El círculo cuadrado de la negociación

Posted on: julio 29th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

Un profesor muy recordado de la Universidad Católica Andrés Bello iniciaba sus clases de Lógica pidiéndoles a sus estudiantes que hicieran el intento de dibujar en la pizarra un círculo cuadrado. Al comienzo la respuesta inmediata era la perplejidad hasta llegar a la conclusión de que eso era imposible. Así el buen profesor se subía al podio de los conceptos para explicar qué era una contradicción lógica.

 

 

 

Cuando me imagino las conversaciones trianguladas que se están dando entre el gobierno nacional, a través de emisarios internacionales como el ex presidente Zapatero, y algunos representantes de los partidos políticos de la oposición agrupada en la MUD, sobre la posibilidad de acordar la postergación o suspensión de las elecciones pautadas para el próximo 30 de julio, me los imagino a todos intentando dibujar el círculo cuadrado, para finalmente concluir que es imposible.

 

 

 

La asamblea nacional constituyente convocada por Maduro no solo es inconstitucional y fraudulenta, como bien lo sabe la mayoría del pueblo venezolano, que en más de 80% ha mostrado su desacuerdo a través de las encuestas y a través de la participación de más de siete millones y medio de personas en la consulta popular del pasado 16 de julio, en la que expresaron su total rechazo ante esta iniciativa.

 

 

 

Pero ahora resulta que el propio régimen está entendiendo que esta jugada puede resultar su jaque mate, utilizando la jerga del ajedrez. Si juzgamos por la verborrea de los convocantes y de los candidatos, la asamblea nacional constituyente no ha sido nunca planteada como un proyecto político serio. Si solo se aprobaran las promesas que los quinientos y tantos candidatos vienen exponiendo hará falta una biblioteca para coleccionar la Constitución.

 

 

 

La constituyente es solo una jugada política para declarar la revolución permanente, haciendo caso omiso a cualquier normativa preexistente, para consolidar la dictadura totalitaria de quienes detentan las jefaturas del régimen, para consolidar la amenaza permanente como estilo de gobierno. La constituyente es sobre todo un proyecto para consolidar la dictadura, uniendo a los adeptos en un claro afán hegemónico contra la disidencia.

 

 

 

Sin embargo, la jugada no ha salido bien. La oposición no se amilanó, sino más bien se fortaleció. La rebeldía popular se incrementó y se consolida con cada desmán del régimen, hasta llegar a tomar su propia autonomía. El apoyo popular al gobierno se fractura cada vez más, siendo que su principal base de sustentación son aquellos que guardan alguna relación de apoyo a cambio de subsistencia. La presión internacional crece y amenaza con medidas extremas en el contexto de una crisis de financiamiento que puede ser mortal para el gobierno.

 

 

 

Al mismo tiempo es obvio que la constituyente como espacio colegiado, asambleario, para el ejercicio del poder, supone un traslado del poder de manos de Maduro a los principales líderes que controlen el nuevo cuerpo colegiado. Maduro, quien hasta ahora ostenta la jefatura del Ejecutivo, será uno más en el concierto de voces. Lejos ha estado Maduro de ser el líder único de la revolución, ahora se reduce aún más su alcance ¿y hasta su permanencia como presidente?

 

 

 

Constituir la asamblea constituyente no hará otra cosa que fortalecer la resistencia que ya se ha hecho incontrolable para el gobierno a pesar de tanta represión invertida, violación de derechos humanos, amenazas, propaganda, intimidación, etc. Al mismo tiempo, sume usted la presión internacional que no cesará de crecer y hacerse sentir y la siempre amenazante incertidumbre ante el retiro del apoyo que hasta ahora la Fuerza Armada ha dado al régimen.

 

 

 

Al interior de la cúpula que detenta el poder debe estar también produciéndose una intensa confrontación. Me sumo a la opinión que ya algunos analistas han señalado, en el sentido de que para el presidente Maduro y quienes están a su lado detener la constituyente los seguiría manteniendo como el pivote del régimen; mientras que para quienes aspiran a fortalecer su posición de poder ven en la ANC su gran (y tal vez única) oportunidad.

 

 

 

El problema para Maduro es entonces cómo salir del embarazo de la constituyente que solo le traerá más ingobernabilidad, aislamiento internacional y debilidad como gobernante ante sus competidores. La única forma de salir airoso es que logre doblegar a la oposición obligándola a volver al diálogo y apaciguando la presión de calle a cambio de posponer las elecciones del 30 de julio. Pero para no aparecer como blandengue frente a los suyos, a sus competidores y a la propia oposición, acompaña su oferta de diálogo con un discurso cada vez más altisonante y con más acciones represivas frente a toda disidencia.

 

 

 

Por su parte, la oposición política agrupada en la MUD ha dicho y ha mostrado estar dispuesta a la negociación, pero siempre y cuando los términos sean la suspensión sin condiciones de la propuesta constituyente y un plazo razonable para la constitución de un gobierno de unidad nacional para la transición. El problema para la dirigencia de la oposición es consensuar qué significa esta fórmula y qué significa un plazo razonable, porque sabe que si no acierta en ello la sociedad civil en rebeldía no comprará la oferta.

