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Panecillos de remolacha

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Opinión

Panecillos de remolacha

Ingredientes

 

 

Harina blanca de trigo (panificable)* – 330 gramos

 

Agua cocción remolacha – 165 gramos

 

Remolacha cocida – 99 gramos

 

Sal – 6 gramos

 

Levadura seca de panadería** – 2 gramos

 

Zumo de limón*** – 10 gramos

 

*La harina panificable es aquella cuyo contenido en proteínas suele rondar los 10-11 gramos por cada 100 gramos de harina. Consultando la información nutricional, que debe aparecer en los envases de los alimentos, podemos conocer la cantidad de proteína de la harina.

 

 

** Se usamos levadura fresca poner 7 gramos.

 

 

*** Si tenéis acceso a vitamina C en comprimidos, usadla, ya que con ella obtendréis un pan con mayor color. Para este pan usaremos 1 gramo de vitamina C (ácido ascórbico).

 

 

 

Elaboración de la receta

 

 

Al menos cuatro horas antes de amasar, o el día previo, pelamos la remolacha y la cocemos en agua. Pondremos el agua justa para que cubra la remolacha. Cocemos a fuego medio entre 45 y 60 minutos aproximadamente, o hasta que la remolacha esté tierna. Dependiendo del tamaño de la remolacha, necesitaremos una o varias piezas. Durante la cocción la remolacha pierde peso, por lo que habrá que poner más peso en fresco que el indicado en la receta, ya que la receta se refiere a peso de remolacha cocida.  Una vez cocida, dejamos enfriar y reservamos junto al agua de cocción.

 

 

Antes de amasar, ponemos en el vaso de la batidora la remolacha cocida y el agua de cocción que indica la receta. Batimos hasta obtener un puré fino.

 

 

En un cuenco, echamos la harina y el puré de remolacha. Mezclamos bien hasta que toda la harina quede humedecida. Tapamos con un trapo y dejamos reposar 25 minutos. Este reposo, que recibe el nombre de autolisis, hará que nos sea más fácil el posterior proceso de amasado.

 

 

Siguiendo una técnica de amasados cortos, y reposos entre amasados, sin apenas esfuerzo tendremos lista nuestra masa.
Pasado el tiempo de reposo, extendemos la masa sobre la mesa de trabajo ligeramente aceitada, distribuimos la sal  a lo largo de toda la superficie, y amasamos durante 1 minuto. Boleamos la masa (bolear significa formar una bola), la metemos en el cuenco,  tapamos éste con un trapo y dejamos reposar durante 15 minutos.

 

 

Pasados los 15 minutos, añadimos la levadura del mismo modo que acabamos de hacer con la sal. Amasamos 1 minuto, boleamos, metemos la masa en el cuenco, tapamos y dejamos reposar durante 15 minutos.

 

 

Tras el reposo, repetimos un nuevo ciclo de amasado (1 minuto) y de reposo (15 minutos).

 

 

Volcamos de nuevo la masa sobre la mesa de trabajo ligeramente aceitada. La superficie de la masa ya debería empezar  a presentar un aspecto liso y brillante. Si aún presenta un aspecto granuloso, volvemos a dar otro ciclo de amasado y reposo. Si nuestra masa tiene una superficie lisa y brillante, está lista para iniciar la primera fermentación, para ello; aceitamos ligeramente las paredes del cuenco, formamos una bola con nuestra masa y la metemos dentro. Tapamos y la dejamos fermentar hasta que doble su volumen.

 

 

Una vez que la masa ha doblado su tamaño, la volcamos sobe la mesa de trabajo previamente enharinada. Formamos una bola con la masa (bolear), para bolear seguimos los siguientes pasos: cogemos la bola de masa y la aplanamos ligeramente en forma de disco. Vamos replegando pequeñas zonas del borde de la masa hacia el centro de la misma y, una vez la tenemos en el centro, presionamos ligeramente para que se fije. Repetimos esta secuencia con distintas zonas del borde hasta que la masa quede recogida. Una vez que la tenemos recogida hacia el centro, le damos la vuelta y la hacemos girar suavemente sobre su base para que la bola coja más tensión.

 

 

Una vez que hemos boleado ambas porciones, las dejamos reposar sobre la mesa, tapadas con un trapo, durante 15 minutos. Este reposo hará que el gluten se relaje y nos sea más fácil el formado de los panes.

 

 

Transcurridos los 15 minutos, formamos el pan. Para ello, cogemos una de la masa y la aplanamos ligeramente en forma de disco. Doblamos la mitad superior del disco hacia el centro. Hacemos lo mismo con la mitad inferior. Doblamos los extremos también hacia el centro. Por último, volvemos a doblar la mitad superior pero esta vez la llevamos hasta solaparla con la mitad inferior del mismo modo que haríamos para cerrar una empanadilla. Sellamos bien la junta pellizcando suavemente.

 

 

Una vez que hemos formado nuestro pan, lo ponemos a fermentar. Para que nuestro pan mantenga la forma y desarrolle un buen volumen durante el horneado, es preferible colocarlo en el interior de un banneton o cesto de fermentación (uno para cada pan) que tenga una forma alargada. Si no tenemos banneton, un recipiente de plástico, o un cesto de mimbre, nos pueden hacer a la perfección el papel de cesto de fermentación.

 

 

En este caso, ponemos un trapo en el interior del recipiente, con ayuda de un colador espolvoreamos harina por encima y ponemos el pan sobre el trapo con el cierre (lo que durante el horneado estará en contacto con la bandeja del horno) hacia arriba. Tapamos el pan con un trapo, ponemos encima del trapo una bolsa de plástico, y dejamos fermentar hasta que el pan casi doble su tamaño.

 

 

Precalentamos el horno a 250 grados con una bandeja en su interior.

 

 

Una vez que el pan ha doblado su tamaño, procedemos a hornearlo, para ello; sobre una bandeja invertida, ponemos una lámina de papel vegetal y volcamos el pan encima. Si pusimos el pan a fermentar sobre papel vegetal, transferimos la hoja con el pan a la bandeja invertida, o a una madera que nos haga las veces de pala. Con la ayuda de un cuchillo afilado, hacemos un corte  a lo largo de la superficie del pan, en el centro de la misma.

 

 

Con la ayuda de la bandeja invertida,  o la madera, deslizamos el pan sobre la bandeja que hay dentro del horno. Antes de cerrar la puerta del horno, pulverizamos agua hacia las paredes del mismo con un pulverizador doméstico. Esto provocará un ambiente húmedo que será propicio para que el pan desarrolle un buen volumen.

 

 

Bajamos el termostato a 230º y horneamos durante, aproximadamente, 45 minutos o hasta que el pan adquiera un color dorado. Hacia la mitad del horneado giramos el pan para que este se dore por igual.

 

 

Dejamos enfriar sobre una rejilla durante 3 horas.

 

 

 

 

Cocina casera

Por Confirmado: Oriana Campos

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