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Hacia el abismo

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Hacia el abismo

 

 

Desde los años 20 del siglo pasado, la economía venezolana comenzó a depender de la suerte del petróleo en el mercado mundial. Durante la era democrática 1958-1998 hubo una importante reducción de esa dependencia petrolera.

 

 

 

Actualmente, bajo el gobierno chavista de Maduro, dependemos más del petróleo y hay una severa escasez de divisas para atender los requerimientos de la economía nacional. Ello se debe a que el aparato productivo destruido no tiene capacidad exportadora y, adicionalmente, como acaba de declarar Ricardo Hausmann, el sector petrolero “se encuentra totalmente quebrado tanto financiera como operativamente”. En efecto, de acuerdo con el último Informe de la OPEP, solo estamos produciendo 1 millón 278.000 barriles diarios, por debajo de la cuota de 1,97 millones de barriles diarios asignados por la OPEP.  Es de la misma opinión el experto Francisco Monaldi, quien afirma que “el sector petrolero venezolano está implosionando”, y añade que menos de la mitad de la producción total de PDVSA genera flujo de efectivo porque subsidiamos el consumo del mercado interno, comprometemos parte en pagar deudas a Rusia y China y otros acreedores, y vendemos alrededor de 50.000 barriles diarios subsidiados a Cuba.

 

 

 

La situación, ya de por sí alarmante, se agrava con la decisión del pasado jueves 9 de agosto de un juez federal estadounidense autorizando a la compañía minera canadiense Crystallex para el embargo de CITGO, como paso previo a la venta de sus acciones, y así obtener la compensación de 1.400 millones de dólares por las pérdidas que sufrió por la expropiación de sus operaciones en el yacimiento de oro Las Cristinas durante el gobierno de Chávez. Como Venezuela está actualmente en situación de incumplimiento con varios de los tenedores de bonos de deuda emitidos por la Republica y por PDVSA, éstos también podrían tratar de embargar los activos de CITGO o de PDVSA en el exterior para obtener compensación a sus acreencias.

 

 

 

Si Venezuela pierde el control de CITGO “sería un duro golpe”, advirtió Juan Fernandez, ex-Director Ejecutivo de Planificación de PDVSA, porque de los cerca de 600.000 barriles diarios de crudo que vendemos a Estados Unidos, unos 400.000 van a Citgo para producir 750.000 barriles diarios de gasolina a través de las tres refinerías que allí tiene y que luego se distribuyen a una red de 10.000 gasolineras. Si CITGO pasa a otras manos, los nuevos dueños podrían buscar otro vendedor de petróleo pesado y extrapesado, perdiendo así Venezuela el acceso garantizado de esos 400.000 barriles diarios al mercado estadounidense.

 

 

 

A la luz de lo dicho y de otros aspectos críticos, es evidente que la catástrofe de PDVSA está empujando al país hacia el abismo.

 

 

 

Carlos Canache Mata

 

 

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