Ban Ki-moon se reunió con Maduro en Cumbre G77
junio 20, 2014 6:43 am

La conducción de las discusiones se hizo por el Presidente o el Vicepresidente y no por un buen oficiante o mediador. Las discusiones se desarrollaron de manera asimétrica

 

El domingo 15 de junio Nicolás Maduro se reunió con el secretario general de la ONU Ban Ki-moon en Santa Cruz durante la Cumbre del Grupo de los 77 y China. El diplomático mundial señaló en el acto inaugural que los países “no pueden alcanzar el desarrollo mientras se libran conflictos, se violan derechos humanos y se descuida la buena gobernanza y el estado de derecho”.

 

La ministro de Información Delsy Rodríguez destacó el encuentro pero nada dijo sobre la posibilidad de que el organismo planetario de su aporte para encontrar solución al grave conflicto que se prolonga por más de cuatro meses con un saldo de muertos, torturados, detenidos injustificadamente; además de la profunda crisis económica, política y social que vive el país.

 

El aporte inicial de los Cancilleres de Unasur –invitados unilateralmente por Jaua- fue un fracaso y hoy están paralizados los encuentros, y las razones son obvias: Las reuniones se realizaron en la sede del Gobierno y no en un lugar neutral. La conducción de las discusiones se hizo por el Presidente o el Vicepresidente y no por un buen oficiante o mediador. Las discusiones se desarrollaron de manera asimétrica y sin agenda previa.

 

No se convocaron a todos los sectores de la disidencia, sino que se procuró criminalizar a los dirigentes más destacados que fueron los intérpretes de la explosión social como el caso de los exprecandidatos presidenciales Leopoldo López, María Corina Machado, o Diego Arria. No cedieron ante el clamor opositor exigiendo una ley de amnistía para los presos políticos y los exiliados, ni tampoco el nombramiento de árbitros imparciales en el CNE, en el TSJ o en la Contraloría.

 

La Comisión de la Verdad resultó una caricatura, mientras que la Comisión de Derechos Humanos se hizo integrando a los violadores de derechos humanos. No se crearon las bases para detener la represión policial ni los ataques paramilitares, ni tampoco se crearon mecanismos para exigir o verificar si los compromisos se cumplían. Finalmente el fracaso se dio debido a la clara identificación de los gobiernos de Unasur con la parte oficial.

 

El Secretario General de la ONU tiene en sus manos y en la Carta de las Naciones Unidas, los mecanismos adecuados para desempeñar el papel exitoso que durante más de seis décadas marca la contribución más importante del organismo planetario: La prevención de conflictos y la consolidación de la paz. Las dos declaraciones emitidas por Ban Ki-moon sobre Venezuela y su reciente declaración en Bolivia, muestran su sincera preocupación. Los buenos oficios de la ONU representan un mecanismo idóneo para ayudar para que se den los pasos pacíficos y democráticos que la comunidad venezolana aspira.

 

Además, la ONU podría involucrar a organismos regionales, promoviendo una agenda basada en el artículo 33 de la Carta para asegurar una verdadera mediación para el diálogo, contando con la participación de la sociedad civil, la designación de destacadas personalidades latinoamericanas como expresidentes aceptados por ambas partes representantes de todos los partidos del Parlamento Europeo y una participación de alto nivel de la Iglesia católica para empoderar el trabajo a través de un Cardenal del Celam o de la Pontificia Comisión Justicia y Paz.

 

Para lograr esta nueva misión de mediación, es necesario sustituir la “solidaridad automática” de Unasur con el Gobierno, y empoderar al Secretario General de la ONU para fijar un nuevo rumbo.

 

Por Milos Alcalay /Ex embajador de Venezuela en la ONU /milosalcalay@yahoo.com