El tribunal acierta al mantener a la Infanta acusada
abril 22, 2016 8:46 am

La detención y posterior ingreso en prisión de las cúpulas del autodenominado Manos Limpias y de la asociación de consumidores Ausbanc ha estado a punto de influir en la situación procesal de la Infanta Cristina en el juicio por el ‘caso Nóos’. Manos Limpias ejerce la acusación popular contra la hermana del Rey, que se sienta en el banquillo por un presunto delito fiscal. La naturaleza del delito -contra la Hacienda pública- impide que pueda haber acusación particular. La Fiscalía y la Abogacía del Estado consideraron desde el principio de la instrucción que no había cometido delito y, por tanto, era procedente retirarla del proceso en virtud de la denominada ‘doctrina Botín’, consagrada en su día por el Tribunal Supremo, que en la práctica dice que la acusación popular no basta para condenar a una persona.

 

 

 

A pesar de que el juez que instruyó el caso, José Castro, decretó mantener la imputación en su último auto, sus abogados pidieron su exculpación en la apertura del juicio oral. El pasado 29 de enero el tribunal que juzga el caso, presidido por la juez Samantha Romero, dictaminó que la ‘doctrina Botín’ no se debía aplicar en este caso. Así, la Infanta ha continuado en el banquillo de los acusados y ya declaró como imputada el pasado 6 de marzo.

 

 

 

Tras el encarcelamiento de Miguel Bernad se supo que el sindicato había intentado chantajear a la defensa de la Infanta exigiendo tres millones de euros a cambio de retirar todos los cargos contra ella. Esta circunstancia fue aprovechada por la mayoría de las defensas -menos la de la hermana del Rey- para pedir la expulsión de Manos Limpias del proceso, lo que hubiera podido suponer a su vez el levantamiento de la acusación contra la Infanta. Afortunadamente, y con buen criterio, la juez Romero ha decidido mantener al sindicato en el proceso y ha utilizado para ello un argumento palmario: de momento, «hay que respetar el principio de presunción de inocencia» porque todavía «no hay una sentencia firme contra nadie». La juez ha exigido «rigor» a los letrados que con demasiada rapidez han querido arrimar el ascua a su sardina.

 

 

 

Otra razón para mantener a la Infanta en el banquillo es que la abogada que representa a Manos Limpias, Virginia López Negrete, ha manifestado que no se va a retirar del caso porque nadie ha acusado de nada a la organización para la que trabaja, sino que las imputaciones se dirigen de forma particular a su secretario general.

 

 

 

Queda claro que la situación judicial de Bernad no tiene por qué afectar al ‘caso Nóos’. Pero además, consideramos que apartar a la Infanta hubiera sido un escándalo porque, al margen de la existencia o no de acusación, la instrucción del juez Castro y las pruebas testificales ya desarrolladas durante el juicio oral muestran que hay motivos para haberla sentado en el banquillo.

 

 

 

También hay que valorar positivamente que la defensa de la hermana del Rey, al contrario que las de otros acusados, no haya pedido al tribunal la expulsión de Manos Limpias. Hay que recordar que fue el propio Miquel Roca quien denunció a las autoridades en su momento el intento de extorsión por parte de Bernad y de Luis Pineda, fundador de Ausbanc, y presunto inductor de las extorsiones, según se desprende de los detalles que vamos conociendo de su operativa.

 

 

 

La opinión pública no habría entendido que las repugnantes prácticas chantajistas de unos presuntos delincuentes hubieran influido en un caso tan paradigmático como éste, en el que se ha puesto a prueba en repetidas ocasiones la credibilidad de la Justicia española. Es de celebrar que haya reinado el sentido común y que, al margen de los avatares judiciales de Bernad y de Pineda, el ‘caso Nóos’ siga adelante sin más contratiempos. Habría sido difícil de explicar que cercano ya su final y, por tanto la sentencia, nos hubiéramos quedado sin conocer si la Infanta es culpable o inocente del delito que se le imputa.

 

 

Editorial de El mundo.es