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Recep Tayyip Erdogan gana las presidenciales en Turquía

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Recep Tayyip Erdogan gana las presidenciales en Turquía

Con el 99,02 % de los votos escrutados, el actual mandatario obtuvo el 52,08 % de los votos frente a los 47,92 % de Kilicdaroglu

 

 

Según los datos de la agencia Anadolu, Recep Tayyip Erdogan ha ganado la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Turquía de este domingo, tras una reñida contienda contra el candidato opositor Kemal Kilicdaroglu.

 

Con el 99,02 % de los votos escrutados, el actual mandatario, candidato de la Alianza Popular, obtiene el 52,08 % de los votos frente a los 47,92 % de Kilicdaroglu, que concurre por la Alianza de la Nación, recoge la agencia. Los resultados definitivos serán anunciados por el órgano electoral supremo en un mensaje posterior.

 

«Quiero dar las gracias a todos y cada uno de los miembros de nuestra nación, que una vez más nos han confiado la responsabilidad de gobernar el país durante los próximos 5 años.», declaró Erdogan en un mitin ante sus simpatizantes en Estambul. «El ganador de las elecciones del 14 de mayo y del 28 de mayo son los 85 millones de ciudadanos», añadió el mandatario, líder del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP).

 

Antes incluso de que se anunciaran los resultados definitivos, varios líderes mundiales felicitaron a Erdogan por la victoria. El emir de Catar, Tamim bin Hamad Al Thani; el primer ministro de Hungría, Viktor Órban, el presidente de Uzbekistán, Shavkat Mirziyeev, el jefe del Gobierno de Pakistán, Shehbaz Sharif, y el presidente de Azerbaiyán, Iljam Alíev, fueron los primeros en hacerlo.

 

El presidente de la República, Nicolás Maduro, se sumó también a las felicitaciones. «Venezuela celebra el triunfo de nuestro hermano y amigo Recep Tayyip Erdogan, quien resultó vencedor en las elecciones presidenciales y parlamentarias en Türkiye. Felicitamos al pueblo turco por esta victoria, deseando seguir trabajando unidos por construir el nuevo mundo. ¡Viva Türkiye!», escribió Maduro en su cuenta de Twitter.

 

El balotaje de este 28 de mayo se celebró luego de que ninguno de los dos candidatos lograra superar el 50 % de los votos en la primera vuelta.

 

Para garantizar la seguridad del proceso electoral, el Ministerio del Interior desplegó más de 596.000 agentes de seguridad, incluidos más de 324.000 policías, en todo el territorio nacional. Asimismo, se creó el centro de situaciones de emergencia y seguridad para monitorear el proceso en todas las 81 provincias, al tiempo que equipos contra crímenes ciberespaciales rastrean una posible difusión de desinformación, publicaciones provocativas y otro tipo de contenido maligno, detalla el diario Hurriyet.

 

Tras emitir su voto en una escuela en Estambul, el actual mandatario destacó en declaraciones a la prensa que se trata de la primera vez que Turquía celebró una segunda vuelta para elegir al futuro jefe de Estado. «No hay ningún país en la historia del mundo en el que se haya celebrado una votación de este tipo con una participación de hasta el 90 %. Turquía libró su lucha democrática con una participación de hasta el 90 %», dijo.

 

Con este triunfo, Erdogan, en el poder desde 2003, ha conseguido renovar su mandato de cinco años en un momento en el que el país atraviesa problemas económicos, agudizados por el devastador terremoto del pasado 6 de febrero, y también cuando el papel de Turquía va en aumento en la política internacional, con Ankara perfilándose como mediador en la crisis ucraniana y al mismo tiempo experimentando fricciones con la OTAN.

 

¿Por qué Erdogan pudo postularse de nuevo?

 

El mandato presidencial turco queda limitado a dos períodos de cinco años, pero Erdogan, se postuló en esta ocasión por tercera vez. El paso fue posible gracias a la aprobación en 2017, por un estrecho margen, de las enmiendas a la Constitución que fijaron el tránsito de Turquía desde una república parlamentaria a una presidencial.

