En estado crítico. Así se encuentran los nueve vertederos de basura en el estado Miranda y el único relleno sanitario (La Bonanza) del que dispone Caracas para la disposición final de los desechos sólidos le resta solo cinco años de vida útil.
Aunque el relleno sanitario de La Bonanza, es el único que según, Evelyn Pallota, directora de ecología y ambiente del estado Miranda, que cumple con las normativas ambientales, requiere de trabajos de ampliación y hasta ahora no se han invertido recursos para alargar el tiempo de este lugar, utilizado como depósito de basura de los cinco municipios que integran el área metropolitana de Caracas, además de los Valles del Tuy.
«Más de cuatro mil toneladas de desperdicios diarios recibe La Bonanza. En reiteradas oportunidades Minambiente ha anunciado la ejecución de trabajos de ampliación para que la vida útil del relleno sanitario pueda extenderse, pero aún no se han iniciado. Tampoco se ha hecho un trabajo de concientización para que las comunidades minimicen la generación de desechos y otras formas de procesamiento de los desperdicios que eliminen los vertederos a cielo abierto que son contaminantes, como el reciclaje. Las inversiones que realizan los municipios de la Gran Caracas, solo se limitan a la adquisición de camiones para el traslado de los desechos. El procesamiento de desperdicios en el país es retrógrado: se recoge, se transporta y se entierra», explicó Pallota.
La experta manifestó su preocupación porque hasta ahora las autoridades que tienen bajo su responsabilidad, la administración de La Bonanza, no dan mayor información sobre otros lugares dónde podría funcionar otro relleno sanitario, cerca de Caracas, si causar afectaciones ambientales.
Botaderos de basura en crisis
Otro factor que acentúa el problema de disposición final de los desperdicios, es el deplorable estado en que se encuentran los vertederos de basura: El Limoncito, situado en la zona de los Altos Mirandinos, hasta hace seis años registraba combustiones espontáneas que causó afectaciones en las poblaciones aledañas de El Limón y El Amarillo. «Los vecinos de esa zona, padecían constantemente de malestares en la garganta e irritaciones en los ojos por la contaminación».
El botadero de basura fue intervenido por el Minambiente para convertirlo en relleno sanitario. «Pese a que en un 90 por ciento cesaron los incendios, las obras están inconclusas: se colocaron las fumarolas para la extracción de los gases, se construyeron las terrazas, pero el organismo está en mora con la habilitación de la laguna de lixiviados y nuevas fosas para la descarga de desechos. Allí no hay controles sobre la cantidad de desechos que ingresan. El material no es pesado en romanas, también hay deficiencias en la compactación y no hay un estudio sobre otras necesidades del vertedero en lo que respecta a tecnología y recurso humano especializado», explicó.
Un panorama similar registran los vertederos de El Rodeo y Las Clavellinas. En estos la situación se torna más crítica, pues las combustiones espontáneas se registran con frecuencia, debido a que ni siquiera tiene una infraestructura para controlar los gases. Los otros nueve botaderos de desechos ubicados en Barlovento, explicó la funcionaria, no tienen tratamiento. Ni siquiera son compactados con tierra. Eso representa un foco de contaminación.
Según Antonio Delisio, en el país a diferencia de otras naciones industrializadas, los avances en materia de procesamiento y disposición final de los desechos, han sido pocos. «No hay lugares para clasificar la basura y las campañas para concientizar a las comunidades sobre el tema, no han sido agresivas. Gran parte del material arrojado en los vertederos es recuperable, pero como la cultura del reciclaje no se ha implantado como una política formal, el panorama es crítico.
El Universal