Hipótesis del torero

Posted on: abril 27th, 2014 by lina No Comments

El comando operativo estaba en Miami y los generales, trazaron una estrategia de guerra…

 

Deberían intentarse balances rigurosos de lo ocurrido en el campo democrático a partir del llamado 12F. Uno de los propagandistas argumentaba hace pocas semanas, días antes de ese autosuicidio, que había dos tesis. Una, esperar que el descontento social avanzara de abajo arriba y asar el régimen a fuego lento en su propia salsa, sin límite de tiempo. Estos eran los colaboracionistas de la MUDa, crápulas conectados con el gobierno, instigadores del vergonzoso diálogo, sospechosos hasta de untar niños con harina y asarlos vivos para devorarlos. Pero el Ángel tocó la trompeta: un grupo de valientes, honestos, indoblegables, inquebrantables, insobornables, se lanzó a «la salida», la alternativa «no dialogante», frase que resuena aún en los ecos. Incendiarían la pradera y un levantamiento cívico-militar daría de baja al gobierno, sostenido por la pusilanimidad criminosa de esa oposición de derrelictos.

 

Era la «hipótesis del torero»: lo que se necesitaba eran individuos bizarros de enorme entrepierna para enseñársela a los tendidos de sol y hacerlos rugir durante el paseíllo. Sudor y estremecimientos entre los arrebatadores acordes del Gato montés y el vuelo de las botas de manzanilla. Aquel twit, síntesis de miles, decía «¡estos colaboracionistas pretenden esperar hasta 2019! El pueblo está cansado. ¡La salida es ya!». La pregunta obvia es si por ventura habrá que esperar menos, si está cerca «la salida», pues todavía algunos caídos del trapecio dicen que «ya falta poco». Al parecer la oposición venezolana tiene en común con el antigomecismo la incapacidad para aprender de sus propios errores, por lo que aquella dictadura duró 27 años.

 

¡No dispare al perro!

 

Misteriosamente el país retornó al 2002-2003 con el mismo despliegue de jaquetonería, ceguera y un terrible coctail de inocencia y arrogancia. Casi todas las vedettes de aquel lejano momento están en el cementerio de las estrellas fugaces. Sábato confesó que lo avergonzaba mucho de lo que había escrito de joven. Pero hay algunos asesores que sistemáticamente desgracian a sus asesorados, y de tener un poco de ¡por favor!, no podrían releer sin sonrojo lo que escribieron hace apenas unas semanitas. Sugerían entre lenguaradas hábiles la caída apocalíptica del gobierno. Los monjes medievales descubrieron que a toda criatura humana, para incitarla al pecado, la circundaban miles de demonios como murciélagos invisibles. Así cuando en el claustro violaban el ayuno, se dormían leyendo la Biblia, o aparecía alguna incontrolable pulsión erótica, culpaban esos pequeños demonios.

 

Los Jason Statham, Jet Lee, Stallone, en vez de recoger sus vidrios, tienen un nuevo, inquietante y paradójico trabalenguas: Maduro va al diálogo porque lo obligan los que se alzaron para impedir el diálogo, como el cazador que erró al venado pero mató al perro y se decía a sí mismo «algo es algo» cuando recogía al pobre animalito. Es desopilante pensar que desde las grandes concentraciones proletarias de Plaza Sadel, Plaza Altamira y Chacao se pueda desestabilizar alguien distinto a comensales de churrascos, o los alcaldes Blyde y Muchacho. Lo más seguro es que quién sabe: ¿será que son éstos los verdaderos objetivos militares? Las únicas crisis que originan los molestos invasores de esas zonas pudientes, son de nervios y aparatos respiratorios de los vecinos. Si el gobierno ha doblado el brazo es por el estupor que causó en el mundo el asesinato de 40 personas y no es posible creer que alguien se atribuya «la victoria» por esas víctimas, aunque uno que otro guerrillero de cafetín después de horas de reflexión, concluye que «en toda guerra hay bajas».

 

Bajan las urbanizaciones

 

Al fin y al cabo el comando operativo estaba en Miami y los generales, unos retirados, otros milicianos putativos, trazaron una estrategia de guerra de guerrillas urbana, con el detalle que los guerrilleros no tenían armas, salvo sus propios cuerpos y algunas hondas. Así derrotarían las FFAA. Mao dijo una que no le importaba una guerra nuclear porque para su país 300 millones de chinos muertos no era nada y había bastantes más. Pensar que alguno de esos talentos desempeñó posiciones de comando en el ejército venezolano da escalofrío. El Galáctico tuvo millones de personas en las calles todos los días durante mes y medio, cuando la epopeyita del paro petrolero y no hubo ni un rasguñado, y por eso ningún organismo internacional ni nación aliada lo molestaron. Habría que pensar por un momento sobre las clases medias, que en 1989 votaron abrumadoramente por Chávez

 

¿Lo hubieran hecho si el chavismo decidiera entonces levantamientos e incendios en Catia, Petare y 23 de Enero para aterrar a quienes no lo apoyaban? El gobierno acusa a la oposición de golpista, y desliza que hay un partidito que cobra por organizar guarimbas. También dice de algún empresario que financia esa necedad, lo que más bien hace sospechar que en vez de empresario debe ser un quebrador de empresas ajenas, vista la tamaña falta de sentido común. Ni Microsoft soportaría un capitán tan descocado. Pero no proporciona pruebas, por lo que parece una tentativa más de descrédito. Lo único verdadero es que el 25 de mayo hay que defender en elecciones los dos municipios en cuestión y prepararse para una lucha agónica por la Asamblea Nacional en 2015. El camino es y será constitucional, pacífico, y al gobierno hay que barrerlo con un huracán de votos. No hay de otra.

 

Carlos Raúl Hernández

@carlosraulher

Don y Doña Hulk

Posted on: abril 20th, 2014 by lina No Comments

Los dictadores son especies tercermundistas que se reconocen por su mal olor

 

Más allá de verlo como pensamiento totalitario, Umberto Eco y algunos otros analizan el fascismo corriente, cotidiano. Cuando se rompen los diques institucionales, surgen movimientos que dan rienda suelta a bajas pasiones y las utilizan sistemáticamente en política contra aquellos que no comparten, no entienden o difieren de sus opiniones. Propio de crisis políticas, esta barbarie pueden ser palizas físicas, como las que suele ordenar el diputado Cabello, y verbales o morales al estilo de los opositrolles y tropas de Twitter entre otros. La intolerancia es una reacción química animal. Ante un estímulo que percibe adverso, el cerebro ordena adrenalina, contrae la musculatura, y el semblante se hace lívido porque la sangre abandona rostro y tórax y va a las extremidades para combatir o huir. Es difícil dudar que la enfermedad del ultraje sistemático fascista sea una de las negras herencias del Galáctico.

