Los verdaderos traidores

Posted on: marzo 19th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

Traidores a la patria son los integrantes del Régimen, que han destruido el país sembrando hambre y miseria.

 

 

 

El embajador Roy Chaderton, en consonancia con otros voceros del régimen a propósito de la eventual aplicación de la Carta Democrática Interamericana por la reiterada violación a prácticamente todo su contenido por parte del régimen, anticipándose a nuestra exclusión o pensando retirar a nuestro país de la OEA antes de que nos echen, ha expresado que Venezuela puede vivir sin la OEA. Extrapolando el argumento por ejemplo a las Naciones Unidas, en caso de que en ese organismo se tomaran decisiones y aplicaran eventuales sanciones ante la dramática situación venezolana, Chaderton podría decir también que podemos vivir sin la ONU. Y así sucesivamente. Como somos autosuficientes y no necesitamos a nadie, como somos «país-potencia», así bautizados por Chávez en uno de sus peores chistes crueles, podemos vivir aislados de la comunidad internacional, acompañados sólo de parásitos vocingleros como los regímenes de Cuba, Nicaragua, Ecuador y Bolivia adocenados en ese parapeto cómico e irrelevante denominado ALBA. Chaderton opina como si la autarquía de nuestro país, que importa con cada vez menos dólares más del 80% de todo cuanto consume y que ya no tiene ni cómo pagar la comida mínima que se necesita, a punto de depender de la piedad y caridad extranjeras, fuera tan sólida que pudiéramos existir fuera de la comunidad internacional o, algo peor y más estrafalario, contra ella. Lo más grave es que nuestra degradación no la están pagando los rufianes que nos gobiernan sino nuestros conciudadanos aquí adentro con su hambruna y privaciones y los venezolanos migrantes que son mal vistos y tratados como parias en la mayoría de los países adonde fueron a buscar la vida y el futuro que les robaron en su país.

 

 

 

Nuestra política internacional es pleitista, aislacionista, estúpida, hilarante y bochornosa. Cada declaración de la inefable cancillera, cuando no se convierte en chiste se constituye en argumento que se emplea contra el mismo gobierno. Repitiendo el coro oficialista, dice machaconamente que constituye injerencismo la aplicación de la Carta Democrática porque pretende que el régimen disfrute en el ámbito internacional de la misma prerrogativa de impunidad que de facto goza en nuestro país. ¿Puede considerarse injerencismo que se aplique en nuestro país nuestra propia ley? ¿No somos signatarios del tratado de creación de la OEA y de todos los instrumentos que integran su ordenamiento jurídico? ¿Está o no el gobierno incurso en casi todos los supuestos de violaciones a la democracia, a los derechos humanos y los derechos políticos consagrados en la legislación nacional e internacional de la cual somos suscritores? ¿No ha solicitado el régimen chavista la aplicación de ese instrumento a otros países de la OEA?

 

 

Quienes invocamos la aplicación de la Carta Democrática y la mediación internacional en el drama de Venezuela no somos traidores a la Patria, imputación que hace el régimen contra cualquiera que los denuncie más allá de nuestras fronteras. Traidores a la Patria son los bandoleros que nos gobiernan y han sepultado todo el país con su corrupción e ineptitud, que han cerrado todas las vías nacionales para solventar el conflicto y que pretenden hacerlo también con los recursos contemplados en los tratados y usos internacionales aplicables al caso.

 

 

Henry Ramos Allup

@hramosallup

 

Los 1.000 días de Leopoldo

Posted on: noviembre 13th, 2016 by Laura Espinoza No Comments

 
Sin Censura

Para que la unidad democrática se siente a dialogar con el gobierno este debe -además de solucionar el drama de la escasez de alimentos y medicinas- liberar a los presos políticos, permitir el retorno de los exiliados y dar paso a un verdadero sistema de justicia.

 

 

 

Mañana lunes 14 Leopoldo López cumple mil días de prisión en la cárcel militar de Ramo Verde, purgando una condena injusta que lo dignifica como preso de conciencia y escarnece una administración de justicia podrida que embarra a nuestro país ante el mundo. En una ejecución judicial que ha hecho fama universal por su ignominia, perpetrada por jueces y fiscales que no son administradores de justicia sino verdugos, reos de múltiples delitos y violadores sistemáticos de la Constitución, fue condenado por ilícitos imaginarios, sin pruebas, violando el principio constitucional de la defensa, en un proceso donde hasta el propio fiscal de la causa confesó tardíamente estar arrepentido de su fechoría y haber recibido órdenes de imputarlo aunque no existiera delito ni prueba alguna que lo incriminara. La ejecutora del proceso, activista política y militante del partido de gobierno, abogada sin ciencia ni ética de quien la sola mención de su nombre mancha el lodo, instrumento usado por el régimen para absolver corruptos y condenar inocentes, al cabo de sus disparos fue premiada como Defensora Pública Nacional en acto de supremo cinismo del régimen. Por asquerosidades como ésta, el tsj, cogollo del sistema judicial, es con todos los «méritos», la institución pública más desprestigiada y repudiada del país.

