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Henri Falcón, ¿vicepresidente del régimen?

Posted on: marzo 3rd, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

 

En la política las cosas más inverosímiles pueden suceder. En episodios pasados, enconados adversarios se han abrazado a una causa común. Asumiéndola como la probabilidad de subsistir políticamente. Mucho de lo que sonaba como agria expresión de la locura, terminó siento tan real que la sorpresa llenó de perplejidad a todos.

 

 

En el caso de la parodia electoral del 22 de abril la situación es más cónsona con los intereses gubernamentales. Henri Falcón es un abanderado escogido por el régimen para jugar el rol de oponente. Les viene de perlas el ex gobernador de Lara. Tiene un buen discurso que los ayudará a montar el teatro bufo. Seguramente vendrán retos e invitaciones a debatir.

 

 

 

El espectáculo grandilocuente en cadena nacional, para lograr el propósito de tratar de descuartizar a la verdadera oposición. Antes lo impusieron desde las entrañas de los factores democráticos. Se infiltraron con sus enfoques de poder trayendo los vicios aprendidos en la ubre chavista. Ahora dejan caer la careta olorosa a grandes negocios. Esas posiciones complacientes hicieron que la fuerza del cambio fuera colocada en posiciones de minusvalía. Siempre la carantoña con el oficialismo, con la intención de socavar las bases de todos aquellos sectores mayoritarios que adversamos esta locura.

 

 

 

La plataforma del proceso fraudulento del 22 de abril está en marcha. Nicolás Maduro sabe que el mundo entero desconocerá su victoria por considerarla producto de una trampa. Por ella aplican un plan que creen puede lograr confundir a la comunidad internacional. Sacan del tintero a Henri Falcón, para presentarlo como un líder opositor que da legitimidad al proceso electoral. Seguramente el gobierno le pondrá mucho dinero y personal de mesa para crear un ambiente de verdadero debate democrático.

 

 

 

El CNE debe andar preparando sus mecanismos tecnológicos para ampliar su exiguo respaldo en las urnas. Con ello también disfrazarían la enorme abstención de esa jornada. El tercer paso es aún más complejo. El gobierno sabe que nadie les creerá el cuento de sus elecciones fraudulentas. Nicolás Maduro ganará con suma comodidad. Henri Falcón reconocerá automáticamente la elección; asimismo, manifestará el buen trabajo realizado por el CNE. Todo en consonancia con lo acordado anteriormente con Jorge Rodríguez.

 

 

 

Aprovechará el candidato –dizque derrotado– para arremeter contra los sectores opositores acusándolos de no creer en el gran encuentro nacional. De responder a intereses exógenos de gran poder político. Será un discurso de viraje paulatino hasta cruzar el umbral del último rictus de apariencia. Liberado del fardo del disimulo. Ahora de la mano de Nicolás Maduro, llegarán a la estación final. Como comprenden que nadie les sostiene el cuento, aparecerá la carta oculta: el presidente le ofrecerá a Henri Falcón la Vicepresidencia de la República. ¿Qué busca con ello? Mostrarle al mundo que, en aras de la necesaria reconciliación política, le ofrece a su adversario electoral la segunda posición más importante del país para lograr la paz. Que llegó la hora del reencuentro de los venezolanos. Que juntos gobierno y oposición pueden ir de la mano construyendo el sueño de Chávez. Como el régimen sufre de una terrible debilidad, esta jugada los oxigena y desarticula algunas posiciones. Además, será una forma inteligente de cerrarle el paso a Diosdado Cabello, con un movimiento que anteponga el supuesto acuerdo nacional a los intereses subalternos. En el arte de la manipulación política todas las cosas pueden ocurrir, y más cuando se encuentran dos políticos con el rechazo abrumador del país a cuestas…

 

Alexander Cambero

@alecambero

alexandercambero@hotmail.com

El hampa revolucionaria…

Posted on: febrero 12th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

Estamos en el reino de la impunidad. El hampón vive a sus anchas mientras los honestos están acorralados por la violencia. Es difícil derrotar esta espiral asfixiante, desde las altas esferas se protege a estos delincuentes porque sostienen que ellos son guardianes de la revolución. Son increíbles los casos que son obviados por los jueces complacientes en desmedro de una sociedad estupefacta. Una cruel realidad que ha convertido a Venezuela en la nación más violenta del hemisferio occidental.

