Cuatro exministros de Hugo Chávez le escribieron una carta a Lula da Silva para precisar, entre otras cosas, que: «La deriva autoritaria y, por tanto, antidemocrática del señor Nicolás Maduro no es una ‘narrativa construida’ (…) no responde a ningún plan propagandístico de quienes se le oponen».
La carta está firmada por Rodrigo Cabezas, quien dirigió el Ministerio de Finanzas; Héctor Navarro, que ocupó en períodos diferentes los despachos de Educación, Ciencia y Tecnología y Energía Eléctrica; Ana Elisa Osorio, extitular de Ambiente y Recursos Naturales, además de vicepresidenta de la representación venezolana ante el Parlamento Latinoamericano; y Oly Millán Campos, exministra para las Comunas y Protección Social.
Figuras de peso, más unas que otras, que prestaron servicios por años a la causa del proceso bolivariano desde sus inicios y aún durante los primeros tiempos de Maduro. Se identifican como izquierda democrática y progresista y, en virtud de ello, se atreven a demandar a Lula lo siguiente:
«..que usted y su gobierno sean solidarios y consecuentes con una salida democrática a la crisis política, económica y humanitaria de Venezuela, y de esta manera con las víctimas, entre ellos, los más de 6 millones de venezolanos forzados a migrar, y nunca con sus victimarios».
Cabezas, Navarro, Osorio y Millán fueron alejándose progresivamente de la gestión de Maduro desde 2014, aunque reivindican con matices la era chavista. Cabezas, un dirigente que tuvo influencia en el entorno del Palacio de Miraflores, advirtió en 2016 a la dirección del partido socialista en el poder sobre el «deterioro operacional» de la industria petrolera, que condujo a su ruina y dejó al país sin recursos.
«Las sanciones de la comunidad internacional a Venezuela comienzan a tomarse en 2017. La gran causa de la quiebra nacional es el manejo no profesional de la política económica», dijo Cabezas en entrevista con El País de Madrid a finales de 2018.
La carta de los exministros termina de desnudar a Lula -que da palos de ciego en política internacional- sobre el carácter autoritario y antidemocrático del régimen de Maduro. También acerca del impacto de las sanciones, que es la prédica que repiten los jerarcas oficiales, Lula y los presidentes de Argentina, Alberto Fernández, al que restan unos meses en el poder; y de Colombia, Gustavo Petro, quien hizo mutis ante el exabrupto verbal de Lula al recibir a Maduro.
La carta contiene varios recordatorios para el presidente de Brasil:
Los informes de la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos de las Naciones Unidas que verificaron que el gobierno cometió violaciones flagrantes de los derechos humanos.
La pretensión de quedarse en el poder como sea, convirtiendo su proyecto político en intolerante con los que piensan distinto, eliminando el Estado de Derecho fundado en la separación de poderes.
La imposición de contratos antiobreros -Lula fue dirigente sindical- que han llevado a que los salarios en Venezuela se encuentren entre los más bajos de todo el mundo.
El cierre de casi todos los diarios impresos de Venezuela, 300 emisoras de radio canceladas, la prohibición de la señal de las cadenas internacionales de televisión, el bloqueo electrónico de más de 50 sitios web.
Y un asunto final que debe hacer estremecer a Lula: la corrupción que ha desaparecido miles de millones de dólares en las últimas semanas.
«Venezuela atraviesa una profunda crisis de carácter estructural como nunca antes había tenido en toda la historia de su República», ha dicho al ex ministra Oly Millán Campos. ¿Está por allí, señor Lula?
Editorial de El Nacional