Después de tener sexo los hombres y las mujeres no nos comportamos igual o, al menos, nuestros deseos no son los mismos. Saber dónde está el punto medio puede ayudar a no arruinar una velada perfecta. Por ejemplo, las mujeres habitualmente quieren hablar después de un encuentro sexual, mientras que a los hombres les suele dar sueño y no tienen el mismo deseo que nosotras de entablar una conversación. Esto tiene una explicación científica ellos tienen durante el encuentro sexual una producción masiva de oxcitocina y serotonina, sustancias que inducen sueño y es por eso por lo que quieren descansar.
Otro gesto bastante desafortunado después de tener sexo es correr a bañarse. Y es que se transmite una sensación de que después del encuentro nos sentimos sucios, que puede llegar molestar a tu compañero. Saber manejar los tiempos en este sentido e ir al baño en el momento oportuno hará que la otra persona no se sienta incómoda.
Después del sexo no es el momento de ordenar la habitación. Hay personas que tras un encuentro se ponen a ordenar la habitación y esto se puede interpretar como una falta de respeto, por lo que lo mejor es que dejes eso para más tarde.
No mientas sobre la calidad del sexo. En ocasiones se tiende a exagerar la calidad del encuentro sexual que se acaba de vivir, lo mejor es no mentir al respecto puesto que se percibe que no es del todo verdad y el efecto es realmente contraproducente puesto que la otra persona puede acabar dudando de la veracidad, en este sentido, de todas tus palabras. Sin duda, lo más recomendable es mostrarse con naturalidad sobre el encuentro sexual vivido y en el caso de que algo no nos haya gustado, hablarlo con espontaneidad absoluta y con total confianza.
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