 

 

 

Las cifras de los últimos meses del año 2017 arrojan datos tan espeluznantes que tendríamos como horizonte al propio matadero. Degollina que nos deja con hondas heridas en una colectividad volátil, que jamás guarda momentos de tranquilidad ya que a cada segundo aparece el sobresalto, se construye futuro sobre la base de una realidad enmarañada.

 

 

 

Caldo de cultivo para escribir episodios decadentes de una nación que sufre retortijones en su intestino social. Aprendemos del mal ejemplo y por lógica no podemos sacar nada bueno de ello. Existe un cordón umbilical entre la inseguridad y la violencia. Son como el maridaje perfecto de un coctel a base de arsénico. Nuestro país toma del mezclado con resultados funestos para una patria huérfana de un eficiente sistema judicial. Sin la adecuada preparación y autonomía necesaria para ejercer con pulcritud la administración de justicia. Responden exclusivamente a los arrebatos del proceso y no a las bondades del derecho como esqueleto en donde se sostiene el músculo de una nación.

 

 

 

Cuando es la ideología la que juzga se cometen desafueros que terminan pervirtiendo las decisiones. El descoque gubernamental deja que la balanza se incline de manera evidente hacia algún ángulo del problema. En este mundo de trapisondas color de mi sangre existen aquellos cubiertos bajo el manto de la impunidad. El gatillo revolucionario no tiene frontera que lo limite. Puede accionar el arma y hasta asesinar a quemarropa al que se le antoje.

 

 

 

Sabe que su gobierno logrará librarlo de cualquier investigación, por eso no tiene escrúpulos ya que sus venas están cargadas del odio profundo que una ideología malévola anidó en su corazón. Quizás desarraigar este sentimiento sea la más dura prueba para restañar la profunda herida de la patria, el recelo con lo cual se percibe al adversario es apenas una primera etapa de profundas ideas retorcidas que alimentan la maldad.

 

 

 

Dejar que la impunidad tenga el control es algo que jamás dará un resultado acorde con la civilidad. Por eso les cuesta reencontrar el camino que conduce a la paz. Para desmontar las intenciones de aniquilar, primero debemos desarmar al corazón arrebatado. Esta debe ser la tarea de todo aquel que crea en la unidad real de los venezolanos…

 

 

 

alexandercambero@hotmail.com
@alecambero

Entre Hugo Chávez y Oscar Pérez

Posted on: enero 20th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

Aunque parezca contradictorio, son parte de nuestros fantasmas históricos. Es la fascinación que ejerce el uniforme por encima de las instituciones. Los venezolanos siempre anhelaron la mano dura que impusiera el respeto; de allí hasta el autoritarismo existe una puerta secreta que nos conduce al fanatismo. Son incontables nuestros capítulos de héroes paradigmáticos que, en el génesis de su protagonismo inicial, nos hablaron de transformarlo todo bajo el auspicio del espíritu democrático. Luego crearon constituciones como traje a la medida para hacerse de la República. Posteriormente el despotismo sembrado en las entrañas de los abusos más cruentos, detrás un pueblo hipnotizado. Propagando el cuento entre sus congéneres deseosos de conseguir el favor de su conquistador, este hará que la aclamación sea su gen cautivador. Es parte de una razón de ser muy sencilla: nuestra historia como nación la escribió la guerra. El semidiós a caballo importó más que el hombre de las letras. Somos hijos del trueno y no de la quietud del pensamiento fecundo. Siempre andamos pensando que esto lo resuelve la próxima asonada. ¿Cuántas van? Son incontables los episodios sangrientos que se tradujeron en nuevas frustraciones. Solo la independencia en algunos rasgos puede mostrar logros. Las otras fueron la irrupción de nuevos caudillos con ciudades arrodilladas ante la prepotencia del victorioso.