 

 

 

Como los círculos cuadrados no se pueden imaginar y mucho menos dibujar, estamos entrampados en una contradicción de la que solo puede sacarnos el gobierno aceptando al menos la suspensión definitiva de la ANC, como paso previo, indispensable para diseñar un proceso de negociación que responda efectivamente a las demandas de la sociedad. Presidente Maduro, atrévase a enfrentarse a sus radicales para salir del círculo cuadrado en el que usted puso al país.

 

 

 

Francisco José Virtuoso SJ

fjvirtuoso@ucab.edu.ve

Cruz y dignidad

Posted on: abril 11th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

La crucifixión era usualmente utilizada para castigar a la víctima con una muerte especialmente lenta y dolorosa. Quienes la sufrían, eran expuestos públicamente para disuadir a los observadores de cometer crímenes parecidos. Los métodos de la crucifixión variaban de acuerdo al lugar y el tiempo donde se consumaban. En algunos casos, antes de la crucifixión, los romanos acostumbraban a dar latigazos al reo. Luego, durante el trayecto hasta el lugar de ejecución, el condenado era obligado a cargar un yugo de madera (“Patibulum”) sobre sus propios hombros, que posteriormente solía ser usado como travesaño de la cruz. La crucifixión era considerada en aquel tiempo como la ejecución más terrible y temida. Flavio Josefo la considera “la muerte más miserable de todas” y Cicerón la califica como “el suplicio más cruel y terrible”.

 

 

 

La condena de Jesús de Nazaret al suplicio de la crucifixión por parte del poder teocrático judío e imperial romano buscaba sofocar ejemplarmente el movimiento religioso que habían construido aquel hombre y sus seguidores. Se trataba de eliminar de raíz su evangelio, su recuerdo y la esperanza que desató en aquel pueblo que era sometido interna y externamente, pero que contaba una larga tradición de autonomía y rebeldía. Jesús fue entendido como un profeta. Los pobres y excluidos se alegraron de escucharlo y verlo actuar, el poder político sólo vio en él un blasfemo y una amenaza.

 

 

 

¿Cómo vive Jesús este trágico martirio? Las fuentes no ofrecen una descripción psicológica de su pasión, pero invitan a acercarnos a sus actitudes. Por su relevancia para el momento que vivimos en Venezuela haré referencia en especial a una de ellas. Se trata del grito de Jesús antes de morir que recogen los evangelios de Marcos y Mateo: “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado.” Estas palabras pronunciadas en arameo, lengua materna de Jesús, y gritadas en medio de la soledad y el abandono total, son de una sinceridad abrumadora.

 

 

 

La invocación del salmo 22 en el último grito de Jesús no deja de ser una expresión de confianza: Llama a Dios, Dios mío, a pesar de todo. Jesús no duda de su existencia ni de su poder para salvarlo. Se queja más bien de su silencio: ¿dónde está? ¿Por qué se calla? ¿Por qué lo abandona precisamente en el momento en que más lo necesita? Jesús muere en la noche más oscura. No entra en la muerte iluminado por una revelación sublime. Muere con un “por qué” en sus labios. Todo queda ahora en manos del Padre. Dios se ha escondido.

 

 

 

Sus discípulos huyeron a Galilea, lejos de Jerusalén. Sin embargo, al poco tiempo sucede algo difícil de explicar. Estos hombres vuelven de nuevo a Jerusalén y se reúnen en nombre de Jesús, proclamando a todos que el profeta ajusticiado días antes por las autoridades del templo y los representantes del Imperio está vivo. Dios lo ha resucitado. Lo ha levantado de entre los muertos para vivir la vida plena de Dios, manifestada ahora en la palabra convencida y la acción prodigiosa de sus seguidores.

 

 

 

Jesús fue torturado y asesinado bajo el poder de Poncio Pilatos. Ese era su poder: el poder de dar muerte. Frente a ese poder se manifiesta otro poder: el poder de dar vida. Ese es el poder de Dios.

 

 

 

Hoy el poder político en Venezuela es poder de represión, tortura y muerte. Nuestras calles se han convertido en patíbulos para las marchas y protestas de muchos venezolanos que legítimamente reclaman sus derechos. El poder político cree que esa fuerza vital se puede silenciar y aplastar. Se equivocan, esa fuerza y esa lucha por la vida es más fuerte que la muerte porque viene de Dios. Por eso no cesará nunca aunque se empeñen en crucificarla.

 

 

 

Francisco José Virtuoso SJ

fjvirtuoso@ucab.edu.ve

Sabana Grande

Posted on: marzo 29th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

Domingo 19 de marzo de 2017. Son aproximadamente las 3:00 de la madrugada. Dos sargentos del ejército son asesinados a puñaladas por una banda delictiva conformada por menores de edad, apodados “Los Cachorros”, en el Boulevard de Sabana Grande, cuando salían de una discoteca del lugar.