 

Tras concretarse los cambios, el jefe de Estado obtuvo amplias facultades, mientras que el cargo de jefe del Gobierno, ocupado por Erdogan desde 2003 hasta 2014, quedó abolido.

 

 

¿Qué prometieron Erdogan y Kilicdaroglu?

 

En sus declaraciones antes y después de la primera vuelta, tanto Erdogan como Kilicdaroglu se concentraron en la necesidad de mejorar la actual situación económica y garantizar la recuperación tras el devastador terremoto de febrero.

 

Entre otras causas, esto se debe a las altas tasas de inflación registradas en el país y la desvalorización de su moneda, la lira turca, que afectaron seriamente a la nación, mientras el actual mandatario se aferró a un curso monetario no tradicional, abogando por bajar el tipo de interés para combatir el alza de los precios. Según datos oficiales, en marzo de este año el índice de precios al consumidor, cifra clave para medir la inflación, había aumentado el 50,51 % interanual.

 

Pese a ello, Erdogan, en el poder desde 2003, está en contra de elevar la tasa de interés, argumentando que esto podría causar la desaceleración económica. En paralelo, pretende construir 650.000 nuevas viviendas para «curar completamente las heridas» en las 11 provincias afectadas por el sismo. Además, promete gas barato durante un año para un consumo doméstico de hasta 25 metros cúbicos mensuales, al igual que unos días antes de la primera vuelta había anunciado la subida salarial del 45 % para 700.000 funcionarios públicos.

 

A nivel internacional, el actual mandatario sostiene que continuará el rumbo para aumentar la influencia de Ankara en los asuntos globales y mantener una postura independiente que se refleja en la negativa a sancionar a Rusia por el operativo en Ucrania, el papel mediador entre Kiev y Moscú, las frecuentes fricciones con la OTAN o la Unión Europea.

 

En esta línea, Erdogan afirma que bajo su liderazgo el país permanecerá como «una isla de paz y seguridad» y construirá «el eje de Turquía» que traerá «estabilidad, multilateralismo, más cooperación» tanto para Ankara como para la humanidad.

 

En sus aseveraciones en contra Kilicdaroglu, lo tacha de demasiado prooccidental y afirma que es apoyado por fuerzas que su Gobierno considera terroristas, como las kurdas, entre otras. En paralelo, el mandatario critica a su contrincante por intentar empeorar las relaciones con Rusia luego de que Kilicdaroglu acusara a Moscú de interferir en el proceso electoral, algo que fue contundentemente rechazado por el Kremlin. Erdogan presenta como un logro de su política las relaciones «especiales» con su par ruso, Vladímir Putin.

 

Mientras Kilicdaroglu, que se presenta como demócrata y acusa a Erdogan de dirigir el país con métodos autocráticos, defiende la necesidad de volver a «un sistema parlamentario fuerte», atraer inversiones extranjeras multimillonarias para impulsar la economía.

 

Con respecto a la política exterior, el candidato opositor apostaba por una mayor cercanía con la UE y EE.UU., así como también por resolver el problema kurdo y garantizar la vuelta de los refugiados sirios a su país de origen. Tras conocerse los resultados de la primera vuelta, Kilicdaroglu prometió que expulsaría a todos los refugiados en caso de obtener la victoria.

 

Por otra parte, Kilicdaroglu mantiene una postura ambigua sobre la continuidad de las relaciones con Rusia. Por un lado, prometió seguir con el diálogo basado en la igualdad, desmintió informaciones de que daría un giro de 180 grados en las relaciones con Moscú. Por otro lado, se mostró dispuesto a seguir con el rol de intermediario entre Rusia y Ucrania.

 

Rumbo al “trono” del país

 

En 1998, Erdogan fue acusado de incitar al odio étnico tras leer un poema de carácter islamista en un mitin celebrado en diciembre de 1997 en la provincia de Siirt. Pese a que la obra poética no estaba prohibida, e incluso formaba parte de los libros recomendados por el Ministerio de Educación a los profesores, el político fue destituido como alcalde de Estambul y condenado a diez meses de prisión. Sin embargo, salió en libertad condicional tras pasar cuatro meses entre rejas.

