El país en fuga

Posted on: octubre 7th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

 

 

En los aeropuertos venezolanos se ofrece el último abrazo. La familia observa con ojos llorosos cómo el avión surca los aires, llevándose a nuestros jóvenes que marchan en pos de realizar sus sueños en latitudes ajenas. Esa familia queda mutilada de un cuajo; no es la ida voluntaria para realizar el vuelo inicial de construir su lógico propio destino. Es un éxodo obligado por la necesidad de fugarse de un paupérrimo sistema de cosas. Sienten que sus esperanzas de un futuro mejor están amenazadas por la cruel realidad y debido a ello se aventuran a encontrar un lugar seguro.

 

 

 

Vivimos un reiterado desgajamiento de la nación. Es la partida de miles de venezolanos que van en la búsqueda de mejores condiciones de vida. En definitiva, quieren lograr una estabilidad que les garantice tener lo necesario para proyectar un crecimiento en todos los órdenes. El secuestro del país por parte de un proyecto totalitario contribuye decididamente con la huida nacional. Nadie desea que lo asesinen en cualquier esquina; son tantos los casos que la intranquilidad se manifiesta entre muchos que sienten que nadie está a salvo en su país. Tampoco anhelan pasarse la existencia tocando puertas de empresas quebradas, sin oportunidad para acceder a un empleo decente; con la realidad de luchar en las kilométricas colas para encontrar algún producto que ayude a someter momentáneamente al hambre.

 

 

Corretear por el péndulo de una crisis escalofriante es una de las principales razones para que muchísimos compatriotas tomen la decisión de marcharse. No les importa trabajar en cualquier actividad distinta a sus capacidades profesionales; siempre será mejor que estar incluido en las estadísticas de los millones de desempleados, de aquellos que son perseguidos por no comulgar con un régimen tiránico que es muy eficaz para posarse en la maldad. Su gran capacidad para odiar es una verdadera marca en el rostro de una nación que ha comprobado que son capaces de las peores afrentas que pueda recibir la decencia. Son máquinas implacables que van tras las huellas de aquellos que no se dejan someter por la tiranía chavista.

 

 

 

Venezuela padece el éxodo de sus entrañas. Grandes talentos forjados en nuestras universidades han optado por desarrollar sus potencialidades en naciones que saben que su concurso es valioso; son nuestras historias protagonizando en espacios tan diferentes al mundo donde nacieron. Sin lugar a dudas, el gran responsable de este drama es el gobierno.

 

 

 

En Venezuela está ocurriendo lo mismo que padecieron muchas naciones que fueron sometidas por el totalitarismo: los pueblos prefirieron enfrentar océanos infectados de tiburones, cruzar vastos territorios afrontando un sinnúmero de peligros que terminar aplastados por el hambre y sin libertad. Acá la huida se refleja en los numerosos viajes a cualquier destino que ofrezca mejores condiciones de vida que las que brinda la nación.

 

 

 

En la lejanía el país se vuelve difuso. La nueva realidad va construyendo una distancia peligrosa que vuelve en soledad al sitio de origen. Las antiguas calles son otras con olor a fragancias distintas, surgen las comparaciones y en el estatus de vida alcanzado Venezuela sale perdiendo. Es allí dónde nuestra nación corre el riesgo de convertirse para algunos en un viejo álbum de fotos amarillentas, un cúmulo de anécdotas bajo el cielo de nuevas costumbres. Una nación que se piensa cuando un resumen de un noticiero habla de ella. Esa batalla que se escenifica en cada corazón venezolano en la distancia contribuye a que nuestra realidad se haga más dura. Miles que huyeron por no ver posibilidades reales de prosperidad mientras gobierne la ignominia. Pasamos de ser buenos anfitriones de maravillosos seres humanos venidos de otras tierras, a vivir sus experiencias de tener que buscar destino en otra parte…

 

 

 

Alexander Cambero

@alecambero

alexandercambero@hotmail.com 

El Papa en el vecindario…   

Posted on: septiembre 3rd, 2017 by Laura Espinoza No Comments

 

Desde el cielo plomizo que cobijaba la patria. Las manos del Papa Pablo VI bendijeron a Venezuela aquella mañana del 22 de agosto del año 1968, en su viaje a Colombia, investido como el primer Sumo Pontífice que visitaba a nuestra América en dos mil años. Lo hacía trece meses después del terremoto de Caracas, que había dejado un balance de dos mil heridos, doscientos treinta y seis muertos y cuantiosos daños materiales por más de diez millones de dólares. Una cruz marcada en el pavimento se transformó en un símbolo de una fe; que no retrocedió ante el funesto golpe de la naturaleza. El inolvidable Juan Pablo II llegó a Colombia en 1986 para recorrer diez ciudades en un periplo cargado de un gran fervor religioso, que reencontró las raíces de una nación profundamente cristiana, pero azotada por el morbo de la violencia extrema. Aquella senda del Santo Padre dejó una huella profunda en cada rincón. El alegre peregrino se vistió con la grandeza de su autenticidad.