 

 

 

Ubicándonos en el contexto histórico contemporáneo, Hugo Chávez y Oscar Pérez lograron cautivar a sectores de nuestra sociedad; estamos hablando del inicio de sus carreras como protagonistas de un hecho concreto. El génesis del comandante muerto fue parecido al del hombre ejecutado por el régimen. El pueblo lo aclamaba como al enviado del cambio. Oscar Pérez iba logrando un éxtasis que hizo recordar los inicios revolucionarios. Es allí donde existe similitud: ambos se enfrentaron al poder establecido, con la enorme diferencia de que aquella era una democracia y lo de ahora es una oprobiosa dictadura. Es bueno que comprendan que su comparación no viene dada por gestiones políticas. Las semejanzas están en sus motivaciones. Creerse que lo que acontecerá pasa por su voluntad, que sin su concurso el país está condenado a morir petrificado. En las profundidades de sus egos inflamados está la subrepticia reprobación de la noble institución del voto. El sufragio, para la mayoría del mesianismo militar, es una acción bobalicona de espíritus pusilánimes. Su afán es la sangre de la guerra que sepulta los cadáveres del enemigo. La Constitución un escenario que les impide actuar con la espada de los abusos, por eso liquidan su radio de acción.

 

 

Como vemos existe un ADN histórico que los vincula. Es la naturaleza de nuestros pueblos que aman a todo aquel que muestra la fuerza para descuartizar al otro. No tenemos cultura para el diálogo, sino para la confrontación. El militarismo siempre verá al mundo civil como un fardo que tienen que cargar. Las leyes que juran defender son los gravosos nudos que impiden que su epopeya sea el evangelio que recite el pueblo entero. La exaltación del nuevo héroe que murió asesinado. Tan parecido al otro ser que también está muerto…

 

 

 

Alexander Cambero

@alecambero

alexandercambero@hotmail.com

Una Venezuela hambrienta

Posted on: enero 13th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

La gente hurga en los desperdicios para poder alimentarse. Son millones de personas que la única posibilidad que tienen de comer es buscar en la basura, estamos viviendo una verdadera peste que genera enormes dificultades. Los niños mueren por desnutrición, los hospitales están atestados de pacientes con patologías incrementadas o producto de la falta de alimentos, lo que constituye un crimen de lesa humanidad.

 

 

 

Aunado a ello tenemos la falta de medicinas, lo que contribuye a convertir todo el cuadro en una pandemia social que arrasa con todos, paradójicamente estamos hablando de una nación poderosa, que siempre contó con recursos increíbles que la hicieron como una república del primer mundo ¿Qué ocurrió? Simplemente que una administración basada en el totalitarismo acabó con todo el esplendor posible: haciéndonos rehenes de un populismo que aniquiló todo.

 

 

El hambre es la peor pandemia social que pueden sufrir los pobres. Su aparición en cualquier escenario de la vida es la derrota del sustento ante la ruindad. Cuando es la falta de políticas efectivas la que genera el problema, hablamos de un eslabón de la crisis que tiene disparadores telúricos en todas las direcciones. Sin alimentos suficientes y de calidad en la mesa de la familia venezolana, las dificultades abrirán una brecha asombrosa entre el sueño de la cúspide y la base ruinosa, que resiste una pesada carga que le endosaron los culpables de la ilusión. Su ideología primitiva fue capaz de mandar a los pobres al inframundo de las penurias.

 

 

El hambre es un multiplicador de todas las enfermedades; las que son crónicas reducen la condición de vida a la mínima expresión. Igualmente, contribuye decisivamente a la aparición temprana de otras. Con este parámetro diabólico crecen los problemas de rendimiento escolar y de ausentismo en la misma área educativa. El alumno no tiene los elementos nutricionales adecuados para rendir de manera óptima, se presentan fallas estructurales en el proceso cognoscitivo de quien carece de una nutrición de calidad.

 

 

 

El ausentismo escolar se exhibe como la última disciplina estelar del pensum de estudio. El educando abandona el barco donde estaban todos sus anhelos y la esperanza de mejorar sustancialmente. Aumentan la marginalidad y la delincuencia como un nuevo eslabón en la cadena de la propagación de la miseria. También el desempleo tiene su carga genética social arraigada en la falta de un salario acorde y en la huelga general de las ollas familiares de brazos caídos. Es realmente todo un cuadro amorfo que actúa en las formalidades propias de una crisis estructural de un modelo.

