Si nos gusta correr eso es lo que queremos hacer todos los días. Sin embargo, la realidad que nos imponen los deberes diarios a veces nos impide hacer lo que más nos gusta. Una entrega importante en el trabajo, un viaje o una fiesta de fin de semana pueden hacernos difícil nuestro entrenamiento. Ni hablar de una enfermedad o lesión. Lo primero que hay que aceptar es que eso es parte de la vida y que hay que congeniar las carreras con el trabajo y la familia.
Algunas cosas que conviene tener presente cando no podemos correr:
Un día sin correr no es el fin del mundo. Si pierdes un día o dos de entrenamiento, no busques recuperarlo, sigue adelante con tu plan y no acumules esos trabajos. No pasa nada. Sólo relájate y ve esos días como un descanso reparador.
Una semana menos tampoco es el fin del mundo. Si pierdes más sesiones o incluso una semana completa por un viaje, un trabajo especial o una gripe, puedes repetir la semana si no tienes un compromiso en agenda o evaluar con tu entrenador si prosigues con la semana siguiente de tu plan de entrenamiento. Una semana de ausencia no afectará notablemente tus condiciones mientras regreses a tu entrenamiento.
Si las ausencias son más frecuentes, evalúa la situación. Cuando comienzas a perder entrenamientos de manera recurrente corres el riesgo de convertirte en un corredor de fin de semana. Debes hacerte algunas preguntas y evaluar qué está pasando. Es hora de tomar decisiones: 1. ¿Estás asumiendo más compromisos de los que puedes?, 2. ¿Cuáles son tus prioridades?, 3. ¿De veras no has podido correr o son excusas?, 4. ¿El horario que elegiste para entrenar es realmente el más apropiado?.
Recuerda los beneficios que te aporta el entrenamiento y busca la forma de mantenerte entrenando, eso sí, con metas realistas.
Atusalud
Por Confirmado: MariGonz