En el estadio de Balaídos el Atlético Madrid tenía la obligación de ganar para alcanzar al Real Madrid, líder de la Liga. Tras la sorpresiva derrota del Barcelona, el «Colchonero» tenía la oportunidad de superar al conjunto de Gerardo Martino, aunque el duelo ante el Celta no parecía nada sencillo.

Con un minuto de silencio por el fallecimiento de Antonio Hidalgo, ex jugador del equipo gallego, se inició un espectáculo en el que Diego Simeon debió improvisar una formación alternativa por las ausencias de Diego Costa, Arda Turan y Diego Godín, todos suspendidos.

Con gran criterio, los conducidos por Luis Enrique se fueron adueñando del choque basando su juego en las intervenciones de Nolito y Hugo Mallo, mientras que los madrileños prefirieron asegurar su última línea para apostar por la pelota parada o algún error ajeno.

Pero la diferencia de los intérpretes terminó favoreciendo a los madrileños. En tan sólo dos minutos, David Villa liquidó el pleito de un modo sorpresivo. El «Guaje», quien brilló en la Copa del Mundo que conquistó España, anotó a los 17 del complemento y 120 segundos después sentenció el 2 a 0. Los esfuerzos de Yoel no brindaron los resultados esperados y el asturiano colocó al elenco del «Cholo» en la cima del torneo. Los gallegos no daban crédito al resultado, ya que su producción fue mucho más interesante que la mezquindad propuesta por el entrenador argentino.

A pesar de los merecimientos, el Atlético Madrid continúa animando un campeonato, que en los últimos tiempos se lo disputaban dos equipos. La inteligencia, el compromiso y la agresividad fueron las claves para que el «Aleti» se transforme en la sombra de un «Merengue» que está obligado a sumar.

Agencias