Las parlamentarias, el mayor reto de 2020

Posted on: diciembre 17th, 2019 by Laura Espinoza No Comments

 

Participar o no en las elecciones parlamentarias es la decisión más importante que trae el año 2020 para los venezolanos. De ella depende el desenlace de la crisis política que hoy nos ahoga con consecuencias sociales y económicas sin precedentes en la historia nacional.

 

 

Si algo nos ha dejado claro el año que está por terminar es que nadie nos va a rescatar de las garras del chavismo. Nadie. Solo nosotros, con nuestras decisiones, podemos trazar la ruta para salir del laberinto en el que seguimos perdidos. Mis palabras, aunque pueden sonar utópicas, están preñadas de una realidad irrefutable. El único poder constituido que tiene reconocimiento internacional es la Asamblea Nacional electa por el voto popular masivo en 2015, por lo que se hace urgente defenderla y consolidarla a costa de lo que sea.

 

 

2020 viene rudo, muy rudo. La crisis multifactorial seguirá dando golpes secos y fulminantes a todos los sectores del país. Ya no hay tiempo para seguir deshojando la margarita. Ya no hay tiempo de seguir pensando en fantasiosas intervenciones extranjeras. Ya no hay tiempo para más equivocaciones. Solo hay dos caminos: o seguimos empeñados en transitar la absurda y estéril abstención sin estrategia que solo hará que perdamos el único espacio desde donde hemos podido hacer una oposición significativa, o por el contrario, nos organizamos y retomamos el camino electoral para garantizar nuestra presencia mayoritaria en el Parlamento. ¡Qué lamentable sería repetir el escenario de 2005, cuando regalamos el juego que luego nos costó 10 años recuperar!

 

 

Las elecciones a la AN deben hacerse, por ley, en 2020. Eso está claramente expresado en la Constitución. Por tanto, lo que debemos procurar como oposición es la consecución de garantías electorales mínimas que nos permitan el desarrollo del proceso. No pretendamos el escenario ideal porque no lo vamos a tener. El solo hecho de pensarlo es absurdo cuando todos los días se nos dice que estamos en dictadura. Si bien libertad electoral y dictadura no son compatibles, no es un secreto que 80% de los venezolanos queremos un cambio de gobierno y la única forma de lograrlo, nos guste o no, es votando. Podrán robarse un porcentaje de votos pero no una avalancha.

 

De nosotros depende avanzar en esta lucha o seguir mordiéndonos la cola. Sé que no es un tema fácil de digerir por toda la rabia, la desesperanza y la burla acumulada. Hemos sido víctimas de estafas continuadas que nos han robado nuestro tiempo y acentuado el dolor y la crisis en cada familia venezolana. Llegó la hora de ser pragmáticos y agarrar el toro por los cachos. Como decía mi padre: no dejemos camino por vereda, puede que nos tardemos un poquito más pero lo importante es llegar, y llegar seguros.

 

 

@gladyssocorro

Se acaba la gasolina

Posted on: diciembre 10th, 2019 by Laura Espinoza No Comments

 

Se cumple la profecía: Venezuela se queda sin gasolina. Ya suman 18 estados los que padecen este calvario. En mi artículo publicado el pasado 22 de octubre, voceros del sector ya anunciaban que progresivamente se irían cerrando más estaciones de servicio a lo largo y ancho del país hasta que llegara el momento, a finales de año, que se acabara el combustible. Pues ese momento llegó.

 

 

Cada vez son más las ciudades que sirven de escenario de largas e interminables colas para el abastecimiento de gasolina. La escasez que hasta hace unos meses se focalizaba principalmente en los estados fronterizos, hoy golpea con fuerza el centro del país. Valencia, Barquisimeto, Acarigua, Barinas, Puerto Ordaz, Mérida e incluso Caracas, son algunas de las que se suman a la lista del terror encabezada por los estados Zulia y Táchira, donde sus habitantes pueden pasar días enteros para abastecerse.

 

 

En el caso específico del Zulia, de las 210 estaciones de servicio existentes, desde octubre apenas funcionan menos de la mitad porque cada vez hay menos combustible disponible para cubrir la demanda. Dependemos de lo que quieran y puedan enviarnos desde Falcón, donde los inventarios están en cero. La prioridad la tienen las consideradas estratégicas, es decir, las que cuentan con mayor cantidad de islas, tienen planta eléctrica y trabajan en horario extendido. Si desde hace dos meses ya se compartía una gandola de 38.000 litros entre 2 y 3 estaciones de servicio, hoy la distribución está más restringida, de allí que si antes se despachaban 600 carros por día en una sola bomba, hoy apenas se atienden 200.

 

 

Antes de la crisis, solo en el Zulia se distribuía un buque semanal con 600.000 litros de gasolina, pero hoy ese mismo buque que ahora llega, en el mejor de los casos, cada 15 días, se comparte con Mérida, Táchira y Trujillo, estados que se alimentan del combustible que se distribuye a través de Bajo Grande. Estos 4 estados son el eslabón más débil de la cadena porque se surten a través de barcos y no por poliductos, como sucede en el resto del país.