 

Miles de años de desarrollo cultural y más de doscientos de democracia enseñaron a controlar bastante las pulsiones, convivir con ideas ajenas sin convertirse en Hulk, y superar la bioquímica mejor que un jabalí. La gente de poco roce con el debate civilizado, en una controversia apela de entrada a las trompadas físicas o morales. Asombroso espectáculo ver bufar con espumarajos en la boca, profesionales universitarios, figuras del deporte, damas educadas, una estrella de la escena o la cultura, por los que siempre la sociedad ha mostrado estima o simpatía. Schumpeter veía un contratiempo para la democracia cuando figuras prestigiosas en diversas áreas del hacer social, pero inexpertas en política, incidían en la opinión sobre esos temas. Para un ganador del Premio Nobel, eso garantizaba derrotas.

 

Llanto de telenovela

 

Creía que el recurso más corriente de quien carecía de los instrumentos intelectuales y la experiencia que requiere hacer sinapsis política, era el radicalismo, que sustituye los razonamientos por chorros de emoción, moralina o sentimentalismo. Y por el reverso, es tan laborioso controlar el estrés y la respuesta agresiva, como lo contrario, los impulsos eróticos que dilatan las pupilas, relajan los músculos y concentran la sangre en otras partes del cuerpo ante personas o situaciones que agradan. Cuentan que Burt Lancaster tuvo que repetir por varios días una escena en traje de baño con Ava Gardner, incapaz de atenuar las visibles manifestaciones de entusiasmo que ella le producía, pero él jamás saltaría sobre esa señora, para escándalo universal. Operaba la civilización.

 

Con Locke y Voltaire el concepto de tolerancia nace a la política, paradójicamente a partir de violencia idéntica desatada por dos religiones rivales. La iglesia Anglicana embiste en 1670 contra las disidencias, con asesinatos, torturas, quemas de libros. A monjas acusadas de herejes les daban de comer anchoas en el calabozo y luego les negaban agua. La reacción de Locke fue desafiante y heroica: publica Carta sobre la Tolerancia donde fundamenta filosóficamente el libre albedrío, la libertad de conciencia y la necesidad de que la autoridad acepte la existencia de diversas concepciones religiosas. De otro lado de la talanquera religiosa y geográfica, en Francia católica décadas después, Voltaire reacciona con el mismo coraje: la frase «no estoy de acuerdo con tu opinión pero sí dispuesto a morir por tu derecho a expresarla» aun siendo apócrifa, contiene la substancia de su obra y de su vida.

 

Toleras o te vas

 

Indignado por el vil proceso contra Jean Calas, un honorable comerciante calumniado y ahorcado por los católicos por protestante, escribe su valiente Ensayo sobre la Tolerancia. La esencia de ambas obras es la misma. El poder debe «consentir», «tolerar», «condescender», las opiniones disidentes. La sociedad contemporánea transformó la tolerancia, el «buen talante» y lo convirtió en la obligación de las instituciones democráticas que tanto odian los radicales. Se transforma en huesos y sangre del Estado de Derecho. Cuando una sociedad está regida por la separación de poderes que frena la tiranía, la tolerancia pasa a ser una virtud privada y no política. En Dinamarca o Canadá a los ciudadanos les importa muy poco si el Presidente tiene mal carácter, si al Gobierno le gustan o no sus opiniones, sus costumbres sexuales, sus credos religiosos o al negocio a que se dediquen para ganarse la vida. Si se pone «intolerante», peor para él.

 

Nadie más vigilado que el mandatario de una nación libre y tiene que cuidarse más bien de la factura electoral o, en casos extremos, del impeachment. Los dictadores son especies tercermundistas que se reconocen por su mal olor. Donde hay uno, las cosas son al revés. Allí los cuasi-ciudadanos, meros habitantes, accidentes demográficos sin derechos, deben vivir aterrados porque al energúmeno que gobierna no se le ocurra ocupar propiedades, insultar por televisión, mandar alguien a la cárcel contra la Ley, o lanzar tropas de asalto dirigidas por perdedores desquiciados. Los cuasi-ciudadanos trémulos, agradecen que sea «tolerante», permita «un poco» de libertad de expresión y reconforta que no asesine gente, que no haya «mucha» represión, que no se torture indiscriminadamente, todo como si se estuviera ante Robespierre.

 

 Carlos Raúl Hernández

@carlosraulher

Otra voz

Posted on: abril 13th, 2014 by lina No Comments

 

Unasur ha sido esencial y le ha torcido el brazo a Maduro. Venezuela les debe mucho dinero…

 

En el principio existía el verbo, la retórica. «No negociamos, apenas dialogamos» o «no dialogamos sino que negociamos»… , «no pactaremos nada, solo vamos a ponernos de acuerdo… «, «esto es simplemente un encuentro, no un acuerdo», en un simpático trabalenguas para disimular el fondo. Por algo Voltaire escribió que el lenguaje puede ser el mejor instrumento para encubrir el pensamiento. Negociar, pactar, encontrarse o dialogar, que en este caso van de lo mismo, resulta en intenso difícil cuando los extremos se descontrolan, no tascan la rienda. El gobierno descalabrado, políticamente extremista, concurre al encuentro de mala gana, después de equivocarse en todo lo que ha hecho y convertir la vida en un infierno, según la mayoría del país. Lo llevan por las narices, escupiendo maldiciones («la oposición no quiere que la llame fascista pero no conozco otro término»).

 

Como ocurre con frecuencia en este tipo de sucesos, se trata del encuentro de dos debilidades. La oposición dividida, descalabrada, maltrecha, después de una trágica, fallida e innecesaria aventura, mientras varios rezan cadenas de rosarios para que el diálogo fracase y retornar con el triunfal «yo lo dije! (¿y cómo para qué?…, ¿para de nuevo amargarles la vida a los vecinos de Chacao, El Cafetal y Santa Fe?) No se sabe cómo están las apuestas, pero asistir al diálogo es la decisión bizarra, correcta, valiente, incluso si hubiera que retirarse de la mesa, y en cualquier circunstancia habría sido un error no asistir. Los gobiernos, parlamentos, partidos, medios de comunicación y grupos importantes de la opinión pública internacional, ponen atención en este instante sobre el comportamiento de los actores del conflicto.

 

Odebrecht presiona diálogo

 

Unasur ha sido esencial y le ha torcido el brazo a Maduro. Venezuela les debe mucho dinero, prácticamente está en moratoria con esos países, y los gobiernos -que a diferencia de éste velan por el bienestar de sus pueblos-, tienen claro que si no ayudan a que rectifique, el colapso económico va a tener serias repercusiones en el área. Lula personalmente se hizo garante del chavismo ante los empresarios brasileros y él mismo está demasiado vinculado a Odebrecht como para quedarse quieto, porque derramar el apoyo de estos grupos es perder poder en Brasil. Raúl Castro sabe que si no fuera por el apoyo venezolano su monarquía hubiera naufragado hace tiempo y si quiere sobrevivir, debe aceptar la iniciativa de Unasur. El gobierno de Maduro se ha hecho impresentable en el contexto de las naciones civilizadas, con 40 muertes encima y nadie debería sugerir que como «el mundo se fijó en Venezuela», tales víctimas serían una especie de «victoria».