 

 

 

El 10 de septiembre de 2015, encarcelado desde hacía meses, Leopoldo fue condenado a 13 años, 9 meses, 1 días y 12 horas de prisión, y aunque la malhadada sentencia no lo establece expresamente, sus carceleros militares le aplican de facto penas accesorias a capricho: el encierro aislado en una celda de máxima seguridad y dimensiones mínimas; privación de libros y elementos para escribir y comunicarse; supresión de luz eléctrica desde las 7 de la noche; regimentación caprichosa de las visitas de su madre, esposa, hijos y defensores; requisas de hasta 10 veces por día; decomiso de alimentos y medicinas provenientes del exterior; vejámenes y ofensas verbales y pare de contar. Es posible que la mención de estas iniquidades, cuyo recuento él no ha solicitado ni como favor ni como muestra de solidaridad, empeore su ya pésima situación de preso político. Pero sea éste un mensaje solidario que le enviamos desde afuera sus compañeros de la unidad a quien ha sido un testimonio invencible de dignidad y templanza.

 

 

 

Aun cuando Leopoldo ha sido tratado con la peor saña, ahí están otros rehenes, compañeros con quienes guardamos compromiso de lucha, afecto y solidaridad: Antonio Ledezma y Manuel Rosales, con medida sustitutiva de arresto domiciliario; Daniel Ceballos, ruleteado entre cárceles políticas y comunes; los diputados Rosmit Mantilla (a quien se le niega intervención quirúrgica de emergencia), Renzo Prieto y Gilberto Sojo; Alejandro Zerpa (gravemente enfermo privado de todo tratamiento); Raúl Emilio Baduel y Alexander Tirado, por mencionar algunos de los 138 detenidos en las ergástulas del Sebin (Helicoide y Plaza Venezuela) y en cárceles para presos comunes como Tocuyito y San Juan de Los Morros.

 

 

 

El caso de los presos políticos, exiliados y el sistema de administración de justicia se halla entre los que hemos planteado como prioritarios en las mesas de trabajo para proceder al diálogo frente al gobierno, como le consta al grupo de mediadores. De su atención y solución, conjuntamente con los otros temas, dependerá la prosecución del evento.

 

 

 

@hramosallup

¿Cierran «El Nuevo País»?

Posted on: octubre 16th, 2016 by Laura Espinoza No Comments

 

 

 

Que PDVSA se haya convertido en un antro de corrupción, endeudamiento, ineficiencia e improductividad por el mal manejo de sus recursos no es culpa de la prensa nacional e internacional, cuyo deber es informar.

 

 

 

Acusado de ser burgués, derechista, imperialista, agente de la CIA, periódico de la MUD y en general de todas las estupideces conque el régimen usualmente anatematiza todo lo que le estorba, «El Nuevo País» afronta una nueva amenaza de ser cerrado simplemente por ser un diario que publica todo lo que un medio de comunicación independiente debe publicar sin reparar a quien afecta o beneficia la información. El propio Maduro, siempre ocupándose de lo que no debería y descuidando lo que requeriría ser atendido si se comportara como un verdadero Jefe de Estado, le dedicó una de sus aburridas cadenas para señalar que se trataba de un períodicucho o panfleto. Si tal fuese, ¿por qué le merecía semejante atención una nimiedad impresa? Simplemente se trató de una contradicción más de un individuo que suele primero hablar y después pensar.

 

 

 

En realidad «El Nuevo País» estorba al régimen porque es uno de los pocos medios, incluidos impresos y radioeléctricos, que el régimen no ha podido comprar traficando con el dinero de PDVSA, ni sobornar, ni amedrentar ni acallar. Que los tres Poleo comunicadores se hallen en el exilio poniendo en riesgo vida y patrimonio para seguir haciendo lo único que saben, lo único que han hecho durante toda la vida y lo único que quieren seguir haciendo porque es su decisión, es ya testimonio que releva de explicaciones adicionales. También estorba porque informa lo que el gobierno cree que dejaría de existir si no se publicara o que existe sólo porque se publica, pedestre razonamiento propio de la elementalidad de quienes ahora disponen de los destinos del país. “El Nuevo País» no vive del palangrismo que ataca o defiende, silencia o acusa a cambio de estipendio, ni de avisos publicitarios que reclamen fidelidades. Diseñado para vivir de la venta al pregón en un formato que no requiere de grandes volúmenes de insumos por su modesto número de páginas de altísimo tiraje, se ha convertido quizá en el impreso más influyente por el impacto de sus titulares, las notas diarias del editor, las informaciones precisas y sobre todo por la amplitud para dar espacio sin alcabalas a la opinión de todas las tendencias. En «El Nuevo País» no hay censura adentro ni censura afuera ni su contenido responde al interés personal del dueño. Me consta que lo que se publica, muchas veces no coincide con la opinión del editor y ello es precisamente garantía para quien se expresa a través de sus páginas y para los lectores.