 

La razón fundamental del desabastecimiento es la reducción significativa de la producción, que unido a las constantes fallas eléctricas empeoran el escenario. Según cálculos del mercado automotor, en Venezuela se requieren 170.000 barriles diarios de gasolina, pero solo se producían, hasta octubre, 65.000 en el Complejo de Refinación Paraguaná. Hasta hace un tiempo se tapaba la escasez con la importación de 90.000 barriles diarios que dejaron de entrar al país una vez aplicadas las sanciones por parte de Estados Unidos.

 

 

Mientras los venezolanos tenemos que calarnos las colas de días enteros para intentar surtir, el oficialismo se dedica a aliviar la crisis en Cuba con el envío desde Amuay del buque Alicia, que zarpó el 5 de diciembre cargado con 50.000 barriles de combustible. ¡Qué arrecho! En definitiva, luz pa’ la calle y oscuridad pa’ la casa.

 

 

@gladyssocorro

¿Una corrupción que pica y se extiende?

Posted on: diciembre 3rd, 2019 by Laura Espinoza No Comments

Duro golpe. Las denuncias por corrupción que involucran a 11 diputados de la oposición venezolana llegan en un momento muy álgido para su liderazgo político, caracterizado por la abrupta caída de la popularidad del presidente interino Juan Guaidó, sus intentos fallidos por retomar las acciones de calle y las escasas 4 semanas que restan para definir si éste será reelecto a la cabeza de la Asamblea Nacional o no.

 

El guiso en cuestión está en la Comisión de Contraloría. Es por ello que desde la Presidencia interina se ordenó invalidar cualquier documento que haya emanado de su seno, a la vez que se instruyó una investigación para determinar si efectivamente estos 11 diputados incurrieron en el delito de corrupción, que de confirmarse conduciría al allanamiento de su inmunidad parlamentaria. Es aquí donde entra la pregunta de las mil lochas: ¿la corrupción parlamentaria está focalizada, o por el contrario, ha avanzado más allá amparada por la vista gorda de muchos?

 

 

La corrupción ha sido la mayor lacra que nos ha acompañado a través de nuestra historia. Ayer, hoy, mañana y siempre ha sido, es y será un grave delito. Pero hoy, precisamente hoy, duele más que nunca porque arrastra a su paso la esperanza de todo un país que clama a gritos acabar con esta tragedia nacional que sólo ha dejado destrucción y miseria.

 

 

Hoy, más que nunca, la corrupción duele porque trasciende las cifras millonarias en dólares para contabilizarse en familias divididas, en muertos por falta de medicinas o porque los precios de los procedimientos médicos son impagables. Hoy la corrupción se cuenta en miles y miles de venezolanos que han tenido que huir del país con la esperanza de un futuro mejor y que sin querer se han convertido en víctimas de xenofobia.

 

Hoy la corrupción golpea muy fuerte porque se contabiliza en abuelos depresivos a quienes les ha tocado vivir solos ante la partida de sus hijos y nietos, en 397 presos políticos y en universidades vacías porque nuestros jóvenes han sacrificado su formación académica para emigrar y escapar de la realidad de un país que no les da tregua ni oportunidades para avanzar.

 

 

¿Cómo no sentir tristeza, decepción, rabia y desesperanza cuando ésto pudiera ser apenas la mecha de un explosivo que en cualquier momento detona? Sólo se ha hablado del amparo que ha hecho la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional al grupo corrupto de chavistas que juega con el hambre de la gente a través del CLAP, pero quedan aún explicaciones pendientes sobre los señalamientos sobre el uso de los recursos de la ayuda humanitaria, los aportes de Odebrecht y la plata destinada al apoyo de los militares desertores que se fueron a Colombia, entre otros, además de la posibilidad latente de que salga a la luz pública una lista de parlamentarios que pudieron ser financiados por Raúl Gorrín y por la mafia Derwich.

 

 

La desbordada corrupción roja acabó con los sueños revolucionarios que albergó una parte importante de la población que en su momento llevó a Hugo Chávez al poder. ¿Acabará ahora esta corrupción emanada desde el Parlamento nacional con los sueños de cambio de toda una nación? Amanecerá y veremos. Como siempre, prefiero pensar que los buenos somos más. Me inclino a creer que la mayoría de nuestros diputados son honestos y están comprometidos con la lucha por la restitución de la democracia. Pero como reza el dicho popular: la mujer del César no sólo debe serlo, sino parecerlo.

 

Gladys Socorro

Twitter: @gladyssocorro

 

El ego mató a Evo

Posted on: noviembre 12th, 2019 by Laura Espinoza No Comments

 

El ego y el poder son una vaina muy arrecha. No dejan pensar, obnubilan a cualquiera, y más si se tienen inclinaciones autoritarias. Es el caso de Evo Morales, hasta el domingo presidente de Bolivia, quien se empeñó en quedarse atornillado en la silla presidencial pese a que los bolivianos le habían gritado: ¡Ya basta! Convocó a un referéndum en febrero de 2016 para preguntarles sobre su postulación al cuarto período de gobierno y salió raspado. Le dijeron en su cara que no lo querían.

 

 

Pero su ego y sus ansias de seguir mandando en el pequeño país suramericano lo llevaron a ignorar la advertencia que entonces le hizo el pueblo y se postuló para las elecciones presidenciales del pasado 20 de octubre, en las que recurrió al fraude electoral para torcer la voluntad de los bolivianos. No tenía los votos y pretendió imponerse con trampa. La gente se cansó, no se lo caló más y se fue a las calles hasta conseguir la restitución democrática en el país. No hubo golpe de Estado, hubo una lucha por la defensa de los derechos civiles y políticos de la mayoría.

