¿Por qué todos mienten?, ¿por qué tantos hablan tan mal de la situación económica del país

La revista The Economist dice que somos la economía peor gerenciada del planeta. Días recientes, la calificadora de riesgo Standard & Poor degradó la deuda venezolana a nivel de bonos basura, para que tengan una idea la deuda argentina (país que está en default) y la ucraniana (que está casi en guerra) están muy por debajo (en riesgo) que la nuestra.

La Cepal revisó sus cifras con respecto al comportamiento macroeconómico de los países de la región, y Venezuela quedó en los últimos lugares en lo que respecta a inflación, déficit fiscal y crecimiento del PIB (no miden escasez). El FMI y el BM también nos colocan en los peores lugares en esas variables. El Foro Económico Mundial presentó su publicación anual sobre competitividad, Venezuela no solamente quedó en el peor sitio (N° 131 de 144) entre los países de América Latina, sino que en el apartado Instituciones quedamos en el último lugar del mundo.

La OPEP en su último informe anual escribe que Venezuela sigue teniendo su producción petrolera en niveles estancados, en torno a los 2.9 millones bd. La AIE y demás publicaciones del área petrolera no nos dan ninguna importancia en el mercado petrolero actual, a tal punto, que proyectan que Venezuela solo incrementará unos 200-300 mil bd en un horizonte de 5-7 años.

¿Por qué todos mienten?, ¿por qué tantos hablan tan mal de la situación económica del país?, sin duda debe haber una conspiración internacional contra Venezuela. Somos una potencia alimentaria y sanitaria, somos independientes y además tenemos Patria y ésta es segura.

Es incomprensible que todos los países de la región (menos Argentina) no hayan querido adoptar nuestro «modelo de país», sobre todo cuando comparamos nuestros resultados con los obtenidos por los países vecinos y contrastar su futuro vs. el de Venezuela. Extrañamente esos países decidieron elegir el modelo Perú.

No debemos hacerle caso a lo que dicen los expertos y analistas sobre nuestro país, sin duda vamos por muy buen camino, las medidas tomadas están atacando la guerra económica y bacteriológica que impulsa la oposición, ya María Conchita no será venezolana, los que emigraron regresan en mayor número cada mes, la calidad de vida del venezolano mejora a diario y las expectativas sobre el futuro son optimistas.

Luis_cesar_13@yahoo.com 

@luisoliveros13

Traería cosas mucho más costosas que los $6,5millardos que hay que pagar en el próximo trimestre

Hace casi un mes Dani Rodrik publicó un artículo titulado «Los riesgos del consenso económico» en donde comenta que «el desacuerdo entre economistas es saludable. Es mejor mostrar esa incertidumbre que transmitir la falsa sensación de seguridad basada en una apariencia de contar con conocimiento infalible». En las próximas líneas criticaré un artículo del Dr. Ricardo Hausmann (RH) titulado «Should Venezuela default?» y uso a Rodrik porque es uno de los muchísimos economistas respetados que han escrito con RH.

Criticar a un genio como RH, al cual leo (desde que yo estudiaba en la UCV) con interés cada vez que escribe casi cualquier cosa (desde artículos, papers, libros hasta tuits) es tarea casi imposible, sin embargo hablar de «decadencia moral» para recomendar un default, con las particularidades de un país como Venezuela que depende en exceso de sus exportaciones, es complicado de entender.

Si fuera tan sencillo hacer default, ¿por qué muy pocos países lo hacen?, ¿por qué Grecia y Argentina (con lo de los fondos buitre) se hicieron noticia negativa al hacerlo? En la literatura económica hay muchísimos análisis al respecto, sin embargo por cuestión de espacio tomaré las 5 hipótesis principales acerca de los costos de hacer default para un gobierno soberano de un artículo de Guido Sandleris («Los costos de los defaults soberanos»): el primero es la exclusión de los mercados de crédito (¿cómo desarrollamos la Faja sin esto?); el segundo son peores condiciones de acceso al mercado en el futuro; el tercero son las posibles sanciones comerciales o de otro tipo (este pudiera ser vital para nosotros); el cuarto es que el default afecta expectativas acerca del gobierno, situación económica, etc., y el quinto es la incapacidad de discriminar entre tenedores extranjeros y domésticos (muchos venezolanos tienen bonos del país o de Pdvsa).

¿Se imaginan el mercado cambiario en Venezuela al día siguiente del default?, ¿hasta dónde llegaría la tasa de cambio? Además, ¿cómo quedaría la situación de los tanqueros de petróleo venezolano en el mundo? Sin duda un default traería muchas cosas negativas (por ejemplo una caída brutal del PIB), mucho más costosas que los $6,5millardos que hay que pagar en el próximo trimestre.

@luisoliveros13

 luis_cesar_13@yahoo.com

Vender a Citgo no debe representar muchos problemas para Pdvsa

Se especula que Pdvsa estaría interesada en vender Citgo y habría recibido hasta tres ofertas por la empresa, en un rango de entre $10-15 millardos. Según cálculos de la empresa Turner & Mason, el valor de las tres refinerías que tiene Citgo estaría rondando los $7 millardos. Esas refinerías tienen una capacidad de refinación de 749.000 bd, operaron al 90% en el año 2013 y representan el 26,5% de la refinación total de Pdvsa. Si a la cifra de la valoración le incluimos otros activos de la empresa, pudiéramos llegar al supuesto rango inferior de precio que estarían ofreciendo por Citgo, pero hay que tener presente los pasivos de la empresa, los cuales bajarán considerablemente el valor a la hora de venderla.