 

 

 

Existe hambre porque las políticas económicas del Gobierno han sido mal ejecutadas; nunca pusieron el énfasis en producir sino en destruir el aparato productivo hasta volverlo trizas. El fenómeno trae consigo las infernales colas, que son el producto monumental del fracaso de un modelo absolutamente irracional, que pensó que despedazando la inversión privada podría sacar alimentos de las empresas quebradas; un sibilino canto al desaguisado revolucionario que nos indujeron en la noche de las banderas rojas.

 

 

 

Con el hambre crecieron esos gigantescos bachacos que se erigen en la nueva era de los asaltantes, que terminan atracando al mismo pueblo necesitado. Ese germen nacido en las entrañas del régimen describe en pequeña escala el atraco que han sido sus impulsores desde las esferas del gobierno miraflorino. Que hayan dilapidado una incalculable fortuna para guardársela en sus cuentas significó una de nuestras vías a la catástrofe segura. El discurso del hambre no tiene el beneplácito de los grandes escenarios, sus palabras no contienen el perfume de la erudición que despierta halagos entre los presentes. Solo cuenta con los sonoros aplausos de los estómagos vacíos…

 

 

 

Alexander Cambero

@alecambero

 

¡Danos comida…!

Posted on: diciembre 24th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

 

 

La más colosal de las hambrunas decapitó la Navidad venezolana, pocas familias le apuestan a tener mesas repletas como se disfrutaban hace algunos años. Solo los grandes jerarcas gubernamentales tendrán la esplendidez que concede el estar en el poder; los que carecen de lo mínimo solo anhelan tener algo que llevar a la boca en unas fechas en las que los venezolanos tendremos la paz de los sepulcros, que no es por la muerte instantánea de millones de compatriotas, sino por el vil asesinato del aparato productivo nacional, crimen perpetrado por una revolución que robó las ilusiones y sembró el terror en nuestro mundo. Casi de golpe y porrazo fue robándonos cada espacio hasta dejarnos huérfanos. Desnudos quedamos en manos de la vorágine de abusos, una casta se apropió del erario nacional para hacerla el botín que disfrutan los privilegiados. Son los despiadados que utilizan las necesidades del pueblo para almorzarse al país sobre sus espaldas.

 

 

 

Ya el sueño de muchos se simplifica en poder comer. No existe la ilusión de comprarse ropa o equipar la casa con nuevos enseres, aquí la situación es tan difícil que lograr una ración de alimentos en Navidad será como tocar el cielo con las manos, aquellos excesos con refrigeradores llenos de hallacas quedaron para el recuerdo. Los perniles lograron incrementar su precio de manera increíble, los licores tradicionales tienen el signo de lo prohibido para el escueto presupuesto nacional. Solo se brindará con brebajes artesanales que harán de esos días momentos para recordar de cómo el whisky es un desaparecido en acción. Los vinos son ahora un recuerdo lejano de cuando en Venezuela se disfrutaba de su aroma perfumado por la marca de origen. Los esperados regalos han pasado al álbum del recuerdo. Aquí más que un presente el pueblo lo que desea es poder comer, miles aspiran el milagro de poder tener un bocado para poder alimentar a sus hijos. En la oración nocturna millones de venezolanos solo suplicarán por comida. Muchos niños se imaginarán a San Nicolás sacando de su inmensa bolsa un buen mercado que haga menos dura la carga por unos días. Soñarán con el milagro de poder comer como Dios manda. Quizás exigiéndole algún trozo de carne o pollo que sustituya a frijoles y cambures, los verdaderos auxilios estomacales de una nación hambrienta. Ahora el imaginario personaje navideño no durará semanas leyendo las cartas en las que los niños solicitan regalos. Casi todas pedirán lo mismos: poder comer. En este reino de injusticias solo unos privilegiados tendrán sus faraónicas Navidades. Llenas de los excesos y el desequilibrio gastronómico del usurpador. Son los reyes del reino, los defraudadores del país que harán un gran festín, mientras la mayoría no tiene un pedazo de pan que le sepa a gloria…

 

 

Alexander Cambero

@alecambero

alexandercambero@hotmail.com

El peor momento de Venezuela…

Posted on: diciembre 2nd, 2017 by Laura Espinoza No Comments

 

 

 

Curiosamente un país con las bondades de Venezuela nada en el fango de la miseria. ¿Cómo ocurrió?

