#Opinión: Era un golpe… ¡por los clavos de Cristo! por Clodovaldo Hernández

Posted on: febrero 15th, 2015 by Super Confirmado 1 Comment

Con los movimientos insurrecionales, complots, conspiraciones, golpes de Estado o como quiera que se les denomine ocurre algo muy curioso: antes de que ocurran, los gobernantes que van a ser víctimas se niegan a admitir que existan; una vez que ocurren o que son descubiertos y abortados, quienes se niegan a aceptar que existieron son los opositores.

 

A fin de cuentas, un golpe de Estado termina siendo una cuestión parecida a la fe religiosa: el que decide creer cree aunque no le presenten una prueba; el que decide no creer no cree ni que se le aparezca el propio Cristo y le muestre las heridas de la crucifixión.

 

Nuestra historia está cargada de episodios así, en los que quienes no creían tuvieron que creer por la fuerza de los hechos. No nos remontemos a épocas demasiado remotas, como cuando los generales orientales de la Independencia se le alzaron al doctor Vargas porque no tenía un par de charreteras y tuvo que salir Páez (que sí las tenía) a poner de nuevo al médico en su cargo. Tampoco hablemos de cuando el presunto padre de la democracia, Rómulo Betancourt, le arrebató el poder a un general (gomecista, pero buena gente) de la mano de unos jóvenes y ambiciosos militares, entre ellos un tal Pérez Jiménez. Acerquémonos más en la historia y rememoremos cómo fue que Carlos Andrés Pérez no quiso creer en la asonada del 4 de febrero hasta que le silbaron los tiros en la calva y no tuvo más remedio que gritarle al jefe de su Casa Militar (según un genial libretista de Radio Rochela y la no menos genial interpretación de Cayito Aponte): «¡Corre tú, Carratú, que después corro yo!».

 

También podemos recordar lo que le pasó a Hugo Chávez, a pesar de su probada experiencia conspirativa y aunque algunos dicen que todos sus movimientos de abril de 2002 estaban fríamente calculados. El comandante, por solo mencionar uno de sus excesos de confianza en los amigotes (lo digo, en este caso por lo gordo), siguió creyendo que el general Rosendo era un revolucionario de peso completo hasta la tarde del 11 cuando comprendió que el tipo comía hacía rato en el plato del enemigo.

 

En el caso del 11A la controversia sobre si fue o no fue o qué fue se prolongará eternamente, entre otras razones por la fértil imaginación y amplios recursos poéticos de los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, que convirtieron el festín de Carmona en un vacío de poder, y a los gorilas de cartón piedra que estuvieron en la comparsa los trastocaron en generales preñados de buenas intenciones.

 

Hoy estamos frente a un nuevo episodio de nuestra azarosa vida cívico-militar. Según lo ha contado el propio presidente Nicolás Maduro, luego de un primer movimiento extraño en 2014, tanto el alto mando como él mismo desestimaron las andanzas de un grupo de oficiales y hasta «mandaron al líder para su casa». Obviamente, no creyeron que fuese una cosa seria o tal vez prefirieron seguir pensando que toda la Fuerza Armada es bolivariana, revolucionaria, antiimperialista y profundamente chavista, tal como lo proclaman, tapizados de condecoraciones, los oficiales que comandan los desfiles y las paradas. Ahora, cuando el gobierno ha informado que desmontó un intento de golpe, con bombardeo aéreo y todo, está ocurriendo lo de siempre: quienes quieren creer creen, cierran filas y exigen que, como cruel castigo, a Julio Borges lo encierren en la misma celda donde está Leopoldo López. En tanto, la gente que no quiere creer no ha creído y no va a creer -ya ustedes saben- ni que les muestren los clavos con el ADN de Cristo.

 

 

 

clodoher@yahoo.com

El sagrado derecho a comprar caro

Posted on: enero 5th, 2014 by lina No Comments

Parece algo humorístico, pero la verdad es que no son pocos los que quedan desconcertados si llegan a la tienda y lo que quieren comprar no vale cantidades obscenas de plata

 

Esta Navidad cierta gente sufrió desorientación al tratar de elegir los artefactos del hogar y productos electrónicos que necesitaba o creyó necesitar. La razón de su desorientación es que el rrrrégimen le alteró la que era su referencia más socorrida: el alto precio.