 

 

 

El hecho ha conmovido a una ciudad como Caracas que ya ha visto muchos hechos de violencia. Pero este caso es especialmente conmovedor, porque los responsables son una banda criminal compuesta por niños y adolescentes. De acuerdo con la versión policial, cuando salieron de la discoteca a fumar, dos niños se acercaron y le robaron el morral a uno de ellos y emprendieron la huída. Estos soldados salieron a perseguirlos y poco más adelante fueron emboscados por un grupo de niños y adolescentes con cuchillos de cocina en mano.

 

 

 

Los medios de comunicación se han dado a la tarea de investigar y transmitirnos qué pasa en la zona. Se nos dice que en los últimos 15 años la presencia de niños en situación de calle ha aumentado en 500%. Entre la estación del metro en Plaza Venezuela hasta la de Chacaíto viven como tribus. Allí se dedican a la distribución de drogas y al robo a transeúntes. Comen de la basura, especialmente de las sobras de perros calientes y hamburguesas cuyos puestos de venta abundan en la zona. Tienen sus espacios físicos muy bien delimitados, en donde hacen vida y se dedican a sus actividades delictivas. Ningún niño se atreve a meterse con alguien de otra tribu y tampoco traspasa su territorio. Chacaíto parece ser la zona donde abundan los más pequeños.

 

 

 

Se trata de una situación límite. Obviamente se están conjugando varias causalidades. La terrible crisis de empobrecimiento que vive Venezuela, que arroja a la calle a una gran cantidad de menores, para buscar allí lo que sus familias no puede brindarles. La progresiva naturalización del crimen y el delito como opciones de conducta posible, la proliferación de ambientes criminógenos en la ciudad que exponen a niños, adolescentes y jóvenes a situaciones que pueden fácilmente crear un entorno favorable a la comisión de delitos. Añádase las percepciones sobre la impunidad del sistema judicial y la corrupción policial.

 

 

 

Los funcionarios del Estado se desentienden, nadie reacciona. El horrible suceso de Sabana Grande nos conmueve a todos menos a quienes tienen la obligación de pensar en políticas públicas o al menos en medidas coyunturales para hacer frente a la proliferación de los niños de calle, bandas de menores organizadas para delinquir.

 

 

 

Hace ya mucho tiempo se nos prometió que desaparecerían los niños de la calle. No pasaría un año para ver la promesa. La realidad es que no solo no han desaparecido sino que se han multiplicado exponencialmente y además se han criminalizado.

 

 

 

Sabana Grande es emblema de nuestra tragedia. Los niños asesinos son tan víctimas como los soldados que asesinaron. Un conjunto de circunstancias y un Estado irresponsable los condujeron a ese callejón sin salida, también los asesinó. Necesitamos respuestas y acciones que reviertan este terrible sinsentido que significa matar el futuro de la patria, destrozando el alma y las posibilidades de un niño, lanzándolos a la calle y dejándolos allí para que sean pasto de las calamidades de la intemperie. La complejidad del problema supone actuaciones preventivas, a través de políticas dirigidas a la protección de la familia como espacio natural para el amparo y desarrollo de niños y adolescentes, y, al mismo tiempo, acciones de incidencia directa sobre la población de menores en situación de calle. Esta es la verdadera “guerra” en la que debería empeñarse el Estado venezolano.

 

 

Francisco José Virtuoso SJ

fjvirtuoso@ucab.edu.ve 

El cerco se cierra

Posted on: febrero 15th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

Venezuela vive tiempos de cautiverio. Tiempos de opresión. Es mucho el sufrimiento y el dolor de las grandes mayorías, a la vez que se cierran las posibilidades de cambio.

 

 

 

Cada día se agrava más la situación social de nuestro pueblo. Son alarmantes las cifras recientemente publicadas por la Fundación para el Desarrollo Integral del Docente. El 91% de los encuestados dijo que no le alcanzó el dinero para adquirir alimentos balanceados para sus hijos. El 50% de la muestra dijo que sólo come dos veces al día.

 

 

 

El estudio realizado en cuatro entidades federales por Caritas – Venezuela, entre octubre y diciembre de 2016 y presentado en enero de 2017, reveló las siguientes conclusiones: “En las parroquias bajo monitoreo de la situación nutricional, el 25% de las niñas y niños evaluados mostraron alguna forma de desnutrición aguda y el 28% mostraron riesgo de desnutrición”. Al evaluar estos datos, el informe concluye que: “los niveles registrados de desnutrición aguda global en las 4 entidades federales en conjunto, son cercanos a una situación de severidad media según el sistema de clasificación de la OMS para evaluar la desnutrición en poblaciones. Para algunos estados específicos como Zulia y Vargas, la prevalencia de desnutrición aguda global ya sobrepasó los umbrales de severidad media y coinciden con los límites que definen una situación de alarma o crisis en los marcos internacionales de clasificación de las crisis humanitarias”.

