Fernando Luis Egaña: Ismos atroces

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Fernando Luis Egaña: Ismos atroces

En España el sanchismo se ha convertido en sinónimo de corrupción, de maniobras impresentables, de aferramiento al poder a costa de lo que sea. Pedro Sánchez es una vergüenza tan grotesca como su mentor, José Luis Rodríguez Zapatero.

El madurismo representa a una hegemonía despótica y depredadora, cuyo único interés es el continuismo y cuyo apoyo principal es el entramado de criminalidad organizada que manda a la fuerza.

El macronismo francés es la nadedad de la llamada posideología. No hay quilla ni dirección, sino una deriva que nutre a los extremos.

El petrismo es lo peor que le podía pasar a Colombia. El retorno de la violencia, un gobierno tan virolo como su titular. La retórica social como bambalina para tratar de disimular lo más gravoso de la vida pública colombiana, que no es poca cosa.

Los ismos dañinos abundan en este mundo cruzado de horrores y tragedias. La Asamblea General de la ONU será una especie de exposición al respecto.

No todos los ismos negativos son iguales. Y no son muchos los positivos. La ambición desmedida de poder y las tecnologías de comunicación que abonan el proceder populista, hacen cuesta arriba el éxito de estadistas que no le temen a la verdad y que respeten los derechos humanos, y los valores trascendentes.

El papa León XIV suscita la esperanza en medio de la confusión y el oportunismo. Ojalá que sea un ejemplo a seguir desde los ámbitos del poder, en todas sus variantes. El leonismo es un horizonte afirmativo para la humanidad.

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