TRES concejales de Ahora Madrid, la candidatura de la alcaldesa madrileña, Manuela Carmena, ya se han hecho famosos por haber publicado en las redes sociales mensajes de odio, amenaza o fanatismo. Pablo Soto, ahora responsable de participación ciudadana, propuso «torturar, matar o guillotinar» a Ruiz-Gallardón. Jorge García Castaño, concejal de Centro, no se quedó a la zaga: pidió «empalar a Toni Cantó». Y el comentario más deleznable de este campeonato de incitación a la violencia y al odio es el escrito por quien hoy tiene la desfachatez de ocupar el Área de Cultura, Guillermo Zapata, quien se mofó del holocausto judío, anunció que Rajoy iba a resucitar a Marta del Castillo y montó un chiste con el asesinato de las niñas de Alcácer y el atentado contra Irene Villa.

Madrid nunca ha estado representado en el gobierno municipal por personajes de esta catadura. Con este reparto, a Carmena le resultará imposible la tarea que se propuso de «seducir» a los que no votaron su candidatura y tienen «miedo» a sus políticas. Ni miedo, ni sorpresa, porque la historia ya ha demostrado en el pasado y en muchos países lo que son capaces de hacer los populismos nacidos de la crispación colectiva. Dijo el socialista Carmona que él iba a ser garantía de moderación del gobierno de Carmena. No han pasado ni veinticuatro horas desde la toma de posesión de la alcaldesa para que la realidad le desmienta, porque no es posible domar al tigre. La izquierda a la que ha apoyado el PSOE es extremista, antidemocrática y sectaria. La diferencia con otras etapas es que ahora, con el apoyo de los votos de los socialistas, los que piden la muerte de sus adversarios, hacen apologías filonazis y se burlan de jóvenes asesinadas o mutiladas, están en el poder municipal de Madrid. No basta con pedir el cese del concejal xenófobo. Quedan cuatro años menos un día de legislatura. Madrid merece representantes a la altura de la capital de España.

Fuente: ABC.es