Cómo llamar lo que está pasando?
noviembre 7, 2019 7:24 am

 

El chavismo-madurismo, nos ha retrotraído, sobre todo en ésta su segunda etapa comenzada en el año 2013, a una época de naufragio para la democracia y de ruina económica para el país.  El derrumbe institucional y la implosión de la calidad de vida de los venezolanos así lo confirman. Los análisis del acontecer nacional y los documentados informes de organismos de la comunidasd internacional  conducen a un inequívoco diagnóstico: Venezuela atraviesa por una de las peores y trágicas crisis de su historia.

 

 

Se ha puesto una losa sobre los derechos y las libertades democráticas. He aquí los hechos demostrativos  de tal aseveración: 1) las elecciones para la formación de los poderes públicos se han convertido en grotesca farsa, si antes de la Revolución de Octubre de 1945 los gobiernos negaban el sufragio universal directo para que el pueblo decidiera quiénes debían gobernarlo, ahora  la dictadura que ya lleva más de 20 años, como no se atreve a derogarlo, lo pervierte y bastardea  celebrando comicios con partidos inhabilitados y un árbitro, el CNE, que se ha ganado un título suma cum laude en la alquimia fraudulenta de los votos, ejemplo arquetípico de ello fue la comedia  de consulta de la voluntad ciudadana que se montó el 20 de mayo de 2018 para ungir al actual usurpador de la magistratura presidencial; 2) la separación de poderes ha quedado como un triste recuerdo de su desaparecida existencia; 3) con desprecio absoluto de la inmunidad parlamentaria consagrada en el artículo 200 de la Constitución Nacional, se han sometido a 19 diputados a investigaciones judiciales, por lo que algunos están clandestinos o refugiados en embajadas o se han acogido al exilio; 4) la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, órgano autónomo de la OEA, en su período de sesiones que se acaba de celebrar entre el  22 de septiembre y el 2 de octubre de este año, manifestó, en relación a Venezuela, su preocupación “sobre la situación de graves violaciones a los derechos humanos y las persistentes afectaciones a la institucionalidad democrática en el país”, se han institucionalizado las torturas a los presos políticos, y ya sabemos que, por encima del concepto clásico de soberanía establecido en el tratado de paz de Westfalia de 1648, hoy se acepta la supranacionalidad de los derechos humanos, por eso extraña que se haya incorporado el régimen de Nicolás Maduro al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, porque como dijo Antonio Ledezma, eso equivale a que “si en la ONU se designa un comité antidroga, incorporen a un representante del Cartel de Cali o de Sinaloa o del Cartel de los soles”; 5) la Asamblea General de la Sociedad Interamericana  de Prensa (SIP) reunida del 4 al 7 de octubre pasado, denunció el grave deterioro de la libertad de prensa en Venezuela, desaparición y condena de periodistas por tribunales militares, bloqueo sistemático de portales y páginas web; 6) es muy importante el Informe presentado el 4 de julio de este año por la Alta Comisionada de la ONU, Michelle Bachelet, sobre las “violaciones que afectan directa e indirectamente a todos los derechos humanos: civiles, políticos, económicos, sociales y culturales”  de los venezolanos.

 

 

En cuanto a la ruina econónica que el chavismo-madurismo ha colocado, como  un sudario, sobre el rostro de Venezuela, el economista Luis Oliveros ha precisado que “la economía venezolana se encuentra en recesión desde 2013, presenta una caída acumulada  que supera un 66%, la industrialización está cayendo a un ritmo vertiginoso, el sector de manufacturación  y el de construcción presentan una caída de 90% (CCM: pese a ello, el régimen mete el embuste de que se han construido millones de vivienda), el comercio cayó 70%, la agroindustria del país opera  a 20%  de su capacidad instalada”. Hay que señalar también que en este mes de noviembre la economía cumple dos años de hiperinflación, que si sigue al ritmo actual , “muy pronto (se)  tendrá que hacer otra reconversión” (economista José Manuel Puente) y que, “al paso de la hiperinflación y la devaluación, el bolívar ha venido desapareciendo como moneda” (economista José Guerra); según la OIT y el Banco Mundial, hay pobreza extrema cuando el salario es menor de 1,90 dólar por día, con el nuevo reciente aumento del salario base a 150.000 bolívares (sigue siendo el más bajo del continente) apenas llega a 0,5 dólar por día (compárese con el valor de la Canasta Alimentaria Familiar que, según el Cenda, fue de 3 millones 724.390, 25 bolívares en el mes de septiembre); colapso del sistema de salud y de los servicios públicos en general; déficit fiscal que representa alrededor del 20% del PIB; default en el pago de la deuda y sus consecuencias; saqueo y corrupción en el Arco Minero; ACNUR, de las Naciones Unidas, prevé que en diciembre se alcanzarán los 5 millones de migrantes venezolanos.  Y cito de último, a la joya de la corona o la gallina de los huevos de oro, PDVSA, que  apenas está produciendo 644.000 barriles diarios (cifra de la OPEP), tiene en riesgo a CITGO (su principal activo en el exterior) y bracea en el tremedal de la corrupción: por todo eso, ya no brilla la joya de la corona, ni la gallina pone huevos  de oro.

 

 

El collage de horror anterior se fue formando y se completó antes de las sanciones.

 

 

¿Cómo llamar lo que está pasando? ¿Desastre nacional? ¿Destrucción de un país? ¿Catástrofe?.

 

 

Carlos Canache Mata