 

 

 

¿Por qué la guerra contra «El Nuevo País»? Simplemente por haber publicado un informe de la mundialmente famosa y acreditada calificadora financiera «Bloomberg» sobre la trágica situación de PDVSA, que por cierto había sido publicado en otros importantes diarios norteamericanos y europeos. Costumbre del gobierno y sus personajes emblemáticos que demandan medios nacionales y logran inusuales represalias judiciales cuando reproducen informaciones incómodas que circulan internacionalmente, como se recuerda con los litigios incoados por Diosdado Cabello y Hugo Carvajal.

 

 

 

El frío no está en las cobijas. Ni «Bloomberg», ni «ABC» de España ni «El Nuevo País» ni el mundo financiero internacional tienen la culpa de que PDVSA haya sido convertida en un pudridero de corrupción, tráficos vergonzantes, endeudamiento, ineficiencia e improductividad por el mal manejo y especialmente por las fechorías impunes desde Rafael Ramírez hasta hoy. No son calumnias ni denuncias infundadas sino el mero hacer de saqueadores que mantienen su impunidad porque saben demasiado.

 

 

Henry Ramos Allup

@hramosallup

El acto unitario del 26S

Posted on: octubre 2nd, 2016 by Laura Espinoza No Comments

 

El presidente de la Asamblea Nacional Henry Ramos Allup señala que en el acto del 26 de septiembre privó el mensaje de unidad -con objetivos claros y definidos- que la mayoría del pueblo venezolano requiere de sus políticos.

 

 

La importancia e impacto de un acto político ante la opinión pública puede manifestarse por la cantidad de personas que concurra, por la mayor o menor espectacularidad de la puesta en escena, por el contenido de los mensajes y anuncios que se transmitan e incluso por la discursiva de los intervinientes. Resumida así en pocas palabras la, digamos, teatralidad que exige la importancia de ciertos eventos políticos, no se logra sólo atendiendo las recomendaciones del librito. Lo demostró el magnífico acto unitario promovido por la MUD el pasado 26S, de modestas dimensiones en todo sentido pero con un impacto de tal naturaleza que obligó al régimen a una de sus consabidas e inútiles cadenas para ocultar lo que de todas maneras se hizo comunicaclonalmente viral: el anuncio de que, interpretando el sentir de algo así como el 80% de los ciudadanos, pasando por encima de las trampas del régimen tendidas por los organismos públicos que lo sostienen precariamente en el poder, decidimos unánimemente recabar las voluntades necesarias para promover este mismo año el referendo revocatorio del peor presidente que haya padecido nuestro país en su vida republicana.

 

 

 

Antes del anuncio del 26S se produjo una polémica entre quienes, por una parte y con presumible buena fe, opinaban que ir a recabar el 20% de voluntades en condiciones violatorias de la Constitución significaba convalidar esas violaciones e ir advertidamente a un matadero y que, por tanto, no se podía participar en esas circunstancias, y de la otra quienes creíamos y creemos que no obstante todo ello hay que concurrir para derrotar la ínconstitucíonalidad recurrente del régimen, recuperar el derecho ciudadano de decidir su propio destino, conscientes de que lo único que mata cualquier posibilidad es el forfeit. De la abstención como recurso inútil ya tenemos la experiencia del 2005, decidida más con las emociones que con la cabeza.

 

 

 

No puede decirse que después de un proceso de discusiones y consultas se «impuso» la tesis participacionista sobre la abstencionista, sino que al final, sopesando los pro y los contra de ambas, todos llegamos a la misma conclusión y todos decidimos asumir el riesgo que supone esa decisión.

 

 

 

Como no hay mal que por bien no venga, el proceso sirvió también, una vez más, para hacerle oposición a la oposición en una muy bienvenida dinámica fructuosa,

 

 

 

 

independientemente de las intenciones que la animaran, porque de ahí sacamos enseñanzas: las críticas sirven para demostrar cuándo tenemos la razón y cuándo no la tenemos.