 

En 2001, Erdogan fundó el Partido de la Justicia y el Desarrollo de Turquía (AKP, por sus siglas en turco) que unió a conservadores islámicos, representantes de centro-derecha y del mundo empresarial, rivalizando a partir de entonces con el Partido Republicano del Pueblo (CHP), fundado por el primer presidente de la república turca, Mustafa Kemal Ataturk.

 

En las elecciones parlamentarias de noviembre de 2002, el AKP obtuvo el derecho a formar el Gobierno. Debido a sus antecedentes penales, Erdogan no pudo ser elegido ni encabezar el Gabinete, de lo que se encargó el entonces vicepresidente del partido, Abdullah Gül. Erdogan pasó a ser diputado solo en marzo de 2003, tras ser derogada la norma que prohibía a ciudadanos con antecedentes penales postularse al órgano legislativo. Desde entonces y durante más de una década, hasta agosto de 2014, el político ocupó el cargo de primer ministro, líder de facto de la entonces república parlamentaria.

 

Durante este período, el PIB del país aumentó en más de dos veces, pasando de 314.500 millones de dólares en 2003 a 938.950 millones en 2014, según datos del Banco Mundial. Paralelamente, disminuyó significativamente la inflación, pasando del 21,6 % al 8,9 %, al tiempo que se llevó a efecto la redenominación de la lira turca, que se tradujo en la eliminación de seis ceros.

 

Por otra parte, se reforzó el control sobre el Ejército, que tradicionalmente ha tenido una gran influencia sobre los procesos políticos en la nación, con el arresto de cientos de militares bajo la acusación de que preparaban golpes.

 

 

Durante su etapa al frente del Gobierno, Erdogan abogó por convertir a Turquía en una república presidencial, por lo que en 2007 se introdujeron enmiendas a la Constitución que establecían la celebración de elecciones presidenciales por votación popular como mecanismo para elegir al jefe del Estado.

 

Fallido golpe de Estado

 

El 28 de agosto de 2014, Erdogan asumió la presidencia de Turquía con el 51,8 % de los votos. Su política tendente a islamizar el país y debilitar la influencia de los militares condujo a un intento de golpe de Estado, ocurrido el 15 de julio de 2016. Sin embargo, con el apoyo de la población y de las unidades militares y policiales leales a Erdogan, el levantamiento fue sofocado.

 

Ankara acusó al clérigo turco Fetullah Gulen, que reside en EE.UU. y contaba con simpatizantes entre los miembros del Ejército y de la Policía, de orquestar la sublevación fallida. Tras aquel episodio, se introdujo el estado de emergencia, que se prolongó hasta julio de 2018, mientras que más de 13.000 personas fueron detenidas por participar en el golpe.

 

A raíz de este terremoto político, Erdogan cambió el sistema de control en las Fuerzas Armadas, que dejaron de estar subordinadas al Estado Mayor, pasando a estar bajo el control del Ministerio de Defensa.

 

Problemas con la inflación

 

Pese a los logros económicos de su era, las altas tasas de inflación afectaron seriamente al país en los últimos años de la Presidencia de Erdogan, que se aferró a un curso monetario no tradicional para combatir la inflación. Así, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) se incrementó en febrero de este año en un 3,15 %, con el índice de inflación anual situado en un 55,18 %.

 

En contraste con las prácticas de otros bancos centrales que suben el tipo de interés para reducir la oferta monetaria, combatir el alza de los precios y estabilizar divisas nacionales, el mandatario turco abogó por bajar el tipo de interés, argumentando que esto estimularía el crecimiento y la concesión de préstamos en el país. Asimismo, Erdogan defendía que su curso de política monetaria estaba justificado por los valores del islam, que prohíbe la usura como forma de obtener beneficios.

 

 

 

EU

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