Andrés Oppenhereimer: El alarmante atraso de América Latina en inteligencia artificial

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Andrés Oppenhereimer: El alarmante atraso de América Latina en inteligencia artificial

Un nuevo estudio me ha dejado pensando si los presidentes latinoamericanos están perdiendo el tiempo en trivialidades en lugar de hablar de la principal amenaza para la región: su preocupante atraso en inteligencia artificial (IA).

América Latina constituye el 6,3% de la economía mundial, pero solo representa el 1,6% de la inversión global en IA, según el estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de las Naciones Unidas. Es la región del mundo que menos invierte en IA. Mientras que Estados Unidos gasta US$78 millones al año, Asia US$61 millones, Europa US$22 millones y Medio Oriente y África en conjunto US$3,6 millones, América Latina invierte solo US$2,6 millones al año en IA, dice el estudio.

Peor aún, las inversiones en IA disminuyeron en Brasil, Argentina, Colombia y el Perú entre el 2019 y el 2023. Brasil lidera actualmente el gasto en IA en la región con US$1,1 millones anuales, seguido por México (US$660 millones), Chile (US$163 millones), Argentina (US$146 millones), Colombia (US$136 millones) y el Perú (US$77 millones).

A pesar de este rezago tecnológico, pocos presidentes latinoamericanos están hablando del tema. Muchos siguen centrados en nimiedades mientras transcurre la mayor revolución tecnológica en siglos.

Hay una importante corriente de opinión según la cual América Latina está tan rezagada en IA que debería centrarse en sus industrias tradicionales –alimentos, energía y turismo– y agregarles valor o hacerlas más eficientes.

Luis von Ahn, el multimillonario guatemalteco que fundó Captcha y la plataforma de idiomas Duolingo, me comentó que no conoce ningún LLM –como se llaman los modelos lingüísticos grandes, como ChatGPT o Gemini– que haya sido entrenado en América Latina. “Todo está siendo hecho en Estados Unidos y China, y un poco en Europa”, me dijo.

Aún más preocupante, algunos países latinoamericanos están invirtiendo en call centers y empresas de atención al cliente, que son industrias condenadas a ser reemplazadas por la IA, advirtió. “Es una enorme pérdida de tiempo”, me señaló.

Cuando le pregunté qué deberían hacer los países latinoamericanos, Von Ahn recomendó desarrollar aplicaciones de IA para aumentar la eficiencia de industrias claves como la agricultura y el turismo.

“La agricultura va a seguir siendo importante, porque la gente va a seguir comiendo aguacates, y el turismo va a seguir existiendo porque la gente va a seguir viajando”, me dijo.

Raúl Katz, coautor del nuevo estudio de la Cepal y director de Investigación de Estrategia Empresarial del Instituto de Teleinformación de la Universidad de Columbia, me dijo que –ya se trate de industrias tradicionales o nuevas– los países no tienen otra opción que invertir en IA.

“Si las empresas latinoamericanas no usan más IA en sus procesos de facturación, logística, distribución y cadenas de suministro, se van a quedar aún más atrás, y lo mismo va a pasar con las economías de sus países”, advirtió Katz.

El mayor problema es que más del 95% de las empresas de la región son pequeñas y medianas, que carecen del dinero o del personal calificado para adoptar la IA. Construir centros de datos es importante, pero el principal obstáculo no es la infraestructura, sino la capacidad de las empresas para adoptar nuevas tecnologías, me dijo Katz.

La solución, añadió, es invertir en institutos tecnológicos en cada país para ayudar a las pequeñas empresas a adoptar la IA, como lo hacen Alemania y Japón, y aumentar la educación terciaria. Solo el 22% de los brasileños y mexicanos mayores de 25 años son graduados universitarios, según la Cepal.

Cuando le pregunté sobre la sugerencia de Von Ahn de centrarse en la agricultura y el turismo, Katz me dijo que la IA es esencial incluso en esos sectores.

“Para agregar valor a las exportaciones agrícolas, necesitas IA”, concluyó. “Hay múltiples formas de aumentar la productividad agrícola usando IA para medir la humedad del suelo y estimar la cantidad de fertilizante o semillas necesarias”.