 

 

 

Ahora el actual máximo jerarca de la iglesia católica visita a Colombia trayéndonos un mensaje de paz. El papa Francisco llegará con la certeza de encontrarse en tierras que reconocen su gestión de hombre de pensamientos amplios. Lejos de antiquísimas practicas de quienes tiene la erudición del conocimiento ecuménico, pero que no sienten el sufrir del pueblo humilde. Un hombre que rompe los cánones de su alta investidura, para asomarse en el corazón que tiembla ante la necesidad de un poco de caridad.  Senderos que hablan su propio idioma en una suerte de encuentro entre los pueblos. Kilómetros sin las ataduras culturales de otras formas de observar los aconteceres terrenos. Aquí su legado tiene la compañía de millones de seres que andan en la búsqueda de naciones que garanticen que la vida tenga el rol fundamental que corona la verdad del evangelio.  Un hombre distinto, sin las ínfulas históricas del poder entronizado en la Roma. Rompiendo con los paradigmas arrastrados desde que el imperio se convirtió al cristianismo.

 

 

 

Desde Venezuela observamos su llegada con expectación.  Una nación sometida por una cruel dictadura sabe que una voz con su preeminencia moral está de visita en el vecindario. No es tan lejana la visita de Francisco, sabiendo que un hermano país sufre los rigores de una pesadilla constitucional: que tritura libertades y somete a la democracia al escarnio público. Una elite narcoterrorista que no se detiene ante nada, debe ser enfrentada por todos aquellos que no comulgan con el totalitarismo. Colombia ha sido un verdadero hermano recibiendo a todos lo que han huido de su patria, les abrió su corazón sin mezquindad. Ese ejemplo de nobleza nos llena de gratitud a los venezolanos. La cercanía de los afectos hará que nuestra Patria esté en muchos de los que hablen con Francisco, que sepa la realidad en las voces del pueblo. Ese dolor desgarrante del país arrebatado debe ser denunciado en cada escenario. El totalitarismo avanza con absoluta impunidad, el crimen vestido con ropaje constituyente es el gran verdugo de los venezolanos. Frente a esto no pueden callar las voces libres. La República de Bolívar  sabe que Colombia es un aliado para su pronta liberación. Tener al Papa Francisco en sus predios es una magnífica oportunidad para que sienta el dolor vecino. Que pueda comprobar en algo, lo mucho que le han contado. Es hora de tenderle la mano a Venezuela…

 

 

Alexander Cambero

alexandercambero@hotmail.com

@alecambero

 

Los últimos días de la dictadura…

Posted on: julio 29th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

Asistimos a los últimos días de este proceso hambreador; es inminente el resquebrajamiento del proceso totalitario que destruyó a Venezuela. El régimen no tiene escapatoria: ante la rebeldía cívica de un pueblo decidido a cambiar su suerte, ya son muchas las humillaciones recibidas por una casta de bribones que jugaron con su futuro en nombre de una revolución que los expolió hasta dejarlos pulverizados. Ya las tretas gubernamentales no son el eficaz somnífero que por años durmió a la población. Sus infundios son repelidos por las numerosas protestas de calles que muestran el vigor ciudadano que no se amedrenta ante las balas del crimen; no importa que los órganos represivos del Estado, en alianza con grupos delictivos, arremetan en contra de la población desarmada que se rebela con la fuerza imparable de no querer más dictadura en la patria.

 

 

Cada agresión es respondida por miles de personas que han hecho de la calle la casa común del pueblo alzado. Jóvenes en el despertar de sus anhelos, viejos con la fortaleza de los años construyendo una oportunidad arropada al legado incandescente de héroes inquebrantable. Una luz que alumbra al final de un túnel que conduce a un destino mejor, son las valiosas historias que escriben con su sangre los capítulos de la Venezuela contemporánea, que será el espejo en el que las nuevas generaciones se mirarán para no volver a permitir que el comunismo haga nido en nuestras columnas democráticas. Enseñarán que la ilusión mesiánica es un atolladero revestido con las pompas del sutil engaño. Que la pretendida revolución no puede inscribirse sobre el cadáver de la libertad, que cualquier doctrina que la castre siempre será una dictadura.