 

 

 

No es difícil encontrar respuestas que no sean atribuibles al ejercicio del poder por parte de una ambiciosa dictadura. Son esas políticas primitivas las que han cavado la fosa en la que entierran las esperanzas de futuro de una nación con grandes probabilidades, pero que ancló en el puerto populista del revanchismo revolucionario.

 

 

 

Es increíble que miles de personas hurguen en la basura, buscando algún alimento descompuesto para comer. No hace mucho tiempo su nivel de vida cumplía con parámetros deseados; si bien existían sectores con dificultades, estos no llegaban a tener las estadísticas actuales que son de las peores del planeta. Los que observamos son grupos de ciudadanos que se abalanzan frente a los promontorios de los desechos. El hambre hace que la desesperación los arrastre hasta el nivel de codearse con los perros callejeros. Es un cuadro profundamente desolador y más, tratándose de una nación con su enorme potencialidad económica. Desgraciadamente la acción corrosiva de su gobierno logró el milagro de hundirla hasta el último peldaño de la mendicidad. El drama de la salud es otro de los aspectos más críticos.

 

 

 

En la década de los ochenta éramos un ejemplo mundial en esta materia. Muchos científicos nuestros recorrieron el planeta enseñando el modelo venezolano. Ahora poseemos el peor sistema de salud del hemisferio. Los hospitales carecen absolutamente de todo, los pacientes no tienen la posibilidad de conseguir algún fármaco que los ayude a enfrentar las distintas patologías. Una amplísima red de estafadores ha logrado controlar el mercado de las medicinas, comerciándolas a precios exorbitantes.

 

 

 

La corrupción gubernamental es de tal magnitud que las estadísticas por muerte por falta de medicamentos se incrementan cada día. El paciente gasta lo poco que tiene para no morirse. La otra es recurrir a curanderos que terminarán poniéndole la lápida a su derecho de vivir.

 

 

 

En definitiva, hemos retrocedido a los angustiosos tiempos del siglo XIX. En aquella época, las luchas fratricidas en la búsqueda del poder terminaron diezmando al país rural. Los polvorientos caminos exhibían el pestífero carapacho de la muerte. El hambre se disfrazaba de luto y dolor, herrumbre de pueblos que se dibujaban en el rostro sombrío de las penurias. La actualidad se revuelca en aquellas antiguas cenizas, solo que lo que vivimos en estos años: responde exclusivamente al quiebre originado por un modelo fallido.

 

 

 

Imaginarse a Venezuela chapaleando en la hambruna parece parte de una pesadilla. Un desquicio de un régimen absolutamente criminal, que aplasta la probabilidad de un destino mejor…

 

 

 

alexandercambero@hotmail.com

@alecambero

 

El país en fuga

Posted on: octubre 7th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

 

 

En los aeropuertos venezolanos se ofrece el último abrazo. La familia observa con ojos llorosos cómo el avión surca los aires, llevándose a nuestros jóvenes que marchan en pos de realizar sus sueños en latitudes ajenas. Esa familia queda mutilada de un cuajo; no es la ida voluntaria para realizar el vuelo inicial de construir su lógico propio destino. Es un éxodo obligado por la necesidad de fugarse de un paupérrimo sistema de cosas. Sienten que sus esperanzas de un futuro mejor están amenazadas por la cruel realidad y debido a ello se aventuran a encontrar un lugar seguro.

 

 

 

Vivimos un reiterado desgajamiento de la nación. Es la partida de miles de venezolanos que van en la búsqueda de mejores condiciones de vida. En definitiva, quieren lograr una estabilidad que les garantice tener lo necesario para proyectar un crecimiento en todos los órdenes. El secuestro del país por parte de un proyecto totalitario contribuye decididamente con la huida nacional. Nadie desea que lo asesinen en cualquier esquina; son tantos los casos que la intranquilidad se manifiesta entre muchos que sienten que nadie está a salvo en su país. Tampoco anhelan pasarse la existencia tocando puertas de empresas quebradas, sin oportunidad para acceder a un empleo decente; con la realidad de luchar en las kilométricas colas para encontrar algún producto que ayude a someter momentáneamente al hambre.