 

 

Sin ánimos de comparar el proceso histórico que se escribe en Bolivia con el venezolano, algunas lecciones claras nos deja: ¿cuándo entenderán nuestros gobernantes que todos tienen fecha de vencimiento? ¿Cuándo entenderán que las reelecciones indefinidas solo traen hastío entre la gente y alto grado de corrupción por parte de la esfera de poder? ¿Cuándo entenderán los militares que deben defender, por encima de todo, la Constitución, las leyes y la voluntad de la mayoría? Y sobre todo, ¿cuándo entenderemos, los políticos y los ciudadanos, que para comprobarse un fraude electoral y detonar cualquier cambio político primero se debe participar en el proceso?

 

 

No me cansaré de insistir en que si hay una participación masiva, candidato único, unidad electoral, presencia en todas las mesas de votación y observación internacional, ganamos; y si hay fraude, tendremos las pruebas para demostrarlo. Muchos alegarán en contra de esto las elecciones de 2013, o la de los diputados de Amazonas y la de Andrés Velásquez. A favor pudiera poner sobre la mesa los resultados de las parlamentarias de 2015, que son las que mantienen el apoyo internacional, y las del Zulia de 2017. Sin embargo, no es momento de seguir mirando atrás para anclarnos en los reclamos. Si miramos por el retrovisor, que sea para aprender de los errores y seguir adelante. Cada quien que haga su mea culpa. Lo cierto es que a pesar de todo y de todos, hoy el mundo está pendiente de Venezuela y debemos aprovecharlo. Las trácalas del oficialismo ya no pasan inadvertidas. Los países ya no se hacen la vista gorda con nuestro caso.

 

Bolivia lo logró y hoy celebra su victoria política. Hoy es el epicentro de la alegría del continente y ejemplo para el resto de los países en los que persisten gobiernos autoritarios y enquistados en el poder. Bolivia se liberó de 14 años de gobierno encabezado por Evo Morales, el líder cocalero que todo este tiempo ha bailado pegado con los personajes del eje de izquierda, como Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela, Lula en Brasil, Rafael Correa en Ecuador, Daniel Ortega en Nicaragua, la Kirchner en Argentina y los Castro en Cuba.

 

 

Pero esta historia apenas comienza. Queda mucho camino por recorrer. Ojalá los líderes que tendrán la responsabilidad de llevar la transición en Bolivia a puerto seguro actúen con cabeza fría, sin egos, alejados de las pasiones y venganzas para tomar las decisiones correctas. Un paso en falso les puede costar el regreso de Evo. En Venezuela lo sabemos muy bien. Aquí ya lo vivimos.

 

 

@gladyssocorro

Quitémonos las caretas que ya Halloween pasó

Posted on: noviembre 6th, 2019 by Laura Espinoza No Comments

Si insistimos en cerrar la vía electoral, si Estados Unidos no intervendrá militarmente, si los Grupos de Lima y de Contacto no están dispuestos a ir más allá de la redacción de acuerdos y si los gobiernos democráticos del continente están todos en pico e’ zamuro, ¿qué opción nos queda para superar la crisis en Venezuela?

 

 

Es una pregunta seria que me hago todos los días y a la que aún no consigo respuestas. Estamos cada vez más entrampados. Actuamos como el perro mordiéndose la cola. Nos movemos en círculos sin encontrar la salida, y lo peor es que seguimos pensando en pajaritos preñados esperando que otros nos solucionen el problema. Pues les tengo malas noticias: América está prendida en llamas y todos, absolutamente todos los gobiernos están ocupados en apagar sus propios incendios.

 

 

O corremos o nos encaramamos porque los deseos solos no preñan. No basta con querer salir de una vez por todas de Nicolás Maduro y su combo, para que eso suceda se deben diseñar tácticas y estrategias sostenidas y viables en su aplicación para lograrlo. Más pragmatismo y cabeza fría y menos radicalismo, quejas y divisiones. Es momento de poner en blanco y negro dónde estamos, qué hemos logrado con cada decisión, qué herramientas tenemos a mano para avanzar y actuar en bloque. Pongámonos serios y dejemos el guabineo. Quitémonos las caretas que ya Halloween pasó.

 

 

Si los líderes del G4 (AD, PJ, UNT y VP) quieren seguir liderando la ruta de cambio en el país deben comenzar a poner orden a la interno: reglas claras, discurso único, tolerancia cero a la corrupción, sinceración de la lista de perseguidos políticos y limpieza del entorno presidencial. De igual manera, si Vente Venezuela y las organizaciones pequeñas quieren contribuir de verdad a la restitución de la democracia deben ponerle freno a sus ansias enfermizas de implosionar la poca o mucha unidad política que se ha conformado hasta ahora y que tiene todo el aval internacional.

 

 

Los mánagers de tribuna que viven en el exterior también deben agarrar mínimo en este proceso. Sé que no es fácil pero sería un gran aporte a la causa. Una cosa es hacer sugerencias y planteamientos y otra muy distinta es querer dar órdenes de qué, cómo, cuándo y dónde nosotros, los que seguimos aquí poniendo el pellejo y soportando a diario las calamidades de un país en ruinas, debemos actuar. Todos somos víctimas de esta profunda crisis y por eso todos somos importantes para superarla, de allí la necesidad de respetarnos nuestras realidades, nuestros miedos, nuestras angustias.