 

 

 

Nuestra patética realidad debe servirnos para reflexionar con respecto al país que está en el útero del cambio inminente. Se requiere de gobiernos que impulsen el crecimiento económico de la mano de plenas garantías para la inversión, sin olvidar el compromiso social con los más débiles. Enseñándolos a crecer para profundizar en su despegue definitivo, alejándolo de la dádiva que actúa para comprar su conciencia y reducirlo al estatus de pedigüeño. Quien no pueda salir del empoderamiento ideológico terminará arrastrado ante las ínfulas de alguien. Toda su actividad atada a los vicios propios del populismo como fórmula para entenebrecer conciencias.

 

 

Hace falta un relanzamiento de la nación hacia nuevas formas democráticas de construir una sociedad justa, dinámica y con la elevación de los estándares de vida. Mirar el error para no repetirlo es una premisa fundamental y más cuando estamos en el nacimiento de una nueva Venezuela. Ahora cerramos una etapa cruenta que nos legó un cúmulo de heridas que iremos sanando con gran esfuerzo.

 

 

Es la hora de la construcción de un cambio estructural que nos haga cambiar el modelo manipulador por uno en el que pongamos primero a la democracia.

 

 

Nuestros jóvenes luchan en las calles por lograr una nación plena; briosos corren por las amplios senderos de la esperanza. Enarbolan la bandera de la patria que no se arrodilla, que cruza pendientes y baja al abismo para renacer en cada pecho. Son los héroes que construyen el futuro de todos. Son también el hechizo de un balón enamorado de libertad y principios cívicos. Son el mismo pueblo que muestra su grandeza en cada lance de vida…

 

alexandercambero@hotmail.com

@alecambero

El asalto a la Asamblea Nacional…

Posted on: julio 8th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

 

MEl desespero de la dictadura venezolana los hace cometer errores a cada instante. Asaltar el Palacio Legislativo –un 5 de julio–, paradójicamente cuando se conmemoraba el 206 aniversario de la firma del Acta de nuestra Independencia, es una demostración de imbecilidad espeluznante. Violentar el hemiciclo que representa la genuina representación que se dio el pueblo con sus votos, es confesarse indignos de participar en libertad.

 

 

 

Parlamentarios secuestrados y heridos por una turba de energúmenos ataviados de los colores del régimen, horas de zozobra mientras el mundo impávido se enteraba de semejante salvajada. Una gran cantidad de gobiernos democráticos del orbe condenó inmediatamente la severa agresión en contra de la democracia venezolana. Son grupos adiestrados que dirigen desde Miraflores los encargados de estos irracionales actos de desesperación. Acciones de un régimen moribundo, que trata de alargar las horas de su monumental fracaso.

 

 

 

El gran miedo que tienen de perder el poder y terminar sus líderes en la cárcel por corruptos, los tiene dando rienda a su barbarie. Ya no disimulan las formas para tratar de jugar con el engaño, tal como lo han hecho durante dieciocho años, se han despojado de la careta dizque democrática para ir en pos de las escasas libertades que aún poseemos. Con morbosa animadversión han planificado liquidar la Constitución nacional, amparándose en un llamado a destruir el actual contrato social de la República convocando una asamblea nacional constituyente sin la debida consulta al pueblo, quien es el fiel portaestandarte del poder originario.

 

 

 

Un vulgar secuestro del expreso mandato del orden constitucional para hacer un mamotreto que sirva de base para proseguir la destrucción nacional, llevándose en los cachos al padre de los demonios: Hugo Chávez. El otrora patriarca amado ahora es un estorbo para las pirañas ávidas de carroña jurídica. Su proyecto goza del repudio general, debido a que sus bases de sustentación son la confesión de un delito en contra de la nación. Desean una constitución a la medida de su perversidad, que justifique sus múltiples desatinos: una cúpula deshonesta hasta la raíz de la expresión.

 

 

 

La acción contra el ente legislativo es una demostración palmaria de las cosas que quieren terminar haciendo con el país. Un oscuro personaje del inframundo purulento del gobierno se atribuyó los hechos, con el rostro oculto tras la felonía, habló como si atentar contra un poder legítimamente electo por el voto popular fuera una proeza digna de los aplausos decentes. Seguramente una condecoración gubernamental colgará del cuello de semejante espécimen.