 

Parece algo humorístico, pero la verdad es que no son pocos los que quedan desconcertados si llegan a la tienda y lo que quieren comprar no vale cantidades obscenas de plata.

 

Tienen la costumbre de comparar precios para quedarse con los más costoso, bajo la convicción de que es, por antonomasia, lo mejor. Por eso se preguntan muy angustiados: «¿cómo diablos voy a creer que este producto es bueno si no me lo venden carísimo?».

 

Esta deformación afecta principalmente a esas personas de la clase media que van a los centros comerciales a comprar mercancías, pero más que eso quieren comprar estatus. Por ejemplo, ¿qué podía hacer esta temporada decembrina un señor de Los Chaguaramos, asalariado y alquilado, para sentirse igual a uno de La Lagunita, negociante y propietario?

 

Bueno, aparte de votar por Antonio Ledezma, lo único que tenía un efecto igualador, ahí más o menos, era pagar 50 mil bolívares por un celular. Bien visto, es un gesto mágico, pues si no logra equiparar a un individuo de la clase media con los verdaderos ricos, al menos le permite sentirse diferente a los pobres. Algo es algo.

 

Podría pensarse que es un problema de estupidez individual, pero en realidad es una evidencia más del proceso de adoctrinamiento pertinaz e incesante al que hemos sido sometidos desde tiempos inmemoriales.

 

La industria cultural capitalista se ha encargado de convencernos de que hay una conexión directa entre el valor de las cosas que podemos comprar y nuestro propio valor como seres humanos. En consecuencia, cuando compramos bienes caros, nos estamos valorando positivamente; y cuando compramos barato, nos estamos menospreciando.

 

Cierta cuña revelaba de un modo muy palmario este megaconcepto, esta idea-fuerza de la publicidad: una bella chica decía que compraba cierto cosmético de alto precio, «porque yo lo valgo». En rigor, las piezas publicitarias de casi todos los bienes y servicios imaginables transmiten la misma idea, solo que aquella, excepcionalmente, lo decía en forma expresa.

 

Estas operaciones de manipulación han encontrado un terreno particularmente fértil en la perniciosa tendencia al consumismo de nuestra sociedad. En los míticos tiempos de la bonanza de los 70, se permitía comprar barato, siempre que fuera en Miami y por docenas.

 

Ahora, en plena revolución, han engendrado una pequeña burguesía dilapidadora que protesta porque quieren quitarle su sagrado derecho a comprar caro su propio estatus.

 Clodovaldo Hernández

Los embajadores de la antipatria

Posted on: mayo 10th, 2013 by Super Confirmado 1 Comment

Los Excelentísimos Embajadores-sin-Embajada (EE-sin-E) andan como pez en el agua con esto de ir a denunciar al rrrrégimen ante sus bien amadas instancias internacionales. Las apretadas agendas de encuentros -ora en Washington, ora en Tel Aviv-, les hacen recordar los buenos tiempos en que se pasaban la vida quejándose del jet lag y preocupados por si había que hacer maleta de invierno o de primavera.

 

Sus excelencias han vuelto a lo que tanto les gusta: codearse con gente influyente en toda la bolita del mundo. No importa que algunos de los altos funcionarios que los reciben aparezcan en la foto con cara de «¿quién diablos será este tipo?». Lo cierto es que están desarrollando una ofensiva diplomática y tal. Hoy hablan con algún nefasto pero necesario burócrata del Departamento de Estado; mañana van a un cóctel con celebridades menores de la derecha mundial; y pasado mañana contactan a alguna criatura non sancta, de esas que proporcionan dinerillo percudido, pero que se purifica si la causa es justa. «Qué delicia, ¿para dónde cogemos el próximo vuelo?», preguntan los plenipotenciarios del Servicio Exterior a la sombra.

 

Lo único malo para los EE-sin-E es que hay mucho asomao metiéndose en la Misión Antipatria: Como la viajadera genera cierta notoriedad, se están coleando los pescueceadores de siempre, empezando por el hábil aeronauta Antonio Ledezma. «¿Me viste por CNN?», preguntan muy orondos al llegar a Maiquetía.

 

Los EE-sin-E critican -sotto voce, como saben hacerlo los diplomáticos de carrera- que en lugar de dejarles la tarea a expertos con impresionantes credenciales diplomáticas, le estén entregando la responsabilidad de las giras internacionales a ignaros en ceremonial y protocolo. «Hasta Ismael García anda eso… ¡por más que sea, da pena!», comenta un EE-sin-E que está a la espera de un chancecito para ir a alguna gran ciudad a hablar -en inglés, francés, italiano, papiamento o cuti- grandes cantidades de gamelote acerca del castro-chavismo-madurismo.

