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¿Adónde vamos? ¿Qué pasará en Venezuela?

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¿Adónde vamos? ¿Qué pasará en Venezuela?

La incertidumbre es el sentimiento más común en estos días. Todos nos preguntamos qué nos deparará el futuro inmediato como país. «¿Cómo terminará esta coyuntura?»

 

En la búsqueda de respuestas, los brujos han alcanzado el mismo nivel que los economistas, los políticos y los analistas. Y el mismo nivel de credibilidad. Más allá de los dogmatismos y esperanzas ingenuas, la realidad nos ha dibujado bastante claramente lo que podemos esperar para los próximos meses.

 

Las guarimbas desaparecerán, por ahora, pero las protestas no. La gente está molesta e indignada por la situación del país y por la respuesta del gobierno. Como este último no tiene respuestas para la causa del malestar, las expresiones de descontento se mantendrán. Viviremos momentos de relativa calma a ratos, la gente se calmará, pero cada vez que la cotidianidad golpee sus bolsillos o su dignidad, saldrán a protestar. Mientras los jóvenes sientan que no tienen futuro, saldrán a protestar.

 

El gobierno tratará de afianzarse usando la represión. La caída de la máscara democrática del gobierno es irreversible. Así que a medida que se vaya sintiendo presionado, su respuesta será más agresiva. Veremos más muertes, más censura, más encarcelamientos, más violaciones a los DDHH.

 

Aunque la represión nos lleve a la «paz» temporal, la radicalización de la represión podría retroalimentar a la protesta. Hacerla más feroz. El gobierno fomenta acciones de ambos bandos más nocivas con su discurso y sus acciones. Es un círculo vicioso que podría conducirnos a un verdadero infierno.

 

La situación económica empeorará. Los chavistas no han entendido las nociones básicas de la economía: el exceso de liquidez genera inflación; mantener una tasa de cambio irrealmente baja genera presión sobre la misma y la fuga de divisas; la renta petrolera no alcanza para todos. Ninguna renta nunca alcanzará para todos…

 

Por eso seguiremos viviendo con escasez, inflación, mercados negros, contrabando y quiebre de empresas. Quizás el SICAD2 amaine las aguas temporalmente, pero será sal y agua.

 

¿Veremos un estallido social de mayor magnitud en el futuro cercano? ¿Permeará la protesta a las clases populares?

 

El gobierno trata de evitarlo por todos los medios, aunque se va quedando sin trucos. Es lo que busca al reprimir «aleccionadoramente» a la clase media y los estudiantes; al inventar su discurso del golpe dirigido desde Washington y Bogotá; al recordar al facismo, nazismo y demás –ismos y endilgarle a la oposición estos motes; al anunciar la tarjeta electrónica de alimentación como si fuesen cestatickets.

 

Sigue la estrategia del garrote y la zanahoria porque sabe que la conexión mágica entre el gobierno y el pueblo se rompió desde que partió el Comandante Eterno. La tendencia es clara, pero la velocidad de ese divorcio pueblo-gobierno no es tan rápida como quisiesen muchos, y la oposición no ha sabido acelerarla. Cuenta con las fuerzas armadas para sustituir este maridaje. Una movida que también nos llevaría al terreno de Hares.

 

@rubensyanes

Por Rubens Yanes

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