 

 

 

La lista de intervinientes del 26S, previamente discutida y examinada, incluyó algunos cuyos discursos presagiaban tormentas y por eso no faltaron recomendaciones cautelares para que no ocuparan la tribuna. También ahí privó la sensatez, hablaron todos los que debían y todos los discursos fueron densos y transmitieron, cada uno con su propia tonalidad y estilo, el mensaje de unidad de intenciones y objetivos que con mucha razón nos exige el país.

 

 

 

¿Que la decisión de participar «así» en el proceso supone un gran riesgo? ¿Que si sale mal o de manera distinta a como lo prevemos rodarán nuestras cabezas cercenadas por el hacha del «se los dijimos»? Puede ser. Si los resultados son malos los responsables somos quienes tomamos la decisión y si salen bien la victoria es de todos, incluidos nuestros críticos. Asumir riesgos es inevitable para quienes conducen en tiempos de borrasca.

 

 

 

@hramosallup

Revolución, bayonetas y votos

Posted on: septiembre 18th, 2016 by Laura Espinoza No Comments

Sin Censura

 

 

El análisis que el presidente de la Asamblea Nacional hace de las revoluciones evidencia que todas, sin excepción, han sido una estafa, porque alimentó las esperanzas de los pueblos pero no resolvió los problemas sociales.

 

 

 

Napoleón Bonaparte decía que «la revolución es una idea que ha encontrado bayonetas» y, ciertamente, tratándose de la francesa de 1789, la rusa de 1917 y finalmente la china de 1945, la revolución que era fundamentalmente ideas y programas pero también praxis con indudable calado popular, tenía que triunfar sobre regímenes fuertemente asentados. Para eso necesitaba bayonetas, no votos. Daba por sentado contar con apoyo popular por el repudio que generaba el régimen contra el cual luchaba, y ese respaldo se comprobaría con los votos que se contarían después. Primero vencer y después convencer. Pero luego de que las revoluciones triunfaron, no se preocuparon de contar los votos porque presumían tenerlos (más bien consideraron que contarlos era un estorbo prescindible) y por eso continuaron con las bayonetas para instaurar su propio dominio más ineficaz y ladrón que su predecesor. Pero siempre llega el momento en que las bayonetas deciden hacer las cosas por su cuenta, sin socios ni tutelas, sin pagar el costo de lo que compartieron, y ponen una de ellas para que acabe con el desorden, administre algo mejor y robe discretamente. Exactamente hasta ahí llega la revolución, momento cuando ella se torna en el nuevo peor enemigo de las bayonetas. Definitivamente, ni las revoluciones ni quienes las acaban de facto necesitan ideas ni votos, sólo bayonetas. Entiéndase: las bayonetas no necesitan votos, en cambio muchas veces, no siempre, los votos necesitan bayonetas.

 

 

 

Todas las revoluciones son paradojales, constructivistas y prometientes. Ofrecen destruir el mundo anterior y crear uno mejor que el que destruyen, pero acaban reproduciéndolo al calco, agravando y exacerbando con nuevos protagonistas los vicios y corruptelas que juraban erradicar. Cada revolución crea su propia aristocracia, una clase impenetrable de nuevos privilegiados. El hombre nuevo es simplemente un pelele integrante de una masa de anónimos idénticos. Sometido por su dependencia material y espiritual, no ha sido hecho para pensar sino para actuar y constituye abúlicamente el piso de la revolución.

 

 

Las revoluciones son elípticas: arrancan de la nada, ascienden hasta el cénit, luego pierden su potencia y caen en picada hasta estrellarse. Todas terminan en el punto de partida. La francesa terminó restaurando la monarquía que en sus inicios había prometido destruir. La rusa acabó reimplantando un sistema económico explotador como el de los zares y un despotismo peor. La china terminó zambullida en lo mejor y lo peor del capitalismo, con un sistema políticamente más hermético que el régimen mandarín, pero dando de comer a los millones a quienes la revolución continuaba matando de hambre como en lo peor de su época feudal. Las revoluciones a veces se hacen de arriba hacia abajo y a veces de abajo hacia arriba y siempre se desploman en el mismo sentido, pero siempre enriquecen a quienes las dirigen desde arriba y empobrecen a quienes la sostienen y sufren desde abajo. Los de arriba entran pobres y salen ricos de la revolución y los de abajo entran pobres y salen mucho peor, paupérrimos, maltrechos y decepcionados de lo que estaban antes de ella.

