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Los embajadores de la antipatria

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Los embajadores de la antipatria

Los Excelentísimos Embajadores-sin-Embajada (EE-sin-E) andan como pez en el agua con esto de ir a denunciar al rrrrégimen ante sus bien amadas instancias internacionales. Las apretadas agendas de encuentros -ora en Washington, ora en Tel Aviv-, les hacen recordar los buenos tiempos en que se pasaban la vida quejándose del jet lag y preocupados por si había que hacer maleta de invierno o de primavera.

 

Sus excelencias han vuelto a lo que tanto les gusta: codearse con gente influyente en toda la bolita del mundo. No importa que algunos de los altos funcionarios que los reciben aparezcan en la foto con cara de «¿quién diablos será este tipo?». Lo cierto es que están desarrollando una ofensiva diplomática y tal. Hoy hablan con algún nefasto pero necesario burócrata del Departamento de Estado; mañana van a un cóctel con celebridades menores de la derecha mundial; y pasado mañana contactan a alguna criatura non sancta, de esas que proporcionan dinerillo percudido, pero que se purifica si la causa es justa. «Qué delicia, ¿para dónde cogemos el próximo vuelo?», preguntan los plenipotenciarios del Servicio Exterior a la sombra.

 

Lo único malo para los EE-sin-E es que hay mucho asomao metiéndose en la Misión Antipatria: Como la viajadera genera cierta notoriedad, se están coleando los pescueceadores de siempre, empezando por el hábil aeronauta Antonio Ledezma. «¿Me viste por CNN?», preguntan muy orondos al llegar a Maiquetía.

 

Los EE-sin-E critican -sotto voce, como saben hacerlo los diplomáticos de carrera- que en lugar de dejarles la tarea a expertos con impresionantes credenciales diplomáticas, le estén entregando la responsabilidad de las giras internacionales a ignaros en ceremonial y protocolo. «Hasta Ismael García anda eso… ¡por más que sea, da pena!», comenta un EE-sin-E que está a la espera de un chancecito para ir a alguna gran ciudad a hablar -en inglés, francés, italiano, papiamento o cuti- grandes cantidades de gamelote acerca del castro-chavismo-madurismo.

 

A este Excelentísimo no le parece mal que a las citas planetarias vaya gente de alcurnia, como la baronesa María Corina Machado Parisca, una doña con tanta clase que hasta el vendaje en la nariz le queda fashion. Pero recomienda que cada parlamentario viajero lleve consigo un asesor diplomático… como él, claro. Por si acaso, mandó el paltó levita a la tintorería, no vaya a ser que le toque ir en la avanzada a la Cámara de los Lores.

 

Como nunca falta la gente con ojo de negociante, uno de los EE-sin-E propone que se sumen las distancias recorridas por los dirigentes opositores para ir a acusar al rrrégimen. «Llevamos tantas millas acumuladas que van a tener que regalarnos un Boeing 767», dice.

 

clodoher@yahoo.com

 

 

Fuente: EU

Por Clodovaldo Hernández

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