 

 

 

Sirvan estos datos sólo como referencia para poner en evidencia la gravedad de la situación que padece nuestra gente. En breve, las universidades Central de Venezuela, Simón Bolívar y Católica Andrés Bello darán a conocer a los medios las cifras del estudio de condiciones de vida para el año 2016 y sus comparaciones con los años anteriores.

 

 

 

En medio de tanto sufrimiento, causa alarma e indignación que la élite que detenta el poder político y militar del Estado venezolano se empeñe en cerrar cada vez más la puertas a la expresión institucional del descontento popular que se manifiesta de las más variadas formas y que busca desesperadamente transitar hacia condiciones más humanas de vida. Primero fue cerrar las puertas a la solicitud de referendo revocatorio presidencial, conjuntamente con la postergación de las elecciones regionales y locales. En días recientes el Consejo Nacional Electoral, de acuerdo con la respectiva sentencia del Tribunal Supremo de Justicia ordena un proceso de legitimación de los partidos políticos que busca dos objetivos: el primero, llevar las elecciones regionales para diciembre de 2017, y, en segundo lugar, eliminar una buena parte de los partidos de oposición y del chavismo distintos al gran partido oficial PSUV.

 

 

 

 

Además de postergar elecciones y sacar del juego a varios partidos, continúa el acoso judicial contra la Asamblea Nacional, diputados de oposición, organizaciones no gubernamentales, etc. Pero como parece que no basta con cercenar las posibilidades de acción de los grupos políticos disidentes, se ha diseñado y puesto en práctica un mecanismo de control oficial directo a todos aquellos que se ven en la necesidad de acudir a los sistemas de compensación que ofrece el gobierno nacional a través las diversas Misiones y programas sociales de los cuales dispone, especialmente de las bolsas de alimentación que distribuyen los CLAP. Se trata del Carnet de la Patria. Una suerte de nueva cédula de identidad que cruza los datos de las personas con su filiación y participación política. Es la reedición de la tarjeta cubana de abastecimiento. En los manuales de texto esta práctica se conoce como Estado corporativo.

 

 

 

El Universal

 

 

 

Navidad 2016

Posted on: diciembre 21st, 2016 by Laura Espinoza No Comments

Cómo anunciar esperanza en medio de tanta desolación y tristeza como la que nos embarga a los venezolanos en este momento de nuestra historia? ¿Cómo ver en esta tierra de sombras y en esta noche oscura esa gran luz que nos es ofrecida en el milagro de la Navidad que en pocos días estaremos celebrando con nuestras familias?

 

 

 

Soy un venezolano con más de medio siglo de vida y nunca había visto tanto sufrimiento en mi país como en este año que está terminando. El sueldo que no alcanza para cubrir las necesidades básicas. Niños que buscan comida entre la basura. Gente que muere porque no encuentra los medicamentos que requiere, hospitales públicos destartalados, muchas personas enflaqueciendo aceleradamente en pocos meses porque en su dieta alimentaria no están ingiriendo la cantidad de calorías necesarias.

 

 

 

Padecemos una catástrofe social. Pero quizás es más grave aún la crisis de humanidad que soportamos. Es terrible ver cómo nuestros padecimientos sociales se agravan cada día más ante la violación descarada de los derechos humanos, entre cuyos casos emblemáticos se cuenta la actuación de cuerpos seguridad a través del Sebin, las OLP y de las mismas Fuerzas Armadas en hechos como el de la masacre de Barlovento. En paralelo se incrementa el ejercicio tiránico del régimen de gobierno establecido en el país al imponer autoritariamente medidas de todo tipo, sin discusión pública, sin controles institucionales, que someten al pueblo a duras penalidades.

 

 

 

Las recientes medidas de carácter monetario implementadas por el gobierno nacional son un claro ejemplo de este modo de proceder. De manera inconsulta, improvisada y abusiva se decide poner fuera de circulación, en un muy breve lapso de tiempo al billete de más alta denominación, sin disponer efectivamente para su sustitución de los billetes y monedas del nueva cono monetario. Los más destacados expertos en materia financiera del país no tardaron en predecir el colapso abrupto del sistema monetario nacional.

 

 

 

Colas, angustia, comercios cerrados, bancos colapsados, saqueos, protestas, entre otras muchas manifestaciones, han caracterizado la historia de esta última semana. En la noche del sábado 17 de diciembre el presidente Maduro anunció la extensión del uso y vigencia legal del billete de 100 bolívares hasta el 2 de enero de 2017, porque los nuevos billetes no habían llegado aún al país debido a un “sabotaje”.

 

 

 

Quizás lo más grave de esta historia es la total falta de respeto a la inteligencia de los venezolanos.

