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Default o no default: Un falso dilema

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Default o no default: Un falso dilema

Venezuela tiene en el mercado entre deuda soberana, república y Pdvsa, en bonos al portador que pagan capital e intereses, cerca de 86.000 MM $. Cada año hay que cancelar -in crescendo- unos 10.000 MM de dólares en capital e intereses, una cifra elevada al evaluarla con el flujo decreciente de renta del petróleo, ello explica el drenaje de reservas internacionales en BCV y «fondos», llevando a crisis terminal los controles de cambio y precios, hoy utilizados como marcas de control social. Es precisamente la caída de la renta petrolera y expansión sin límites del gasto público lo que trajo la hiperinflación, la escasez y a una fuerte contracción de la economía.

 

Todo ello generando un círculo vicioso que reproduce la irresponsabilidad fiscal al dársele la espalda a la realidad económica, pretendiendo -contra natura- domesticar los mercados con controles extremos con la falsa creencia que la escasez es consecuencia de una guerra económica y no de la crisis fiscal que ha arrastrado de Pdvsa al BCV una crisis de balanza de pagos terminal. Los controles de cambio y precios desarrollaron su fuerza institucional evitando que las crisis fiscales y de balanza de pagos fuesen purgadas por el aparato económico como suele ocurrir naturalmente sincerando precios con la vuelta del régimen de libertades económicas y reforzamiento de los derechos de propiedad y sin controles.

 

Al contrario, las medidas administrativas y de logística del gobierno exacerbaron los riesgos, los mercados entraron en alarma llevando a Venezuela a ser considerado uno de los países de mayor riesgo y probabilidad de una cesación de pagos, proceso que estaba ya ocurriendo con deuda no documentada, y pasivos en moneda dura de la república y de Pdvsa y que pide a gritos para recuperar la percepción de pagos la eliminación de los controles, el retorno de las libertades económicas, un ajuste en el gasto público que elimine la hiperinflación, una reforma monetaria que devuelva al BCV autonomía e independencia, solo para comenzar una vuelta al crecimiento. Solo así, la economía se beneficiará de una liquidez internacional distinta a la del petróleo. Una reversión de la renta del petróleo requiere de una espera de unos cuatro a seis años.

 

La eliminación del control de cambio, exige liberar precios, son urgencias económicas, no es la macroeconomía, el Estado obeso mórbido no reaccionará a medicamentos, sino a una gastroplastia inmediata que devuelva la confianza en la economía. El gobierno desobedeció la racionalidad de los mercados, los acordonó, impuso leyes y administración de controles y monopolios estatales pensando que la hiperinflación y la escasez cederían, en el límite trajo el racionamiento electrónico y control del contrabando cerrando fronteras, se volvió a equivocar; hiperinflación y escasez son derivadas de la administración centralizada de la economía; el espectro de un Estado fallido sin gobernabilidad ni Estado de derecho está en el horizonte, el gobierno no hacía nada por evitarlo.

 

El mensaje a los mercados era comprensible, el gobierno venezolano llevaba la equivocación a los extremos, el miedo se hizo presente y los indicadores de riesgo explotaron. En lugar de disciplinarse fiscalmente, se armó de un verbo político inconveniente, el gobierno olvidó que los mercados son el mecanismo institucional más lógico de una sociedad y economía libre. En los mercados se discute que el gobierno se acerca a medidas heroicas, en paralelo a Zimbawe, Argentina, sobre las probabilidades de un default, el gobierno busca aliados en la banca para crear confianza, pero los indicadores económicos e institucionales son terribles, en lugar de purgar los demonios financieros, el gobierno exacerbó los riesgos, las calificadores de riesgo nos enviaron al junk market (Muddys y Standard & Poors, la calificadora china Dragón), el gobierno no ha querido comprender que está equivocado.

 

Los indicadores no mienten, la contracción económica alcanza -8%- fines 2014; el BCV no publica a tiempo la data hiperinflacionaria, Min. Finanzas no publica la data del gasto público y el déficit fiscal, el BCV no le queda otra que acelerar la impresión de dinero, la pérdida del poder de compra del bolívar llega a los extremos, para este año en nueve meses el poder de compra del bolívar cae 33%, empresas extranjeras abandonan el país, crece el desempleo, escasean alimentos, medicamentos, partes automotrices, bienes esenciales, el comercio deprimido desde 2013 por la escasez de divisas, el gobierno se atrinchera, monopoliza la importación, mientras la hiperinflación se desborda, el gobierno con el monopolio de importar sube los precios, su caja se encoje. Deudas contingentes de Cadivi engrosan la crisis fiscal, Pdvsa busca estirar sus enormes pasivos pero esto afecta la producción de petróleo. Litigios internacionales amenazan con desbordarse. De todo eso, en el mundo se discute profusamente, Venezuela al borde del precipicio.

 

alexguerreroe@hotmail.com

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