No existe un periodo definido. Su formación depende de la dinámica terrestre y de la influencia de las corrientes del mar que las baña. Normalmente, el proceso es el siguiente: los sedimentos que se generan en tierra firme son transportados por el agua de los ríos hasta el mar, donde son repartidos por la mano de las corrientes.
De ahí que las zonas más llanas y próximas a las desembocaduras, además de las áreas resguardadas del oleaje, sean las más proclives a ofrecer una buena oportunidad para el baño. Como la formación de una playa depende en gran medida de la dinámica de la erosión en el interior, y esta no es constante, es difícil prever el ritmo de formación de los bancos de arena.
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