Se da por seguro que el papa Francisco abrirá los archivos secretos vaticanos sobre el Holocausto, y con ellos la participación que la Iglesia tuvo en el bien y en la tragedia nazi.
Representantes de las comunidades judías, también aquí en Brasil, fundan esta esperanza en las afirmaciones que el entonces cardenal arzobispo de Buenos Aires, Bergoglio, hizo al rabino argentino Skorka en la obra Entre el cielo y la tierra.
A la pregunta explícita del rabino sobre si estaría de acuerdo en que el Vaticano abriera los archivos que más escuecen a la Iglesia, como los relativos al Holocausto, el entonces cardenal, en vísperas ya de ser papa, responde categóricamente:
“Me parece perfecto lo que usted propone de abrir los archivos de la Shoá (Holocausto). Que se abran y se conozca todo y que se vea si se puede hacer algo. Y si nos equivocamos tendremos que decir: “Erramos” A eso no hay que tenerle miedo. La verdad tiene que ser el objetivo. Cuando uno empieza a ocultar la verdad está eliminando la Biblia.”.
Aquel cardenal que defendió con énfasis la apertura de los secretos vaticanos sobre el Holocausto judío tiene hoy el poder de hacerlo. ¿Podría echarse atrás ahora que tiene en sus manos las llaves para que “se conozca toda la verdad”? El papa Francisco ha dado pruebas inequívocas, desde antes de ser papa de la importancia que para él y la Iglesia tienen el pueblo judío y la religión de Jahvé en la fundación del cristianismo. Para la Iglesia y para el mundo.
Ya papa, el primer documento que firmó fue una carta enviada el primer día de su pontificado, al rabino jefe de Roma. Después le felicitó la Pascua judía que tuvo lugar días antes de la cristiana.
En Buenos Aires, invitaba al rabino Skorka a hablar a los seminaristas sobre el tema de los” valores”. Y en el libro de conversaciones con él, llega a afirmar que lo más “corajudo” que aprobó el Concilio Vaticano II, fue que “Dios rescató en primer lugar al pueblo depositario de las promesas”.
Y explica: “La Iglesia defendió oficialmente (en el Concilio Vaticano II), que el pueblo de Israel sigue siendo el depositario de las promesas”. Y lo traduce con un lenguaje popular: “En ningún momento dice (el Concilio), “perdió el partido, ahora nos toca a nosotros”.
Por ello, afirma, “al pueblo judío no se le puede acusar de deicidio como sucedió durante mucho tiempo”.
El papa Francisco afirmó antes de serlo que : “cada judío que se mataba durante el nazismo, era una bofetada a Dios en nombre de los ídolos”. Glosando el Holocausto, el cardenal, después de reconocer que ha habido y siguen existiendo “muchos otros holocaustos en el mundo”, reconoce que el judío fue diferente: “Tuvo una particularidad, una construcción idolátrica contra aquel pueblo. La raza pura, el ser superior eran idolatrados sobre la base en que se forjó el nazismo. No es un hecho sólo geopolítico. Es una cuestión religioso cultural”, escribe. // IPP
Fuente: Globovision