¿Qué efectos tendría la posible venta de Citgo? Muy pocos. Debemos recordar que algunos personajes dentro de Pdvsa vendieron la idea que la internacionalización de la industria petrolera venezolana era una excelente forma de colocar nuestro petróleo, ya que (el argumento central) como ese petróleo es pesado, necesitábamos urgentemente asegurar su colocación porque «corríamos el riesgo de no poder venderlo».

Gracias a esa «gracia» Pdvsa se embarcó en una muy agresiva (ningún otro país OPEP hizo tan elevadas inversiones) compra de refinerías en el exterior que no le generaron los beneficios esperados, ni a la estatal ni al país. Sobre este tema hay mucha controversia, sin embargo el trabajo de Juan Carlos Boue (PHD en economía y quien trabaja en el Oxford Institute for Energy Studies), es concluyente sobre las enormes pérdidas en que incurrimos como país por esa errónea decisión.

¿Qué tener Citgo disminuía la probabilidad de un default?, no necesariamente porque todos los días Pdvsa (Venezuela) envía petróleo a diferentes puertos, los cuales podrían correr la misma suerte que tendría Citgo en caso de un default.

Vender a Citgo no debe representar muchos problemas para Pdvsa. Lo que sí parece crucial e importante para discutir hoy es el destino que la estatal venezolana le dará a ese dinero. Si se va a utilizar para mejorar la capacidad de producción de la empresa, perfecto, pero si es para financiar gasto corriente, no sería una buena idea.

Luis_cesar_13@yahoo.com

 @luisoliveros13

Leyendo un artículo de Mohammed bin Rashid Al Maktoum Vicepresidente y Primer Ministro de los Emiratos Árabes Unidos sobre la fuga de cerebros, me encontré con un dicho árabe que se podría traducir así: «Mi hogar es donde puedo comer». Un venezolano le agregaría «donde encuentre seguridad, tranquilidad, respeto».

Cada semana cientos de venezolanos deciden irse del país (según una investigación de la UCV coordinada por Tomas Páez más del 4% de la población venezolana ha emigrado en «revolución»). La falta de oportunidades, la inseguridad y la declinante calidad de vida son los principales factores que están generando una diáspora sin precedentes.

La incapacidad del gobierno, tanto presente como futura (es poco lo que podemos esperar del peor gobierno de nuestra historia) para generar «felicidad de calidad» (no simples mordiscos de renta petrolera, sino sentar las bases para que cada individuo sea capaz de generarse sus propias oportunidades y alcanzar mayores niveles de satisfacción), ha convencido a miles de venezolanos que el país va para peor y que emigrar representa una mejor opción que quedarse en el país.

¿Cómo criticar a un compatriota porque decida emigrar?, ¿cómo hablarle de patriotismo a alguien que fue secuestrado ó que le asesinaron un familiar mientras los organismos de seguridad brillaban por su ausencia (o estaban en la «movida»)?, ¿cómo mostrarle el país rico que tenemos mientras gana salario mínimo y sus probabilidades de adquirir vivienda son escasas?, ¿qué decirles a los que no encuentran las medicinas para tratarse un cáncer o el VIH?, ¿cómo hablarle a un estudiante que se quede a luchar en un país donde los asesinos de un joven inocente salen en libertad rápidamente mientras menores de edad corren el riesgo de estar presos 15 años por el «grave» delito de protestar?, ¿vale la pena quedarse en un país en el cual escribir estas líneas genera una probabilidad de cárcel muy superior a la de cometer robo, homicidio o secuestro?, ¿qué futuro nos espera?.

En economía hay suficiente evidencia en relación a que cuanto mayor es el nivel de capital humano de un país, mayor es su tasa de crecimiento a largo plazo. Venezuela actualmente está sufriendo una disminución alarmante del stock de conocimientos y destrezas productivas (por la disminución de profesionales), por lo que el efecto de la fuga de cerebros no sólo es negativa en el hoy, sino que compromete las probabilidades de desarrollo para el mediano y largo plazo.

El madurismo sonríe cuando ve las cifras de emigración. Poco le importa la calidad de profesionales que están saliendo corriendo de Venezuela. Su poder se nutre de la ignorancia y ésta se garantiza con cada día que transcurre. El madurismo sabe perfectamente que ese talento que huye sería parte de la solución de los graves problemas del país y por eso no le interesa que se quede, al contrario, lo incentiva a retirarse de Venezuela.

En la Venezuela de hoy, ¿es posible revertir las fuerzas que están expulsando a profesionales talentosos?, muy difícil que quien haya emigrado regrese, no hay incentivos para eso, no hay posibilidades reales que se creen las condiciones en el escenario actual. Lamentablemente quedarse en Venezuela puede representar no sólo un riesgo muy alto sino también un acto de fe que no se corresponde con los beneficios potenciales. Las probabilidades indican que Venezuela antes de mejorar seguirá empeorando. Quien le venda potes de humo de optimismo, de un mejor mañana le está mintiendo.

Luis_cesar_13@yahoo.com

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