 

 

 

Feroz arremetida del malandraje pagado con el dinero de todos los venezolanos, el amplio prontuario policial de los asaltantes es parte del currículo de estos sectores acostumbrados al crimen en todas las formas posibles. Saben que gozan de la protección de su gobierno y de un poder judicial en donde pululan personajes tan sombríos como ellos.

 

 

Hemos vuelto a las montoneras del siglo XIX cuando cualquier sujeto irrumpía en el antiguo Palacio Legislativo a buscar cobrar con sangre lo que sus ideas retorcidas no podían. La imagen de un hampón comandando grupos que hirieron a diputados y trabajadores del cuerpo legislativo no es tan diferente del pasado. Es el régimen que está viviendo su última etapa…

 

 

Alexander Cambero

@alecambero

alexandercambero@hotmail.com

¡Gloria al bravo pueblo!

Posted on: junio 10th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

 

Este gobierno escribe nuestra historia con los dedos ensangrentados, dispara con alevosa erudición de maldad. Son historias anónimas que enlutan hogares, son ilusiones que pierden la oportunidad de lograr trascender en la vida. ¿Será que mantener los privilegios que genera el poder, valen más que respetar la condición humana? Hoy Venezuela es un grito desgarrador que nos hace temblar, lágrimas incesantes de impotencia al ver como son perseguidos todos aquellos que expresan su inconformidad con una dictadura atroz. Como en las viejas historias de malvados su regocijo es la muerte, no creen que la vida sea una oportunidad para todos, razonan con el relicario del crimen: que los impulsa a seguir destrozando hermosas ilusiones. En sus manos se cuentan los muertos por decenas, son tantos sus abusos; que el abismo que han construido necesitará de otros espacios para almacenar el fruto de su socialismo. Noches de muerte en las calles, se escuchan los disparos del desmesurado abuso. Jóvenes valientes se atreven con la luz de la verdad, se unen con el arma de su conciencia; el tricolor patrio flamea con la tristeza de sus hijos perforados, pero asume el rostro hermoso del compromiso al ver a sus compañeros retomar el puesto de lucha. De pronto el país se hizo millones de voluntades que no ceden, dejo atrás el miedo a morir para luchar contra el veneno que corroe las venas de la República. Son millones que van reduciendo al régimen a permanecer acuartelado en su miedo, sus hijos se están devorando en las entrañas, germina su podredumbre entre aquello que han disfrutando del botín. Son los mismos que anhelan permanecer en el poder sobre el cadáver del país.

 

 

 

Un árbol de frondosas ramas es la oportunidad de vencer todo esto, en los tiempos de Alejandro Magno, se acostumbraba observar los árboles más gigantescos buscando un halo de buena suerte. Nuestras ramas son esos jóvenes que se convierten en héroes de la nación; su ímpetu tiene la sangre de la esperanza en cada acción que emprenden. Frente a ellos están las ramas torcidas de un proceso criminal que está feneciendo. Para beneplácito de un mundo angustiado ante la terrible situación que vivimos los venezolanos, ya está bueno de tanta podredumbre inoculada desde Miraflores. Desde hace dos décadas nos han robado todo. Hicieron de la nación un estropajo con el cual ensuciaron hasta los buenos modales. Una caterva de pillos se endiosó hasta creerse predestinados; sus bolsillos recibieron la súbita riqueza que obtuvieron del saqueo. En poco tiempo nos asaltaron con sus poses de redentores, lo hicieron con la habilidad del gran manipulador que mueve piezas de ajedrez en la escasa conciencia de los incautos.

 

 

 

¡Gloria al Bravo Pueblo! Desde el dolor patrio surge el cambio democrático. Cada día que pasa su debilidad se hace más ostensible. Esa brutalidad que exhiben es el miedo que experimentan al saber que su revolución está muriendo…

 

 

Alexander Cambero

@alecambero

alexandercambero@hotmail.com  

 

