Muchos envases de vidrio tienen unos puntos en relieve junto a la base, como una especie de braile. Ya sean botellas, botellines, tarros, botes… de refrescos, salsas, mermeladas, aceitunas, zumos… en ellos encontramos esas protuberancias en pautas diferentes, ya sea punto-punto-punto-punto-espacio-espacio-punto-espacio… como comienza en el ejemplo de la imagen o en otras combinaciones diferentes.
Puede que no hayas reparado en ellos. Si es así, un simple asalto a tu frigorífico y los podrás encontrar por doquier, desde el bote de espárragos hasta en los yogures. Eso sí, siempre en envase de vidrio.
También puede que hayas advertido su presencia pero desconozcas su utilidad.
Sea como sea, puede ser interesante conocer su razón de ser, su función. Veamos:
Lejos han quedado los días de la producción artesanal de botellas y envases de vidrio por el método del soplado. Ahora lo hacen las máquinas en un proceso industrial. Existen varios sistemas como el prensado, el soplado a presión o el moldeado y es habitual la utilización conjunta de algunos de ellos.
Uno de los métodos más habituales consta de la inyección de la pasta de vidrio en dos moldes y en la posterior unión de las dos piezas obtenidas. Lo que explica las dos líneas longitudinales que podemos encontrar en botellas y botes, y que no son más que rastros de las líneas de unión. Unos rastros leves, pero apreciables.
Una vez obtenidas las botellas o envases se les somete a unos controles de calidad automáticos muy sofisticados. Desde simuladores de tensión para eliminar el producto excesivamente frágil, hasta controles dimensionales, de grosor y aspecto por medio de máquinas optoeléctricas para evitar las fisuras, rebabas, suciedad, burbujas y demás.
En este proceso es muy útil un código de identificación colocado en el artículo, para asociar el defecto con el molde correspondiente. Así puede saberse al instante de qué molde procede el producto defectuoso y proceder a su reparación.
Y aquí entran en juego los puntos de marras. Su número y su disposición entre los espacios, forman un código de identificación fácilmente reconocible por medios optomecánicos. Además, no es posible que el código identificativo se desprenda del envase, puesto que forma parte del mismo.
Todas las máquinas de control van asociadas a un ordenador, donde se almacena y se trata toda la información referente a los recipientes, con objeto de informar en tiempo real al operario, que tomará las decisiones oportunas para obtener un producto de mayor calidad.
SC
Por Confirmado: Oriana Campos