada a la  población trabajadora venezolana. La misma, esperaba con suma ansiedad un aumento real del salario que percibe.

 

 

Aunque el régimen creyó haber saciado la necesidad económica, al sancionar el juego cruel de cantidades que se compensan entre sí. Se refería a la cesta-ticket y al bono de alimentación o de “guerra económica” anunciados como “indexados”. O como señala el Diccionario Razonado de Economía para aludir al citado vocablo: “es la actualización del valor de la moneda para compensar su depreciación derivada del fenómeno inflacionario”

 

 

Es decir, no es otra cosa distinta de “un escape por la tangente” del régimen para así evitar cargar el monto “indexado” a las prestaciones del trabajador reclamadas al final de cada período laboral. De esta forma, el régimen en su condición de “patrono”, busca mantener constante el valor del salario real para así desprenderse de más compromisos contables.

 

 

Es una práctica propia de todo sistema inflacionario. Seguramente, decidida por algún grupo de economistas del régimen laborando al mejor estilo de “mercaderes de oficio”. De esa forma, sigue dificultándose la instrumentación de lo que es un programa de ajuste económico. Vale decir que tan fiera práctica económica, termina por provocar la hiperinflación. O mantenerla activada.

 

 

Además, las tendenciosas medidas económicas adoptadas por el régimen usurpador, gracias a economistas refugiados en la oscuridad de las realidades políticas, provocan las distorsiones a las que, demagógicamente, el régimen se “compromete” a evitar o eliminar de la faz del país pues dice “actuar en defensa del trabajador”. Pues según la oficialista, este es un gobierno “obrerista” ya que su máximo benefactor es “obrero”.

 

 

El desastre que todo ha resultado

 

En consecuencia, trabajadores de todos los estamentos ideológicos y de los distintos estratos funcionales del Estado venezolano, se llevaron un duro golpe al no dictarse el incremento del salario que había animado esperanzas y destapado necesidades de un sector importante de trabajadores venezolanos.

 

 

Lo ocurrido no podía ser diferente de lo vivido, toda vez que el país está bajo la égida de un Estado socialista-comunal donde la inexistencia del salario como contraprestación del trabajo, cede el terreno a la bonificación sobre-entendiendo la misma como “dádiva”. William Churchill refería ello como la “distribución igualitaria de la miseria” Es lo que pone al descubierto, un sistema político condenado al fracaso, regido por la ignorancia ¥ entregado a la  práctica de la envidia, el odio y el egoísmo.

 

 

Justamente, en medio de la crisis que padece el país, el régimen apeló a economistas que ayunaron el exacto conocimiento de la teoría económica. Por tanto, se subordinaron al servicio irreflexivo de un Estado desaforado que ha buscado reducir al venezolano a una condición en que la pobreza lo caracterice y lo inhiba en todas sus manifestaciones de libertad, desarrollo y dignidad.

 

 

He ahí la razón que llevó estas líneas a aludir lo que queda del salario del venezolano. Pero analizado considerando la insuficiencia de conocimiento que ha conducido a explicar el problema salarial en el perverso socialismo. Pero haciéndolo, con base en las limitaciones  del economista socialista.

 

 

Antonio José Monagas

Comicio ejercido bajo presión (vale igual para elecciones universitarias)

Posted on: junio 13th, 2023 by Lina Romero No Comments

Muchos no terminan de entender la dificultad que caracteriza la realización de un proceso electoral. Dicho problema tiene lecturas que se pasean por el ejercicio de la política toda vez que compromete una oferta política que falta a la palabra dada (populismo). Otras lecturas, recorren realidades culturales, sociales, económicas, administrativas, organizacionales y empresariales.

 

 

Sin embargo, el problema eleccionario asoma siempre razones políticas que inducen motivaciones en torno a propósitos u objetivos construidos con base en articulaciones que prometen llevar adelante acciones. Pero en tiempo futuro. Ahí descansa una de las causas que engorronan toda elección que busca renovar cuadros directivos o de autoridades, a instancia de las necesidades que manifiesta la situación política en lo particular.

 

 

Casi siempre sucede que las promesas expuestas con la alharaca y el alarde que moviliza la atención de muchos, más neófitos que estudiosos de la política y reflexivos de las realidades, se apartan de las promesas electorales. Al punto que resulta un ejercicio de análisis político comparando las ofertas que realzan el proceso electoral en curso, de cara  a las acciones realizadas.

