El país tiene derecho a la claridad. Resulta que el alcalde Jorge Rodríguez le dice al país que sí ha habido reuniones formales entre el gobierno y la oposición, aunque nadie sabe quién representa a la oposición ni qué se discute en esas reuniones tan secretas.
Henry Ramos Allup ha dicho que la discusión está centrada en cómo realizar el referéndum revocatorio en 2016, pero el oficialista capitán Diosdado Cabello ha negado que ese tema «esté en discusión ni lo estará jamás». El país necesita, entonces, estar bien informado porque lo que está en juego es de primerísima importancia para el futuro de Venezuela.
Entre rumores y corrillos se señalan, sin mayores detalles, como participantes por la oposición a Luis Aquiles Moreno (AD), Carlos Ocariz (Primero Justicia), Freddy Guevara (Voluntad Popular) y Timoteo Zambrano (Un Nuevo Tiempo). Quedan pues las dudas.
Desde luego, surge la inquietud de por qué el secreto y de por qué otros sectores de la oposición no solo no participan sino que ni siquiera están informados de ese diálogo montado por los ex presidentes Zapatero y Samper. Podrían, si no es mucho pedir, informarles a los venezolanos sobre la agenda que llevan, las exigencias, los resultados positivos y los negativos.
Líderes democráticos como Henrique Capriles, David Smolansky y María Corina Machado han denunciado los propósitos mercenarios de Zapatero con su diálogo. Ahora resulta que, al parecer, compañeros de partido de los dos primeros asisten a esos encuentros y los dejan mal parados en lo que ha sido la consecuente posición de Capriles y Smolansky en contra de las maniobras de los ex presidentes que Maduro ha puesto a promover el diálogo.
Este mentiroso diálogo solo viene a ser conocido porque los descubre el infeliz de Jorge Rodríguez, quien se aprovecha del desconocimiento que tiene la opinión pública de sus contenidos y logra así alentar la decepción en el pueblo.
Los líderes democráticos hicieron una promesa al país: que en 2016 se produciría la salida constitucional de Maduro de la presidencia. Entre todas las propuestas, los venezolanos abrazaron la del revocatorio como herramienta para ese fin, con la condición ineludible de que fuese este año. Pero sabemos que si la recolección del 20% de las firmas es a finales de octubre, entre la revisión de esas firmas y los 90 días que puede tomar el CNE, el evento electoral sería en 2017, lo que se considera inaceptable para la inmensa mayoría de los venezolanos.
La pregunta que cabe formular a los opositores protagonistas del diálogo con el gobierno es si han logrado adelantar la fecha de la recolección del 20% de las firmas, requisito indispensable para que el referéndum tenga lugar en 2016.
De lo contrario, cabe demandarle a la MUD cuál es el plan alternativo si es que la recolección de las firmas se mantiene a finales de octubre, lo que haría evidente que la destitución de Maduro no sería viable este año.
El país está en una encrucijada con el referéndum revocatorio. Si no se realiza este año sino en 2017 solo garantizaría un presidente designado por Maduro. Esto hace más inquietante la pregunta a la MUD sobre el Plan B en caso de no darse este año.
Editorial de El Nacional