 

 

Sobre quienes quedamos aquí recae la mayor responsabilidad. Y no porque seamos más venezolanos que los que se fueron ni mucho menos, sino porque nos toca la titánica tarea de sobrevivir cada día entre un rosario de calamidades sin dejarnos arrastrar por la desesperanza y el desánimo. No tenemos más opción que seguir de pie. Libramos una pelea muy desigual, plagada de vicios, amenazas y chantajes por parte de quienes hoy ocupan los distintos niveles de gobierno, lo que reclama de nosotros más inteligencia y menos fuerza física, más política y menos recovecos legales y jurídicos, más pragmatismo y menos sentimentalismos. En definitiva, la lucha hoy nos exige unidad clara, coherente y definitiva en torno al objetivo superior. Insisto, quitémonos las caretas que ya Halloween pasó.

 

Gladys Socorro
@gladyssocorro

No hay de dónde agarrar

Posted on: octubre 22nd, 2019 by Laura Espinoza No Comments

 

 

La crisis de escasez de gasolina en el Zulia tiende a agravarse. Cada vez hay menos combustible disponible para cubrir la demanda. Las autoridades pretenden hacernos creer que lo tienen todo bajo control y que disponen de buques cargados con miles de litros, pero nada más alejado de la realidad. Dependemos de lo que quieran y puedan enviarnos desde Falcón. Los inventarios están en cero.

 

 

El abastecimiento de las estaciones de servicio en el estado se redujo a la mitad. Muchas están cerradas. La prioridad la tienen las consideradas estratégicas, es decir, las que cuentan con mayor cantidad de islas, tienen planta eléctrica y trabajan en horario extendido. Si hasta hace algunas semanas las surtían con una gandola de 38.000 litros, hoy la misma gandola se divide entre 2 y 3 bombas, lo que significa que a cada una le tocarían 12.000 litros que solo alcanzarían para surtir 400 vehículos a razón de 30 litros cada uno.

 

 

Quienes nos gobiernan hacen fiesta y se llenan de loas cada vez que llega un buque cargado con 600.000 litros de gasolina. Se burlan en nuestra cara porque lo que no dicen es que esa cantidad de combustible que antes de la crisis se distribuía semanalmente en su totalidad en el Zulia, hoy llega cada 15 días y se comparte con Mérida, Táchira y Trujillo, estados que se alimentan de la gasolina que se distribuye a través de Bajo Grande. Estos 4 estados son el eslabón más débil porque se surten a través de barcos y no por poliductos como sucede en el resto del país.

 

 

La razón fundamental del desabastecimiento en el occidente venezolano es la reducción significativa de la producción. Su magnitud es tal que pareciera no darle margen de maniobra ni siquiera al ilegal y lucrativo negocio del contrabando. Las constantes fallas eléctricas en el estado empeoran el escenario. Según cálculos del mercado automotor, en Venezuela se  requieren 170.000 barriles diarios de gasolina, pero solo se producen 65.000 en el Complejo de Refinación Paraguaná. La mayoría se destina al área capital, razón por la que en Caracas o Valencia no se ven las interminables colas que adornan las calles de los 21 municipios del Zulia.

 

Hasta hace un tiempo se tapaba la escasez con la importación de 90.000 barriles diarios de gasolina que dejaron de entrar al país una vez aplicadas las sanciones por parte de Estados Unidos. En el caso específico del Zulia, los más afectados son los municipios foráneos, especialmente la zona de Perijá. Los zulianos se quejan de los daños que el combustible está provocando en sus carros. Aunque en las estaciones de servicio lo ofrecen como de 91 octanos, representantes del sector de gasolineros señalan que este podría ser realmente de 83 octanos.

 

 

De igual manera precisan que otro de los factores que genera mayor caos en la ya avanzada crisis de gasolina que agobia a la región zuliana es que el sistema del chip no está funcionando. Explican que este solo monitorea pero no controla, es decir, se activa para llenar el tanque pero como no está conectado en línea, un carro puede surtirse varias veces al día en distintas estaciones de servicio.

 

 

Las proyecciones del sector no son alentadoras. Voceros aseguran que cada vez se cerrarán más bombas hasta llegar el momento, que prevén será para finales de año, que no habrá combustible. Sin duda, al Zulia le han caído las 7 plagas de Egipto y lo peor es que los dintintos niveles de gobierno se entretienen con pintura de murales, escarificación de calles que nunca asfaltan y la programación de shows para una feria que se aproxima.

 

 

@gladyssocorro

Nuevo round internacional entre Maduro y Guaidó

Posted on: octubre 15th, 2019 by Laura Espinoza No Comments

 

Esta semana habrá un nuevo round entre Nicolás Maduro y Juan Guaidó al más alto nivel internacional. Los apoyos que cada uno dice tener quedarán en evidencia este jueves 17 de octubre, cuando la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas decida si Venezuela será o no miembro del Consejo de Derechos Humanos de este organismo. También se medirá la fuerza e influencia que tiene Estados Unidos, el mayor aliado de la oposición venezolana en su lucha por recuperar la democracia en el país.

