Gustavo Roosen: Valores en la cancha de la vida

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Gustavo Roosen: Valores en la cancha de la vida

 

Con la llegada del final del año escolar, las clases cierran sus puertas. Para quienes terminan sus estudios llega el momento de aquilatar lo alcanzado e imaginar cómo utilizar las destrezas y conocimientos adquiridos para darle forma a las aspiraciones, trazar nuevos propósitos y metas, y hasta definir emprendimientos de vida.

Lo que es válido para los estudiantes que terminan sus estudios lo es para todos, en cualquier posición, en cualquier momento, en cualquier terreno: familiar, profesional, de la amistad, de la política, de los negocios. Se trata de detectar valores útiles para distinguir lo positivo de lo negativo, los que caracterizan una vida digna, con sentido, con logros, provechosa para uno mismo y para los demás. Hablamos de valores como la honestidad, la disciplina, el trabajo, la constancia, el respeto, la lealtad, la responsabilidad, la solidaridad, la cooperación, la perseverancia, la tolerancia, la disposición a superarse y a sobreponer los obstáculos.

De algún modo, es lo que nos recordaba el tenista Roger Federer hace un año. En la ceremonia de graduación del Dartmouth College, Federer se encargó de destacar el porcentaje de puntos perdidos en su carrera: 46%. Los títulos o los triunfos no se dieron, entonces, solo por 54% de puntos ganados, sino por la capacidad de superar los perdidos, de sobreponerse de ellos. “Cuando pierdes un punto aprendes a no obsesionarte con cada golpe” dice Federer, enfatizando el valor incluso y, sobre todo, de los tropiezos. “Te enseñas a pensar: cometí una doble falta, es solo un punto. Cuando juegas un punto, tiene que ser lo más importante del mundo, y lo es; pero cuando lo has superado, lo has superado. Esta mentalidad es realmente crucial, porque te da la libertad de comprometerte plenamente con el siguiente punto, con intensidad, claridad y concentración”.

Disciplinado y aplomado, respetuoso de sus contrincantes, Federer puede dar lecciones válidas más allá del terreno del deporte. En su discurso se concentra en tres de ellas: la relación entre un punto y el partido, entre una pérdida y la ganancia, entre el esfuerzo y la genialidad. Así las explica Federer. La primera: “La falta de esfuerzo es un mito. El triunfo no llega sin esfuerzo. No se trata de tener un don, sino de tener agallas». Un asesor del tenista hablaría de las etapas y las metas, de la disciplina, de la constancia. «Son las cosas que nos decimos a nosotros mismos mientras crecemos. No importa lo que hagas, sigue practicando, sigue trabajando, sigue aprendiendo. Hay algunas cosas que son muy duraderas en la disciplina».

La segunda lección de Federer alude al esfuerzo, a la perfección, a la energía negativa, factores que van construyendo o minando la vida. «Puedes trabajar más duro de lo que creías posible y aun así perder”. «La perfección es imposible”. “La energía negativa es energía desperdiciada”. “Si pierdes un punto, no sirve de nada revolcarse, porque podría haber otro punto, un punto de ruptura, un punto de ajuste. El partido es largo. Siempre hay tiempo para volver”.

La tercera lección: la vida es más grande que la cancha. Refiriéndose a su competencia del verano pasado en Wimbledon, Federer explicó que tenía dos objetivos: divertirse y mantener al público despierto. “Esa es también mi visión de la vida. Tenemos que divertirnos en el camino”. Es su manera de expresar que la vida no termina en el juego, ni en el trabajo. Es más que la suma de todo eso. Es saber avanzar y retroceder, acomodarse a las circunstancias, a los imprevistos, reaccionar a ellos, como un juego de pies en la cancha, como la táctica de retroceso y seguimiento. Una ventaja pequeña y consistente puede traducirse en grandes márgenes a largo plazo. Vale lo que está en tu mente. Es lo que tienes de ganado.

En el mundo de deporte como en el de la vida solemos poner la vista solo en ganadores y perdedores. Federer se encarga de recordarnos el valor de la preparación, del esfuerzo, de los aprendizajes y de las rectificaciones, de la claridad en los objetivos y de la constancia.

 

Gustavo Roosen

nesoor10@gmail.com

 

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