 

El Gobierno asesinó gente por su bestialidad y eso no es triunfo de nadie, sino una maldita tragedia. La inmensa mayoría de los ciudadanos, más de 70% está de acuerdo con que el diálogo se realice, factor que a su vez presiona a los dos en pugna. La reunión del jueves 10 de abril en la noche fue un acontecimiento político y mediático de primera magnitud, de los más importantes en quince años de lucha democrática. La ciudadanía estaba desconcertada de ver juntos tigres y elefantes, intentando con relativo éxito hablar como hacen los dirigentes opuestos en cualquier parte del mundo civilizado. Es normal que ambos grupos piensen que acercaron la brasa a su sardina y posiblemente sea cierto pero nada de hojarasquería como que «la oposición legitimó… .». Menos poner condiciones incumplibles al estilo Septiembre Negro, que pedía la liberación de todos los presos políticos del mundo para soltar la delegación deportiva israelí, secuestrada en las Olimpiadas de Munich (1972).

 

Denuncie los golpistas

 

Como afirmó R.G. Aveledo, el país escuchó otra voz en cadena nacional. Está en la esencia de las revoluciones deshumanizar al que disiente y se le infama en vez de mencionarlo (gusano, escuálido, contra). Por primera vez el Gobierno se refiere a la oposición como un adversario político legítimo, al estilo de cualquier democracia, pero todavía les falta mucho por aprender. Tienen aún que superar muchos complejos de inferioridad para no hablar como cosacos. Si esto anunciara una etapa, sería un logro, pero no se puede aún cantar éxitos. Cabello hizo el papel de duro, Harry el sucio, que asumió desde hace tiempo, lanzó acusaciones caprichosas como «veo a la oposición en un solo paquete» y quiso justificar el exabrupto de paramilitares armados al servicio del Gobierno, los Tupamaros, presentes con el dudoso propósito de lavarles la cara.

 

Ramos Allup respondió contundente: si sabe de opositores metidos en golpes, menciónelos, porque hablar de eso en genérico es síntoma de debilidad del Gobierno, y puso el centro de su razonamiento en el regreso al imperativo constitucional, del que el régimen se salió hace mucho. Más allá de haber sido un acontecimiento de gran trascendencia, para que el diálogo dé frutos es necesario conjugar su importancia mediática con la gerencia. El maximalismo ingenuo es enemigo de los resultados. Solo estos harán evidente que movilizar tanta gente importante valió la pena y que los ciudadanos que presenciaron las interminables cinco horas del debate y se perdieron Atracción fatal y Mad men en el cable, hacían algo razonable.

 

Carlos Raúl Hernandez 

@carlosraulher

Cortina de humo lacrimógeno

Posted on: marzo 30th, 2014 by lina No Comments

Donde se apagaba una candelita, encendía otra para avanzar las atrocidades constitucionales

 

Golpe de Estado se identifica con el cuartelazo que depone un Presidente, por lo general disparado al exilio. Solían caracterizarse por muy tercermundistas despliegues de batallones, tanques y cazas, al estilo del 4F y 27N en Venezuela. Fueron incontables en América latina, y en Argentina y Bolivia sumados, por citar esos, hubo más de cincuenta en cincuenta años. Por eso en el lenguaje político se subsumieron las categorías golpe de Estado y golpe militar que aunque siempre tengan las armas como respaldo, no son lo mismo. El concepto es más amplio: hay un golpe de Estado cuando uno de los poderes públicos se sobrepone inconstitucionalmente sobre otro por la fuerza abierta o encubierta; y autogolpe, una subespecie, cuando el Presidente pisotea los demás poderes por la violencia o la coacción.

 

El régimen actual es una autocracia porque emasculó desde el comienzo los demás poderes y viola los Derechos Fundamentales de los ciudadanos cada vez que quiere. Y a partir del 12F ha dado un autogolpe por fases, sin manifiestos formales al estilo Bordaberry o Fujimori. Provocó un clima de agitación para pasarse con comodidad varias instituciones por el bigote y aplicar reingeniería a su raleada imagen entre los militares. Y hacer tragar algunas bárbaras, irracionales, mal concebidas medidas económicas con cortinas de humo lacrimógeno para distraer, en especial al chavismo de base. Mientras la gente llora los muertos, recoge heridos, saca sus presos de la cárcel o comenta los sucesos de Altamira, devalúan la moneda en 500% y disparan los precios, lo que recuerda cómo aprobaron la malhadada «Constitución» con un referéndum en pleno deslave de 1999. Algún día se sabrán las cábalas y conjuros usados para seducir ingenuos en esta ocasión.

 

Clinton no fuma

 

En general los camaradas, cripto- camaradas, mandatarios-agentes-de-trasnacionales y oportunistas, ahora agrupados en ese sindicato que derivó la OEA, apoyan cualquier perversión que cometa un colega, pero dan alaridos de «golpe» cuando las instituciones le ponen freno, por más devotamente constitucional que sea. La base de la democracia es el gobierno moderado, para eso es la Constitución, y la esencia es el control y la sanción de los demás poderes, hasta para destituir un Presidente siempre que se cumplan los extremos de la ley. Así fue con Nixon en 1974 por espionaje, y estuvo a punto de pasarle a Clinton en 1998 por mentir a un tribunal de parroquia sobre el uso heterodoxo de un tabaco Romeo y Julieta-Churchill en la humanidad de una pasante.

 

La evicción constitucional ocurrió también a Carlos Andrés Pérez (1993), Sánchez de Losada en Bolivia (2003) y Lucio Gutiérrez en Ecuador (2005) sin que los camaradas se horrorizaran, -y más bien aplaudieron- pero chillaron «cuando se administró el correctivo en Honduras y Paraguay, en el entendido de que ciertos benditos tienen patente para hacer lo que les dé la gana, siempre que sea para llevar sus países al socialismo del siglo XXI. Zelaya desarrollaba un golpe y los poderes legítimos le advirtieron que no continuara en el plan de convocar un referéndum para su reelección, explícitamente prohibida por la Carta Magna, y la democracia aquietó el proyecto de dictador. Los aviones presidenciales no cabían en el aeropuerto de Managua para intimidar al Congreso y la Corte hondureños y se pensó en enviar tropas para reponer a Zelaya.

 

Distrae y vencerás

 

Al obispo Lugo, presidente de Paraguay, lo eyectaron exactamente igual el Congreso y el Tribunal Supremo, pero en este caso el canciller imperialista venezolano del momento, Nicolás Maduro, personalmente invadió al pequeño país. Ahora en sus nuevas funciones, procede en una empresa igualmente torcida desde el 12 de febrero de este año. No podría decirse que atropella las autoridades del Congreso y los tribunales, que son en ocasiones Legislativo y Judicial y en general agentes del Gobierno, especie de ministerios, y «nadie sabe cuándo el peje bebe agua» como le angustiaba a Sancho. Pero sí estupró varios principios constitucionales: la soberanía popular en el fuero de una diputada, igual que los de los alcaldes electos de San Diego (Carabobo) y San Cristóbal (Táchira), destituidos sin fórmula de juicio ni derecho a la defensa. Allana así el Poder Municipal, una institución autónoma rama del Poder Público. Ahora es el Gobierno quien tranca autopistas, para mantener caos.