 

 

Aunque a todas luces pareciera una vulgaridad que Venezuela siquiera sea considerada una opción para ocupar una silla dentro de este consejo debido a las contundentes acusaciones que por violación sistemática de los derechos humanos le ha hecho la misma ONU al gobierno de Maduro, su elección no luce descabellada. Todo dependerá de los movimientos diplomáticos que cada bando pueda consolidar dentro de la Asamblea General de la ONU. La elección es por mayoría simple. Son 193 Estados miembros con derecho a votación, de los que de entrada se sabe que 54 apoyan a Guaidó y según el canciller oficialista, Jorge Arreaza, los 120 miembros del Movimiento de Países No Alineados respaldarían a Maduro y su inclusión en el consejo. En teoría quedarían 66 votos a disputarse entre ambos bandos, pero con que Maduro logre sumar 97 ya estaría adentro.

 

 

Venezuela disputaba su puesto solo con Brasil, pero Costa Rica se postuló hace una semana. Irá en dupla con los brasileños para evitar a toda costa que Maduro y su combo ocupen un puesto en dicho organismo dedicado a actuar cuando ocurren violaciones de derechos humanos en cualquier parte del mundo, entendiéndose por estas cuando el Estado no cumple con sus obligaciones por acción u omisión. Si bien las decisiones que se tomen en su seno no son vinculantes para la Oficina del Alto Comisionado, tiene el deber de hacer recomendaciones a los Estados sobre cómo respetar y garantizar los derechos humanos, además de establecer comisiones para investigar y determinar los hechos.

 

 

¡Vaya paradoja la que se vivirá en la Asamblea General de la ONU el jueves! El mismo organismo internacional, cuya razón de ser es el mantenimiento de la paz y la seguridad mundial, podría avalar la inclusión de Venezuela como garante de los derechos humanos, aun cuando su gobierno está acusado por ellos mismos de torturador y violador de los derechos fundamentales de su población. Una contradicción imposible de justificar, pero que además tiene nefastos precedentes, pues Cuba también ha sido miembro del referido consejo pese a que está cuestionada desde hace décadas por sus ataques a las libertades del ser humano.

 

 

Entre los señalamientos que hizo la alta comisionada de los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, al gobierno de Maduro en su informe presentado el pasado 4 de julio, se afirma que en el último decenio –y especialmente desde 2016– el gobierno venezolano y sus instituciones han puesto en marcha una estrategia “orientada a neutralizar, reprimir y criminalizar a la oposición política y a quienes critican al gobierno. Un conjunto de leyes, políticas y prácticas que ha reducido el ámbito democrático, ha desmontado el sistema de control institucional sobre el Poder Ejecutivo y ha permitido la reiteración de graves violaciones de derechos humanos».

 

 

En el documento también se destaca la repercusión de la profunda crisis económica que ha privado a la población de los medios necesarios para satisfacer sus derechos fundamentales en materia de alimentación y cuidados, obligando a cerca de 5 millones de venezolanos a huir del país en busca de mejores condiciones de vida, realidad que ha desembocado en una crisis regional sin precedentes, cuya manifestación más clara son los brotes de xenofobia que se viven en países hermanos como Perú y Ecuador.

 

 

Elegir a Venezuela como miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU sería poner a zamuro a cuidar carne. Si consigue la mayoría simple en la Asamblea General se ganaría el puesto. Éticamente hablando, el solo hecho de que en la ONU se le permita ser candidata es una cachetada para los millones de venezolanos que han tenido que dejar el país para alimentar a sus familias, para nuestros muertos en protestas, por desnutrición o por falta de medicinas y atención médica; una cachetada a nuestros presos políticos, a nuestras víctimas en manos de los arbitrarios cuerpos de seguridad del Estado y a quienes padecemos el calvario diario de sobrevivir a 10, 12 y 14 horas diarias sin electricidad, meses sin el servicio de agua y colas de 3 y 4 días para surtir gasolina.

 

 

 Gladys Socorro

 @gladyssocorro

Las 7 plagas del Zulia

Posted on: octubre 8th, 2019 by Laura Espinoza No Comments

 

Diosito, ¿qué más tiene que pasarnos a los zulianos para que alguna autoridad meta la mano? Nos han caído las 7 plagas de Egipto y unas cuantas más. Llevamos palo parejo y pareciera que a nadie le importa, ni a los de un bando ni a los del otro. Estamos cansados, agotados, vueltos nada y lo peor es que no se ve luz al final del túnel.

 

 

¿Cuántos muertos necesitan para voltear la mirada hacia nuestra región? La grave crisis que se vive en el estado con el suministro de gasolina casi aporta dos a la lista la semana pasada cuando un carro se estrelló a primeras horas del domingo 29 de septiembre en contra de la cola de la estación de servicio ubicada en la Circunvalación 2 con avenida Paúl Moreno, en Maracaibo. Sí, como lo lee. Dos personas casi pierden la vida en una cola esperando poder surtir de gasolina en el estado petrolero por excelencia en Venezuela.

 

 

En los 21 municipios del Zulia se vive la escasez de combustible. Hasta 3 días de cola deben hacer los zulianos para abastecerse de apenas 30 litros. Si quieren llenar el tanque, tienen que bajarse de la mula con 10, 20 o 30 dólares, dependiendo de la capacidad del vehículo. Aunque la gobernación prohibió pernoctar en las bombas después de las 9:00 de la noche, el desespero de los usuarios los obliga a concentrarse desde la madrugada a ver si tienen suerte de que llegue el camión y que les alcance surtir. Si no lo logran tienen que repetir lo mismo un día tras otro.