 

A este Excelentísimo no le parece mal que a las citas planetarias vaya gente de alcurnia, como la baronesa María Corina Machado Parisca, una doña con tanta clase que hasta el vendaje en la nariz le queda fashion. Pero recomienda que cada parlamentario viajero lleve consigo un asesor diplomático… como él, claro. Por si acaso, mandó el paltó levita a la tintorería, no vaya a ser que le toque ir en la avanzada a la Cámara de los Lores.

 

Como nunca falta la gente con ojo de negociante, uno de los EE-sin-E propone que se sumen las distancias recorridas por los dirigentes opositores para ir a acusar al rrrégimen. «Llevamos tantas millas acumuladas que van a tener que regalarnos un Boeing 767», dice.

 

clodoher@yahoo.com

 

 

Fuente: EU

Por Clodovaldo Hernández

¿Qué horroriza a la gente buena?

Posted on: mayo 3rd, 2013 by Super Confirmado 1 Comment

Comencemos por lo más reciente: cualquiera que desee la paz y la estabilidad debe repudiar las agresiones físicas sufridas por parlamentarios opositores.

 

Los antichavistas, obviamente, porque se trata de sus representantes y, además, llevaron la peor parte. Los chavistas, en tanto, deben hacerlo por principio, porque la no violencia es un valor proclamado de este proceso revolucionario. Y también por simple aritmética política: ese tipo de episodios restan y dividen en lugar de sumar y multiplicar.

 

En particular, creo necesario establecer las responsabilidades y aplicar los castigos que se impondrían a cualquier persona sin fuero parlamentario. La inmunidad no puede ser una licencia para caerse a piñas, lanzar silletazos o dejarle el ojo morado a otro cristiano. Esos son delitos tipificados en el ordenamiento legal y la Asamblea Nacional, que es la casa de las leyes, no puede ser un espacio libre de ellas.

 

Dicho eso, pasemos a hablar de proporciones. El repudio, el rechazo, el horror (alguna gente se ha declarado «horrorizada» con el acontecimiento) debe tener medidas y proporciones. Me explico: si uno clama por justicia para el rostro maltrecho de Julio Borges, no puede, al mismo tiempo, seguir haciéndose el indiferente ante nueve muertes ocasionadas por la violencia postelectoral, delitos sumamente graves que han sido ignorados de la manera más cínica por sus presuntos responsables intelectuales, por los medios de comunicación antichavistas y hasta por las ONG defensoras de los derechos humanos (de los humanos opositores, tal parece), tanto locales como transnacionales. Hay que ser coherentes: no puede ser que nos escandalice el bochornoso episodio asambleístico y, paralelamente, nos resbalen unos asesinatos por intolerancia política.

 

En el caso de líderes opositores, directivos de medios y de las tales ONG, esta actitud de doble rasero es consciente. Con toda la intención seguirán dándole la máxima exposición a cualquier episodio violento encabezado por cualquiera que huela a gobierno, al tiempo que continuarán haciendo todos los esfuerzos a su alcance para ocultar los nueve muertos y el resto del saldo trágico de la fatídica hora loca opositora. Sería ingenuo esperar una rectificación de quienes participan en una conchabanza.

 

En lo que sí valdría la pena invertir tiempo y esfuerzo es en desentrañar la manera como opera este mecanismo de relativización moral en la mente de la gente buena de la oposición, las damas y los caballeros que serían incapaces de dirimir sus diferencias a trompadas, pero -con más razón- serían incapaces de matar a un compatriota por sus ideas políticas. El desentrañador que lo desentrañe, buen desentrañador será.

 

clodoher@yahoo.com

 

 

fuente: EU

Por Clodovaldo Hernández

Las ONG como guarimba política

Posted on: abril 26th, 2013 by Super Confirmado 1 Comment

Es justo que ciertas ONG de derechos humanos defiendan únicamente los derechos de los humanos opositores? ¿No deberían defender también los derechos de los humanos que están a favor del gobierno, si por alguna razón son vulnerados?

