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Seis años más…

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Seis años más…

 

Nuestros errores nos han llevado al despeñadero. El régimen revolucionario existe debido a las gravísimas contradicciones de una élite opositora más cerca del vedetismo que de los anhelos de un pueblo. Demasiados egos inflamados en la contextura de líderes engreídos; proyectos de arrebatados, con agendas propias, en los que no existe un párrafo en favor de la gente. Muchos de ellos mantienen una gran vitalidad, sirviendo de coadyuvante de un proceso equivocado. Esta nación no resiste seis años más de Nicolás Maduro. Una administración con los mayores índices de rechazo en el planeta, lograría mantenerse en el poder ante la falta de una estrategia cónsona con los tiempos modernos. Esa verdadera catástrofe que pudiera ocurrir, sería no solo garantizarles a las nuevas generaciones una hecatombe que arrasaría con todo, dejándonos en minusvalía frente al bastardo interés gubernamental, sino la muerte de la nación. La estratosférica incapacidad de Nicolás Maduro terminaría de reducirnos a escombros, es imposible que pueda realizar alguna mínima rectificación; quienes han asaltado al erario público no vendrán a tratar de sacarnos del abismo.

 

 

 

Al contrario, su firme intención es finalizar la tarea acabando con la poca democracia que nos queda. Es una cuestión de responder a su militancia autoritaria. El libreto de la perennidad lo acarician los amos en La Habana. El fantoche nacional significa para Cuba una ubre que alimenta sus raquíticas finanzas. Ellos son los dueños de la franquicia venezolana, imparten las directrices que Miraflores ejecuta sin chistar. Ahora planifican el sostenimiento de Nicolás Maduro al frente del poder en seis años decisivos en la vida política latinoamericana. Ante el viraje derechista de la mayoría de los gobiernos latinoamericanos, mantener a Venezuela en sus garras es un acto de supervivencia ideológica para ellos. Saben que conservándola en un puño tienen la capacidad de controlar un factor preponderante en la región.

 

 

 

De ocurrir esto, ¿qué hará la comunidad internacional? Durante años hemos padecido los saludos a la bandera; desde sus acomodaticias posiciones pontifican sobre Venezuela, pero la realidad es que no terminan de jugárselas por nosotros. Creer que la solución está en esos escenarios es un costosísimo error. Somos los venezolanos quienes lograremos salir del atolladero a punta de dignidad. ¿Hace falta el acompañamiento universal? Por supuesto que sí, pero subordinado a lo que decidamos nosotros como realidad, y no como meros espectadores de reuniones en donde nos conminan a realizar las cosas tal como ellos quieren. Nos ha faltado diplomacia inteligente. Los nuestros parecen muchachos de mandado, solo repitiendo lo que les imponen. Así como condenamos el tutelaje del comunismo internacional, como dueño de la parcela gubernamental, también cuestionamos que grupos de intereses exógenos nos asignen tareas. Respetamos sus opiniones, pero el derecho a tener libertad lo conseguimos nosotros. Cuando aprendemos a ser sumisos cualquiera nos convierte en insignificantes súbditos. Este país no puede arrodillarse ante nadie, llámese como se llame.

 

 

 

¿Se imaginan seis años más? Si padecemos este abismo por capítulos, la que vendría sería la peor de las desgracias para nación alguna; los gravísimos errores de una dirigencia opositora huérfana de compromisos, castrada para la grandeza, nos colocó en este desiderátum que nos conduce al suicidio. Es demasiado el tiempo para estar condenados al peor de los infortunios.

 

 

 

 

Alexander Cambero

@alecambero

alexandercambero@hotmail.com

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