Último genocida…

Posted on: junio 3rd, 2017 by Laura Espinoza No Comments

El círculo presidencial se cierra dramáticamente. Solo la oscuridad infinita acompaña al séquito revolucionario, que desciende hasta los últimos peldaños de la impopularidad. La valentía entendió: el vulgar asalto al estado venezolano no puede quedar impune. Es por ello que las puertas de escape de los secuaces, las selló con soldadura de pueblo en la calle. Los ha conminado a permanecer bajo la cerradura de la angustia que supone su próximo fin. El abrumador rechazo a sus abusos proviene hasta de sectores que los acompañaron. Solo los más recalcitrantes quiebran lanzas por un proceso demencial, que nos conduce a un acribillamiento colectivo, una acción temeraria en donde la vida conciudadana no vale un cartucho. El régimen inscribió su nombre en las categorías del exterminador revolucionario. Con sangre inocente estampó la firma en el libro de los horrores. Las caretas de demócratas les estorbaron desde un principio. Ajustar sus políticas al principio constitucional les quitaba las balas a sus colectivos de la muerte, ahora puede actuar a sus anchas en veloz esprintada de impunidad. Ya no tienen que guardar las formas: aman al terror y se abrazan en sus arbitrariedades en absoluta concupiscencia. Son el mismo lobo en la búsqueda de victima para sus críos. Oculto en la maleza espera su turno para abalanzarse contra su próxima presa.

 

 

 

Son ataques arteros contra la vida y la propiedad. No respetan absolutamente nada mientras su odio es el regalo de un disparo. Las fatídicas estadísticas son observadas por un mundo estupefacto, muchos de los cuales creyeron que lo denunciando en los distintos escenarios internacionales; eran meras exageraciones de una oposición democrática en la búsqueda del poder. Lamentablemente la verdad la descubrieron en un charco de sangre. Ahora circulan por el planeta cada episodio violento que es rebasado por la nueva incursión del día. Nada detiene el accionar desfachatado de estos seres carcomido por un odio inenarrable. Un germen perverso criado en casa, con el aliciente foráneo de un entrenamiento ideológico traído de centros de procacidad militante. Son estas máquinas asesinas las que han llenado de vergüenza al país. Nuestro gentilicio de tierra de seres amantes de la libertad, no puede ser lacerada por una turba de resentidos sociales pagados por el gobierno.

 

 

 

La historia lo catalogará como el peor genocida del último tiempo, un siniestro personaje que persigue a estudiantes hasta transformar sus sueños en sarcófago. Sus métodos son propios del primitivismo totalitario que aprendió en Cuba. En él no existen asomos de bondad, su instinto vengativo aflora desde sus propensiones básicas de troglodita. Cobarde hasta los huesos, falso apóstol de una doctrina carcomida, figura reluciente del álbum de resentidos que hacen vida en el horror. No sabe escribir en el alma desnuda de la esperanza, su notas son arrebatos del vampiro de las oquedades; solo se inspira en el linchamiento del semejante. Su mandato es un rosario de ciudadanos que van quedando al rezago, madres que lloran sobre un ataúd, hijos huérfanos sin el abrazo de un padre, al que le rompieron los sueños, pueblos desolados por la metralla del crimen; que escupe exequias con carros fúnebres. Su régimen nos vistió de luto. Su página estará marcada por la historia incendiaria del déspota que no llenó de dolor.

 

 

 

Las calles venezolanas están llenas de valentía. El coraje se atrincheró en el pecho de esos jóvenes; que son hoy la bandera de una patria mancillada. Han visto morir a compañeros de estudios y prosiguen, nada detiene a la libertad como azarosa empresa constructora de episodios épicos. Avanzan mientras suenan los disparos, seguramente cegando otra vida. Han aprendido en el horror que su sacrificio es un pesada carga para una nación que no debe dejarlos solos…

 

Alexander Cambero

@alecambero

alexandercambero@hotmail.com

La historia desde el disparo

Posted on: mayo 13th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

 

¿Cómo podemos catalogar a un gobierno que permite que mueran cuarenta y seis venezolanos que salieron a manifestar de manera pacífica y sin armas? ¿Qué además lanza gas lacrimógeno frente a una clínica de ciegos y un hospital de niños? En definitiva, estamos en presencia de órganos de seguridad irracionales. Con ellos aparecen los colectivos del terror. Son máquinas que no tienen compasión. Les lavaron el cerebro con la pólvora que termina aniquilando a venezolanos, pero que también cobró su primera víctima en sus almas huérfanas de afecto. Responden como ejército a las órdenes de unos superiores perversos, su desmesura rompió los diques de cualquier gesto compasivo. Tienen que colocarse una máscara -es tan podrido lo que hacen- que exponerse a la luz es correr el riesgo de quedar como momias disecadas. Actúan creyendo que sus actividades son bendecidas por las deidades revolucionarias, no comprenden que dichas acciones enlutan a un país agobiado por una severa crisis; y que de paso tiene que vivir enterrando a sus hijos. Es la eterna historia de la violencia que como el viento no sabemos hasta dónde puede llegar. Se va perdiendo el respeto por la vida ajena. Hasta que se deslizan por un tobogán hacia el inframundo retorcido de seres, que perdieron la oportunidad de ser individuos productivos. Hombres y mujeres de bien al servicio de la sociedad venezolana.