 

Los directivos de esas ONG se toman tan en serio lo de ser «no gubernamentales» que prefieren no amparar a los Ciudadanos Sí Gubernamentales. Temen que si lo hacen perderían su esencia. A fin de cuentas terminan siendo organizaciones antigubernamentales, vulgo: opositoras.

 

En medio del clima político enrarecido, las ONG evidencian el adverbio que deberían llevar como apellido: son rabiosamente, militantemente, obcecadamente no gubernamentales. Y lo peor, llegan a ser organizaciones exclusivamente no gubernamentales. No les vendría mal poner un cartel en la puerta: Chavistas abstenerse.

 

Es toda una innovación, aunque dudo mucho que se trate de un avance. Si las violaciones a los derechos humanos las sufre un grupo «oficialista», como suelen llamarles, las ONG se hacen de la vista gorda, se ponen burocráticas, alegan impedimentos de tipo técnico. Últimamente incluso van más lejos y sus voceros investigan al revés, es decir, para tratar de demostrar que no les violaron derecho alguno. No me defiendas, compadre.

 

La reciente actuación de Marino Alvarado -veterano luchador por los derechos humanos cuyos méritos previos nadie puede negar- lució condicionada por el prejuicio de que las ONG solo deben actuar ante desmanes cometidos por los gobiernos. No sabemos si consciente de ello o no -eso solo lo sabe él-, Pérez terció en el debate político en favor de la oposición, al trabajar para que una serie de casos denunciados por familiares y vecinos de las víctimas como asesinatos por intolerancia política y social sean desestimados, relativizados, confundidos con asuntos de hampa común. ¿Esa habría sido su conducta si las personas muertas por brotes de violencia política el 15 de abril hubiesen sido militantes de la oposición? Caemos en el tema de los supuestos -como aquel asunto de las ruedas de mi abuelita, si fuera bicicleta- pero yo apuesto a que no.

 

La conducta de las organizaciones rabiosa, militante, obcecada y exclusivamente no gubernamentales tiene un aspecto deplorable más. Sus directivos las usan como guarimba. No necesariamente -aunque a veces sí- en el sentido insurreccional del término (ese que inventó «Conchito» Alonso), pero sí en el sentido de que salen del clóset político, toman partido a favor de una de las banderías y luego, cuando les responden políticamente, corren a refugiarse bajo el manto sagrado del oenegismo y denuncian que son activistas de derechos humanos perseguidos por un rrrégimen. Así cualquiera.

 

clodoher@yahoo.com

 

Fuente: EU

Por Clodovaldo Hernández

El oficio de equivocarse a propósito

Posted on: abril 12th, 2013 by Super Confirmado 2 Comments

Los analistas políticos, encuestadores, astrólogos, lectores de manos o del tarot, intérpretes del I Ching o del tabaco y otros futurólogos también deberían firmar un pacto previo a las elecciones: el que se equivoque en sus profecías se obliga a utilizar su primer análisis pos-electoral para pedirle perdón a aquellos que les creyeron.

 

Sería justo y necesario. Cada vez hay más gente cansada de que quienes presumen de pitonisos utilicen las cabezas ajenas para armar tinglados, instalar carpas de circo, cincelar castillos de hielo, montar maquetas de fantasía, dibujar mapas del tesoro, cuestiones que tienen en común traducirse luego en dolorosas decepciones, ilusiones batuqueadas contra el piso, choques a 100 por hora -sin airbag- contra la realidad.

 

Algunos tienen la mínima decencia de admitir que el resultado les cayó a ellos también como un mandarriazo en el dedo gordo. Otros, ni eso. Se hacen los locos de esa forma desenfadada y elegante, típica de su estilacho de vida.

 

La politóloga Prodigio Pérez piensa que debería haber sanciones contra los equivocados, en especial los contumaces. «Podría servir de escarmiento obligarlos a pasar tres meses sin hablar gamelote en la TV y sin escribir boberías», dice.

 

Su colega Eva Ritz Marcano cree más útil condenar al analista pelao a que pida perdón, trate de explicar su error y reconozca el mérito de quienes sí acertaron. «No puede ser que se pasen semanas o meses dando pronósticos, jurando por un puñado de cruces que va a ocurrir esto o aquello y luego, cuando todo sale al revés, ni siquiera les tiemble un ojo y, por el contrario, reaparezcan con caras de profesionales de éxito, como si equivocarse a propósito fuera un oficio digno».