 

 

Corretear por el péndulo de una crisis escalofriante es una de las principales razones para que muchísimos compatriotas tomen la decisión de marcharse. No les importa trabajar en cualquier actividad distinta a sus capacidades profesionales; siempre será mejor que estar incluido en las estadísticas de los millones de desempleados, de aquellos que son perseguidos por no comulgar con un régimen tiránico que es muy eficaz para posarse en la maldad. Su gran capacidad para odiar es una verdadera marca en el rostro de una nación que ha comprobado que son capaces de las peores afrentas que pueda recibir la decencia. Son máquinas implacables que van tras las huellas de aquellos que no se dejan someter por la tiranía chavista.

 

 

 

Venezuela padece el éxodo de sus entrañas. Grandes talentos forjados en nuestras universidades han optado por desarrollar sus potencialidades en naciones que saben que su concurso es valioso; son nuestras historias protagonizando en espacios tan diferentes al mundo donde nacieron. Sin lugar a dudas, el gran responsable de este drama es el gobierno.

 

 

 

En Venezuela está ocurriendo lo mismo que padecieron muchas naciones que fueron sometidas por el totalitarismo: los pueblos prefirieron enfrentar océanos infectados de tiburones, cruzar vastos territorios afrontando un sinnúmero de peligros que terminar aplastados por el hambre y sin libertad. Acá la huida se refleja en los numerosos viajes a cualquier destino que ofrezca mejores condiciones de vida que las que brinda la nación.

 

 

 

En la lejanía el país se vuelve difuso. La nueva realidad va construyendo una distancia peligrosa que vuelve en soledad al sitio de origen. Las antiguas calles son otras con olor a fragancias distintas, surgen las comparaciones y en el estatus de vida alcanzado Venezuela sale perdiendo. Es allí dónde nuestra nación corre el riesgo de convertirse para algunos en un viejo álbum de fotos amarillentas, un cúmulo de anécdotas bajo el cielo de nuevas costumbres. Una nación que se piensa cuando un resumen de un noticiero habla de ella. Esa batalla que se escenifica en cada corazón venezolano en la distancia contribuye a que nuestra realidad se haga más dura. Miles que huyeron por no ver posibilidades reales de prosperidad mientras gobierne la ignominia. Pasamos de ser buenos anfitriones de maravillosos seres humanos venidos de otras tierras, a vivir sus experiencias de tener que buscar destino en otra parte…

 

 

 

Alexander Cambero

@alecambero

alexandercambero@hotmail.com 

El Papa en el vecindario…   

Posted on: septiembre 3rd, 2017 by Laura Espinoza No Comments

 

Desde el cielo plomizo que cobijaba la patria. Las manos del Papa Pablo VI bendijeron a Venezuela aquella mañana del 22 de agosto del año 1968, en su viaje a Colombia, investido como el primer Sumo Pontífice que visitaba a nuestra América en dos mil años. Lo hacía trece meses después del terremoto de Caracas, que había dejado un balance de dos mil heridos, doscientos treinta y seis muertos y cuantiosos daños materiales por más de diez millones de dólares. Una cruz marcada en el pavimento se transformó en un símbolo de una fe; que no retrocedió ante el funesto golpe de la naturaleza. El inolvidable Juan Pablo II llegó a Colombia en 1986 para recorrer diez ciudades en un periplo cargado de un gran fervor religioso, que reencontró las raíces de una nación profundamente cristiana, pero azotada por el morbo de la violencia extrema. Aquella senda del Santo Padre dejó una huella profunda en cada rincón. El alegre peregrino se vistió con la grandeza de su autenticidad.

 

 

 

Ahora el actual máximo jerarca de la iglesia católica visita a Colombia trayéndonos un mensaje de paz. El papa Francisco llegará con la certeza de encontrarse en tierras que reconocen su gestión de hombre de pensamientos amplios. Lejos de antiquísimas practicas de quienes tiene la erudición del conocimiento ecuménico, pero que no sienten el sufrir del pueblo humilde. Un hombre que rompe los cánones de su alta investidura, para asomarse en el corazón que tiembla ante la necesidad de un poco de caridad.  Senderos que hablan su propio idioma en una suerte de encuentro entre los pueblos. Kilómetros sin las ataduras culturales de otras formas de observar los aconteceres terrenos. Aquí su legado tiene la compañía de millones de seres que andan en la búsqueda de naciones que garanticen que la vida tenga el rol fundamental que corona la verdad del evangelio.  Un hombre distinto, sin las ínfulas históricas del poder entronizado en la Roma. Rompiendo con los paradigmas arrastrados desde que el imperio se convirtió al cristianismo.