 

 

 

En la medida en que crece su cuestionamiento social se hacen más peligrosos, son la fiera herida que solo sabe atacar aún en las condiciones menos favorables. Es un error creer que son cuerpos improvisados. Fueron entrenados en Cuba bajo la atenta mirada de una dictadura comunista que es la tutora de esta. Desde hace dieciocho años envían grupos a la isla a recibir entrenamiento militar y preparación ideológica. Fue la misma instrucción que recibió Nicolás Maduro cuando viajó a Cuba en la década del ochenta para entrar en una escuela de formación política, en donde obtuvo herramientas necesarias para impulsar al totalitarismo en nuestra patria. Se dice que primero lo conocieron a él que ha Hugo Chávez, por eso lo impusieron ante la pretensión hereditaria que buscaba Diosdado Cabello, desde el mismo momento cuando se enteró de que este estaba desahuciado. En el viaje por el retorcido camino hacia el totalitarismo le fueron dando a sus grupos de choque otras experiencias. Sumaron la experticia de las FARC como grupo armado. Al instalarse aquí sus principales líderes la conexión fue instantánea. Solo que en Venezuela entendieron que ante la popularidad de Chávez, era fundamental obtener los elementos del barrio. Fue así como ciudadanos de dudosa conducta terminaron como escuadrones del régimen. Pero se enfrentaban a la disyuntiva entre la lucha ideológica o la permanente actitud delictiva del personal, al final consistieron que lo importante era que defendieran la revolución al precio que fuere, que su parte como bandidos comunes era algo que estaba instalado en su ADN. Con la presencia del terrorismo islámico y su vinculación con el narcotráfico desarrollaron la frialdad. El disparo seco sin ningún tipo de rubor, ya no solo mantenía su herencia criminal, sino que incorporaban otros insumos traídos por las diversas conexiones del gobierno con facciones terroristas. Son tan importantes estos grupos que muchas veces los cuerpos de seguridad del Estado se muestran supeditados a las órdenes que emanan de estos colectivos. Frente a estos elementos los demócratas estamos llamados a construir un país en donde la violencia sea un capítulo cerrado…

 

 

 

Alexander Cambero

@alecambero

alexandercambero@hotmail.com

Tiranía al desnudo…

Posted on: mayo 6th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

 

El anuncio del presidente Nicolás Maduro de llamar a una constituyente comunal es la confesión que su régimen es una verdadera dictadura. Un fraude constitucional que se yergue incólume sobre la realidad de una democracia maltrecha, a la cual hemos llegado después de 18 años de socialismo. Sus antecedentes históricos podemos conseguirlos en oscuras experiencias de regímenes que se declararon como peligrosos prototipos de la castración democrática. El gobierno crea un artilugio que los haga evadir el juicio del voto ciudadano. Es el golpe de Estado continuado que iniciaron hace algún tiempo. Quien carece de convicciones democráticas terminó quitándose la careta para actuar bajo la premisa de sus preceptos autoritarios. Bajo el espíritu de su ambición monástica, sus decisiones no tienen el concurso de la adhesión popular. Su orfandad electoral la suple con los reiterados abusos a la voluntad ciudadana, el temor de perder el poder hace que utilice mecanismos tan perversos como el de asesinar la Constitución, a la que catalogaban como ejemplo en el mundo. En cualquier escenario internacional no perdían la oportunidad para exhibir sus bondades. Paulatinamente se fue convirtiendo en su propio calvario. Creció el totalitarismo en la misma medida en que la carta magna se hizo su más fuerte cuestionador. Cada abuso de poder reñía con los preceptos resguardados en ella. El curso de los acontecimientos fue haciéndola un huésped incómodo. Mientras fueron mayoría no les importaba usarla a discrecionalidad; cuando se esfumó el respaldo popular, la Constitución originaba por las ganas perpetuas del primer dictador y se transmutó en una filosa espada para sus cabezas. El arrebato totalitario que negó cualquier derecho a todo aquello que sea distinto a sus ideas mostró el rostro. Es por eso que ahora llevan hasta la hoguera al propio texto constitucional del cual hacían alardes, sustituyeron los derechos ciudadanos por el acorralamiento, cada párrafo que garantizaba el equilibrio de los poderes fue trucado y fue sustituido por el abuso. Lo que vemos ahora es el miedo a terminar perdiéndolo todo. Que sus múltiples vinculaciones con el narcotráfico internacional queden al descubierto. Huyen al saber que fuera del gobierno tendrán que rendirles cuentas a una justicia honrada que no se preste a sus impudicias.