 

 

 

En la Biblia, el profeta Isaías habla de una gran luz que permite ver al pueblo que caminaba en tinieblas, en tierra de sombras y cautiverio, la liberación del yugo que pesaba sobre ellos, de la vara que castigaba sus espaldas, del látigo del opresor que los hería. Esa luz los guiará hasta un Niño que nos ha nacido, un Hijo que se nos ha dado, que será Príncipe de la paz. La comunidad cristiana, a la luz de la experiencia vivida encontró en Jesús de Nazaret el cumplimiento pleno de la profecía de Isaías.

 

 

 

Ese Niño que nos ha nacido llena nuestras vidas de fe, de esperanza, de Espíritu, de sabiduría. Fe en nosotros, en nuestras familias y en las organizaciones en las cuales participamos. Esperanza en que el país que queremos no es un sueño, es una convicción que nos mueve. Grandeza de Espíritu que se traduce en amor apasionado y en lucha constante todos los días. Sabiduría para construir y edificar con creatividad y audacia en medio de la crisis y encontrar caminos para avanzar en medio de la noche oscura.

 

 

 

En esta Navidad pedimos con fuerza a Dios que nos regale esta luz que necesita nuestro corazón entristecido por tanto dolor.

 

 

Francisco José Virtuoso SJ
fjvirtuoso@ucab.edu.ve 

Incluir a todos

Posted on: octubre 12th, 2016 by Laura Espinoza No Comments

Escuchar lo que la sociedad está pidiendo es la condición básica para que un político acierte en sus decisiones, no necesariamente para complacerle, sino para tomarle en cuenta y sostener un diálogo respetuoso y responsable. Esa es, entre otras muchas, las lecciones que nos deja el referéndum colombiano del pasado domingo 2 de octubre. En este caso, es claro que toda la sociedad colombiana dice que quiere paz, pero no forzosamente en los términos de la negociación alcanzada con las FARC en La Habana y posteriormente ratificada en la firma de Cartagena. “Sí, pero no así” fue la consigna que alcanzó gran resonancia en la opinión pública.

 

 

 
El pueblo colombiano quiere paz pero con justicia; y en los términos en que se negoció esta ecuación no queda en claro, o al menos no fue suficientemente debatida y aclarada esta relación con los dolientes y la opinión pública en general. Ahora, como muchos colombianos lo han expresado, la negociación por la paz requerirá la intervención de otros actores, entre ellos, la representación de las víctimas y de los sectores de oposición al gobierno colombiano. Comparto con Héctor Abad Faciolince que por ahora el proceso de paz no ha tomado en cuenta todas las complejidades e intereses que encierra una negociación con las FARC.

 

 

 

Haciendo la salvedad de que a pesar de estar tan cerca y de que Venezuela ha sido permeada por el conflicto colombiano, se trata de realidades políticas muy diferentes. No obstante, quiero hacer referencia a un punto que me parece casi de Perogrullo pero que lamentablemente no se toma en cuenta lo suficientemente, y es quizás uno de los escollos más difíciles de transitar en medio de los grandes conflictos políticos.

 

 

 

Una de las grandes lecciones que nos deja el proceso de negociación colombiana es que su éxito depende del diálogo directo y sincero entre todos los factores enfrentados en el conflicto. Todos tienen que participar y sentirse escuchados. Los acuerdos finales, después de un proceso de debate, que necesariamente será largo y complejo, deben expresarse en términos al menos razonables para todos. Quizás es demasiado idílico pretender esa meta, pero sólo así será posible construir una paz verdadera y defendible ante las muchas manipulaciones que oscuros intereses intentarán llevar adelante.

 

 

 

La lección es importante para Venezuela, entre otros países de América Latina, en donde en medio de los duros conflictos que atravesamos se requiere construir un proceso de paz duradera y estable en el que todas las demandas de todos actores involucrados deben encontrar lugar.

 

 

 

Si apostamos por un proceso de transición democrática en Venezuela se requiere de negociación y acuerdos entre los actores en conflicto, cuidando siempre de que sean involucrados todos los actores. En una Venezuela polarizada en donde al interior de cada polo se evidencia una multitud de facciones en pugna, la tarea de mediar para el encuentro es muy compleja y difícil. Lo más fácil es optar por la imposición. Me parece que una bandera política crucial en los tiempos que corren es levantar con urgencia esta demanda de entendimiento múltiple y plural, con un programa verosímil y respaldado con mediadores internacionales y nacionales que generen la confianza necesaria.

 

 

 

Recientemente, la UCAB presentó el libro Transiciones democráticas, editado por IDEA Internacional (2015). En todos los casos que allí se analizan, el éxito se atribuye, entre otras cosas, a la participación de distintos sectores de la sociedad, de la masa popular, partidos políticos, organizaciones de la sociedad civil, sindicatos e Iglesias.

 

 

 

Nunca es tarde para aprender la lección.

