Gustavo Petro logró remendar el capote en pocas horas y, en apariencia, la relación bilateral con los Estados Unidos retornó a esta suerte de normalidad con turbulencias que ha sido la tónica durante la presidencia del presidente Cordobés. Solo que de estos rifirrafes siempre quedan heridas y entuertos que reparar.
Colombia entera sabe ya, después del desaguisado desatado por el mandatario, que entre los dos países hay que caminar pisando sobre huevos y que Donald Trump mostró sus colmillos para significar- ante Colombia y de cara a terceros- que sus políticas van en serio y que su capacidad sancionatoria en el caso inmigratorio puede ser tan contundente como desproporcionada.
El inquilino de la casa de Nariño no parece estar consciente de lo que su país, su ciudadanía y sus empresarios arriesgan con actitudes destempladas como la que él adelantó en el irresponsable mensaje que posteó dirigido a Donad Trump. El país colombiano depende por entero de una relación estable y constructiva con los Estados Unidos por lo que su deterioro sería de un costo superlativo… pero solo para Colombia.
Su principal socio comercial es el mercado americano. Una sola cifra lo ilustra: el año 2024 cerca de 3300 empresas colombianas colocaron sus productos en los Estados Unidos. Un tercio de sus exportaciones están dirigidas hacia el norte con una cifra de exportaciones que supero los 16.000 millones de dólares en 2024 de acuerdo a instituciones locales. Un dato a retener es que una cuarta parte del café se consume en los Estados Unidos tiene origen colombiano. Pero también una cuarta parte de la importaciones colombianas tienen su origen en los Estados Unidos. Todo ello gracias a un Tratado de Libre Comercio que durante 12 años ha sido bien administrado y ha cumplido con la final de estrechar sus vínculos. Bogotá también ha recibido de Washington montos muy abultado a lo largo de los años a través del Plan Colombia orientado a la lucha contra la droga.
En el terreno del flujo de capitales la caída de inversiones foráneas en los años del gobierno de Gustavo Petro son significativas. La caída en 2024 fue de mas de 17%-. Pero tradicionalmente el país que más aporta Inversión Extranjera directa es Estados Unidos que cuenta por dos veces los montos que aporta Europa.
El caso es que la torpeza de Gustavo Petro ha tentado al nuevo gobierno estadounidense a darle salida a las intemperancias de su presidente y, como señala BBC mundo, a usar a Colombia para demostrar la intención de torcerle el brazo a terceros países que no comulguen con sus iniciativas.
La realidad además, es que hay asuntos en la dinámica nacional que han estado siendo observados por los altos funcionarios encargados de la política latinoamericana en Estados Unidos que provocan un ambiente de malestar difícil de manejar y de digerir por un individuo de la agresividad. El fortalecimiento del narcotráfico en Colombia y Venezuela hoy está siendo considerado por Washington como el resultado de una connivencia entre la narcoguerrilla y actores terroristas que están atentando contra la seguridad de la primera potencia mundial. La responsabilidad de los gobiernos que lo aúpan se percibe nítidamente. ¿Piensa alguien que en la Casa Blanca se quedaran cruzados de brazos mientras ven crecer este fenómeno que además tiene a reproducirse en otros países?
La crisis no está desactivada y, peor que ello, el Presidente no aprende de sus propias torpezas. Ha desactivado su cuenta en X, pero su verbo puede tan erosivo e irresponsable como sus trinos. Eso es lo que está planeado en el momento en el que el gobierno de Donald Trump ha decidido instrumentar las repatriaciones de una manera agresiva e inconveniente. Mientras tanto Trump no cesa en su provocación por estar bien ubicado para ello. Se han congelado allí 15.000 millones de dólares destinados a la Justicia para la Paz un instrumento esencial para los vecinos colombianos.
Mientras Gustavo Petro se regodea con sus ocurrencias y desaciertos diplomáticos, el país político reacciona con fuerza. El presidente les ha dado argumentos de sobra para hacerse del propósito irrenunciable de dejarlo en la lona en las próximas elecciones.
Beatriz De Majo