 

 

La última semana se ha agudizado la crisis. El surtido de combustible a las estaciones de servicio es más espaciado. Si antes llegaba una gandola de 36.000 litros por bomba, hoy solo distribuyen media gandola. La idea es intentar mantener la sensación de que, aunque haya colas, no hay escasez. Pero es solo eso, una sensación. La realidad es muy diferente.

 

 

Las colas abarcan entre 7, 10 y 12 cuadras a la redonda. En 40 minutos apenas avanzan 4 carros. Los policías y militares abundan en cada estación de servicio sin que eso sea sinónimo de orden. Por el contrario, en cada una se hacen 3 colas: una para amigos y familiares del dueño; la de la maraña, que es la del negocio porque aporta los dólares en efectivo; y la tercera, que es la interminable, la del soberano.

 

 

A la par de esta realidad ha surgido una nueva ocupación, la de los pimpineros. Se consiguen en las distintas calles y avenidas, a plena luz del día y sin temor a ser aprehendidos. Hay niños, mujeres y hombres dedicados a este oficio. La semana pasada vendían 25 litros de gasolina por 5 dólares, hoy ofrecen 60 litros por 35 dólares. Todo es ganancia porque la gasolina, aunque es extremadamente barata, no se paga desde hace algunos meses.

 

 

Los zulianos todos los días carreteamos con nuestro rosario de calamidades a cuestas: no hay luz, no hay agua, no recogen la basura, no hay gas, no hay efectivo, tenemos los precios de los productos más caros que el resto del país, las comunicaciones por celulares y por Cantv se han hecho cuesta arriba y somos el único estado donde, desde buhoneros hasta grandes empresarios, se dan el tupé de rechazar pagos con billetes de 1 y 5 dólares, además de no tener cambio para transacciones con denominaciones más altas.

 

 

Estamos a la buena de Dios. Tenemos de todo como en botica. El Zulia parece un mundo aparte del resto del país. Si bien Venezuela toda está en el piso, la catastrófica situación que se vive en la región no tiene parangón. La lucha diaria es por sobrevivir, intentando sortear día a día todos los problemas que el mismo gobierno nos ha generado. Para no morir de mengua, buscamos la manera de resolverlos; pero cada vez es más difícil por la faja de reales que se necesita para hacerle frente a todos a la vez.

 

 

Todo, absolutamente todo, se paga en dólares. Un camión cisterna de 10.000 litros cuesta entre 15 y 30 dólares, dependiendo de la zona y la urgencia; a quienes se llevan la basura de las casas hay que pagarles con un efectivo casi imposible de conseguir, o en su defecto con comida; ante los apagones de 10 y 12 horas al día, hasta en las bodeguitas se han visto obligados a comprar una planta eléctrica para que les funcione el punto de venta y en la mayoría de los barrios de los 21 municipios del Zulia tienen que ingeniárselas para cocinar porque no tienen cómo recargar las bombonas de gas.

 

 

Como decía el locutor y compositor zuliano Pedro Colina: “¡Ay Juan, en esta tierra de Dios nadie se apiada de vos!”.

 

 

 Gladys Socorro

Quitémonos la venda de la abstención

Posted on: septiembre 24th, 2019 by Laura Espinoza No Comments

No hay tema más escabroso en Venezuela que la diatriba entre la abstención y la ruta electoral. Es una controversia que con el pasar de los años ha dividido cada vez más a la oposición y generado beneficios insuperables al oficialismo. Aunque exponerlo hoy pública y abiertamente me haga objeto de cualquier tipo de comentarios, lo hago convencida de que es momento de autoevaluarnos dentro de la oposición, poner en blanco y negro qué hemos ganado y qué hemos perdido con cada paso dado, precisar con qué herramientas contamos para seguir, y en consecuencia, definir las estrategias posibles de aplicar para enfrentar a quienes detentan el poder.

 

 

Intentaré ser lo más didáctica posible. Abro este espacio para la reflexión y la discusión de ideas alejadas de radicalismos y posiciones absolutas. Dejo muy claro que, aunque tenga marcadas diferencias con la manera en que se vienen haciendo las cosas, sigo apostando a la coalición política nacional e internacional que lidera Juan Guaidó, a la vez que deploro el parapeto a todas luces armado entre el oficialismo y un pequeño grupo de organizaciones para supuestamente impulsar la vía electoral, sin que esto signifique que esté en contra de las negociaciones políticas ni de avanzar hacia un proceso de elecciones.

 

 

Dicho esto, comencemos. Vayamos paso a paso, sin mezclar las cosas. La única forma de hacer un análisis con la fría sensatez que se requiere para afrontar los escenarios por venir en el futuro cercano es remontarnos al principio: la llegada de Hugo Chávez al poder hace 20 años. Aunque le parezca fastidioso hablar de lo sucedido hace dos décadas, hoy tiene más vigencia que nunca; primero, porque podríamos estar en puertas de reeditar ese escenario, y segundo, porque es en ese momento que se ve claramente cómo comenzó nuestra tragedia, la que se ha profundizado con el paso de los años y a la que le hemos buscado cualquier tipo de excusas para no aceptar nuestros errores.