 

Son cosas raras de la política. Si esto le pasara a un pronosticador hípico, rápidamente los apostadores decepcionados (y arruinados) lo harían tragar tierra recolectada en las caballerizas. Pero en el campo político, mientras más se equivocan, más seguidores tienen en Twitter.

 

La razón es sencilla, coinciden Prodigio y Eva: los analistas dicen antes de las elecciones lo que la gente desea oír, aunque sepan que es falso. La relación que se establece entre los expertos desenfocados y su público ávido de engaños es un poco retorcida. Pero, ¡vamos!, qué importancia tiene eso: ¿acaso hay alguien normal por estos lares?

 

Bueno, para que nadie diga que esbozo ideas y no las asumo, anuncio que si los resultados del domingo me hacen caer por un barranco, escribiré un artículo reconociendo mi ineptitud como intérprete de la realidad política. Les concederé públicamente la razón a quienes acierten y no fastidiaré más a los lectores al menos por seis meses. Lo prometo, lo garantizo, lo aseguro.

 

clodoher@yahoo.com

 

 

Fuente: EU

Por Clodovaldo Hernández

El ridículo es una forma de fraude

Posted on: abril 5th, 2013 by Super Confirmado 3 Comments

Es evidente que la oposición se dispone a tomar de nuevo el camino de justificar una derrota electoral mediante la denuncia de fraude, el rumbo que tantas desventuras le causó en 2004 y 2005. Así son: Dios les «ha dado una segunda oportunidad» (eso dicen, los muy blasfemos) y planean utilizarla para estrellarse de nuevo con la misma piedra.

 

Era previsible. Desde el día en que habló Roberta ya se sabía por donde iban los tiros de la derecha nacional (comillas al gusto). Pero quedó más claro todavía cuando un diario, emblema del oposicionismo histérico, dijo en un siniestro editorial «conocer el destino» de Tibisay Lucena, una señora que tiene cáncer. Otra piedra repetida, pues.

 

¿Qué suerte les espera a los opositores por este camino? La misma de otras veces, puede usted apostar. Hay que recordar que ni siquiera las task force del IESA ni los profesores de estadística de la Simón Bolívar ni las ONG más sabelotodo pudieron decir cómo fue que una parranda de ineptos, brutos e ignorantes (definición habitual del chavismo en la boca de sus rivales) pudo tumbarle sus votos a una elite de meritócratas, cultos y de alto coeficiente intelectual. ¿Se acuerdan de Enrique Mendoza presentando los pormenores de la trampa con una pizarra electrónica y tal… ? El que no se acuerde, puede imaginarse a Cantinflas tratando de explicar la cuadratura del círculo.

 

Y ni hablar de Henry Ramos Allup y su rabieta al amanecer del 16 de agosto de 2004, berreando «¡fraude, fraude!» y prometiendo mostrar las pruebas en cuestión de horas. Todavía las estamos esperando.

 

El tema del fraude se ha llevado en los cachos a un atajo de expertos y doctores de la liga escuálida. Por ejemplo, el genio neoliberal Ricardo Haussman quedó convertido en un loquito de carretera que se afana en encontrar un cisne negro, mientras varios flamantes miembros de la Alianza de Articulistas Antichavistas (la venerable Triple A) todavía fabulan para sus crédulos lectores con el hacker ruso y su base de operaciones en Pinar del Río.

 

En este acontecido 2013, quien se dirige a 150 kilómetros por hora contra la piedra de siempre es el máximo dirigente mesero, Ramón Guillermo Aveledo. Siguiendo la línea Roberta, ha sembrado de minas el mismo terreno en el que ganaron un referendo en 2007, consiguieron una alta representación parlamentaria en 2010 y varias gobernaciones en 2008 y 2012. La «denuncia» es del mismo estilacho rebuscado y subestimador de la inteligencia que las de 2004 y 2005. Tanto es así que un atribulado Vicente Díaz tuvo que salir a medio cuadrar el círculo, asumiendo -sin querer, se le no- taba- el papel de Mario Moreno. El ridículo también es una forma de fraude, si uno se las da de serio.

 

clodoher@yahoo.com

 

 

Fuente: EU

Por Clodovaldo Hernández

¿Alguien me llamó merienda de negros?