 

 

 

Desde Venezuela observamos su llegada con expectación.  Una nación sometida por una cruel dictadura sabe que una voz con su preeminencia moral está de visita en el vecindario. No es tan lejana la visita de Francisco, sabiendo que un hermano país sufre los rigores de una pesadilla constitucional: que tritura libertades y somete a la democracia al escarnio público. Una elite narcoterrorista que no se detiene ante nada, debe ser enfrentada por todos aquellos que no comulgan con el totalitarismo. Colombia ha sido un verdadero hermano recibiendo a todos lo que han huido de su patria, les abrió su corazón sin mezquindad. Ese ejemplo de nobleza nos llena de gratitud a los venezolanos. La cercanía de los afectos hará que nuestra Patria esté en muchos de los que hablen con Francisco, que sepa la realidad en las voces del pueblo. Ese dolor desgarrante del país arrebatado debe ser denunciado en cada escenario. El totalitarismo avanza con absoluta impunidad, el crimen vestido con ropaje constituyente es el gran verdugo de los venezolanos. Frente a esto no pueden callar las voces libres. La República de Bolívar  sabe que Colombia es un aliado para su pronta liberación. Tener al Papa Francisco en sus predios es una magnífica oportunidad para que sienta el dolor vecino. Que pueda comprobar en algo, lo mucho que le han contado. Es hora de tenderle la mano a Venezuela…

 

 

Alexander Cambero

alexandercambero@hotmail.com

@alecambero

 

Los últimos días de la dictadura…

Posted on: julio 29th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

Asistimos a los últimos días de este proceso hambreador; es inminente el resquebrajamiento del proceso totalitario que destruyó a Venezuela. El régimen no tiene escapatoria: ante la rebeldía cívica de un pueblo decidido a cambiar su suerte, ya son muchas las humillaciones recibidas por una casta de bribones que jugaron con su futuro en nombre de una revolución que los expolió hasta dejarlos pulverizados. Ya las tretas gubernamentales no son el eficaz somnífero que por años durmió a la población. Sus infundios son repelidos por las numerosas protestas de calles que muestran el vigor ciudadano que no se amedrenta ante las balas del crimen; no importa que los órganos represivos del Estado, en alianza con grupos delictivos, arremetan en contra de la población desarmada que se rebela con la fuerza imparable de no querer más dictadura en la patria.

 

 

Cada agresión es respondida por miles de personas que han hecho de la calle la casa común del pueblo alzado. Jóvenes en el despertar de sus anhelos, viejos con la fortaleza de los años construyendo una oportunidad arropada al legado incandescente de héroes inquebrantable. Una luz que alumbra al final de un túnel que conduce a un destino mejor, son las valiosas historias que escriben con su sangre los capítulos de la Venezuela contemporánea, que será el espejo en el que las nuevas generaciones se mirarán para no volver a permitir que el comunismo haga nido en nuestras columnas democráticas. Enseñarán que la ilusión mesiánica es un atolladero revestido con las pompas del sutil engaño. Que la pretendida revolución no puede inscribirse sobre el cadáver de la libertad, que cualquier doctrina que la castre siempre será una dictadura.

 

 

 

Nuestra patética realidad debe servirnos para reflexionar con respecto al país que está en el útero del cambio inminente. Se requiere de gobiernos que impulsen el crecimiento económico de la mano de plenas garantías para la inversión, sin olvidar el compromiso social con los más débiles. Enseñándolos a crecer para profundizar en su despegue definitivo, alejándolo de la dádiva que actúa para comprar su conciencia y reducirlo al estatus de pedigüeño. Quien no pueda salir del empoderamiento ideológico terminará arrastrado ante las ínfulas de alguien. Toda su actividad atada a los vicios propios del populismo como fórmula para entenebrecer conciencias.

 

 

Hace falta un relanzamiento de la nación hacia nuevas formas democráticas de construir una sociedad justa, dinámica y con la elevación de los estándares de vida. Mirar el error para no repetirlo es una premisa fundamental y más cuando estamos en el nacimiento de una nueva Venezuela. Ahora cerramos una etapa cruenta que nos legó un cúmulo de heridas que iremos sanando con gran esfuerzo.