 

 

FRANCISCO JOSÉ VIRTUOSO, SJ

fjvirtuoso@ucab.edu.ve

Resucitar el 6D del 2015

Posted on: abril 27th, 2016 by Laura Espinoza No Comments

 
Hace pocos días iniciaba una entrevista con esta pregunta: “Venezuela atraviesa por una profunda crisis y la actitud de la gente no es precisamente de expectación, sino más bien de resignación. La pregunta que hay en la calle es ¿Qué va a pasar? Pero si el país está resignado, no va a pasar nada. ¿Comparte esa impresión?”
Respondí que comparto esa percepción. Aunque no aceptamos la dura crisis que padecemos, sí nos hemos acostumbrado a sortearla haciendo uso de toda la creatividad posible y de las muchas redes que se tejen para hacer frente a la inflación, la escasez y la inseguridad. De la resignación hemos pasado a la desmovilización. Contemplamos con asombro lo que pasa y nos preparamos para lo peor por venir.

 

 
¿Qué nos está ocurriendo? Creo que la causa profunda de este estancamiento como pueblo, es la pérdida progresiva de nuestro sentido de cuerpo social. Nuestra crisis es una crisis de pueblo, como bien decía para otro contexto Mario Briceño Iragorri. Cada vez somos una sociedad más fraccionada, más dividida, sin horizonte común, domesticada por el poder y la violencia, además de traumatizada por una cruel historia que me atrevería a ubicar desde el caracazo de 1989. Hemos llegado a ser un puñado de gente viviendo junta y cada vez menos una sociedad cohesionada en torno a valores y metas comunes. Una sociedad donde se genera poco entusiasmo por ser parte de ella. Hay una suerte de desilusión colectiva que nos ha atomizado profundamente. Priva el individualismo. Prácticamente lo único que nos vincula es la solidaridad automática propia de nuestra relaciones primarias entre familiares y amigos. En este sentido nuestra crisis no es solo económica y política es también y principalmente social y cultural.

 

 
¿Cómo salir de esto? ¿Cómo recuperar las posibilidades de una Venezuela con esperanza, confianza social y con entusiasmo en su futuro?
Comparto con muchos analistas, que el liderazgo político tiene una gran responsabilidad. La Venezuela actual no tiene salida posible mientras el chavismo siendo una minoría electoral se comporte como una fuerza hegemónica frente a toda la sociedad y la oposición siendo una coalición con respaldo electoral mayoritario siga siendo negada y excluida para obligarla hacer uso de la violencia y del recurso a la rebelión abierta. Ante ese escenario es obvio que la sociedad se retraiga y simplemente se prepare para lo peor.

 

 
Hay, sin embargo, sectores en el chavismo, en los partidos de oposición y en la sociedad civil en general que están de acuerdo con la necesidad de abrir espacios de encuentro para el acuerdo y la negociación, porque en este momento de la vida política del país, ningún sector puede por sí solo desanudar la crisis del país. Para lo cual es clave el convencimiento de que la política “es el arte de lo posible”.

 

 
En este sentido, el gran reto del liderazgo de la oposición es abrir ese espacio para la intersección, para el encuentro y la construcción de acuerdos mínimos. Hay aliados importantes para esta tarea, entre ellos la Iglesia Católica, junto también a otras iglesias, las universidades y muchas organizaciones sociales y gremios que quieren contribuir. Hay también aliados importantes en el mundo que están dispuestos a sumarse a esta cruzada. Hay también muchos ciudadanos que están dispuestos a contribuir con su respaldo y apoyo a esta tarea. El reto es pues poner en movimiento el espíritu de unidad y esperanza que brilló por un momento el pasado 6 de diciembre de 2015. Momento en el que se logró conectar al país con la posibilidad de cambio. Hace falta para ello superar el divisionismo, las rivalidades internas y el sectarismo.

 

 

Francisco José Virtuoso SJ
fjvirtuoso@ucab.edu.ve

La voz de los dolientes

Posted on: marzo 2nd, 2016 by Laura Espinoza No Comments

 

Las encuestas y los analistas siguen arrojando datos muy elocuentes

 

He insistido en mis últimos artículos sobre el impacto cada vez más creciente de la crisis económica y social que padece el país en la vida cotidiana de la gente. Las encuestas y los analistas siguen arrojando datos muy elocuentes. Según los resultados del último estudio de Venebarómetro, el 88% de los ciudadanos perciben negativamente la situación del país. En esta percepción coinciden la mayoría de quienes se autodefinen como chavistas (68%), opositores (98%) e independientes (92%). Asimismo se señala en este estudio que: 7 de cada 10 ciudadanos sostienen que la situación económica de su grupo familiar es mala, el 79% de los venezolanos indican que el dinero no les alcanza para comprar comida. También se señala que 9 de cada 10 ciudadanos aseguran que están comprando menos comida que antes. En esta afirmación coinciden 75% de los chavistas, 93% de los opositores y 89% de los independientes.

 

 

Luis Pedro España, investigador de la UCAB, señalaba hace poco en la Asamblea Nacional que los alimentos de consumo masivo pasaron a ser una marca de clase. Ya lo que diferencia a las personas no son los viajes o comer en la calle. Estamos tan mal que éste es un país donde lo que se come mayoritariamente es harina, pastas y arroz. Un elemento de distinción social es comer algo distinto a estos tres alimentos. Es claro que este tipo de alimentación debe tener consecuencias en términos de salud.

