«Recuerdo, y así lo he reseñado en otros artículos, haber escuchado al exministro Giordani decir que para él, el socialismo del siglo XXI no era otra cosa que el mismo socialismo de siempre pero ubicado en este nuevo siglo. El hecho de que dijera esto, de alguna manera y de forma muy resumida, retrataba su pensamiento.
El exministro reivindicaba entonces lo que había sido el socialismo del siglo XX como si este no hubiera fracasado estrepitosamente en la Unión Soviética y en la Europa del Este, y la realidad de su supervivencia a duras penas en Cuba y Corea del Norte o el cambio de giro del enfoque económico en China, reintroduciendo el capitalismo.
El ingeniero Giordani en Venezuela logró introducir en la revolución bolivariana un esquema económico muy propio de ese modelo de socialismo fracasado, expropiaciones de tierra y empresas, un férreo control de cambios, controles de precios, regulación de alquileres de viviendas y locales comerciales, el desvío hacia unos fondos de inversión de los dólares que debían entrar al Banco Central y consolidar las reservas internacionales.» Hernán Luis Torres Nuñez. Aporrea, 18 de junio de 2004.
El bastón del comandante
A sus 74 años, Giordani montó el espectáculo de la semana y anotó el gol de su vida: dejar la herencia que montó junto a su alumno el Comandante eterno, no sin antes escupir en el rostro a Nicolás Maduro atribuyéndole un vacío de poder y una ineficiencia abismal , aderezada naturalmente con todos los males que él sembró en su hacienda socialista y que hoy se ha convertido en una especie de país desguazado del que parece inútil conseguir las partes necesarias para su reconstrucción, porque no hay dinero para tanto.
Este dominicano de nacimiento e italiano de formación que asegura haber desembarcado junto a un grupo de guerrilleros para tumbar a Chapita Trujillo, asunto que resultó ser un embuste, comenzó su amistad con Hugo Chávez cuando este pagaba cárcel, con permiso para recibir a quien le diera la gana.
Allí le metió en la cabeza todo aquello que más tarde, el líder expresaría en sus cadenas locas con proyectos algunos estrambóticos, otros folklóricos y la mayor parte imposibles de hacerse realidad como los gallineros verticales, los ferrocarriles del Sur o los submarinos para cubrir las distancias entre los dos polos, el eje Orinoco Apure, amén de una empresa aérea para que los venezolanos de pobres recursos pudieran ir de vacaciones a La Orchila, Los Roques y la Gran Sabana. Deslumbró a su alumno con una serie de libros sobre Gramsci, Italia y Venezuela, La Planificación venezolana y La Trilogía de lo cotidiano.
Su Gurú y su padrino
Cuando estaba en la cárcel, Chávez comenzó a escribir la tesis de una maestría en Ciencias Políticas. ¿El tutor? Giordani, uno de los tantos que simpatizaron con el militar barinés tras el golpe de 1992 y que luego fueron visita cotidiana mientras cumplió su publicitado encierro. La tesis en la que trabajaba intentaba explicar cómo convertir el «movimiento bolivariano» en gobierno de Venezuela. Lo contó en 2001 el propio Giordani en una entrevista con el periodista estadounidense Jon Lee Anderson. La tesis nunca se terminó, pero la revolución se hizo gobierno y Giordani siguió como su guía en todos los sentidos, algo así como un Gurú, como el padrino que no tuvo y que siempre estaba a su diestra.
La entrevista al periodista Andrés Rojas
Al periodista Andrés Rojas, le dijo que «La boligarquía no es más que la agrupación singular o colectiva de quienes a lo largo de este período se ha encargado de amasar inmensas fortunas en nombre de la revolución o simplemente del proceso revolucionario en curso.
Muchos de ellos hacen alarde de una riqueza que no poseyeron antes de la llegada del gobierno, en diciembre de 1998?. «Tilda a estos empresarios de ladrones de oficio, de cuello blanco o de cuello gris, con la camisa roja, rojita al mejor estilo de quienes disfrazados de un símbolo, han sabido aprovechar las mieles del poder en su beneficio particular»; y más adelante revela que «tras una fachada siempre bien protegida, actúa la delincuencia de quienes en nombre de la revolución bolivariana lo que han hecho es enriquecerse con los dineros del Estado».
Añade Rojas que «el titular de Planificación pide que esas personas sean denunciadas, apartadas del proceso socialista que lidera el presidente Chávez, se les quite todo privilegio que hayan obtenido por su vinculación política y que, finalmente, como cualquier reo, sean juzgadas ante los tribunales». Es entonces que hábilmente Andrés Rojas le pregunta:
-¿Sabe usted quién es Rafaél Ramírez? Tobías Nóbrega? Luis Velázquez Alvaray? Nelson Merentes? Rodrigo Cabezas? José Vicente Rangel? Adán Chávez? Diosdado Cabello? Aristóbulo Istúriz? Habrá en esta lista algún miembro de la «boligarquía» que usted menciona en abstracto? Giordani responde:
-Yo ciertamente no puedo asegurarlo ni lo estoy haciendo, pero si digo que, en vista de las ejecutorias conocidas de estos y otros muchos miembros emblemáticos de la revolución, se requiere un proceso de severa contraloría en Venezuela que el infeliz prófugo de la Isla del Burro, Clodosbaldo Russián, es incapaz de llevar a cabo, que la infeliz y nepótica Cilia Flores es incapaz de promover en la Asamblea Nacional, que las mujeres del régimen, desde Luisa hasta Gabriela han preferido taparear, violando sus deberes ciudadanos más elementales.
La entrevista es el espejo de Giordani, el posible autor del documento que circuló ayer y en el que solo acusa a Maduro del desastre que nos está tocando vivir. Es posible que escriba un nuevo libro y que cante mejor, antes que se vaya de este mundo.
Mariahé Pabón