 

 

Lo que de tales realidades se desprende, es fácil advertir voluntades que rayan con emociones. O sea, es dar con el juego político que incite actitudes arraigadas en el lóbulo izquierdo del cerebro, organizado el juego a partir de la magnitud del proceso electoral. Es lo que hace relativamente sencillo ganar unos comicios o elecciones. Aunque incapaces de dar con las acciones que llevan a gobernar con eficacia. Esta es la otra causa que embrolla cualquier elección que haya apostado a alcanzar la victoria electoral.

 

 

Una explicación de determinación

 

 

Lo que bien podría explicar la razón de tan difusas y complejas peripecias políticas, es la confusión que se da a consecuencia de una sucesiva equivalencia entre el proceso de ganar elecciones, elaborar la oferta electoral sobre la cual se propone alcanzar la gobernabilidad prometida, y producir medidas y actos de gobierno. Cada uno de estos eventos, responden a dinámicas de distinta naturaleza. Asimismo, a diferentes criterios de eficacia que luchan por realizarse en medio de realidades muy diversas. E igualmente, responden a protagonismos aducidos por agentes político-electorales marcadamente diferenciados entre sí.

 

 

Estas disociaciones que ocurren en el fragor de las dinámicas que caracterizan dichas realidades, dan cuenta de las desarticulaciones que redundan en perjuicio de la contigüidad que debe procurarse entre la oferta electoral, el programa de objetivos o plan trazado en la perspectiva de los ámbitos administrativo, cultural, económico, social, ético, moral y político propiamente, (y académico en lo universitario) y el desempeño del gobernante o autoridad para alcanzar las propuestas establecidas.

 

 

Un intento para su comprensión

 

 

En el intento por comprender lo que estaría sucediéndose al amparo del proceso electoral, en tiempo real, se reconocería o no la actitud política de quienes protagonizan el hecho político-electoral. Aunque anterior o posterior a los comicios, las inexorables realidades se encargan, por la fuerza de hechos demostrables, descubrir las debilidades o fortalezas, intrigas o manipulaciones que esconden y ocultan los actores políticos de cualquier bando, facción o corriente política.

 

 

Ello hace que el proceso electoral se encarrile por la dirección que las tendencias incitan como plausibles y posibles resultados electorales. De manera que al final de todo, las realidades hacen uso de las potestades que comprometen al proceso electoral. Indistintamente de quienes ordenan sus instancias operativas. He ahí, el carácter final que determina la realización de cualquier comicio ejercido bajo presión.

 

 

Antonio José Monagas1

Debate universitario que movilice

Posted on: junio 5th, 2023 by Lina Romero No Comments

La Universidad no se concibe distinta de lo que representa. O sea, un imponente espacio académico bajo cuya intelectualidad confluyen ideas que apuestan al cambio social, político y económico local, regional y nacional.

 

 

Es un escenario cuyos límites están configurados por las capacidades de acuciar y conciliar propuestas por parte de quienes voluntariamente se suman a los diversos momentos que caracterizan la construcción de realidades particulares.

 

 

Por eso la definición de Universidad que contiene la Ley de Universidades (1958), luego reformada en 1970, es imponderable por cuanto su esencia exalta no sólo la espiritualidad del hombre. También, su vitalidad de cara al desarrollo que su dimensión cognitiva permite aportarle a la ética y moralidad. Valores estos sobre los cuales basa su participación en tan comprometedor mundo.

 

 

Si entender la Universidad envuelve este sentimiento traducido en la amplitud de un accionamiento académico trazado sobre la encomiable búsqueda de la verdad, o las verdades que giran en medio de toda realidad, no hay duda de que la institución entraña en su fondo las bondades que solamente pueden forjarse cuando el pensamiento adquiere connotación mediante el debate de su contenido.

 

 

Debate, más que simple palabra

 

 

Para lograr debates que construyen, resulta imprescindible sentir y vivir la autonomía universitaria y las libertades académicas toda vez que refuerzan tan magnánimo estado de consideraciones, condiciones y situaciones en la línea de dar con respuestas pertinentes, ecuánimes y movilizadoras de actitudes que inciten la convergencia.

