Ayer en la mañana, 28 cadáveres fueron trasladados desde la sede de la medicatura forense, ubicada en Bello Monte, hasta la fosa común de La Peste, en el Cementerio General del Sur.
Los cuerpos tenían una data de ingreso de mes y medio y nunca fueron identificados o reclamados por familiares, según información extraoficial.
Uno de los casos fue el de Wilfredo Hernández de 47 años de edad, quien murió el 25 de mayo en los calabozos del comando de la Guardia Nacional Bolivariana de El Recreo. Su cuerpo fue trasladado el mismo día a la morgue de Bello Monte por los funcionarios castrenses, quienes indicaron que su muerte se produjo por causas naturales.
El cuerpo nunca fue reclamado, por lo que las autoridades decidieron sepultarlo en la fosa común de La Peste, porque desconocían la ubicación de los parientes.
Trámites. Los familiares de Hernández acudieron ayer al Tribunal 20 de Control del área metropolitana de Caracas, a fin de solicitar la boleta de excarcelación. Fue allí donde les sorprendió la noticia sobre el fallecimiento de Wilfredo Hernández hace tres meses.
Acompañados de abogados, se dirigieron a la morgue de Bello Monte para exigir la exhumación del cadáver. “Nos dijeron que era un trámite muy costoso y no tenemos recursos para eso”, sostuvo Mariana Hernández, hija del occiso.
Al indagar sobre las causas de la muerte, funcionarios de la medicatura señalaron “que murió de un colapso pulmonar bilateral, causado por un trauma torácico abdominal cerrado, es decir, que lo golpearon en los calabozos”.
Hernández vivía en situación de calle y fue aprehendido el pasado 2 de marzo en Quinta Crespo. Se le atribuyó el delito de robo a mano armada. No había recibido condena definitoria.
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