 

 

 

Todas las revoluciones son charlatanas, embusteras, ineficaces y ladronas, un delito agravado y continuado porque hacen víctima a toda la sociedad, una enorme hipocresía, un cinismo constante, una estafa colectiva perpetrada bajo la esperanza de redención, la fementida promesa del paraíso que se alcanzaría después de cruzar el infierno. Todas son un fracaso.

 

 
@hramosallup‎

Aquellos enfermos que nos gobernaron

Posted on: agosto 21st, 2016 by Laura Espinoza No Comments

 

Sin Censura

Cuando una psicopatología afecta al Presidente de la República no solo perjudica su desempeño en las funciones de Gobierno sino las relaciones internacionales. Y lo que es peor afecta dramáticamente la vida de los ciudadanos, quienes se convierten en víctimas de la enfermedad del gobernante, como señala en su análisis Henry Ramos Allup.

 

 

 

Sería verdaderamente injusto cargar a la exclusiva cuenta del hijo devoto y heredero fallido, especie de síndico de la quiebra, la miseria arrojada sobre la Nación por el padre psicópata que además de despilfarrar y permitir el saqueo de la más descomunal riqueza que país alguno hubiese tenido jamás, lo dejó destruido, hambriento, enfermo, dividido y desesperanzado. Pero sería también injusto atribuir la perseverancia en la calamidad únicamente a influencias de ultratumba o a la sola devoción del hijo por el padre ruin, cuando en realidad es la consecuencia de su cobardía enfermiza. Vamos, que como Maduro no manda ni en casa, en las contadas oportunidades que ha intentado corregir algo para medio parapetear la tragedia nacional tutelada por el fetiche sepultado en el Museo Militar, alguno o alguna, de buena o mala fe, le estruja que no se puede corregir ni en una pizca lo que dejó el comandante eterno, que los sacrosantos principios de esa birria que es la revolución chavista hay que mantenerlos así muera de hambre la totalidad del país y que no se puede admitir que nada ande mal ni tampoco que alguno de los inocultables problemas que padecemos sea consecuencia de la conducta patológica del ilustre muerto ni del modelo que a su imagen y semejanza impuso para que perdurase hasta el final de los tiempos.

 

 

 

He mencionado las palabras «cobardía» y «patología» y no es por cargar las tintas a uno y a otro canalla. No. Cobarde es Maduro por no atreverse a corregir aunque sea un poquitín la plasta, que en sus manos está hacerlo y no lo hace. Y cuando digo patología es para referirme a la parte de la medicina que estudia las enfermedades, incluidas las mentales que son peligrosísimas porque no se ven pero causan estragos. Las neurosis, taras, fobias, manías, complejos, esquizofrenias, paranoias y similares son tan enfermedades como cualesquiera otras, generalmente son más difíciles de sanar y por lo general nunca se curan sino que se agravan. Si de enfermedades mentales se trata, depende quién sea el enfermo. Si es persona cualquiera el problema es meramente individual y familiar. Pero si el aquejado es el Presidente de la República la vaina es grave porque además del enfermo que ni cuenta se da (generalmente los dementes no saben que son dementes aunque actúen como tales) las víctimas de la enfermedad terminan siendo todos los habitantes del país.

 

 

 

Tampoco creamos que hayamos sido el único país que cayó en las desaforadas manos de un enfermo mental. No. Que ni en las desgracias este chiquero con aspiración de ser revolución es original. Releo un conocido libro titulado Aquellos enfermos que nos gobernaron (Pierre Acocce y Pierre Rentchinick. Plaza y Janés Editores. Barcelona, 1977), donde se narran las patologías de 28 gobernantes, entre ellos Hitler, Mussolini, Stalin y Mao, y las consecuencias que sus personalidades psicopáticas acarrearon a sus naciones y al mundo. En casos, los estragos continuaron después de su existencia física porque se les siguió temiendo después de muertos. En otros, las consecuencias perduraron porque quienes los sucedieron en el poder no corrigieron nada, unos por cobardes y otros para aprovecharse de la situación sin ser acusados de producirla.

 

 

 

Sugiero para el futuro que entre las exigencias para ejercer funciones públicas se requiera a los aspirantes la aprobación de un examen psiquiátrico fiable y del correspondiente electroencefalograma.

 

 

 

@hramosallup

Copresidencia

Posted on: agosto 7th, 2016 by Laura Espinoza No Comments

 
Sin Censura

 

 

El presidente de la Asamblea Nacional Henry Ramos Allup afirma que los militares deben cumplir el mandato que les confiere la Constitución y no asumir las competencias del poder civil, pues expertos advierten que la militarización no resolvió la crisis alimentaria.