 

 

Así que debatir, constituye la puerta al entramado en donde la concordancia, la fraternidad, la tolerancia y la inteligencia, establecen una particular alianza. La misma, garantiza toda posibilidad de ocupar y zanjar terrenos anegados por la intolerancia y la mediocridad. Desde ahí, esculpir el futuro a partir del cual pueden concretarse los compromisos asumidos en nombre de la ciencia, la educación y la cultura.

 

 

Por eso el debate universitario, deviene en infranqueables oportunidades. En ellos, la vivacidad del conocimiento y los esfuerzos por moldear las realidades a consolidar como sujeto de una historia de prosperidad nacional, saben sobreponerse. Saben aventajar las contingencias, avatares y desmanes que, contagiados por la pesadumbre atraída por la incertidumbre, constituyen factores de atraso y descomposición en todos los órdenes del funcionamiento de la sociedad.

 

 

Sólo el derecho y el deber de debatir universitariamente, aseguraría el logro de objetivos y esperanzas institucionales en consonancia con los anhelos de transformación democrática.

 

 

Todo esto puede ser solamente animado, gracias a la bondades exaltadas y promovidas por el debate universitario. Especialmente, cuando la universidad tiene la necesidad de provocar un debate universitario que movilice.

 

 

Antonio José Monagas

El momento de la verdad

Posted on: mayo 23rd, 2023 by Lina Romero No Comments

La misión de la Corte Penal Internacional, CPI,  es categórica en las investigaciones que realiza. Sobre todo, al esculcar situaciones caracterizadas por delitos que atentan contra los derechos fundamentales del hombre. Valiéndose de tramas organizadas con base en argumentos arreglados.

 

 

Así que en concordancia con los preceptos señalados por el Estatuto de Roma, el propósito que justifica las labores de la CPI, tribunal situado en La Haya, Holanda, es indagar realidades señaladas de violentar derechos humanos. Y desde luego, transgresiones cometidas contra el Derecho Internacional Humanitario.

 

 

an particular tribunal dada su vocación  universal, de alcance complementario para actuar a lo interno de jurisdicciones nacionales, está preparado para juzgar a presuntos profanadores de derechos humanos e infractores al referido Derecho Internacional Humanitario. Toda vez que los violadores de tan fundamentales libertades y derechos, son percibidos como presuntos responsables de cometer gruesos crímenes contra la humanidad.

 

 

Estos crímenes de pervertida saña que inquietan profundamente a la comunidad internacional, son: el genocidio, crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y los denominados crímenes de agresión. Tan cuestionadas realidades, llevan a la CPI a sondear el comportamiento expuesto por gobernantes de países ubicados a lo ancho del globo terráqueo, países cuyas realidades se han visto convulsionadas por violaciones de índole humanitaria.

 

 

¿Dónde está Venezuela?

 

 

Venezuela no escapa del cerco de prevención y vigilancia cuyas funciones regulan el funcionamiento de la CPI. Particularmente, por el hecho de ser Venezuela país-miembro del Estatuto de Roma. Por dicha razón, la CPI tiene válidas facultades para velar por la preservación de los derechos humanos y libertades de la población de los países-miembros.

 

 

Posterior a hechos de violencia que marcaron sucesivos momentos de crisis en Venezuela entre 2014 y 2018, importantes organizaciones no gubernamentales, entre las cuales se cuenta DEFIENDE VENEZUELA, hicieron saber al mundo del barbarismo cometido durante esos años en los que un grueso de la población venezolana se dispuso a protestar los profundos abusos gubernamentales cometidos. Es el inicio de la crisis humanitaria que movilizó a la CPI a tomar cartas en el asunto. Lo asumió, con base en lo que la legislación establecida por el Estatuto de Roma permite.

 

 

A decir por lo que el país político y social vivió durante tan extremadas formas de reprimir protestas, ordenadas por la cúpula del régimen político nacional, protestas incluso amparadas por el ordenamiento jurídico venezolano, motivó el reproche de comunidades internacionales enteras.

