Los ciudadanos de países desarrollados deben leer las noticias o ver los videos que salen de Venezuela por las redes sociales y deben pensar que es ficción. Pero en estos tiempos de covid-19 no hay manera de cumplir una cuarentena sin agua ni comida. La electricidad puede ser un accesorio, pero sin los dos primeros requisitos no hay manera de quedarse en casa.
Eso es lo que ha estado pasando en todo el país. Y no ha sido más grave porque no hay gasolina. Digamos que la escasez de combustible ha salvado al régimen de una contaminación generalizada de la población.
De todas maneras hay que preguntarse, de ser ciertas las cifras que anuncia la vicepresidenta todas las noches, dónde están siendo tratadas estas personas. Porque hasta donde saben los venezolanos, en ningún hospital público hay respiradores o materiales para intubación, ni siquiera agua.
Son muchas mentiras por todos lados que contrastan con la realidad de una gente humilde peleándose en la cola para llenar unos pipotes de agua en una populosa barriada caraqueña. Si la medida más importante contra la pandemia es lavarse las manos (lo de quedarse en casa es lo segundo), ¿cómo pueden hacer esto los que ni siquiera tienen agua para beber?
Y como guinda de la torta, el supuesto ataque al sistema Tuy 2. Como si esto no ocurriera cada 15 días. Los vecinos del sureste de Caracas saben muy bien que al cumplirse este período va a fallar el suministro que solo ocurre una vez a la semana. Ya es costumbre.
Pero ahora los del régimen aseguran que fue un asunto premeditado. Será que premeditadamente y por años no han hecho mantenimiento adecuado de las máquinas, de las bombas, de las tuberías o de lo que sea. La ineptitud es la responsable, aunque ya a estas alturas cualquiera puede pensar que es a propósito.
Como resultado, la ciudad está seca, y como consecuencia, la gente se lanza a las calles a buscar agua de donde sea. ¿Alguien puede decirle a la vicepresidenta que ya basta de insistir en que los casos que ellos cuentan son “importados”? Porque no hay cuarentena que valga si no es posible lavarse las manos.
Los únicos que hacen como Pilatos son los del régimen, que lo que saben es echarle la culpa al “imperio”. ¿Será que los mercenarios de la Operación Gedeón cortaron el agua y la electricidad y se llevaron la gasolina para venderla en Colombia? Pues no, los venezolanos saben perfectamente quiénes son los responsables.
Editorial de El Nacional