 

 

 

Por supuesto que en el reino de la absurdidad a que este gobierno nos ha conducido, donde campean la ineficiencia, la corrupción y el narcotráfico impunes y donde es regla no escrita pero axioma práctico estar signado con estos estigmas para poder jefear en el régimen, se puede producir todo, hasta lo que creemos imposible. Hago este breve comentario para que se comprenda cómo el chavomadurísmo, en su irreversible etapa terminal, es capaz de infringir sus propias reglas, que son las reglas de todos los regímenes de sus características, con tal de mantenerse en el poder. Esfuerzo inútil.

 

 

 

Una de las infracciones más graves del régimen y de quien lo preside ha sido la de compartir el ejercicio del poder supremo y total y desprenderse del rol de «jefe único» para dividirlo con quien, a ojos vista, es uno de los dos soportes, en las chiquiticas el más decisivo e importante, que lo mantienen tambaleante y dependiente en la jefatura aparente. Al final, el pez más grande se comerá al chico y en el negocio entre el socio armado y el que habla pendejadas todos saben quién pone las reglas, aunque eso no importe por ahora al concedente puesto que sólo se trata no de ser el jefe sino de aparecer como tal y conservar aunque sea un pedacito de poder. Dice que peor es nada.

 

 

 

Con las concesiones comprensibles aunque no justificables que ha hecho Maduro al sector militar (los negocios del petróleo y el gas, la minería, la distribución de alimentos y la impunidad total en señalados casos de narcotráfico y corrupción) el ministro de la defensa se ha convertido en un verdadero copresidente, y todo esto después de haber dicho que los militares tenían que regresar a sus cuarteles. Y a la triste desangelada que preside el tsj (la otra muleta del tullido Maduro) la deja ahí donde está, en el plan servil y desairado que le viene al pelo, que la menguada no tiene nada que le permita mandar nada sino que está para que la usen.

 

 

 

Leo el reportaje de Edgard López en «El Nacional» del pasado lunes 1° de agosto, del que reproduzco algunos fragmentos: “La militarización no ha resuelto la crisis alimentaria». «Expertos destacan que los militares no están preparados para dirigir políticas públicas en materia de alimentación y han fracasado en el intento de acabar con la escasez». Rueda el reportaje de López para destacar la hipermilitarización del gobierno (mucho más allá del área de alimentos) en el que los militares son los que realmente mandan, y registra los informes de la Asociación Civil Convite, que luego de revisar todas las gacetas oficiales (207) entre julio de 2014 y julio de 2015 indica que fueron designados 105 militares para “altos cargos públicos”.

 

 

Por eso digo a mis amigos de buena fe que me recomiendan no generalizar cuando hablo del tema militar, que es imposible eludir la generalización y que cuando digo «los militares» como totalidad es porque todos son responsables unos por acción, otros por omisión y la mayoría por silencio. El fracaso del gobierno también es el fracaso de los militares en el gobierno. No decirlo así, tal cual es, constituye una reverenda hipocresía. ¿Qué llegado el nuevo gobierno democrático electo por voluntad popular habrá que entenderse con los militares? Seguramente. Pero ese entendimiento es para que cumplan con el rol que les asigna la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV), no para que sustituyan el poder civil, tampoco para que se entrometan en temas que ni conocen ni les competen. Ni más un menos.

 

 

 

@hramosallup

24 de Julio de 2016

Posted on: julio 24th, 2016 by Laura Espinoza No Comments

La fecha del natalicio del Libertador es la misma seleccionada como Día del Ejército y quien, institución o persona, escoge como fecha aniversario una de tanta significación y trascendencia como ésta, al menos queda obligado a merecerla y a no deshonrarla. Siendo tradición que no se debe criticar a nadie en la fecha de su natalicio o de su defunción, paso de largo en lo que podría ser un escrito extensísimo porque mi editor me tiene confinado a 3500 caracteres y sólo de vez en cuando me permite sobrepasar el lindero. Diré, apenas, que sería bueno que el ejército y los demás componentes de la fuerza armada nacional que establece la Constitución (dejo por fuera contingentes inconstitucionales como la reserva y la milicia), reflexionaran en esta fecha tan cara a la nacionalidad, si están cumpliendo y honrando cabalmente las funciones establecidas en la Carta Fundamental, si con sus conductas no están excediéndose y traspasando su campo de actuación y algo mucho más grave, si han cometido, tolerado o silenciado delitos imprescriptibles contra la Patria, los derechos humanos o contra el patrimonio público. Estas reflexiones cobran por estos días importancia capital dado que el Presidente de la República prácticamente le ha entregado a la fuerza armada nacional el gobierno del país.