 

 

De entrada, tengamos claro que nuestra Ley Electoral establece en su artículo 7 que los cargos de presidente, gobernadores o alcaldes se eligen con base en la mayoría relativa de votos, lo que se traduce en la práctica como una mayoría simple: el que más votos obtenga se queda con el coroto. Ni la abstención ni el voto nulo cuentan para algo porque se entiende que el castigo o la aprobación de alguna gestión se expresa a través del voto directo. Además, lamentablemente en nuestras leyes tampoco se estipula la segunda vuelta. Un ejemplo claro de ello es que Hugo Chávez accedió al poder con 33,3% de los votos y una abstención de 36,3%, con un CNE muy alejado de las garras rojas. El mismo patrón abstencionista, entre 4 y 6 millones de electores, se repitió en la convocatoria a la Constituyente en 1999, la aprobación de la nueva Constitución y luego las megaelecciones del año 2000. Insisto, con un CNE que aún no estaba dinamitado por el chavismo.

 

 

Evidenciada hasta aquí la importancia inobjetable que tiene la participación ciudadana a través del voto para decidir sobre nuestros gobernantes y el nulo alcance que tiene la abstención en nuestro sistema electoral, pasamos al siguiente nivel cuando el chavismo, una vez ratificados todos los cargos de poder político en el mapa nacional, se lanzó abiertamente a la conquista del CNE. Fue en 2003 cuando entró Francisco Carrasquero a presidirlo y le tocó asumir el revocatorio en contra de Chávez. ¡Cómo no recordar a un Ramos Allup cantando fraude en toda la prensa y televisión nacional sin, hasta la fecha, presentar ni la más mínima prueba de ello! Fue entonces cuando la carrera abstencionista comenzó a formalizarse en el país más como una excusa que como una estrategia bien organizada que nos llevara a puerto seguro. Desde entonces, los políticos comenzaron a inyectarle de manera intravenosa a la gente la gran mentira de que absteniéndose harían sentir sus reclamos.

 

 

Un año después, en 2005, llegó la debacle: seguimos empeñados en no votar como mecanismo de protesta y regalamos la mayoría absoluta de la Asamblea Nacional, permitiendo así la materialización de todas las arbitrariedades oficialistas bañadas en legalidad. Una vez más se nos olvidó el pequeño detalle de que los cargos de elección popular en Venezuela se ganan por mayoría simple, sin importar el nivel de abstención. Necesitamos 10 años para darnos cuenta del error cometido. En 2015 nuevamente entramos en el carril electoral, con un CNE controlado por el chavismo con Tibisay Lucena a la cabeza. Y no solo ganamos sino que obtuvimos las 2/3 partes del Parlamento, lo que nos daba la posibilidad de aprobar leyes sin que los rojos pudieran hacer algo para frenarlas. Si los políticos y sus partidos estuvieron o no a la altura de las circunstancias es otro tema de discusión que no tiene nada que ver con la efectividad del voto. Cuidado. No mezclemos ni nos confundamos. De hecho, es esa elección de 2015 y el triunfo contundente obtenido por la oposición lo que nos ha mantenido con vida porque la AN es el único poder legalmente constituido y avalado por la comunidad internacional.

 

 

Es obvio que este CNE no juega limpio. Es evidente que el ventajismo electoral es más descarado con cada elección. Es impostergable caminar hacia su depuración para tener elecciones en igualdad de condiciones. Pero también es cierto que cuando participamos en bloque, con candidatos únicos, cubrimos todos los centros y mesas electorales y garantizamos una participación masiva de electores, nuestras probabilidades de triunfo son extremadamente altas. Así se demuestra, una vez más, en 2013 cuando Nicolás Maduro le ganó a Henrique Capriles, pese a todo el ventajismo electoral y un Chávez recién muerto, por apenas 223.599 votos, pero con una abstención de 3 millones de electores. Si Capriles regaló o no el triunfo como algunos han dejado correr, ese es otro tema que tampoco tiene nada que ver con la efectividad del voto sino con el comportamiento político de individualidades.

 

 

En el pasado más reciente, octubre de 2017, y después de no dar pie con bola desde las parlamentarias, la oposición ganó 5 gobernaciones con este mismo CNE. ¿Cómo lo hicimos? Todos los partidos apoyaron a un solo candidato y garantizaron el buen funcionamiento de sus estructuras electorales. En el caso específico del Zulia, Juan Pablo Guanipa le arrebató la gobernación a un chavista del 4F, el organismo electoral se la adjudicó pero este decidió no juramentarse. Aunque esa es otra historia. Si lo hizo por dignidad, por cálculos personales o políticos es otro tema para discutir que nada tiene que ver con la efectividad del voto.