 

 

Las violaciones a derechos y libertades ocurridas en Venezuela, fue la causal de tan convulsionadas situaciones. Su peso sociopolítico o inminentes efectos, rebasaron la tolerancia de distintos gobiernos de la urbe democrática internacional. De manera que al lado de la información recabada por numerosas organizaciones dedicadas a la defensa de derechos humanos, es el caso reconocido de DEFIENDE VENEZUELA, se sumaron importantes argumentos que incitaron el visto bueno de la CPI para actuar en consonancia con lo que el Estatuto de Roma establece en dichos casos.

 

 

Sin tiempo para más disimulos

 

 

Ya Venezuela, no puede más. El tiempo parece haber finalizado para un indolente y desaforado régimen político, que ha venido actuando con base en encubrimientos dirigidos a torcer la verdad. Especialmente, de cuanta violación de libertades y derechos humanos ha sucedido en Venezuela.

 

 

Aunque la historia de tanta violencia, podría revelar graves hechos. Más, de atenerse a que ha venido siendo compulsiva y reiterativa desde el amanecer del siglo XXI. Precisamente, con el arribo del régimen socialista. Más aún, desde 2012 o un tanto más luego.

 

 

La visita a Venezuela del Fiscal de la CPI, Karim Khan, en noviembre de 2021, fue decisiva para enfatizar averiguaciones que para entonces ya se habían iniciado. Fue momento insuficientemente aprovechado por el régimen venezolano. A pesar de haber seguido un protocolo cuya logística mostró un equilibrio diplomático contundente.

 

 

No obstante, el régimen obvió progresivamente el seguimiento pautado según acuerdo firmado entre la CPI y el Ejecutivo Nacional venezolano. El tiempo fue inexorable en perjuicio del régimen, pues fue desconociendo el carácter del compromiso establecido.

 

 

Aunque es imposible negar que la represión se ha mantenido. De hecho cabe inferir que sólo varió de forma. Se aplicó, pero solapadamente por organismos de seguridad del Estado venezolano a los cuales le cambiaron su denominación. Pero en el fondo, seguían siendo los mismos. Las mismas prácticas de tortura, con los mismos torturadores y esbirros.

 

 

El régimen socialista venezolano cambió de táctica. Incluso de estrategia. Pero no quiere dejar el uso de la represión como medida de control, intervención y de acatamiento. Contrario a lo que en principio pudo creerse, el número de presos políticos se ha incrementado, posteriormente. Los crímenes variaron en cuanto al modo de ejecución practicado. Las intimidaciones no dejaron de sucederse.

 

 

Crisis humanitaria disfrazada

 

 

Acá podría inferirse que poco o nada, el régimen venezolano ha coadyuvado en reparar los perjuicios infringidos contra derechos humanos fundamentales y libertades primordiales. Es decir, la crisis humanitaria venezolana sigue mostrando su perversidad. Peor aún, en los últimos tiempos, el régimen pareciera haber adoptado una actitud de testarudez animada por deplorables influencias ante cuyos oscuros intereses, luce sometido y servil. Una conducta de impunidad, parece haber corrompido lo que en otrora fue el discurso que incitó ruidosas promesas políticas.

 

 

Las variaciones recientemente efectuadas por el régimen en su plataforma legislativa, a instancia de requerimientos políticos que justifican la creación de un Estado pérfidamente radical, dan cuenta de la negativa asumida de cara a las necesidades de corregir los ultrajes perpetrados de libertades y derechos de los venezolanos.

 

 

Eso significa que el régimen socialista ha considerado en “no bajar la cerviz”. Que “no se rendirá”, “no dará su brazo a torcer” o “no será capaz de inculparse” de la situación de crímenes en que ha incurrido hacia opositores políticos, activistas de derechos humanos y otras víctimas calificadas de “enemigos de la revolución”.

 

 

No obstante, la CPI, ha enfocado su investigación sobre la posibilidad jurídica cierta de deshacer la pantomima legislativa del régimen. Sólo así podrá  llegar al meollo del problema que es la cadena de mando político-militar. Sobre ella, debe recaer la culpa de tan horrible crisis de violencia ordenada por funcionarios-perpetradores de nivel jerárquico alto y medio. Además, desvergonzadamente guarecidos en cargos de línea en la administración del Estado venezolano. Pero a pesar de que el régimen opresor esquive la justicia con amaños disfrazados de supuesta legalidad, no cabe duda de que pronto deberá llegar el momento de la verdad.

 

Antonio José Monagas