 

 

En el último mes, las colas para comprar alimentos y medicinas han aumentado considerablemente. Ya para el último trimestre del 2015, la firma Plataforma Informativa, señalaba que el 25% de los venezolanos empleaba diariamente hasta tres horas para comprar alimentos básicos. Otro 25% entre tres y cinco horas y el 50% restante más de cinco horas, y la mitad de este último grupo decía que empleaba hasta diez horas.

 

 

Seguir agregando datos para demostrar una verdad de bulto que cada vez más ahoga la vida de tanta gente no tiene mucho sentido. Nos acercamos peligrosamente a una situación de crisis humanitaria cargada de diversas expresiones de descontento, protestas, rabia y malestar.

 

 

Lo terrible de esta situación es que la gran mayoría de los dolientes están solos con su drama. La dinámica política no los acompaña, más allá de las intenciones discursivas. Por su parte, la dirigencia chavista se niega a buscar soluciones racionales, negociadas y democráticas, obstinada como está en mantener su modelo de administración pública y sus reglas de juego. Los partidos de oposición, limitados al espacio político de la Asamblea Nacional, están obligados, por la lógica de las circunstancias, a emplear su tiempo en el plano político, en un contexto de confrontación agónica con sus adversarios.

 

 

Es clave, entonces, que la voz de los dolientes de esta terrible situación se haga sentir desde su propia identidad y sus protagonistas. Toda esa energía tiene que encontrar cauces de expresión, espacios de encuentro, mecanismos de articulación, narrativa propia, independientemente de la dinámica propiamente política. Ello requiere que las organizaciones de base en las comunidades, los gremios, las organizaciones de usuarios de servicios públicos y las organizaciones independientes de solidaridad y apoyo social, se constituyan en un gran movimiento de rescate de la dignidad de la gente.

 

 

Este tercer actor, requiere de liderazgos propios, autónomos, con claridad de objetivos y capacidad de convocatoria. En Venezuela, este sujeto existe y cuenta con experiencia de reivindicación y lucha. Es hora de reencontrarse como en la década de los años 90 para proponer y exigir. Es necesario atreverse y tomar la iniciativa. Ahora es el momento

 

 

Francisco José Virtuoso SJ

fjvirtuoso@ucab.edu.ve

Crisis y dignidad

Posted on: febrero 3rd, 2016 by Laura Espinoza No Comments

Las iglesias, las instituciones educativas y las familias tenemos una tarea: construir eticidad

 

 

La situación venezolana empeora y sus efectos se multiplican. Todos los venezolanos somos víctimas de la escasez de medicinas, de alimentos, de la inflación y de la inseguridad. Por supuesto que en ese tren de malestar, los pobres están cada vez peor. Hasta dónde llegará la paciencia de los venezolanos ante la inercia y la indolencia de un gobierno que sigue repitiendo lo mismo y se niega a buscar alianzas internas y externas para enfrentar la emergencia de manera re al, dejando de lado aunque sea coyunturalmente sus intereses proselitistas y mezquinos. Ya nos hemos declarado en emergencia sanitaria, no cabe duda que pronto anunciaremos al mundo nuestra emergencia alimentaria.

 

 

Al mismo tiempo, los venezolanos vivimos asediados por una terrible crisis de seguridad y convivencia. No sólo peligra la vida de muchos venezolanos ante la falta de medicinas e insumos médicos elementales y ante la carencia de alimentos básicos, sino también porque en cualquier esquina o en tu propia casa te pueden matar por cualquier motivo. Según el Observatorio Venezolano de Violencia, en el año 2015 alcanzamos la cifra de 27.875 muertes violentas y una tasa de 90 fallecidos por cada cien mil habitantes. La causa fundamental de esta situación es la destrucción de la institucionalidad, suplantándola por el predominio de relaciones sociales basadas en la arbitrariedad, el uso de la fuerza y las armas, prescindiendo de la razón y la ley.

 

 

En este contexto se unen el hambre con las ganas de comer. Ante el desamparo institucional y la necesidad creciente, la subcultura de la criminalidad y el delito se va haciendo parte de la convivencia cotidiana, de lo comúnmente aceptado y asumido, y lamentablemente valorado positivamente. Lo que hemos visto en las redes sociales a propósito de los festejos fúnebres en la isla de Margarita, con ocasión del asesinato de Teófilo Alfredo Rodríguez Cazorla, alias «El Conejo», el pasado 24 de enero, es un ejemplo de lo que afirmamos.