 

Y en cuanto a Derechos Fundamentales, el Gobierno asesina, hiere, tortura y detiene ilegalmente cientos de personas, prácticamente ilegaliza un partido político, Voluntad Popular, y viola todos los derechos de su principal dirigente. Por un número de muertes políticas parecido a los de este mes, cayeron los mencionados Lugo y Sánchez de Losada. El Gobierno mantiene viva la violencia y al revés de lo que dijo, donde se apagaba una candelita, encendía otra para avanzar las atrocidades constitucionales. Sumergir la sociedad en una tragedia de sangre le facilita atornillar su autocracia. Sabía perfectamente que con cólera en las calles cualquier llamado a la racionalidad y al diálogo sería pateado por la ira colectiva. Designar a Cabello, algo así como el símbolo de la represión, -quien extrañamente parece imitar a Pedro Estada pero sin glamour-, cabeza de una supuesta Comisión de la Verdad, era un chiste negro.

 

Carlos Raúl Hernández

@carlosraulher

 

…»El peor crimen»

Posted on: marzo 23rd, 2014 by lina No Comments

Para un fascista o un comunista, que son lo mismo, el peor crimen es atentar contra el Estado

 

El gobernador de Carabobo dijo que «el peor crimen es la violencia contra el Estado», una declaración aberrante de un régimen aberrante, mala pécora de Latinoamérica. Las dictaduras totalitarias se llaman así, a diferencia de las dictaduras tradicionales, porque no sólo quieren controlar el poder político, sino la vida privada de la gente y erradicar «los vicios» del alma humana, pese a que sus caudillos históricamente han sido ni más ni menos que unos degenerados. Avanzan para dominar también la sociedad civil. La fisiología de una dictadura tradicional, como hubo por montones en Latinoamérica, es: si no te metes con el gobierno, el gobierno no se mete contigo. Eso era bastante así en los gobiernos de Batista, Trujillo o Pérez Jiménez, siempre que alguna dama de la familia no osara despreciar peticiones de un funcionario poderoso.

 

Pero a diferencia de esas tiranías de viejo cuño la esencia de las ideologías fascista y comunista en los siglos XX y XXI, es la «ingeniería social» que desenmascaró Popper: que hay que tomar medidas duras para corregir la vida en común, inficionada de perversidades burguesas o pequeñoburguesas, y que cada individuo milite en la construcción de la nueva sociedad. Quien no se interesa en la política y se dedica a sus propios asuntos, es tan culpable como quien hace oposición. Cualquier crítica es delito y por eso la «criminalización» de la disidencia. Para sobrevivir a la represión o al ostracismo interno, hay que ser activista a favor de la burocracia lombrosiana. Los medios de comunicación, el proceso educativo, la actividad cultural, la formación familiar, deben modelar al colectivo en la nueva visión del mundo del partido y el líder máximo. De no hacerlo serán traidores y perseguidos.

 

Fascismo, comunismo: lo mismo

 

Para un fascista o un comunista, que son lo mismo, el peor crimen es atentar contra el Estado y es coherente la afirmación del gobernador de Carabobo. No es que sea bueno hacer tal atentado y ninguna legislación lo acepta, pero oír esa expresión de alguien cuya respuesta fulminante batió récord de muertes, hace que alguien pueda sentir vergüenza de pertenecer al género humano. El peor crimen en el mundo civilizado -al que totalitarismo obviamente no pertenece- es que el Estado que recibió de los ciudadanos la confianza y las armas, atente contra ellos. Hasta en un planteamiento tan duro como el Leviatán de Hobbes, el gobierno nace porque los hombres se reúnen por miedo y delegan en un grupo para que los protejan.

 

El peor crimen es cuando una facción de traidores violenta el mandato de la soberanía popular y la Constitución que juraron, pasan a ser gánsters, y utilizan la violencia institucional para esclavizar y asesinar a quienes no aceptan su corrupción, incapacidad y pobreza moral. Valientemente sentados en las bayonetas, sus expresiones para humillar gente desarmada dejan saber que Al Capone o Pablo Escobar no eran peores. Funcionarios que no se inmutan por apagar los rostros de decenas de jóvenes, en complicidad con las instituciones, sobrepasan cualquier límite de abyección, y navegan un inmenso pozo séptico en el que nuevamente naufragará «la revolución» como siempre ocurre. Traicionaron como el amigo que se aprovecha de la confianza que le brindó la familia para violarlos y robarlos. Los dos grandes pervertidores de la sociedad actual Lenin y Karl Schmit dan los argumentos ideológicos.

 

Racionar en abundancia

 

Rompen con la tradición de que el papel del Gobierno es asegurar la existencia de intereses diversos, y que cada quien haga lo que le da la gana dentro de la ley. Ellos propugnan que el Estado total debe trazar el destino y los fines de cada ciudadano, y obligarlo a cumplirlos, como un padrastro dominador que establece el bien y el mal. Si alguien quiere dedicarse al comercio o la producción, tiene que pedir permiso y un burócrata malencarado y corrupto determinará qué puede hacer y qué no. Las revoluciones avanzan hasta el máximo de control sobre los seres humanos, y con sus roñosos argumentos llegan a determinar cuáles son las necesidades a las que cada quien tiene derecho. Por qué alguien va a viajar, si los dólares o euros los necesita la revolución para armas. Por qué alguien puede ver las pe- lículas que están en la cartelera global o televisión por cable, si en la construcción de la nueva vida esos son aspavientos «del capitalismo».

 

Por qué alguien va a comer carne, si otros no lo hacen, o por qué va a comprar cuatro kilos de harina, preguntas tramposas, ni siquiera en países desarrollados, sino en Colombia, Perú, Panamá, Ecuador o Chile, ya sociedades de abundancia. Vienen con el contragolpe a las «guarimbas» porque necesitan violencia y polarización para profundizar la revolución, encubrir el alza de la gasolina y la tarjeta de abastecimiento seguro, como llaman en su neolengua esta síntesis de humillación, derroche, incapacidad. Por eso detienen a los alcaldes Ceballos y Scarano. Producen «guarimbas» para continuar su discurso cínico mientras depauperan masivamente y los arribistas revolucionarios se convierten en oligarcas. En una triste foto Fidel Castro devora langostas con un ministro francés socialista, en pleno «período especial», al tiempo que los cubanos desayunaban té de concha de plátano seca.

 

@carlosraulher

 

La muerte remota

Posted on: marzo 16th, 2014 by lina No Comments

Este 2014 es año de muerte y gloria para los estudiantes venezolanos

 

Este complicado mes que comenzó el 12 de febrero, comprueba nuevamente una verdad centenaria: el valor insustituible de los estudiantes en las luchas políticas latinoamericanas. Los jóvenes temerarios, para quienes la muerte es un asunto muy remoto para tomarlo en serio, hoy de nuevo deslumbran y subrayan la condición fascista del régimen venezolano con una larga línea de sangre y vidas tronchadas.