Posted on: marzo 29th, 2013 by Super Confirmado No Comments

Hace muuucho tiempo (no tiempo cronológico sino ideológico), mi amigo Ibsen Martínez escribió un artículo llamado «Escoria, ¿alguien me llamó escoria?» (El Universal 06-03-1999) en el que, aparte de ridiculizar a Henrique Salas Römer, comentó que Francis Scott Fitzgerald dijo que si uno no ha nacido rico le resulta casi imposible entender lo que significa serlo y comprender por qué los ricos se portan como lo hacen. El autor de El gran Gatsby resumía la cosa diciendo que los ricos siempre se creen mejores que nosotros, aunque algunos de ellos hasta accedan a arrastrarse de vez en cuando por las calles sucias de nuestro mundo.

 

Bueno, han pasado catorce años de aquel artículo y el amigo Martínez parece haber perdido la fe en el aserto de Fitzgerald. Por una de sus más recientes creaciones periodístico-literarias, todo parece indicar que ha comenzado a entender a los ricos, a pensar como ellos, aunque haya nacido –como lo dice orgullosamente en su pieza de 1999– en el barrio Los Alpes, por los lados de El Cementerio.

 

Ibsen ha pintado las manifestaciones populares que acompañaron las exequias del comandante Hugo Chávez, con la expresión «merienda de negros», que –vaya ironía– le hubiese cuadrado mucho mejor al objeto de sus críticas de entonces, el godo Salas, porque ese sí tiene los ojos azules.

 

Creo que este episodio indica la profundidad del drama que atraviesa nuestra oposición (es nuestra, no pretendan quitárnosla): por un lado, la dirección política y la vocería la llevan unos ricos y unas ricas que –no logran ocultarlo ni con los consejos de diez asesores– se creen mejores que la gente común, aunque últimamente anden en plan de dirigentes sociales; y por el otro lado, el sustento ideológico de ese movimiento de ricachones corre por cuenta de unos intelectuales que nacieron pobres y algunos hasta fueron de izquierda, pero es obvio que se cansaron de ser pueblo.

 

Sobre los ricos y las ricas que han tomado el timón opositor me basta con citar a Fitzgerald, citado a su vez (en 1999, aclaremos) por el autor de la telenovela hiperrealista Por estas calles: «son blandos donde el resto de nosotros somos duros; y cínicos donde somos crédulos». ¿Puede haber una mejor definición de lo que hemos visto en esta última y sui géneris campaña presidencial?

 

Se supone que corresponde a los intelectuales opositores curtidos de pueblo tratar de suplir las carencias de los millonarios metidos a políticos en aspectos clave para llegar al poder democráticamente, como lo son el contacto con el pueblo y la sensibilidad social. Pero –al menos si se juzga por el caso de Ibsen– ha ocurrido un proceso contrario: de tanto colearse en «degustaciones de blanquitos», estos personajes han terminado poniéndose blandos donde antes eran duros y cínicos allí mismo donde lo son los ricos (pero sin la plata).

 

clodoher@yahoo.com

 

Fuente: EU

Por Clodovaldo Hernández

¿Capriles se oye a sí mismo?

Posted on: marzo 22nd, 2013 by Super Confirmado 3 Comments

Impresiona la audacia con la cual Henrique Capriles Radonski reta a Nicolás Maduro y promete hacerlo añicos en un debate electoral. ¿Será que este pana no ha hecho nunca el sano ejercicio de ver los videos de sus propias actuaciones públicas; oír con detenimiento sus particulares discursos; leer las transcripciones de sus palabras suyas de él en ruedas de prensa y mítines? Francamente, si lo hiciera -siempre y cuando abordase esa introspección con espíritu crítico y sin autoindulgencia-, moderaría un poco (o tal vez mucho) sus pretensiones de gran orador y polemista.

 

Uno entiende que Capriles es joven. Y en la juventud se comete a menudo ese error de creerse muy bueno en actividades en las que uno más bien les provoca embarazosos ataques de pena ajena a los amigos sinceros. Pero, ¡vamos!, tampoco es un adolescente buscando su propio yo. Es un señor de 40 años, con 15 de carrera política, que ya debería saber más o menos lo que se le da bien y lo que no se le da en absoluto. Verbigracia, hilar un discurso.

 

Analicemos las características del candidato opositor para una eventual lucha de palabras. Comencemos con el problema básico, el contenido: Capriles no parece tener mucha idea de qué decir ni tampoco de cómo decirlo. Y así no se puede llegar a ser un Demóstenes, ni siquiera en la poco exigente liga de la MUD.