 

 
Por estos mismos días, el país continúa atrapado en una dinámica que lo arrastra cada vez a males mayores. No hay un solo aspecto de la vida cotidiana en que el venezolano común pueda decir que sus penurias al menos se han estancado en un nivel en el que ya no se puede empeorar. No. Lo que depende de un gobierno como éste de estatismo hipertrofiado lo abarca todo y por eso todo marcha mal y todo puede empeorar. Lamentablemente es así, aunque esto podría cambiar para bien si el gobierno rectificara, pero como continúa aferrado a dogmas absurdos que están matando de incontables penurias a los venezolanos y no rectifica, la solución es cambiar al gobierno de la única forma posible para no caer en algo peor; por ello debe hacerse mediante la fórmula que hemos planteado de revocarlo de manera constitucional, electoral y pacífica.

 

 
En realidad, el gobierno no sólo ha convertido al país en una enorme víctima sino que a su vez se ha victimado a sí mismo cuando prefiere mantenerse en el poder sin rectificar nada aunque tenga que llevarse a todo el mundo por delante. Son casi 18 años y nada. ¿Qué la cosa sería distinta si Chávez viviera? Completamente falso. La actual desgracia no cayó como un infortunio del destino ni llegó con Maduro por mucho que la haya empeorado por no rectificar y además porque su mal progenitor lo dejó limpio y debiendo. Si Chávez estuviera vivo la situación sería más dramática. Las mismas características psicopatológicas del personaje (mesianismo, egotismo, caudillismo, autoritarismo, militarismo, iluminismo, unipersonalismo, fobias, taras, manías, complejos, carencias afectivas, etc.), que no resolvió ninguno de los males del pasado y generó otros que no habíamos padecido, no obstante que contó con ingresos a reventar, habrían hecho de la actual tragedia algo mucho peor. Tuvo la suerte de morir antes de que el país le facturara en vida sus fechorías, pero dejó ahí la desgraciada herencia que sus causahabientes recibieron a regañadientes, obligados a elogiarla en público y conservando el comprensible derecho de maldecirla en privado. Flores en la tumba hay…sólo por ahora.

 

 

Henry Ramos Allup

 

Otro disparate de Maduro

Posted on: mayo 15th, 2016 by Laura Espinoza No Comments

 

 

Sin Censura

 

 

Cuando el país está a punto de un estallido social por la crítica escasez de alimentos y medicinas, al Gobierno solo se le ocurre «desaplicar la Constitución» para contener la furia de un pueblo desesperado por llevar algo de comida a su familia.

 

 

 

La moción de censura aprobada por la AN al ministro Marco Torres por su nefasta gestión al frente del ministerio de la alimentación y por la crisis alimentaria, fue desconocida por Maduro, como se esperaba. Antes de comentar la vía torpe que escogió para su desafuero, contrariando todas las recomendaciones de sus onerosos abogados, señalamos que la materia relacionada con la producción, importación y distribución de alimentos desde Chávez hasta aquí, ha sido un descomunal fracaso dirigido por 7 militares: general Rafael Oropeza, coronel Félix Osario, general Carlos Osorio, general Hebert García Plaza, coronel Iván Bello, mayor general Giuseppe Yoffreda Yorio y general Rodolfo Marco Torres, y una funcionaría civil, Erika Farías, designada y luego removida por el propio Chávez por razones que en este limitado espacio no voy a comentar.

 

 

 

Los organismos participantes en la cadena sin fin de corruptelas, escándalos, toneladas de alimentos podridos aparecidos en sitios diversos y otros ocultados e incinerados bajo fuerte custodia militar en establecimientos militares, tráfico de influencias, extorsiones y lo que a usted se le ocurra, fueron, hasta donde alcanza la memoria, Cadivi, Cencoex, Corpovex, Pdval (afamada como «pudreval»), Agropatria, Bariven, Casa, CVG Internacional, Suvinca, Vexinca, Mercados Bicentenario, Mercales, Mercalitos, etcétera. Palabrejas como seguridad y soberanía alimentaria, misión alimentación y estupideces como los gallineros verticales, los huertos zamoranos, los sembradíos en platabandas y perolas, huertos en márgenes de carreteras, ruta de la empanada, areperas socialistas y demás ocurrencias del supremo bocón, constituyeron el complemento del fracaso. La escasez, el bachaqueo, las colas y los precios son la prueba y el resultado de esta política nefasta.

