A falta de efectivo -que cada día escasea más- aunado al descaro de comerciantes que pretenden cobrar hasta un 25% de comisión al recibir pagos con punto de venta o transferencias electrónicas, el Zulia “involuciona” con el uso de “trueques” o pagos en “especie”.
Para escapar de la “trampa” de quienes buscan aprovecharse de las complicaciones actuales del comprador, en el comercio está renaciendo el intercambio de productos y servicios como método para saldar deudas.
Productos de higiene personal por alimentos, servicios de peluquería por un mini-mercado, reparaciones automotrices a cambio de kilos de carne, o hasta mayonesa por plátanos. Los intercambios logran escaparse de la imaginación en el comercio zuliano.
Medio kilo de queso, un litro de aceite, paquetes de arroz o harina de maíz ha “cobrado” por planchar o aplicar tintes de cabello la estilista Zuleidy Sánchez, en Sierra Maestra.
Reinel Alarcón, técnico reparador, hace “de todo” para ganarse la vida; desde reparar electrodomésticos hasta servicios automotrices. Fue durante sus labores diarias que comprendió que el método de pago ha sufrido cambios.
“A veces tengo clientes que no pueden pagar en efectivo y me preguntan si me sirve un kilo de carne molida o paquetes de arroz y harina a cambio del trabajo y yo les contesto que sí. Si no les recibo el pago así, ¿cómo hago para comer? Es un método que me ha funcionado hasta ahora”, explicó Alarcón.
Laudymar Espinoza suele levantarse temprano y apilar los paquetes de arepas precocidas que vende en su hogar. Cada uno se vende en 6 mil bolívares pero muchos no tienen para pagar la suma completa con billetes, es entonces cuando comienza la negociación.
Ella se ha resignado a adoptar la manera de cobro, pudiendo recibir el equivalente de la venta en bolsas de pan que le llevan sus clientes o, si es una buena compra, puede pedir a cambio paquetes de su materia prima: la harina.
Otra variación de los emergentes estilos de trueque, es el pago “mitad y mitad”: una parte se cancela con dinero en mano mientras que el resto con uno o varios productos.
Al preguntar en las calles a marabinos si les ha tocado usar el método de compra, muchos responden de manera afirmativa y detallan, indignados, a lo que han tenido que llegar para asegurar los productos en sus hogares. “Pagué con panes, jamón, queso y un sobre de jugo lo que me cobró un herrero por una manilla de la puerta de la casa. Yo no tenía dinero y él no aceptó transferencia”, dijo Guillermo Suárez en Veritas.
Julián Barrios rechazó la práctica, y durante el acto expresó que “cada día más para atrás como el cangrejo. ¿Cómo es posible que regresemos a los primeros años de la historia estando en el siglo XXI? Hay que ver cómo estamos viviendo”, reflexionó el septuagenario en un rincón del mercado de Santa Rosalía.
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