 

No es culpa exclusiva de él, justo es acotarlo. De hecho, cualquiera que estuviera en esa difícil posición confrontaría problemas parecidos. Los temas en los que Capriles -o cualquier otro- podría ser sincero y tener posiciones firmes son precisamente aquellos respecto a los cuales es mejor hacerse el loco: la desregulación laboral, la desnacionalización de la industria petrolera, la privatización de servicios públicos, el despido masivo de empleados estatales y un etcétera con forma de paquete.

 

Veamos ahora lo emocional. Puede que Capriles desate pasiones entre los opositores, tal como lo contó el escritor de telenovelas Leonardo Padrón, durante la campaña anterior. Pero de lo que estamos hablando es de conquistar a los no opositores, ¿o no es de eso? Y para esa labor, específicamente, su discurso surte un efecto cada vez más adverso. Sus palabras el día que aceptó la candidatura, son un ejemplo claro de alguien que pretende convencer a un sector del país cuyos sentimientos está sumamente lejos de entender. Su frase «Chávez está muerto y nadie se los puede devolver» no es precisamente un gesto para acercarse al chavismo en el trance actual. Más bien recuerda lo que «el Chino» Valera Mora dijo una vez de Rafael Caldera: «donde va el corazón tiene un rollo de alambre de púas». ¿Será que este hombre nunca hace el ejercicio de oírse a sí mismo?

 

clodoher@yahoo.com

 

Fuente: EU

Por Clodovaldo Hernández

Todo lleva tu nombre, Bolívar

Posted on: marzo 15th, 2013 by Super Confirmado 2 Comments

Un momento, ¿cómo es eso que el comando de campaña opositor se llama Simón Bolívar? ¿Alguno de mis vecinos ilustrados podría explicarme semejante despropósito? Aclaro, no es que pertenezca al grupo de quienes consideran al Libertador su propiedad exclusiva. Si a la Mesa de la Unidad le da por declararse bolivariana, allá ellos y su maltrecho sentido del ridículo (habida cuenta de sus antecedentes respecto al Padre de la Patria), pero tienen derecho por haber nacido en estas tierras. No obstante, desde el punto de vista de su intención de ser una alternativa, que me diga alguien ¿en qué les ayuda eso?

 

El encuestador y analista político Oscar Schemel sostiene desde hace tiempo la tesis de que Chávez logró triunfar en las batallas lingüísticas, es decir, controló la palabra y con ella el pensamiento, las percepciones, el imaginario de la sociedad. ¿Existirá una mejor prueba de ese triunfo que el risible hecho de que el comando de la MUD se haya bautizado con el nombre del ícono originario de la Revolución?

 

Tal vez es una estrategia -ideada por algún iluminado del mercadeo político- para quitarle al chavismo el monopolio del Libertador, pero obviamente existe un alto riesgo de que surta un efecto contrario. Prueba que andan a la zaga, reciclando ideas, plagiando (para decirlo sin anestesia) e incurriendo en aquello que también les advirtió Schemel: «si usas las palabras de tu adversario, terminas fortaleciéndolo».

 

Demuestran también cuánto subestimaron al presidente Chávez, al sistema de ideas que sustenta el movimiento bolivariano y al pueblo que las profesa.

 

Si no hubiesen incurrido en tales arrogantes desprecios -y si no siguieran envueltos en ellos-, entenderían que Bolívar no es una marca con prestigio capaz de mejorarle la imagen a cualquiera que la use. Bolívar no es una franquicia al alcance de quien la compre. Es un concepto complejo que el presidente Chávez interpretó y cargó -a su manera- de contenidos contemporáneos. Y era tal la fuerza del recién fallecido comandante que consiguió establecer esa interpretación y esos contenidos como los predominantes en esta época. Hoy en día, gústele a quien le guste, el concepto de lo bolivariano está ligado al sistema de ideas de Chávez y el socialismo del siglo XXI. Pretender que se puede lanzar un bolivarianismo capitalista, puntofijista y sifrino en estos momentos es ignorar tres lustros de reflexión casi diaria -en sentido diametralmente opuesto- a cargo de uno de los más potentes líderes de la historia venezolana.

 

Parafraseando a Neruda, en su Canto a Bolívar, ahora sí podemos decir, con toda convicción, que «Todo lleva tu nombre, padre»… hasta el comando de los que nunca te han querido bien.

 

clodoher@yahoo.com

 

Fuente: EU

Por Clodovaldo Hernández