 

 

 

Maduro respondió a la moción diciendo que «a su ministro no lo remueve nadie», y como medio de concreción de su alarde emitió el pasado 2 de mayo el decreto 2309, norma de rango sublegal, en el que plantea: 1) Desaplicar nada menos que la Constitución, vía ésta a la cual nunca se atrevió ninguno de los dictadores que ha padecido nuestro país, y 2) La posibilidad de promover ante su bufete particular, la embarrada y desacreditada sala constitucional del tsj, un recurso de controversia constitucional para dirimir en este caso la discrepancia entre el Poder Legislativo Nacional y su régimen. Pero sucede que aquí no hay controversia alguna que resolver porque, según ordena el artículo 187 de la Constitución, la AN tiene la facultad de emitir votos de censura al Vicepresidente y a los ministros sin que ningún otro órgano del poder público pueda revisar esa decisión, que una vez emitida produce inmediatamente la destitución del funcionario sancionado.

 

 

 

El recurso de controversia sólo procede cuando respecto de un acto determinado haya competencias coincidentes y criterios discrepantes respecto de ellas entre más de un órgano del poder público. Si la AN no puede promover semejante recurso cuando el presidente nombra al vicepresidente o sus ministros porque ello es de su estricta competencia, el presidente tampoco puede hacerlo cuando la AN en ejercicio de su facultad exclusiva emita moción de censura contra el vicepresidente o los ministros. Ya todas las embajadas acreditadas en el país saben de la censura a Marco Torres y de sus consecuencias, y seguramente lo informarán a las empresas de sus países.

 

 

 

@hramosallup

 

 

Demasiado asustados, demasiado peligrosos

Posted on: mayo 1st, 2016 by Laura Espinoza No Comments

Cuidado si con el firmazo no se nos pasó la mano por la sobredosis de culillo que sin proponérnoslo le inoculamos al régimen. Apenas ocho horas de un día fueron suficientes para recoger no las 190 mil firmas exigidas atrabiliariamente por el CNE en el primero de los obstáculos colocados para hacernos imposible el ejercicio del derecho constitucional de revocar el régimen más corrupto e ineficiente de nuestra historia, sino una cifra cercana al millón. Ocho horas apenas. Pocos días antes, Maduro le había ordenado a las cuatro obsequiosas comadres del organismo electoral que aflojaran la tensiones injustificables y entregaran las planillas que sin razón negaban a los solicitantes. Maduro ni siquiera sospechó el reventón de la arrechera acumulada por la gente que salió en tropel a firmar, incluyendo a militares con uniforme a quienes las padrinadas les saben a miasma y a los funcionarios públicos a quienes les resbalaron las amenazas de despido. Simple preludio de lo que viene después. Debe decirse además que el firmazo no tuvo una organización demasiado esmerada ni propaganda intensiva sino el vuelo de la espontaneidad y hasta el efecto impensado de servir de válvula momentánea de escape que evitó, al menos ese día, los disturbios y saqueos que ya se riegan como pólvora a lo largo y ancho del país.

 

 
La misma noche del firmazo, para calibrar los efectos y alcances del impacto, hubo reunión de emergencia del alto gobierno, los cabecillas de las cuatro facciones del psuv y el harto mando militar. Como suele ocurrir en todas las derrotas, se produjeron las inculpaciones, atisbos de deserciones y “cuides” porque ya es demasiado fuerte y persistente el tufo del juicio final. Quizás lo más preocupante fue la advertencia del harto mando (uno de los dos parapetos que sostienen la precariedad del régimen) al señalar que los militares no asumirían el costo de la represión contra el pueblo en caso de estallidos, reventones o disturbios por saqueos y mucho menos en manifestaciones políticas, porque para eso estaban los colectivos armados y los grupos paramilitares equipados y entrenados por los cubanos para esos menesteres. Sépase, aunque resulte difícil de creer, que este mismo recado lo llevaron ante el denostado imperio militares activos de alto rango en plan de compatriotas cooperantes oficialmente enviados por alguien. Todo se sabe.

 

 
Por cierto que el tema de los núcleos armados y entrenados por los cubanos para reprimir, como el respeto a la separación de poderes y la despartidización del poder judicial venezolano eran asuntos que plantearía Obama en su reunión con Raúl Castro, en tanto que éste abordaría lo del decreto del gobierno norteamericano sobre Venezuela. Ninguno de esos asuntos fue tratado ni por el uno ni por el otro, prueba redundante de que somos una pieza negociable de importancia marginal en las relaciones cubano-norteamericanas, y si alguna utilidad tememos es como mero instrumento de transacciones en esos arreglos en que las partes se hacen recíprocas concesiones.

 

 
Ahora a prepararnos para validar las firmas con las captahuellas en los lugares y dentro de los lapsos que fije la oficina electoral del gobierno, y después recoger 4 millones mas de firmas, validarlas y presionar para que las comadres permitan que el pueblo revoque a este régimen este mismo año.

 

 

Henry Ramos Allup