 

Por desgracia unos quieren usarlos y otros matarlos. Desde comienzos del siglo XX, en medio de brutales dictaduras militares en la región, las elites ilustradas, entre ellas los universitarios, incorporaron a sus países el pensamiento político moderno. Fueron pioneros de la democracia, como las generaciones de la Reforma de Córdoba y las del 28 y el 36 en Venezuela, y así ocurrió por medio siglo. Durante «la terrible década de los sesenta» como la llama Américo Martín en su maravilloso libro, el fidelismo infiltró casi todos los partidos de centro e izquierda y los estudiantes fueron protagonistas desgraciadamente del fanatismo revolucionario.

 

Carne de cañón del castrismo, los jóvenes murieron, recibieron torturas, hicieron guerrillas y pasaron a la clandestinidad, en pos de un sueño que resultó pesadilla. En 1968 se agitaron en todas partes del mundo, desde EEUU hasta los países comunistas, para repudiar la guerra en unos casos, y en otros exigir libertad y democracia.

 

La monumental rebelión estudiantil del «mayo francés», hizo reaccionar aquella sociedad contra la personalidad autoritaria de De Gaulle, un mandatario decente que repudiado renunció. En Latinoamérica las luchas estudiantiles estuvieron siempre asociadas a concepciones estratégicas, la insurrección guerrillera o el putchismo con militares de izquierda, que intentaron golpes de Estado memorables, como el Carupanazo y el Porteñazo. Y así fue en el resto del continente, en Perú, Panamá, Bolivia. Si perdieron no fue por ingenuos sino porque el liderazgo democrático fue superior.

 

Luchan por la democracia

 

La guerrilla fracasó, el socialismo militar también y los movimientos estudiantiles pasaron a otras etapas. En Venezuela a partir de los 2000 se hacen componentes de la lucha por la democracia y adversarios del criptocomunismo, salieron a luchar y contribuyeron al triunfo en el referéndum de 2007. En 2011, tomaron las calles en Chile, con objetivos cuya claridad resulta por lo menos discutible.

 

Malaparte explica que para asaltar el poder, debe estudiarse bien cuál es el dispositivo político que lo concentra y cuál su punto de ruptura, para apuntar, como hizo Lenin en una operación tan perfecta que ni siquiera hubo sangre. Ese es elemento central de cualquier estrategia. El foquismo, al contrario, es la cándida idea de que una chispa al azar enciende la pradera, lo que puede producir incendios forestales, pero difícilmente victorias políticas.

 

A veces triunfan los aletazos de suerte pero un golpe de dados no abolirá el azar, diría Mallarmé. Una estrategia consiste en determinar el punto de ruptura de una situación. Betancourt explica por qué en 1945 la autocracia simpática de Medina Angarita estaba quebrantada en las FF.AA, y cuatro años después ocurrió lo mismo a Gallegos.

 

En los 60s el mismo Betancourt derrotó el golpismo, pese a que los militares seguían siendo la herida sangrante de un «experimento democrático» acosado tanto por el antiguo régimen como por la izquierda. Su triunfo para cohesionar las FF.AA trae décadas de estabilidad.

 

Chávez recibe una derrota militar el 4F tal vez porque el punto vulnerable del gobierno de Pérez estaba en las instituciones civiles, su traición y desorientación, y gracias a ellas aquél llega al poder en 1998. Este 2014 es año de muerte y gloria para los estudiantes venezolanos.

 

El espejismo

 

Los heroicos muchachos quedaron atrapados en una tenaza de factores externos que tiene por un lado el voluntarismo, la ingenuidad o la arrogancia de quienes se engañaron con el espejismo de una fisura (y se metieron a brujos sin conocer la yerba) y un gobierno fascista sin ningún escrúpulo para el ejercicio, y que actúa con sadismo y bestialidad. Y como no hay drama sin burlesco, la nota ridícula, increíble, insólita, una especie de cantinflérico «estado mayor» en Florida y un adivinador de feria desde Brasil que «dan órdenes» por Twitter a una tropa imaginaria. Si es Ud. un vecino atormentado por las «guarimbas», los «colectivos» y la GNB, es recomendable que ingrese a esas cuentas zafias, de un general retirado, un exactor, un diletante de oficio desconocido, y uno que otro desocupado que se sienten cada uno como Eisenhower en las insomnes madrugadas previas del Desembarco a Normandía.

 

Para la antología del ridículo universal, recomiendan tácticas de la guerrilla vietnamita, con el detalle que promueven una insurrección sin armas contra grupos de asesinos a sueldo. Sin arriesgar un pelo, instruyen a los vecinos sobre cómo arrojar Molotov por las ventanas, y no pasean sus vacías cabezas por el contragolpe que ello acarrearía.

 

Y el adivinador brasilero, dedicado a desacreditar los líderes opositores, quién sabe a nombre de qué intereses. El camino a seguir son movilizaciones amplias, que no asusten a la gente indecisa y que se organicen en torno a las necesidades vitales de la gente, en demostración de que la alternativa es una «fuerza tranquila».

 

Carlos Raúl Hernández

@carlosraulher

 

El hombre fallido

Posted on: marzo 2nd, 2014 by lina No Comments

En su cabeza los «otros» son los culpables de su fracaso y hay que castigarlos

 

Perfil del fascista común

 

Uno de los más pertinentes pensadores del momento, Ian Buruma hace un análisis existencial de la figura del gamberro político, válida para el miembro de un colectivo bolivariano, camisa negra italiano, camisa parda alemán, paramilitar o guerrillero colombiano: un sujeto incapaz de construir una vida decente y que por eso odia a quienes lo logran.

 

Los regímenes fascistas o comunistas rescatan fracasados de su letrina moral, los hacen distribuidores de violencia y con eso dan una razón a sus existencias. Son así aporreadores, torturadores, saqueadores, asesinos, violadores, dispuestos a cualquier crimen «revolucionario», reptantes porque su condición moral lo es, y su oficio la máxima expresión de la ruindad, abusar de gente indefensa.

 

Ejemplo es D’Elia, piquetero y extorsionista argentino que pidió fusilar a Leopoldo López. En Venezuela, según aclara un ministro, el gobierno empobrece a la gente para envilecerla. Ahí la cantera.

 

Son el rostro del fascismo. Kenzaburo Oe lo describe como un masturbador obsesivo, atormentado por los flashes eróticos de la calle, jóvenes en faldas cortas y aromas de los que se considera privado por siempre, rechazado por su oscuro objeto de deseo. La belleza, el confort, la aparente felicidad, transitan por las calles en la sociedad abierta, pero cada quien debe construir la suya con sacrificios, trabajo, estudio, imposibles para el hombre fallido. En su cabeza los «otros» son los culpables de su fracaso y hay que castigarlos.

 

En los comandos de «acción directa» se refugian esos perturbados feroces que odian la dignidad humana, solo tienen la violencia, el rasgo más animal de los hombres, el que lo pone más cerca de las bestias. Asesinar una mujer bella, un profesional, comerciante, universitario, trabajador, es su venganza. Lo único que los hace «importantes» es matar y causar terror en defensa de causas nauseabundas.