 

 

«El Conejo» se convirtió en un referente de poder y generosidad en la isla de Margarita, durante su estadía, su presidio se convirtió en una especie de hotel de lujo para los reclusos, con piscina, ring de boxeo y parrilladas. Y fue allí mismo donde le brindaron una despedida digna de un «pran», con disparos de fusil y pistolas. El poder de «El Conejo», según los reportajes periodísticos, se extendía desde la cárcel a toda la isla. Era nada menos que el jefe mayor del negocio del narcotráfico en la región. Es el ejemplo típico del «malandro» convertido en «buenandro» por obra y gracia de la impunidad, la complicidad del Estado y la necesidad de protección de los muchos que se sienten totalmente desamparados en este país.

 

 

El Observatorio Venezolano de Violencia señala entre las causas del incremento en las cifras de violencia al empobrecimiento de la sociedad, acompañado de la impunidad generalizada. En efecto, esta terrible conjunción ha significado un estímulo a diversas formas de delito, no necesariamente violentos, pero que abonan el terreno de los comportamientos transgresores de la norma social y la ley, que luego serán causa de violencia.

 

 

Las crisis pueden ser vividas como oportunidad o como un desastre en el que lo importante es la sobrevivencia individual, en donde el uso de cualquier medio puede ser legítimo. En esta encrucijada son los valores morales y la espiritualidad de las personas sus mejores guías para escoger el camino a seguir. Es clave fortalecer las capacidades de elección para vivir esta crisis con dignidad humana. Las iglesias, las instituciones educativas y las familias tenemos una tarea insustituible: construir eticidad.

 

 

fjvirtuoso@ucab.edu.ve

Es necesario escuchar

Posted on: octubre 14th, 2015 by Laura Espinoza No Comments

Estamos en la obligación de contribuir para que se respete la integridad del proceso electoral

 

Los estudios de opinión, incluso los dirigidos por empresas de opinión simpatizantes del chavismo, señalan una evidente necesidad de cambio, ante el contundente rechazo de la ciudadanía a la situación actual. Un muy alto porcentaje evalúa negativamente la gestión del gobierno, la situación social en general y el rumbo de la economía. Detrás de los números se percibe mucho descontento, malestar y sufrimiento.

 

 

Ante el próximo escenario electoral, los candidatos de la oposición que representan la Mesa de la Unidad Democrática recogen la mayoría de las preferencias, seguidos de los candidatos que se presentan como independientes. El PSUV y sus aliados son hoy la tendencia minoritaria, según un buen grupo de estudios de opinión.

 

 

La gran mayoría, quiere además, un cambio de rumbo a través del voto. Por ello, aunque hay muchas críticas y desconfianza ante el Consejo Nacional Electoral, la gente quiere votar, 87% está resuelta a hacerlo. En ello influyen, al menos dos causas: una profunda herencia democrática y una, no menos profunda convicción, de que sólo por las vías institucionales lograremos salir en paz de esta crisis que agobia al país.

 

 

El próximo 6 de diciembre, representa entonces, una gran oportunidad y todos estamos en la obligación de contribuir para que se respete la integridad del proceso electoral y para que la nueva composición de la Asamblea Nacional que resulte elegida abra espacios reales para el cambio institucional.

 

 

Desde el Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello, venimos abogando por un sistema electoral venezolano, que globalmente considerado, esté más cerca de los principios de la integridad, que actualmente se consideran indispensables para garantizar su confiabilidad y transparencia. El listado contempla varias áreas de atención: los organismos electorales, las leyes electorales, los procedimientos electorales, el registro de votantes, el registro de partidos y candidatos, la campaña en medios, el financiamiento de campaña, los procedimientos de votación, el conteo de votos, y la emisión de los resultados.

 

 

Garantizar la integridad del sistema, a través de la participación amplia y plural de organizaciones de observación electoral, partidos y candidatos, medios de comunicación, organismos internacionales y ciudadanos interesados, es lo que efectivamente permite que los resultados electorales sean no sólo obedecidos y respetados, sino aceptados. Hemos insistido que en las actuales condiciones de polarización y conflicto político esos objetivos deberían ser una prioridad para el Consejo Nacional Electoral y para todos aquellos representantes de los poderes públicos interesados en promover la paz y la convivencia entre los venezolanos.

 

 

El otro gran tema pendiente es el relacionado con la nueva composición de la Asamblea Nacional a partir del 5 enero de 2016. Es de esperar que los candidatos de la MUD obtengan una representación importante en el número de diputados. A cuánto alcanzará esa representación es muy pronto todavía para aventurarse con cifras. Lo que sí es cierto, es que, si sumamos la representación de la MUD y la de los llamados independientes, la Asamblea Nacional, podría desempeñar un nuevo rol frente al gobierno y al resto de los Poderes Públicos.

 

 

Sería un craso error político del PSUV y sus aliados no reconocer esta nueva realidad, así como también sería un error muy grave de la oposición, no entender que la posible nueva composición de la Asamblea Nacional es sólo el punto de partida para un largo proceso de transición que requerirá de mucha unidad de criterios y posiciones. Paciencia, tesón y disciplina, es la clave.

 

 

fjvirtuoso@ucab.edu.ve