Curiosos se aglomeraron alrededor del cadáver de Robinso José Ramírez Centino, de 27 años, de contextura robusta, quien quedó tendido boca abajo sobre el pavimento frente a la casa dos, en la avenida siete con calle seis, sector San Jacinto.
Reposaba sobre su brazo derecho. Vestía con pantalón Jeans celeste sujetado por una correa negra y suéter gris. En su espalda estaban su cédula de identidad y dos tarjetas de una entidad bancaria. Sobre las plantas de sus pies dejaron los zapatos mocasines negros que usaba. Nadie lo reconoció. Nadie lo lloró.
Según los vecinos, Ramírez en compañía de otro compinche llegaron hasta la charcutería El Carite, en el sector 12 e interceptaron a un hombre, a quien pretendían despojarlo de sus pertenencias.
Robinso lo apuntó con su arma y consumó su objetivo. “Parece que a quien estaba robando, se dio cuenta que la pistola era de mentira. El hombre les sacó una de verdad y comenzó a dispararles”, comentó un residente.
El antisocial intentó huir de las balas, pero su velocidad no fue tan rápida como la de los dos proyectiles que penetraron su cuerpo. Uno se introdujo en la parte baja de su pierna izquierda, cerca del tobillo. El segundo se alojó en el lado superior derecho de su espalda cerca del hombro. Ramírez no se detuvo.
A unas cuadras más adelante, el cansancio lo venció. Se sentó sobre la carretera donde posteriormente,murió. Su acompañante al verlo, huyó en un vehiculo con rumbo a lo desconocido.
Al parecer unos desconocidos se tropezaron con el cuerpo de Robinso y al notar que ya no se movía, lo despojaron de las pertenencias que portaba. “No tiene ni siquiera su cartera”.
Oficiales de la Policía municipal resguardaron la escena del crimen. Mientras que los detectives del Eje de Homicidios de la Policía científica arribaran al lugar para el levantamiento y posterior traslado del cadáver a la morgue forense de Maracaibo.
La Verdad