 

 

Y así llegamos a las presidenciales de mayo de 2018. Sin duda, en ese momento el problema neurálgico tampoco era el CNE sino el candidato. Y a las pruebas me remito. Cuando se planteó la posibilidad, con base cierta o no, de que el candidato opositor sería el empresario Lorenzo Mendoza, más de 70% de los venezolanos estaba dispuesto a votar. Bastó con que este descartara la opción y Henri Falcón se autoproclamara como el adversario de Maduro para que el problema pasara a ser el CNE. ¿Por qué? Porque los partidos políticos más importantes del país no lograron un acuerdo para un candidato único y Falcón se aprovechó de esa coyuntura y saltó al ruedo. Si este era aliado o no del gobierno o si el G4 promovió la abstención para tapar su imposibilidad de llegar a acuerdos es otro tema para discutir que tampoco tiene nada que ver con la efectividad del voto. El hecho cierto es que teníamos votos de sobra para cerrar la era chavista: Maduro se adjudicó ese triunfo con 6.245.862 votos en contra de una abstención de 11.924.235 más los 2.357.474 que votaron por el resto de los candidatos para un gran total de 14.281.709 votos opositores, cantidad que aún restándole los 4 millones de la diáspora, nos daban 10 millones seguros.

 

 

Sé que a estas alturas, después de tanto dolor, tanta miseria, tanta hambre y tanta mutilación familiar, es lógico que invitar a una reflexión clara y sincera sobre la diatriba entre la abstención y la vía electoral desate las reacciones más viscerales y cargadas de odio entre nosotros. Créame que lo entiendo. Yo padezco a diario la calamidad de mi país. Pero es absolutamente necesario evaluar el camino recorrido hasta ahora para poder hacerle frente a lo que viene. Votar por votar sin estrategias no es una opción, pero la abstención por sí sola tampoco nos conduce a nada. Al cerrarse la vía electoral nuestro destino lo ponemos en manos de terceros, quedamos sujetos a lo que ellos quieran, cuando quieran, como quieran y si es que quieren. Los aliados internacionales ya han dicho hasta el cansancio que la vía es la negociación para convocar unas elecciones. Entonces, ¿qué vamos a hacer? ¿Votaremos o nos abstendremos? Solo le pido a Dios que nos ilumine porque este país no aguanta más. Ya no tenemos tiempo para seguir dándole palos a ciegas a la piñata.

 

 

@gladyssocorro

Crisis en el Zulia llama la atención de la ONU

Posted on: septiembre 10th, 2019 by Laura Espinoza No Comments

 

 

El deterioro de los servicios públicos en Venezuela es dantesco, especialmente en el Zulia. Los criminales racionamientos eléctricos de 10, 12, 14 y hasta más horas al día a los que somos sometidos los zulianos, la prolongada escasez de agua y las interminables colas para surtir gasolina, han obligado a la alta comisionada de la Organización de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos a voltear su mirada a la región y reservarnos un señalamiento aparte. «Los servicios públicos siguen presentando fallas graves y recurrentes, con especial intensidad en el Zulia», precisó Michelle Bachelet durante la actualización que hiciera del informe de los derechos humanos en el país.

 

 

Sin duda, estas declaraciones por parte de la ONU son un espaldarazo a un estado deprimido y a 6 millones de zulianos que hemos aguantado estoicamente el castigo que se nos impone desde el poder central. Es un paso importante en nuestros reclamos y una ventana abierta para exigir atención internacional urgente a nuestros problemas, especialmente el eléctrico. Hoy sostengo lo que escribí en mi artículo de la semana pasada: El racionamiento eléctrico que se vive en el Zulia es una forma continuada de tortura física y psicológica, vulnera la dignidad inherente a la persona, además de provocar severos trastornos de salud y emocionales entre la población.

 

 

Pero el reconocimiento de la ONU no puede quedarse allí. Debemos seguir manifestándonos por todas las vías posibles para que nuestros reclamos sean escuchados. La nefasta realidad y la legalidad nos amparan. La convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes de la ONU señala que «se entiende por el término de ‘tortura’ todo acto por el cual se inflija intencionalmente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de terceros información o una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario…».

 

 

A los zulianos se nos discrimina con premeditación y alevosía. Se nos quitan 31 millones de kilovatios al día para alimentar el sistema eléctrico de la Gran Caracas a sabiendas de que solo podemos sobrevivir a medias con el aporte que nos hace el Guri, una vez que la corrupción chavista por el orden de los 45 millardos de dólares apagó las 46 máquinas instaladas en la región con las que generaríamos 2.462 megavatios diarios para autoabastecernos. Hoy, a duras penas, solo se generan 50 megavatios al día, elevando a 95% nuestra dependencia con el sistema nacional.

 

 

En los hospitales los enfermos mueren en medio de una diálisis, de una operación o porque se apagan los aparatos de los que dependen para vivir. Quien tiene un familiar en condiciones delicadas de salud conoce perfectamente esta realidad que se repite una y otra vez sin que alguna autoridad nacional, regional o local se conduela. Hay una intención clara de infligir daños psicológicos a la población cuando además de mantenerla agotada por el desgaste físico y mental que significa someterla a apagones prolongados con temperaturas de 40 grados, nadie da la cara.

 

 

Nada justifica la forma continuada de tortura física y psicológica que vivimos en el Zulia. Nada. No hay guerra económica o sanciones gringas que valgan. La ONU establece que «en ningún caso podrán invocarse circunstancias excepcionales tales como estado de guerra o amenaza de guerra, inestabilidad política interna, o cualquier otra emergencia pública como justificación de la tortura». Se robaron los reales y a nadie del alto gobierno le importó, así como tampoco les importa el calvario que padecemos todos los días. Pero arriba hay un Dios que mira hacia abajo y una ONU que parece monitorear nuestra realidad más allá de lo que creemos.

 

 

@gladyssocorro