«Dictadura no sale con votos… «
mayo 11, 2014 6:51 am

Aunque «twiterneitor» diga que en toda guerra hay muertos, las cosas son más trágicas…

 

No hay que votar el 25-M en San Diego y San Cristóbal, donde pelean dos valientes mujeres para defender la plaza, sino desestimarlas por electoreras, por buscar un puesto? ¿Estar en una alcaldía o el Parlamento es regodearse en el confort, la vida muelle de las palizas que les dieron a Machado, Dávila y Borges? ¿La «resistencia» consiste en abstenerse en el proceso de 2015, cuyas proyecciones, de paso, no dejan dormir a la oligarquía roja? ¿Dejar el paso libre impedirá la deriva totalitaria? Con «este CNE» abusivo y hegemónico la disidencia mordió 49% en 2013 y al bobierno le viene un tsunami encima por su incompetencia extrema. Cuidado con el más peligroso adversario, la conseja abstencionista. Dicen las encuestas que la flagrante incapacidad de Maduro para rectificar hace que la mayoría de los chavistas no lo soporten y esperan un chance para castigarlo.

 

Es la oportunidad de derrotarlos y reconstruir el Poder Legislativo para torcerles la muñeca y enderezar la marcha. La gente quiere elecciones y no derramamientos de sangre porque esos charcos los suelen llenar ciudadanos inocentes. Hay que frenar los brotes de abstencionismo y sustituirlos por el voto de protesta. Este trabajo se titula con una muletilla carcomida, la decisión que en 2005 trajo todos los males con el retiro de los candidatos opositores, Caja de Pandora y uno de los más grandes errores políticos en 50 años. Sin una sola curul contraria trancaron fácilmente el cerrojo de los poderes públicos que hoy asfixian. Fue uno de los momentos estelares de avance revolucionario, como el paro petrolero para aniquilar la oposición en Pdvsa y la performance de los militares de la Plaza Altamira para barrer en la FF.AA

 

Ese CNE

 

Precisamente «ese CNE», el Tribunal Supremo, la Defensoría del Pueblo, la Fiscalía, la Contraloría y demás organismos del potrero bolivariano, son hijos legítimos del retiro que ahorcaría al régimen, y terminó ahorcado el país. Hasta que se desprendió el hoy enterrado Podemos, la oposición no tuvo voz parlamentaria y el control unánime permitió a la autocracia reformar lo que le vino en gana, como la ley del sufragio para adulterar el principio de representación y convertir la mayoría electoral en minoría parlamentaria en 2010, cinco años después. Sin ese error otra historia sería, aunque carece de sentido especular sobre contrafácticos. No hay que llorar sobre la leche derramada, sino impedir que el abracadabra suicida regrese, propensión que toma cuerpo por la derrota de the exit (la gente no quiere ni que la nombren).

 

Hay que superar la fractura emocional en la oposición. Se usa contra la MUD un lenguaje séptico, calumnias, tergiversaciones, mentiras, golpes bajos, infamias, un espíritu altamente tóxico que compromete los objetivos. Sorprende ver como flota sobre los predios el aura de aquél señor de la Hojilla. «Los colaboracionistas quieren elecciones para tener puestos» sin entender el abc: la política consiste en conquistar posiciones de poder, incluida la presidencia de la República. La máxima contribución a la lucha de algunos verdugos es mera virtualidad, comentar las incidencias de la calle y vilipendiar. La (casi) totalidad de los que braman por las redes jamás han lanzado una piedra, solo han visto lanzarlas en videos (igual si tienen hijos, nietos o hermanitos, no los llevan a comer helados sino a ver comer helados).

 

Con dictadura no se negocia

 

Aunque twiterneitor diga que en toda guerra hay muertos, las cosas son más trágicas: las raíces de los árboles se alimentan hoy con la carne de 40 personas sin ningún resultado aparte de lágrimas. Los que gambetean el lenguaje bélico y lupanario posiblemente impresionen a sus novios (as) porque hasta ahora no han creado focos guerrilleros, ni autodefensas estilo michoacano, lo más cerca que han visto un arma fue en Misión imposible y mejor que no toquen una porque seguro se dan un tiro en el pie. Una salida militar pertenece al arsenal retórico insensato para quien sepa de las FFAA, hoy tomadas por fundamentalistas y altos mandos tenebrosos. A cada posible oficial institucional, el G2 lo marca como a Messi, y ellos también necesitan que la decencia se imponga con amplitud en las urnas. En los años sesenta comienza para Samuel Huntington la «era de transición a la democracia», en la que se abaten las dictaduras de derecha o izquierda, comunistas o anticomunistas.

 

Gran mayoría de ellas se desplomaron gracias a acuerdos con la oposición para realizar procesos electorales, negociaciones y pactos que concluían en comicios. Muchas veces confluyeron crisis económicas con la acción de disidentes curtidos por rudas experiencias que evolucionaron desde el voluntarismo suicida hasta aprender la importancia de abrir ventanas, por modestas que parecieran, y cuidarlas a todo trance. Otras ocasiones sin desastres económicos conquistaron el derecho a tener elecciones -siempre elecciones- gracias a la presión de EEUU y otras potencias democráticas. Una vez que las ganaron se instalaron desde la URSS en 1991. Entre muchas otras Perú (1980 y 2000), Ecuador (1981), Bolivia (1982), Argentina (1983), Brasil (1984), Guatemala (1984) Uruguay (1985), Chile y Polonia (1988), Alemania Oriental y Polonia (1989), Nicaragua y Hungría (1990), México (2000).

 

Carlos Raúl Hernández

 @carlosraulher