La plaza San Pedro fue nuevamente escenario de un encuentro descontracturado del Papa Francisco con los asistentes a la audiencia general de todos los miércoles. Esta vez, el motivo de la escena de color fue la presencia de una delegación de 300 artistas ambulantes, del llamado Spettacolo Viaggiante de Bergantino, a los que Francisco exhortó a ser «testimonio gozoso de los valores cristianos de la solidaridad y de la hospitalidad». En Bergantino, de donde provenían los artistas, se encuentra el Museo Histórico del Espectáculo Popular.
Poco después, al retirarse en el jeep blanco, mientras daba su habitual vuelta por la plaza para saludar a los fieles, volvió a encontrarse con la comitiva circense y fue en ese momento cuando «saludó» a un papagayo, que era parte del grupo. El ave se posó por unos segundos sobre la mano del Papa, que lo miraba divertido.