Con su habitual estilo directo, el Papa Francisco preguntó en la audiencia general si todos los asistentes se habían asegurado de que «los niños de vuestra casa hayan recibido la Confirmación, que es un sacramento muy importante». El Papa reconoció que todas las familias prestan mucha atención al Bautismo, «pero, ¿os preocupáis de que se confirmen los niños?».
El Santo Padre explicó a más de treinta mil peregrinos –que a mitad de la audiencia encajaron un inoportuno chubasco- la importancia de la Confirmación, «que forma junto con el Bautismo y la Eucaristía un único elemento santificador: la ‘iniciación’ cristiana» De hecho, según explicó, «en los primeros tiempos del cristianismo se celebraban juntos, al terminar el camino catecumenal, normalmente en la noche de la Pascua».
El Papa insistió en que «como todo sacramento, la Confirmación es obra de Dios, quien infunde en nosotros el Espíritu Santo». El Espíritu «actúa con fuerza» y «cuando lo acogemos en el corazón, Cristo mismo se hace presente y toma forma en nuestra vida. Es Él quien reza, perdona e infunde esperanza, quien sirve a los hermanos más necesitados, crea comunión y siembra paz en nuestra vida. ¡Es Él quien hace eso!».
En su saludo a los fieles italianos, el Papa condenó severamente la usura, una plaga que se ha extendido todavía más a la sombra de la crisis económica y que destroza la vida de muchas personas. Según Francisco, la usura «¡No es cristiana! ¡No es humana!».ç
Fuente ABC