 

El diseñador de la violencia

 

Las sociedad ofrece cosas que solo obtendremos muy limitadamente. Por eso toda revolución es el levantamiento del fracaso contra la decencia, y el marxismo la ideología de la envidia. Mussolini creó los «camisas negras» en 1919 -Milicia Voluntaria para la Seguridad Nacional se llama a partir de 1923- que organizan las excrecencias humanas del naufragio italiano, paramilitares que hicieron infernal la vida común.

 

La incapacidad para conquistar temprano la unidad nacional, y superar la ruina de la economía crearon un lumpen de resentidos animados por el rencor contra su mala ventura y la buena de otros: abogados, médicos, oficinistas, obreros, profesores, comerciantes, delincuentes comunes, todos desempleados, arruinados. En las tribunas el discurso psicopático de Mussolini enloquecía las hordas, e instigaba a despanzurrar, aplastar, patear, matar, a los adversarios.

 

Doscientos mil criminales de los «colectivos» emprendieron la Marcha sobre Roma, colocaron al monstruo en el gobierno, e inspiraron el sexualmente retorcido Hitler para formar los camisas pardas o S.A, sus propios «colectivos». El partido compró a baratos remanentes de las camisas de kaki de los contingentes alemanes en África, y con ellos los uniformó estilo militar.

 

Y Hugo Boss, joven costurero que iniciaba su carrera profesional entre los nazis, le dio su mágico glamour. También se encargará de vestir las SS y las Wehrmacht. Los colectivos no podían faltar en la pesadilla de la Revolución Cultural china. Mao creó la Guardia Roja con cientos de miles de jóvenes convertidos en perseguidores de maestros, profesores, artistas, escritores, comerciantes, incluso sus padres.

 

Los derechos gusanos

 

El objetivo fue recuperar el poder y liquidar a Liu Sao Chi, Lin Piao y Deng Xiaoping que lo habían defenestrado. Esta oleada bárbara asesinó más de un millón de personas y destruyó casi cinco mil de los cerca de siete mil templos antiguos que se conservaban. América Latina ha tenidos muchos «colectivos» en cada una de sus miserables revoluciones, los intentos de caudillos para convertir los países en gigantescas cárceles.

 

En Panamá de Noriega se llamaban Batallones de la Dignidad y Codepadis que sádicamente se dedicaban a ensangrentar las ropas claras que usaba la oposición panameña en las movilizaciones contra Noriega a finales de los ochenta. Olor a resaca de caña barata, adrenalina, sudor rancio, halitosis de las tropas de asalto, y sangre de los manifestantes en las calzadas. Corrieron como conejos a la entrada de los gringos en 1989 y una matona notable de las filas, Balbina Herrera, llegó a ser candidata -y derrotada- en recientes elecciones presidenciales.

 

Daniel Ortega tenía sus turbas divinas, aguardentosas, mercenarias y astrosas, también para aterrar adversarios políticos, menos a Violeta Chamorro que le desbarató el comunismo en las narices. El régimen cubano utiliza sus grupos de respuesta rápida para «actos de repudio» en los que rodean por horas o días las casas de los héroes indefensos que piden vigencia de los derechos humanos, a los que gritan «desechos humanos» y «mueran los derechos gusanos».

 

Fidel Castro fue uno de los protagonistas de esa etapa de la historia cubana, entre los 40 y 50, cuando las calles de La Habana eran propiedad de pandillas de gángsters, los «gatillo alegre» (Emilio Tro, Manolo Castro, Rolando Masferrer, Fidel Castro, Alfredo Yabur, Eduardo Corona) hasta que en 1959 él acabó con las demás y quedó sólo la suya.

 

 Carlos Raúl Hernández

@carlosraulher

 

Azul y rojo sangre

Posted on: febrero 16th, 2014 by lina No Comments

Una lección de cine, de integridad. Una lección de humanidad para un país podrido por el odio

Los «locos años veinte» fueron un salto de siete leguas para que la sociedad norteamericana se sacudiera el conservatismo. Paradójicamente la Ley Seca (1920-1933) hizo proliferar las ventas de alcohol, los locales clandestinos para bailar y beber y los gangs. Por obra de la guerra en los 40s, las mujeres asaltaron masivamente el mercado de trabajo.

 

El macartismo, preocupado en los 50s «por la disolución de los valores», inició la contrarreforma y junto a comunistas y anarquistas, incluyeron los homosexuales en la lista de antinorteamericanos. Por eso nacen las dos primeras heroicas organizaciones de autodefensa, la Sociedad Mattachine (1950) y las Hijas de Bilitis (1955). Se recrudecieron la hipocresía, los prejuicios y las babosadas anteriores al charleston y las flats de los años locos.

 

Redadas, encarcelamientos, allanamientos, violencia física y moral, segregación, desprecio componen la triste historia del los gays durante esas décadas de los 50s y 60s. Más de 6.000 personas despedidas de sus trabajos o rechazadas para ingresar, por sospecha de homosexualidad.

 

En general las autoridades clausuraban bares y restaurantes frecuentados por homosexuales pero los artistas de la Generación Beat, Ginsberg, Keruac, Borroughs, Wakosky, habían convertido los bares del barrio bohemio Greenwich Village de New York, en territorio liberado con sus prédicas del amor libre, integración racial, libertad de creación, uso de drogas, contra cultura y subversión del stablishment. Y el 28 de junio de 1969 se produce un acontecimiento crucial.

 

La caída del muro de Stonewell

 

Los administradores del bar Stonewell Inn, uno de los pocos sitios frecuentados por «los raros», sobornaban religiosamente la vista gorda de la policía, pero esa noche reciben la violenta redada que desencadena una monumental tángana, que se extiende por semanas a todo el Village y que cambia la situación de esa comunidad en la ciudad.

 

Es del día de la Dignidad Gay. De allá hasta aquí la lucha produjo un salto quántico y la discusión actual es sobre el matrimonio gay. 15 países lo aceptan: Países Bajos (2001), Bélgica (2003), España (2005), Canadá (2005), Sudáfrica (2006), Noruega (2009), Suecia (2009), Portugal (2010), Islandia (2010), Argentina (2010), Dinamarca (2012), Uruguay (2013), Nueva Zelanda (2013), Francia (2013) y Brasil (2013). En EEUU, 20 circunscripciones se pronunciaron a favor: Massachusetts, Rhode Island, Delaware, Minnesota, California, Nueva Jersey, Connecticut, Iowa, Vermont, Nuevo Hampshire, Nueva York, Maine, Maryland, Colorado, Hawai, Nevada, Illinois y el Distrito de Columbia.

 

Lo reconocen además dos jurisdicciones: las tribus Coquille y Suquamish en Oregón y Washington. 27 estados aún no lo permiten. Según ABC desde 2008 hasta hoy, el apoyo en la ciudadanía subió desde 32% a 53%. Para estudio de CNN 51%, está a favor y 47% contra, y Gallup dice que 50% está de acuerdo y 48% no.

