Desde la madrugada de este miércoles se han registrado más de 300 terremotos de baja intensidad, las autoridades de Grindavík decidieron este martes evacuar la ciudad por seguridad
La actividad sísmica continúa cerca de Grindavík, en el suroeste de Islandia, con más de 300 terremotos registrados desde la medianoche a lo largo de la intrusión de magma, mientras el aumento de los niveles de dióxido de carbono azufre (SO2) medido en la atmósfera apunta a que se está acercando a la superficie.
La radiotelevisión pública islandesa RUV informó esta mañana de que dos de los terremotos registrados desde la medianoche fueron de una magnitud superior a 2 y que la actividad es comparable a la registrada en las últimas 24 horas, pero los temblores son mucho menores, por ejemplo, que el viernes pasado.
Agregó que desde las 6.30 horas no se había producido ninguna erupción ni había señales de que fuera a producirse.
Por otra parte, ayer se podía observar que la fisura detectada en Grindavík sigue ensanchándose y moviéndose, señaló.
Benedikt Ófeigsson, de la Oficina Meteorológica de Islandia, señaló el martes que es probable que el magma bajo Grindavík se haya acercado mucho a la superficie, posiblemente unos 500 metros, y precisó que el aumento de los niveles de SO2 medidos en la atmósfera es una prueba de su proximidad.
«El SO2 no se libera del magma hasta muy cerca de la superficie. Sólo en el kilómetro superior», precisó, citado por RUV.
Anteriormente, la Oficina de Meteorología había informado de que según los modelos geofísicos del fin de semana, se estimaba que la intrusión se estaba propagando lentamente hacia arriba y que se creía que el magma se encontraba a 800 metros bajo la superficie.
Este aumento de dióxido de azufre en la atmósfera llevó a las autoridades de Grindavík a evacuar ayer la ciudad, aunque precisaron que no se trató de una medida de emergencia, sino por motivos de seguridad, y que más adelante se decidirá si se permitirá a los residentes volver hoy a la ciudad.
Con información de EFE