En resumen, la receta para América Latina no debe ser elegir entre impulsar las materias primas o la tecnología, sino adoptar la IA para impulsar la productividad en todas las industrias. Si no lo hace, su futuro será más sombrío que su presente

Un nuevo estudio me ha dejado pensando si los presidentes latinoamericanos están perdiendo el tiempo en trivialidades en lugar de hablar de la principal amenaza para la región: su preocupante atraso en inteligencia artificial (IA).

América Latina constituye el 6,3% de la economía mundial, pero solo representa el 1,6% de la inversión global en IA, según el estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de las Naciones Unidas. Es la región del mundo que menos invierte en IA. Mientras que Estados Unidos gasta US$78 millones al año, Asia US$61 millones, Europa US$22 millones y Medio Oriente y África en conjunto US$3,6 millones, América Latina invierte solo US$2,6 millones al año en IA, dice el estudio.

Peor aún, las inversiones en IA disminuyeron en Brasil, Argentina, Colombia y el Perú entre el 2019 y el 2023. Brasil lidera actualmente el gasto en IA en la región con US$1,1 millones anuales, seguido por México (US$660 millones), Chile (US$163 millones), Argentina (US$146 millones), Colombia (US$136 millones) y el Perú (US$77 millones).

A pesar de este rezago tecnológico, pocos presidentes latinoamericanos están hablando del tema. Muchos siguen centrados en nimiedades mientras transcurre la mayor revolución tecnológica en siglos.

Hay una importante corriente de opinión según la cual América Latina está tan rezagada en IA que debería centrarse en sus industrias tradicionales –alimentos, energía y turismo– y agregarles valor o hacerlas más eficientes.

Luis von Ahn, el multimillonario guatemalteco que fundó Captcha y la plataforma de idiomas Duolingo, me comentó que no conoce ningún LLM –como se llaman los modelos lingüísticos grandes, como ChatGPT o Gemini– que haya sido entrenado en América Latina. “Todo está siendo hecho en Estados Unidos y China, y un poco en Europa”, me dijo.

Aún más preocupante, algunos países latinoamericanos están invirtiendo en call centers y empresas de atención al cliente, que son industrias condenadas a ser reemplazadas por la IA, advirtió. “Es una enorme pérdida de tiempo”, me señaló.

Cuando le pregunté qué deberían hacer los países latinoamericanos, Von Ahn recomendó desarrollar aplicaciones de IA para aumentar la eficiencia de industrias claves como la agricultura y el turismo.

“La agricultura va a seguir siendo importante, porque la gente va a seguir comiendo aguacates, y el turismo va a seguir existiendo porque la gente va a seguir viajando”, me dijo.

Raúl Katz, coautor del nuevo estudio de la Cepal y director de Investigación de Estrategia Empresarial del Instituto de Teleinformación de la Universidad de Columbia, me dijo que –ya se trate de industrias tradicionales o nuevas– los países no tienen otra opción que invertir en IA.

“Si las empresas latinoamericanas no usan más IA en sus procesos de facturación, logística, distribución y cadenas de suministro, se van a quedar aún más atrás, y lo mismo va a pasar con las economías de sus países”, advirtió Katz.

El mayor problema es que más del 95% de las empresas de la región son pequeñas y medianas, que carecen del dinero o del personal calificado para adoptar la IA. Construir centros de datos es importante, pero el principal obstáculo no es la infraestructura, sino la capacidad de las empresas para adoptar nuevas tecnologías, me dijo Katz.

La solución, añadió, es invertir en institutos tecnológicos en cada país para ayudar a las pequeñas empresas a adoptar la IA, como lo hacen Alemania y Japón, y aumentar la educación terciaria. Solo el 22% de los brasileños y mexicanos mayores de 25 años son graduados universitarios, según la Cepal.

Cuando le pregunté sobre la sugerencia de Von Ahn de centrarse en la agricultura y el turismo, Katz me dijo que la IA es esencial incluso en esos sectores.

“Para agregar valor a las exportaciones agrícolas, necesitas IA”, concluyó. “Hay múltiples formas de aumentar la productividad agrícola usando IA para medir la humedad del suelo y estimar la cantidad de fertilizante o semillas necesarias”.

En resumen, la receta para América Latina no debe ser elegir entre impulsar las materias primas o la tecnología, sino adoptar la IA para impulsar la productividad en todas las industrias. Si no lo hace, su futuro será más sombrío que su presente.

 

Andrés Oppenheimer

 

Las opiniones emitidas por los articulistas  son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de Confirmado.com.ve