 

 

Es la hora de la construcción de un cambio estructural que nos haga cambiar el modelo manipulador por uno en el que pongamos primero a la democracia.

 

 

Nuestros jóvenes luchan en las calles por lograr una nación plena; briosos corren por las amplios senderos de la esperanza. Enarbolan la bandera de la patria que no se arrodilla, que cruza pendientes y baja al abismo para renacer en cada pecho. Son los héroes que construyen el futuro de todos. Son también el hechizo de un balón enamorado de libertad y principios cívicos. Son el mismo pueblo que muestra su grandeza en cada lance de vida…

 

alexandercambero@hotmail.com

@alecambero

El asalto a la Asamblea Nacional…

Posted on: julio 8th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

 

MEl desespero de la dictadura venezolana los hace cometer errores a cada instante. Asaltar el Palacio Legislativo –un 5 de julio–, paradójicamente cuando se conmemoraba el 206 aniversario de la firma del Acta de nuestra Independencia, es una demostración de imbecilidad espeluznante. Violentar el hemiciclo que representa la genuina representación que se dio el pueblo con sus votos, es confesarse indignos de participar en libertad.

 

 

 

Parlamentarios secuestrados y heridos por una turba de energúmenos ataviados de los colores del régimen, horas de zozobra mientras el mundo impávido se enteraba de semejante salvajada. Una gran cantidad de gobiernos democráticos del orbe condenó inmediatamente la severa agresión en contra de la democracia venezolana. Son grupos adiestrados que dirigen desde Miraflores los encargados de estos irracionales actos de desesperación. Acciones de un régimen moribundo, que trata de alargar las horas de su monumental fracaso.

 

 

 

El gran miedo que tienen de perder el poder y terminar sus líderes en la cárcel por corruptos, los tiene dando rienda a su barbarie. Ya no disimulan las formas para tratar de jugar con el engaño, tal como lo han hecho durante dieciocho años, se han despojado de la careta dizque democrática para ir en pos de las escasas libertades que aún poseemos. Con morbosa animadversión han planificado liquidar la Constitución nacional, amparándose en un llamado a destruir el actual contrato social de la República convocando una asamblea nacional constituyente sin la debida consulta al pueblo, quien es el fiel portaestandarte del poder originario.

 

 

 

Un vulgar secuestro del expreso mandato del orden constitucional para hacer un mamotreto que sirva de base para proseguir la destrucción nacional, llevándose en los cachos al padre de los demonios: Hugo Chávez. El otrora patriarca amado ahora es un estorbo para las pirañas ávidas de carroña jurídica. Su proyecto goza del repudio general, debido a que sus bases de sustentación son la confesión de un delito en contra de la nación. Desean una constitución a la medida de su perversidad, que justifique sus múltiples desatinos: una cúpula deshonesta hasta la raíz de la expresión.

 

 

 

La acción contra el ente legislativo es una demostración palmaria de las cosas que quieren terminar haciendo con el país. Un oscuro personaje del inframundo purulento del gobierno se atribuyó los hechos, con el rostro oculto tras la felonía, habló como si atentar contra un poder legítimamente electo por el voto popular fuera una proeza digna de los aplausos decentes. Seguramente una condecoración gubernamental colgará del cuello de semejante espécimen.

 

 

 

Feroz arremetida del malandraje pagado con el dinero de todos los venezolanos, el amplio prontuario policial de los asaltantes es parte del currículo de estos sectores acostumbrados al crimen en todas las formas posibles. Saben que gozan de la protección de su gobierno y de un poder judicial en donde pululan personajes tan sombríos como ellos.

 

 

Hemos vuelto a las montoneras del siglo XIX cuando cualquier sujeto irrumpía en el antiguo Palacio Legislativo a buscar cobrar con sangre lo que sus ideas retorcidas no podían. La imagen de un hampón comandando grupos que hirieron a diputados y trabajadores del cuerpo legislativo no es tan diferente del pasado. Es el régimen que está viviendo su última etapa…

 

 

Alexander Cambero

@alecambero

alexandercambero@hotmail.com

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