 

 

 

Nicolás Maduro sabe que está perdido. Sus grupos de exterminios arremeten contra la población. Se oculta en la parafernalia de un poder grotesco que le hace loas a la irracionalidad. Las calles de la nación son el escenario en las que un pueblo sin armas recibe las ráfagas de aquellos que solo colindan con la muerte. Son escuadrones entrenados para arrasar con todo lo que consiguen a su paso. El odio que muestran lleva el veneno de la peste ideológica que le sembraron en el alma. Cada acto de violencia contra civiles lo acompañan con sucesos vandálicos en los que saquean con la anuencia de los cuerpos de seguridad del Estado. El obsceno recurso anticonstitucional busca perpetuarlos en el poder, sin correr el riesgo del voto ciudadano, en donde sus probabilidades de obtener un éxito electoral es ínfima. Es por ello que se juegan su última carta ante la certeza que está en los últimos días.

 

 

 

Acabar con la Constitución nacional es el mecanismo que buscan. Le rehúyen al voto ciudadano. Para esta cúpula enquistada en Miraflores, cualquier elección es mala palabra; conocen que sus niveles de rechazo los hace un proyecto político irrecuperable. Solo tienen la fuerza del abuso y la inmoralidad de cuerpos al servicio del odio. Tiene tanto miedo que se refugian en la burbuja de un golpe de Estado continuado, sus militantes se marcharon después de comprobar que son un fraude. Es una estafa para engañar al pueblo con un mecanismo que no busca otra cosa que agravar la crisis en Venezuela. Este régimen tiene los días contados como bien lo dice la aguerrida María Corina Machado, solo están dando sus últimos aleteos en el océano de sus miserias…

 

 

 Alexander Cambero

@alecambero

alexandercambero@hotmail.com

La valentía de Hans Wuerich

Posted on: abril 29th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

 

 

Un hombre desnudo frente al exterminio. La piel perforada por los reiterados perdigonazos, que dispara el miedo obsceno del poder podrido. En sus manos, como escudo impenetrable, la palabra de Dios, que lo hace beber en la fuente de su fe. Es allí donde su arrojo encuentra asidero para resistir la presión del complicadísimo escenario existencial. Sobre la arteria vial un ciudadano común, desafía al pelotón que observa impávido a quien no se oculta en su temor; alza su bandera de esperanza enarbolándola en su piel desnuda casi al borde del maltrato. Sus convicciones parecen darle el valor que perdió la nación, cuando siguió los pasos de un proyecto absolutamente ineficaz. Este proceso pletórico de fracasos, se fue llenando de oscuridades hasta que se hizo socio de la desfachatez.

 

 

El temor de perder su botín los hace excesivamente crueles a la hora de reprimir a las manifestaciones pacificas. Irrumpen con la voracidad de la piraña deseosa de presa. Actúan sin cortapisas como llevando a sus adversarios al molino de la historia, son feroces esgrimiendo el odio con lo cual disparan sus ráfagas persiguiendo a miles de historias anónimas. Luego su complicidad nocturna para buscar huéspedes para ataúdes y hospitales sin medicinas; son los francotiradores que dejaron huérfanos sus sentimientos para ir en pos de venezolanos que luchan por la libertad. Detrás de tanta maldad se oculta el inmenso miedo de saberse rechazados por la inmensa mayoría de venezolanos que condenan tan deleznables procederes, es la metamorfosis de las frustraciones sociales y que como guillotina vengadora reaparece cuando el resentimiento asume el poder, seguramente algunos familiares y amigos decentes condenaran la actitud que muestran los funcionarios enfundados en sus trajes de prepotencia. Paradójicamente existe mayor verdad: no en los cubiertos hasta los tobillos, sino en aquel que desarropó su verdad sin temer ante el ruido de las balas. Es la autenticidad de los principios frente al abismo; de aquello que mira por dentro y solo descubre un inmenso vacío. Ese hueco en sus entrañas lo disimulan mostrando sus dientes de horror, arremeten para ahogar sus faltas de afecto por el prójimo.