 

La conmovedora película venezolana, Azul y no tan rosa (2012) de Miguel Ferrari, enfrenta el tema, uno de los principales de este tiempo, sin estereotipos, con frescura y una humanidad que se cuela hasta los huesos. Es uno de los grandes acontecimientos del cine venezolano, hoy con el extraordinario galardón del Premio Goya. Carece del desgarramiento autodestructivo de El silencio (1963) de Bergman, no desliza la visión culpablilizadora de John Huston en Reflejos… (1967), no pretende epater le bourgeois como Fassbinder en Querelle (1982), ni la abnegada militancia, como Van Sant en Milk (2008).

 

Una lección de humanidad

 

No hay marineros fornidos de yines ajustados y protuberancias, ningún general todopoderoso, ningún activista sacrificado. Los personajes de Azul… son seres humanos normales con una condición sexual diferente. Gente sencilla como los dos vaqueros de Secretos de la montaña (2005) de Ang Lee o El hombre soltero (2009) de Tom Ford. Un fotógrafo artístico, Diego (Guillermo García) se decide a vivir con Fabrizio (Sócrates Serrano), un médico partero.

 

En medio de la incipiente alegría, encuentra su hijo al que tiene muchos años sin ver, y que se escandaliza al conocer la verdadera orientación de su padre. Un grupo de facinerosos seudomachistas agavillan y asesinan a golpes a Fabrizio. La sala se estremece cuando Diego se dispara a correr bajo la lluvia luego de recibir el lanzazo oscuro de la noticia, seguido por su hijo que comienza a comprender lo que al principio le parecía un horror.

 

La cinta enfrenta sin engolamientos ni excesos el sufrimiento de ser diferente. Trasunta humanidad, una atmósfera envolvente inexplicable, una niebla que se filtra entre las butacas. Personajes generosos, solidarios, cargados de afecto, restañan las heridas los unos de los otros. El padre homosexual enseña a su hijo, un joven tímido, lo que tiene que hacer para levantar una muchacha que le gustaba, y también es paño de lágrimas de una pobre mujer víctima de violencia doméstica.

 

El personaje de «Delirio» (Hilda Abrahamz), conmueve y divierte. Su carisma, dramatismo y fuerza expresiva la convierten en el eje. Todos en sus butacas esperan la siguiente sorpresa. Pese a que la transexualidad fue una condición normal en largos períodos de la historia, sobre todo durante la antigüedad pagana en Grecia y Roma, a partir de la Edad Media comenzó a verse como un baldón y así llegó hasta la contemporaneidad. Pero el odio va cediendo. Azul y no tan rosa es una lección de cine, de integridad. Una lección de humanidad para un país podrido por el odio.

 

Carlos Raúl Hernández

@carlosraulher

 

El Dr. Frankenstein

Posted on: febrero 9th, 2014 by lina No Comments

Miquilena hace dos domingos repite una operación para dividir y desacreditar la Unidad

 

El siglo XIX es de Jack el Destripador, el Dr. Jeckill y Mr. Hyde, los hombres lobos, vampiros y demás especímenes que simbolizan, como los torvos y nublados callejones de Londres, la oscura subconciencia de la Inglaterra victoriana. Demasiado conocida la anécdota y moraleja de la pequeña novela de Mary, esposa del poeta Shelley, escrita para una competencia entre amigos que veraneaban en un castillo propiedad de Byron cerca de Ginebra. Un científico, el Dr. Victor Frankenstein, ensambla pedazos de cadáveres y le da vida.

 

El engendro se descontrola y reacciona contra su creador. Es una «enajenación», un resultado que aniquila a quien lo produce. La política es escenario permanente de síndrome de Frankenstein. Hasta la decisión más insignificante se puede convertir en un boomerang que le corte la cabeza a su autor.

 

Algunos expertos piensan que Frankenstein o el moderno Prometeo es una especie de eslabón entre la llamada novela gótica y la moderna literatura de horror, porque el tema esencial de esta pequeña y gigantesca obra es moderno, la revolución científica. El siglo XIX estuvo marcado por el miedo a los cambios promovidos por el desarrollo del conocimiento, y específicamente causaban pánico los estudios sobre anatomía y fisiología humanas.

 

Destazar cuerpos para estudiar los órganos, como hacían en las escuelas de medicina, tenía resonancias diabólicas. Además, estudiantes y profesores compraban cadáveres a criminales que los desenterraban, en un espeluznante mercado negro en sentido estricto de término. Se habló incluso de bandas que asesinaban prostitutas, vagabundos y transeúntes para satisfacer la demanda.

 

40 años contra la democracia

 

A CAP se le ocurrió la boutade de decir que los sucesos del 27-28 de febrero eran una «rebelión de pobres contra ricos» y le tomaron la palabra. Mucho peor cuando no es una simple gaffe, una frase estúpida, sino literalmente la creación de un monstruo. Ocurrió a los industriales del Rhur con Hitler y a los gringos con Fidel Castro.

 

Después del 4-F las FF.AA democráticas habían hecho de Chávez un fantasma que vagaba embutido en un liqui liqui de poliéster verde militar, predicando la abstención, y posiblemente habría terminado en los cafetines universitarios. Pero Luis Miquilena, que llevaba 40 años de conspiraciones fallidas para destruir la democracia, el «puntofijismo» como le decían con asco y que no tenía una visión de militar golpista sino de conspirador civil, lo convence que se lance candidato, en aquellos años de confusión y crisis política. El corrientazo le dio vida al engendro.

 

El sistema ya había perdonado al golpista, y el perdón lo hizo ver como un héroe, ya no como un delincuente militar. Luego Miquilena administra uno de los peores crímenes históricos cometidos contra este desventurado país, la «constituyente» de 1999, y manejó aquél zoológico con habilidad. Un periodista que hacía atolondradas crónicas políticas los domingos, cruzado de «la constituyente», iluminó entonces una verdad de diamante: «la constituyente no es para hacer una Constitución sino para acabar con los partidos».

 

Y ciertamente, confabuladas la derecha moderna, la derecha tradicional y la izquierda, paralizaron los únicos obstáculos a la avanzada dictatorial, los partidos de centro, para luego degollarlos. Y colorín colorado, cuando cumplió su misión, el caudillo salió de él. Pero sigue la labor destructiva. El 11 de abril, Miquilena y algunos otros contraen otra deuda con los venezolanos.

 

Celebrar trastadas

 

Como esa noche no plenaron sus aspiraciones para ir al gobierno, decidieron quitarle el taburete a la única posibilidad de salir de la pesadilla (y es posible que varios se vayan de este mundo sin ver otra). Y en aquél agrietado ensayo, sin sustento y por sus propios errores, se derrumba Carmona. Lágrimas de vinagre debían llorar quienes lo tumbaron, por haber encaminado el país hacia una dictadura totalitaria que avanza devorando sus propios hijos y los de los demás. Les saldría caminar azotándose entre ellos las espaldas de aldea en aldea, como los penitentes medievales.

