Habrá que irnos del país
julio 7, 2014 8:15 am

Leyendo un artículo de Mohammed bin Rashid Al Maktoum Vicepresidente y Primer Ministro de los Emiratos Árabes Unidos sobre la fuga de cerebros, me encontré con un dicho árabe que se podría traducir así: «Mi hogar es donde puedo comer». Un venezolano le agregaría «donde encuentre seguridad, tranquilidad, respeto».

 

Cada semana cientos de venezolanos deciden irse del país (según una investigación de la UCV coordinada por Tomas Páez más del 4% de la población venezolana ha emigrado en «revolución»). La falta de oportunidades, la inseguridad y la declinante calidad de vida son los principales factores que están generando una diáspora sin precedentes.

 

La incapacidad del gobierno, tanto presente como futura (es poco lo que podemos esperar del peor gobierno de nuestra historia) para generar «felicidad de calidad» (no simples mordiscos de renta petrolera, sino sentar las bases para que cada individuo sea capaz de generarse sus propias oportunidades y alcanzar mayores niveles de satisfacción), ha convencido a miles de venezolanos que el país va para peor y que emigrar representa una mejor opción que quedarse en el país.

 

¿Cómo criticar a un compatriota porque decida emigrar?, ¿cómo hablarle de patriotismo a alguien que fue secuestrado ó que le asesinaron un familiar mientras los organismos de seguridad brillaban por su ausencia (o estaban en la «movida»)?, ¿cómo mostrarle el país rico que tenemos mientras gana salario mínimo y sus probabilidades de adquirir vivienda son escasas?, ¿qué decirles a los que no encuentran las medicinas para tratarse un cáncer o el VIH?, ¿cómo hablarle a un estudiante que se quede a luchar en un país donde los asesinos de un joven inocente salen en libertad rápidamente mientras menores de edad corren el riesgo de estar presos 15 años por el «grave» delito de protestar?, ¿vale la pena quedarse en un país en el cual escribir estas líneas genera una probabilidad de cárcel muy superior a la de cometer robo, homicidio o secuestro?, ¿qué futuro nos espera?.

 

En economía hay suficiente evidencia en relación a que cuanto mayor es el nivel de capital humano de un país, mayor es su tasa de crecimiento a largo plazo. Venezuela actualmente está sufriendo una disminución alarmante del stock de conocimientos y destrezas productivas (por la disminución de profesionales), por lo que el efecto de la fuga de cerebros no sólo es negativa en el hoy, sino que compromete las probabilidades de desarrollo para el mediano y largo plazo.

 

El madurismo sonríe cuando ve las cifras de emigración. Poco le importa la calidad de profesionales que están saliendo corriendo de Venezuela. Su poder se nutre de la ignorancia y ésta se garantiza con cada día que transcurre. El madurismo sabe perfectamente que ese talento que huye sería parte de la solución de los graves problemas del país y por eso no le interesa que se quede, al contrario, lo incentiva a retirarse de Venezuela.

 

En la Venezuela de hoy, ¿es posible revertir las fuerzas que están expulsando a profesionales talentosos?, muy difícil que quien haya emigrado regrese, no hay incentivos para eso, no hay posibilidades reales que se creen las condiciones en el escenario actual. Lamentablemente quedarse en Venezuela puede representar no sólo un riesgo muy alto sino también un acto de fe que no se corresponde con los beneficios potenciales. Las probabilidades indican que Venezuela antes de mejorar seguirá empeorando. Quien le venda potes de humo de optimismo, de un mejor mañana le está mintiendo.

 

Luis_cesar_13@yahoo.com

 @luisoliveros13