El siempre fiel y noble Foro Penal, al cual miles de venezolanos tienen que reverenciar por haberlos ayudado, al menos en lo posible, en las aciagas horas en que cayeron en las manos, las garras, de la dictadura. Y con ellos todos los hombres de bien que sin haber recibido sus eficientes auxilios los hemos contemplado y venerado durante decenios por su principalísima, eficiente y callada labor ética y política. Salve. Como igualmente habría que celebrar otros entes privados que mucho nos han ayudado con su riesgosa lucha por la libertad, todavía más valiosa en un escenario en que prácticamente han desaparecido los partidos políticos opositores y estas entidades han suplido muchas de sus funciones más esenciales. Digo Provea o Armando-info y otros tantos.
Esta pequeña introducción sólo para decir que la cifra que titula es del Foro Penal. Una cifra asombrosa en más de un sentido. El primero es que se haya acumulado tal número de presos políticos en una quincena a lo sumo, las viñas de la ira. El segundo que el gobierno hace algo seguramente pocas o ninguna vez visto que es dar cifras de detenidos mayores, dos mil y tantos, que las de los luchadores por los derechos humanos, fenómeno sólo explicable por el atroz deseo de sembrar el terror en los muchachos de los barrios en la mayoría que solo cumplieron con su deber electoral y que manifestaron luego contra un abominable crimen contra la soberanía del pueblo.
Y ya sabemos todos lo que significa caer preso en la Venezuela madurista: aislamiento hasta de la familia, imposibilidad de ser asistido por una defensa escogida y combativa, torturas y tratos feroces, posiblemente penas descomunales, con nombres terribles: terrorismo, traición a la patria, discursos de odio, fascismo, etc. Y años de cárcel en no pocos casos, en la mejor de las opciones sujeción a algún tribunal, con presentación semanal e impedimento de salir del país, casi de por vida. Es de ponerse nervioso y tratar de tranquilizarse ante la violación colectiva. Aunque Pedro Pérez ya está aprendiendo a convivir con su miedo y afinar sus maneras de joder.
En este mundo de búsqueda de récords y del Gran Libro de Guinness, esta cifra compite. Los nicaragüenses apenas cuentan algunos centenares y los cubanos no llegan a mil presos políticos, para hablar de las dos dictaduras hermanas en el subcontinente. Sólo el psicópata sádico de Bukele supera con creces sus cárceles para la juventud salvadoreña, los inocentes y los menesterosos que optaron por el delito. Y ciertamente el miedo ha hecho lo suyo, cómo no. Pero también la conciencia de la complejidad de esta lucha, que será larga y necesitará no solo riesgo sino también inteligencia, estrategia.
Ahora bien, Maduro acompaña en la opinión mundial, grandes instituciones y países, a los monstruos a la moda, Putin y su infame guerra contra un pequeño y muy digno país, o a Netanyahu y su criminal masacre en Gaza, sobre todo en miles de niños, o los sudaneses y su tragedia innombrable e inexplicable entre compatriotas. Mondo cane.
Fernando Rodríguez