Q ue les quede claro, aquí nadie quiere quedarse sin su visa y mucho menos sin su master.
Probablemente ustedes no se han dado cuenta, pero no solo los que los amamos y servimos incondicionalmente, sino también los que los detestan, coincidimos con algo: eso que llaman «el sueño americano», que a todos quita el sueño.
En esta tierra, tanto el que trabaja decentemente, que se han visto casos, como quien obtiene sus ingresos de fondos mal habidos, que por nuestros lares eso no se echa a ver, sino se toma como parte de nuestra normalidad democrática, soñamos con nuestra casita en Westonzuela. Seguro que ese pocotón de cuñas de complejos de superioridad habitacional en Miami, que prodigan los medios, no son casuales, se enganchan en las expectativas de futuro tanto de los que somos de la extrema derecha fascista como de la extrema derecha revolucionaria, que las más de las veces por estar tan a la izquierda termina ubicada en el lugar que más detesta. Y es que se ven por ahí en cuanta aventura turística se ofrece de Algeciras a Estambul, de Atenas a Los Angeles, franelas a la venta con la cara del Che, pero no se consigue ni pa’ remedio una con la cara de Pinochet, Videla o Pérez Jiménez, porque resulta que hasta la más extrema derecha sabe que estos señores son tiranos impresentables con los que no ganaría ni medio; sin embargo, la cara de Ernesto Guevara sigue siendo uno de los negocios capitalistas más boyantes del planeta.
Vuelvo, pues, a mi punto, aquí todos queremos vivir en Miami. Si algo ha demostrado la historia reciente de Venezuela es que no existe contradicción alguna entre revolución y 5ta. Avenida, entre los casinos de Las Vegas y un veguero guariqueño que descubrió que importar es más rentable y seguro que sembrar. Entonces, no nos amenacen a tirios y a troyanos con que no podemos ir para allá o con que nos van a sancionar, porque eso nos disgusta en demasía a todos. Si esta tierra se va a salvar o se va a perder, no será por algo que hagan ustedes. Si algún país en el planeta ha tenido cómo salvarse ha sido Venezuela, una misteriosa muestra de parcialización por parte del Creador y sin embargo, se derrumba en el mejor momento económico de su historia.
Nadie se hace multimillonario para vivir en Cuba o en Irán, así que no hay necesidad de que lo anden buscando a uno, tarde o temprano todos nos dejaremos caer por allá, aunque sea para terminar montando en el Dolphin Mall una tiendita de venta de franelas con la cara del Che.
humor en serio
Laureano Márquez
EDITORIAL DEL TAL CUAL