 

Lejos de eso Miquilena y un grupo de políticos, varios de ellos vinculados a los golpes militares en 2009 celebraron el décimo aniversario de la «constituyente». Una especie de misa negra, como si alguien propusiera celebrar el golpe de Carujo, el 4 de Febrero, el fusilamiento de Piar, el castigo de Valencia por Boves, el asesinato de Ruiz Pineda o cualquier otra trastada de esta pobre historia.

 

A su edad, Miquilena continúa en lucha y eso merece respeto. Enfrentó persecuciones, cárceles, torturas en las que se bate el cobre y resistió. Eso hace admirar su tenacidad, pero no compartir sus objetivos políticos, salvo cuando entendió la necesidad de detener el esperpento creado por él. Ya no la llama excrementos pero igual es sugerente su persistencia para destruir la oposición.

 

Cada vez que la nota debilitada, le lanza un zarpazo. No puede ver un opositor disconforme ni hendedura, porque mete una ortiga. En 2010, en equilibrios precarios se configuraban las planchas de unidad a las elecciones parlamentarias, y Miquilena de impromptus pateó la lámpara y propuso imposibles primarias universales para producir la crisis. Pese a su intento, la oposición superó el tránsito y ganó. En 2012 se hizo asesor de uno de los candidatos a las primarias con más posibilidades, que terminó destruido. Hace dos domingos repite una operación para dividir y desacreditar la Unidad.

 

Carlos Raúl Hernández

@carlosraulher

 

¡Al borde de un ataque de nervios!

Posted on: febrero 2nd, 2014 by lina No Comments

No basta con la manía impotente de negar al otro, acusarlo que todo lo hace mal

 

Los efectos de la guadaña, la gran igualadora, la tarjeta única, misterioso rasante al que se sometieron los partidos, comienzan a sentirse. Los estudiosos del futuro indagarán la incógnita de por qué se suicidó el sistema político, así como hoy los arqueólogos se preguntan qué pasó con las ciudades mayas. Las organizaciones poderosas, con votaciones masivas, marcan la orientación general de las alianzas y dan estabilidad a los sistemas.

 

Donde no existen, proliferan tendencias al caos, -la República Popular de Mazambia, diría Jean Maninat- materia de primer semestre que a muchos se les olvidó. No hay manera de demostrar que un fulano habla a nombre de un partido de maletín y todos reclaman los mismos reconocimientos. Robert Musil comentaba sarcástico haber leído un manifiesto de la Asociación de Camareros que hablaba de la «concepción del mundo» de estos profesionales.

 

Por si fuera poco, se viven los espasmos de la derrota, que produce resentimientos y ataques histéricos, búsqueda de culpables, chivos expiatorios, y jóvenes, adultos y hasta ancianos escupen insensateces. Hacen un muñeco de bruja, en este caso del excandidato y la MUD. Las frustraciones de cada quien, su falta de harina, café, dinero, pasajes, futuro, -o su exceso de pasado-, se desquitan clavando alfileres, mutilando a los que pelearon y perdieron.

 

Razonan con nivel incluso más primario que los dirigidos: Capriles tenía que haber inmolado una muchedumbre. Les tiene los nervios de punta una aparente estabilización del régimen y perciben una seudo realidad estática, pétrea, sin percatarse que el piso se mueve y se moverá cada vez con más fuerza. Ceguera suicida, grave incapacidad para intuir lo real, que es la esencia de la política.

 

Destruir lo logrado

 

Pase lo que pase, haga lo que haga, la revolución tiene que atravesar un puente colgante roto y si logra hacerlo será gracias a la ayuda de los desesperados. De eso hay una historia. Luego de la «constituyente» que le entregó el país amarrado, el Galáctico bajó a 27% de aceptación.

 

Aún así el ancien régimen controlaba las FFAA, el Tribunal Supremo, Pdvsa, -el Congreso oscilaba-, pero la insurrección boba del «paro» y la cadena de terribles mentecateces hasta llegar al «retiro» del 2005, convencieron al país y al mundo que esa manada de desquiciados era el mal peor.

 

Hoy los mismos geniales asesores recomiendan la misma receta y es muy probable que la historia se repita, vistas la emotividad, inmadurez e irracionalidad de algunos. Un incauto en política no distingue entre su estado de ánimo y el del colectivo, y es obvio que la mayoría ciudadana no perciben el entorno con la misma zozobra que algunos.

 

Los angustiados tienen una visión del mundo marcada por sus emociones personales. La ola de frustración crece en la sociedad pero a su propio ritmo, y como en 2002 algunos parecen decididos a jugarle posición adelantada a la realidad. Creer que «la gente» piensa lo mismo que algunos tuiterneitor y trolles de «oposición», -cincuenta desequilibrados que cobran para insultar- después de todo lo vivido en quince años, es torpeza escandalosa.

 

Por eso mismo todos debieran saber -tal vez lo saben- que lo único que existe como referencia del país descontento, para bien o para mal, es la Unidad. Pero la MUD puede y tal vez tendrá necesariamente que atenuarse y permitir, incluso exhortar, que se desarrollen políticas diferenciadas, mientras dure esta aparente travesía por el desierto no electoral.

 

¡A recoger firmas ya!

 

Que cada fuerza ejecute libremente sus iniciativas, y mutatis mutandis, regrese a la Unidad ante situaciones de emergencia que van a presentarse casi inexorablemente, ya que, en medio de este fragor, la carroza fúnebre de la economía avanza y va a crear entornos impredecibles. Unos piensan que la solución está en la «constituyente», y deberían desarrollar su iniciativa, lo mismo que quienes hablan de referéndum revocatorio, salir a la calle o «aplicar el 350». La eficacia de las proposiciones se probaría en la práctica.

 

Que salgan a la calle será un gran relax para todos, pues su anhelo parece ser muy intenso, con la persistencia de un niño que quiere helado. El problema es que huele demasiado a laboratorio para defenestrar a Capriles y la MUD, cosa legítima, aunque no lo es ilusionar gente ingenua con salidas falsas. Chávez nunca pidió permiso y en medio de la derrotada izquierda, en los 90, conquistó sus objetivos e impuso su liderazgo. Por desgracia su genialidad política solo sirvió para desollar al país.

 

Pero el compromiso es que la esencia es la Unidad. Edipo se sacó los ojos para no ver los horrores que lo llevó a cometer el destino, en una forma trágica de eludir la verdad. La derrota no tiene que conducir a sacarse los ojos ni tampoco a creer que es la hora de «tomar el control» para ficticias candidaturas o planes como el de la lechera que se le cayó la tinaja distraída pensando lo que compraría con la venta de la leche.

 

Cuando llegue el momento de mediciones y competencias como ha sido hasta ahora, quienes hayan tenido éxito y apoyo en sus planteamientos porque hicieron lo que era necesario, obtendrán la recompensa. No basta con la manía impotente de negar al otro, acusarlo que todo lo hace mal. El que piensa que tiene la idea acertada está obligado a cristalizarla mientras los demás hagan lo suyo ¡A recoger firmas, tomar las calles sin retorno y aplicar el 350!

 Carlos Raúl Hernández

@carlosraulher