 

 

La escena va más allá de una imagen. A pocos metros del valiente joven un moderno equipo disuasivo de última generación, es como una tarántula gigante que busca llevarnos hasta su tupida red; en las calles atestadas de pueblo digno se muestran los tentáculos de la represión como la espada que busca quebrarle el espinazo a la valentía. En los últimos tiempos Venezuela se despojó de su tranquilidad frente al régimen. Son dieciocho años soportando un régimen tiránico que no se anda por las ramas a la hora de querer liquidar cualquier esperanza democrática. Desde un principio definió un esquema de sometimiento que ha ido desarrollando con el discurrir del tiempo, bajo esa premisa desnudar sus ocultas intenciones de perpetuidad es necesario…

 

 

 Alexander Cambero

@alecambero

alexandercambero@hotmail.com

El Nerón de Miraflores

Posted on: abril 10th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

El emperador del palacio usurpado suena la lira de la confrontación, sus desfachateces tiran la cuerda de la agresión como el recurso postrero de un régimen aniquilado. Desde sus entrañas de maldad infinita han partido las directrices de exterminio de toda expresión de libertad que resista la dictadura. Este agonizante mamarracho gubernamental no solo inhabilita honestidades; sino que busca desaparecer a los líderes auténticos de la oposición. Grupos violentos han tratado de acabar con: María Corina Machado, Henri Ramos Allup, Lilian Tintori, Freddy Guevara y otros. Es tan grave su estado de locura que ha utilizado un gas rojizo que está prohibido por los estándares internacionales del uso de químicos, para repeler las manifestaciones públicas. Este producto puede causar daños irreversibles en los ojos, así cómo originar severas complicaciones en personas con problemas cardiológicos y pulmonares. Un comunicado de Amnistía Internacional insta al gobierno venezolano a que revele los componentes del producto que le aplican a los miles de manifestantes. La utilización de estos químicos es percibido como crímenes de lesa humanidad. Desde el punto de vista jurídico su instrumentación es una flagrante violación del artículo 68 de nuestra constitución que indica lo siguiente: “Los ciudadanos y ciudadanas tienen derecho a manifestar, pacíficamente y sin armas, sin otros requisitos que los que establezca la ley. Se prohíbe el uso de armas de fuego y sustancias tóxicas en el control de manifestaciones pacíficas. La ley regulará la actuación de los cuerpos policiales y de seguridad en el control del orden público”.

 

 

 

Como podemos ver estamos en presencia de un gobierno que actúa de manera infame en contra de ciudadanos honestos. Lo último fue incendiar la oficina de Enrique Capriles, con el deseo de asesinarlo, esta dictadura anda desesperada ante su inminente fin. En horas de la noche trataron de tomar por asalto la gobernación del estado Miranda, seguramente con la intención de sembrar evidencias que justifiquen su manía persecutoria. Este régimen es experto en recurrir a los artilugios propios del totalitarismo. Su maldad es incalculable, la capacidad de odio sigue creando este tipo de acciones monstruosas que revelan su carácter primitivo.

 

 

 

La tiranía desesperada apela a los recursos más pueriles para atentar en contra de civilidad, de pronto han caído las mascaras para mostrar su verdadero rostro. Han salido a las calles a hostigar a los valientes venezolanos que defienden su derecho a ser libres; la represión ha sido tan desproporcionada que el horror que se vive en Venezuela causa estupor en el planeta.

 

 

 

Sus mecanismos perversos no son otros que aniquilar al contrario con la mayor expresión de odio que reconozca nuestra historia, tienen un desprecio absoluto por la vida ciudadana que todo lo circunscriben a mantenerse en el poder al precio que sea. En las últimas horas las agresiones del binomio fuerzas represivas del estado y grupos delictivos: mantenidos como sanguijuelas en la ubre del régimen, recrudecen sin el mayor respeto por sus semejantes. Disparos de gruesos calibre hacen desde la impunidad que estimula su sed de sangre inocente. Esas hordas son máquinas que se ocultan tras un capucha donde disfrazan sus intenciones, nada detiene su accionar. Sin el mayor rubor van sembrando su saña ante el absoluto silencio de los órganos encargados de los derechos humanos. Mientras el país arde por los cuatro costados: Nerón sigue tocando la lira de su gran incompetencia. Por expresa orden del gobierno cubano lo conminan a estar lejos de Caracas, su descomunal rechazo lo ha reducido al mínimo de respaldo popular. Sus cadenas son tan mediocres que sus invitados se muestran fastidiados ante semejante fracasado de la historia…

 

 

 

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