Esto que me ha pasado es vergonzosamente increíble. Las pocas personas que lo saben me aconsejaron que me quede callado para evitar el desprestigio, la burla y la crítica. Consulté con mi psiquiatra, el colega Carlos Rasquin, y dijo que la mejor terapia era hacer pública la estafa de la que fui víctima por ser un rolo e’ pendejo. Por favor, para que se enteren cómo pasó la vaina, lean hasta el final. Hago primero un preámbulo para ponerlos en contexto.
Si les parece, busquen en las redes esta historia para que tengan más información. Hace poco, en Francia, una mujer denunció que Brad Pitt la estafó. Anne es el nombre de la víctima. Un día, Anne recibe una llamada de la supuesta madre de Brad Pitt, quien le cuenta que su hijo tiene cáncer, que está hospitalizado y que quiere conocerla ya que ella sabía que Anne era su admiradora y lo seguía en las redes.
Estos malandros montaron un show con IA, en donde Brad Pitt, desde una cama clínica, hablaba con ella por video llamada y la muy ingenua mordió el anzuelo. La estafa, bien montada, duró un año.
Al principio, “Brad” solo le decía cosas bellas y le hablaba de su traumático divorcio de Angelina Jolie. Él le pidió que no le contara a nadie sobre su estado de salud. Ella creyó todo y se enamoró del impostor. No sé cómo empezó a pedir dinero, pero la excusa fue que por su divorcio le cerraron las cuentas temporalmente. Anne terminó depositándole por partes, hasta completar ¡850.000 euros! Ahora, vamos con mi historia.
Mi esposa Jeanette, la madre de mi única hija, me tiene en salsa debido a que consiguió unas fotos mías con Shia Bertoni. Las fotos fueron tomadas el año pasado en una gira que hice por España. Shia, quien estaba por esos lados y quien por pura casualidad es la madre de uno de mis hijos, se empató en la gira conmigo. Sí, se empató conmigo, pero quiero aclarar que fue una relación absolutamente profesional, ya que la quiero como si fuese mi hermana. Bueno … casi. Lo cierto es que mi esposa me maleteó porque en las fotos estoy con Shia en un jacuzzi en el Hotel Mandarín Oriental Ritz, en Madrid.
Un día, en medio de la soledad y de mi dolor por haber sido maleteado, recibo una llamada desde Los Ángeles, California, de alguien que me vio en un show humorístico para HBO Olé, dirigido por el gran Leonardo Aranguibel. Me dicen estar interesados en hacer una película sobre un comediante latino, que les parecía que yo encajaba con el personaje principal y que la productora de la película es Angelina Jolie.
Llamadas iban y venían, y yo, entusiasmado, los puse hablar con Mariangely Andara, mi manager en Venezuela. Mariangely es una exitosa empresaria de artistas y comediantes. Es también representante de Emilio Lovera, Laureano Márquez y de otros famosos humoristas. Mariangely se destaca por un carácter de hierro y por no creer casi nada hasta que se firme el contrato y se bajen de la mula.
La compañía que quería contratarme pidió los datos de mi pasaporte italiano, enviaron boletos aéreos en primera clase, nos dieron los datos de una reservación en un hotel arrechísimo en Los Ángeles y, Mariangely, quien no cree nada … ¡creyó!
Un día, cuál no sería mi sorpresa, cuando el manager de Angelina Jolie me llama con traductor porque ella quería hablar conmigo. Imagínense, a mí me dio una vaina.
-Hola, Clario, ¿cómo estás? … excelente tu trabajo. Estoy muy contenta de poder conocerte … Ojo, yo la veía en la pantalla de mi celular. ¡Era ella! Y yo, como un rolo e’ guevón, le respondo:
-Holaaaa, Angelina … siempre te he admirado mucho. Menos mal que te sacudiste al Brad ese.
– Ja ja ja … tú ser muy gracioso Clario …
– Y tú muy bella, casi me enamoro de ti.
– ¿Y qué hacemos con la tal Shia?
– Ahhh … esteeé … ¿y cómo sabes de ella?
-Clario, yo saber muchas cosas de ti. Sé que tu esposa te corrió, pero tranquilo que pronto nos conoceremos.
Repito, yo veía a Angelina Jolie hablando conmigo. Desde ese día, nos hicimos muchas llamadas, ella se “enamoraba más de mí” y, por supuesto, yo de ella. Esto que les cuento ocurrió a principios de octubre del año pasado, al regresar de la gira de España. ¿Y cómo no creer? Tenía los pasajes para julio de este año, me mandaron un resumen de la película, Mariangely estaba entusiasmadísima con lo que se iba a hacer, etc.
A principios de enero de este año me llama “Angelina” y me pide que le envíe 8.000 dólares para tramitar mi permiso de trabajo en Estados Unidos. Yo, la verdad, estaba y estoy mamando y loco, no tenía de dónde sacar esa cifra. A Mariangely se le ocurrió pedirle prestado a Emilio y a Laureano, 4.000 dólares a cada uno. Después de mucho rogar, me transfirieron el dinero y mi asistente lo envió a una cuenta que ellos nos dieron.
Realizado el depósito, todo se vino al suelo. De Mariangely, lo último que se supo es que andaba por el Darién, huyendo de Emilio, de Laureano y de mí, dado que ella es la culpable de que yo haya caído en semejante estafa.
Unos policías amigos míos me dijeron que esa Angelina Jolie vivía en Tocorón, en donde hay unos expertos en IA que ya quisieran tener los estudios de radio y de TV de Venezuela.
Y aquí estoy. Me quedé sin mi bella esposa Jeanette, sin mi amada Shia, perdón, sin mi hermana Shia, sin Angelina Jolie y con una deuda de 8.000 dólares con Emilio y Laureano, quienes no dejan de cobrarme a diario y me atormentan diciéndome: “¡sinceramente Claudio, tú sí que eres bien pendejo!”.
-Sí. Soy un rolo e’ pendejo
Claudio Nazoa