La prosperidad prometida
junio 10, 2022 9:28 am

 

Con una llamada el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ratificó el apoyo que su gobierno le da a Juan Guaidó y a la Asamblea de 2015, además del proceso de diálogo para sacar a Venezuela de la crisis. Por su parte, Antony Blinken informó que se reunió con nicaragüenses, cubanos y venezolanos en suelo estadounidense a propósito de la Cumbre de las Américas.

 

 

El gesto del secretario de Estado es más que apreciado, pues los pueblos no tienen nada que ver con los gobernantes de estos países que irrespetan la democracia y los derechos humanos. Es la gente la que está afectada por la falta de libertades que Miguel Díaz-Canel, Daniel Ortega y Nicolás Maduro les imponen a los ciudadanos. Sin embargo, lo que realmente debe importar de esta cumbre es el ofrecimiento que llevó Biden y que comentó en su discurso inaugural.

 

 

La Alianza para la Prosperidad Económica de las Américas es la respuesta que idearon en Washington y que busca, entre otras cosas, ampliar el campo de acción del Banco Interamericano de Desarrollo, abrir nuevas vías de intercambio comercial y, lo que es más importante, explorar oportunidades de inversión con “países afines”. Y aunque no se habló de cifras o montos de dinero ni de mecanismos concretos, se espera que las conversaciones comiencen a finales de año.

 

 

Pero el tema es ese, los identificados como “países afines”. Se sabe que Guaidó goza del respaldo estadounidense y será Washington el promotor de las conversaciones que, si se traducen en acuerdos, serán beneficiosos para las naciones involucradas. Pero ¿están dispuestos a negociar con el que tiene la sartén por el mango desde Miraflores? ¿Puede beneficiarse una Venezuela completamente quebrada pero con mucha potencialidad de negocios? La respuesta es obvia.

 

 

La idea que expuso Biden y que Blinken ha repetido es que buscan crear condiciones para desestimar la migración, y esto tiene todo el sentido. Si hay crecimiento económico real y sostenido, si existe posibilidad de desarrollo en los países no será tan estimulante enrumbarse en una caravana para cruzar la frontera sur de Estados Unidos, aunque sea un plan a largo plazo.

 

 

Pero en Venezuela el éxodo es ocasionado por un ambiente político opresor. Los venezolanos no solo huyen por motivos económicos. Por eso Biden habló de otra condición, la defensa de la democracia, además de tomar en cuenta la historia compartida con los tradicionales socios. ¿Se negará Andrés Manuel López Obrador a estas negociaciones en solidaridad con sus amigos? ¿Dejará a los mexicanos por fuera acompañando a los cubanos, los nicaragüenses y los venezolanos o pensará con cabeza fría?

 

 

Claro que Estados Unidos busca también con este plan contrarrestar el interés que ha despertado el dinero chino invertido en la región y hasta el ruso. Por supuesto que insiste en las negociaciones en el caso venezolano y en la “revisión” de las sanciones, porque en este país hay mucho donde invertir. Pero negociar con los actuales ocupantes de Miraflores no garantiza buenos dividendos. Ojalá que no pierdan eso de vista.

 

 

 

Editorial de El Nacional