Angélica Andreína Montero Rivas, de 29 años, y su prima, Yésika Alejandra Martínez Rivas, de 26, conocían a uno de los tres hombres que las llevaban sometidas en un Ford Zephyr, verde que, la noche del jueves, tomó la circunvalación 2, se desvió en el barrio Los Robles y frenó en seco frente a un terreno baldío en la esquina de la calle 67 con avenida 62 del barrio San Javier . Eran las 12:00 de la medianoche.
Ese hombre, Wilmer Antonio Romero Sánchez, apodado “El Wilmito”, había tenido una relación con Angélica. Las robó, y al bajarlas del carro, les ordenó tenderse en el suelo para matarlas.
Boca abajo, sobre la arena y el monte, escucharon los disparos. Yésika murió en el sitio. Andreína sintió la quemadura de la bala y la sangre corriendo por la nuca. Fingió estar muerta.
Sabiendo que sus verdugos se habían ido, salió y pidió ayuda. La llevaron al Hospital General del Sur. Su herida era un tiro rasante.
El drama había comenzado a las 10:30 pm. “Angélica llegó (el pasado jueves) de Suriname, a donde viaja frecuentemente a comprar mercancías que vende entre sus amigas. Voló de Paramaribo a Caracas y de allí a Maracaibo”, reveló una fuente del Cicpc. “Su mamá la fue a buscar con un taxista de confianza, en un Zephyr”.
Llegaron, media hora más tarde, a la casa de Angélica, en la calle 91A del barrio Monte Santo. “Varias amigas la esperaban. Apenas se bajaron del carro, los tres hombres llegaron a pie. Le tenìan una cacería montada, sabían todos sus movimientos”, reveló un funcionario policial.
El grupo iba encabezado por “El Wilmito”. Le acompañaban alias “El Johancito” y alias “El Ricardito”. Apuntaron a la concurrencia, robaron celulares y tablets, le dieron un cachazo al conductor del Zephyr, le quitaron las llaves y dieron una orden.
— “Ustedes dos, se vienen conmigo”—, exigió ‘El Wilmito’ señalando a las dos primas. “Las ruletearon por varias zonas, mientras revisaban las maletas, sacaban las pertenencias de valor —una laptop, tablets, los teléfonos celulares de ambas— y cerca de 5.000 dólares en efectivo que traía Angélica”, precisó un funcionario.
“El Wilmito” le reclamó a Angélica. “Habían tenido una relación, y ella la había terminado. No le contestaba los mensajes ni las llamadas”, contó otro funcionario policial. Después de disparar, los tres hombres regresaron al Zephyr y lo quemaron en la esquina de la avenida 17B, en el sector El Potente.
“El Wilmito’ quería matar a Angélica. Ese era su objetivo. Alguien le avisó lo que había pasado con la mujer, sin saber que estaba implicado. Le dijo que la habían herido, y estaba en el Hospital General del Sur”, contó un policía.
Decidido a rematarla se encaminó hacia el hospital, con igual compañía, pero en un Chevrolet Cavalier, dorado. Lo frustró la fuerte presencia policial, en alerta por el caso. “Cuatro horas después, capturamos a “El Wilmito”, autor material del crimen. En ese tiempo se hicieron ocho allanamientos”, dijo un funcionario vinculado a la investigación. Los otros dos están evadidos.
En el apartamento de los padres de Yésica, todo era dolor. “Ella era muy sana, trabajaba en una empresa de la circunvalación 2 como cajera. Quería retomar sus estudios de administración”, dijo una tía, sin querer identificarse.
“Yo conozco al que atraparon. Es un celópata. Me dejó viudo y a mis dos hijas —de siete y tres años— huérfanos”, refirió el esposo de Yésika.
“No podemos identificarnos, porque no sabemos que más hay detrás de eso”, agregó la tía, retirando muebles y cuadros de la sala de la vivienda donde viven los padres de Yésika. “Aun no hemos decidido si la velaremos aquí”, relató a las puertas del apartamento, situado en uno de los edificios de la urbanización Raúl Leoni.
Funcionarios de la División de Homicidios y del Ministerio Público practicaron, ayer al mediodía, una inspección en la casa de donde se llevaron a las dos primas. Una residencia donde había, el jueves, una reunión de mujeres felices, ansiosas por ver la mercancía que traería Angélica, y que estaba cerrada, menos de ocho horas después, con hálito fúnebre.
Fuente: Panorama