Gustavo Aguado tiene buen oído, y también ojo, para escoger a los integrantes de Guaco. Lo primordial es que tengan buena voz y sean afinados. Lo demás está hecho: los elegidos se incorporarán a una institución musical con más de 60 años de carrera artística que ha desarrollado un sonido propio en el país. En su búsqueda de cantantes también cuenta con el apoyo de amigos que le muestran jóvenes talentos. «Ellos son mi Osmel Sousa, scoutean, pero no la bellezura de las mujeres sino a músicos y cantantes», dice el fundador de la superbanda de Venezuela que el 3 de noviembre cumplirá 74 años de edad.
La salida de Luis Fernando Borjas, Diego Rojas y Mark Meléndez, el último grupo de cantantes de la formación que fundaron los hermanos Aguado en 1962, en Maracaibo, trajo consigo la renovación del «tren delantero» de la llamada «superbanda de Venezuela», por la que han pasado cantantes como Sundín Galué, Amílcar Boscán, Daniel Somaróo, Nelson Arrieta y Ronald Borjas, entre muchos otros.
El primero en sumarse al grupo en esta nueva etapa fue Ángel Delgado. Aguado ya conocía el trabajo del cantante maracucho, de 24 años de edad. Amigos y conocidos le habían hablado mucho de él, pero no fue hasta que lo escuchó cantar que decidió invitarlo a la banda. La alineación estaba casi definida, cuando el líder de Guaco llamó al compositor José Alfonso Quiñones, quien estaba con Abraham Carrillo. Le dijo: «Mira, Gustavo, te tengo al tipo. Se llama Fran Rojas». Desde que escuchó la voz del cantante de Los Teques, de 27 años de edad, sabía que, ahora sí, la agrupación estaba completa.
A ambos jóvenes los tomó por sorpresa la noticia. Aunque pertenecer a Guaco era un sueño, nunca imaginaron que se haría realidad tan pronto. «Al principio no me lo creía porque fue muy rápido todo, pero poco a poco lo fui asimilando», dice Fran Rojas, quien desarrollaba una carrera como cantante y había pertenecido a otros grupos.
En Maracaibo, Ángel también había pertenecido a agrupaciones que le sirvieron de vitrina para que su talento llegara hasta Guaco. Y así fue. «Nunca había tocado con un grupo de gaitas porque anteriormente había hecho música pop y latina. Fue algo increíble porque mi primer show con ese grupo fue teloneando a Guaco», recuerda Delgado.
Todo pasó muy rápido. Los cantantes recibieron la noticia y de inmediato comenzaron los ensayos. No había tiempo que perder, tenían su primer show tres semanas después. El proceso de adaptación fue rápido. Tanto Ángel como Fran son fanáticos de Guaco y conocen, al pie de la letra, todo el repertorio. «Se saben todas las melodías y las letras», asegura Aguado, quien agrega que desde el primer día también conectaron con todo el equipo.
Elahim David Mounicou conoció a los cantantes una semana antes del show, pero desde el primer ensayo hicieron clic. «Nos llevamos súper bien y creo que eso se siente cuando estamos en tarima, la energía es totalmente distinta. Todo fluye con mayor facilidad. Ese creo que es el factor más importante: la convivencia, y ya podemos ponerle un check a eso», asegura el cantante, de 33 años de edad.
El día del show, el sábado 5 de agosto, todo salió como lo imaginaron, incluso mejor. «La receptividad de la gente fue muy buena. Yo a veces soy un poco pesimista y me sorprendió la respuesta del público. Al día siguiente, mis redes sociales y las de Fran estaban llenas de comentarios bonitos», afirma Ángel.
Antes del show, Fran y Ángel sentían muchos nervios y ansiedad. Querían que todo saliera bien. Rojas recuerda que, durante los días previos al concierto, Gustavo Aguado y los miembros de la banda los apoyaron y aconsejaron para que se sintieran cómodos. «Él me dio muchas palabras de aliento y me dijo: ‘Mira, tú has cantado al lado de este tipo y este tipo, que cantes con Guaco no es nada…», cuenta el de Los Teques.
«Lo más bonito fue el recibimiento de los músicos, de la familia, del equipo porque esto es una familia. Siempre el apoyo de todos fue: ‘no te vamos a dejar morir, echa para adelante’. Recibí muchos consejos. Creo que eso nos relajó más al momento de trabajar porque sí veníamos con unas expectativas», agrega Ángel.
Ambos cantantes, que antes intentaban desarrollar una carrera como solistas, coinciden en que comenzar un proyecto musical nuevo en Venezuela es complicado. «Yo trabajaba en Maracaibo, pero la situación del país afecta bastante. Yo siempre tuve la espinita de estar en Guaco y aunque estaba haciendo mi carrera solista, inconscientemente también estaba llamando la posibilidad de poder entrar en la banda», cuenta Ángel. «Son muchos factores los que inciden. Nosotros estamos comenzando, pero como dicen, este es el momento de estar aquí y hay que aprovecharlo», agrega Fran.
Gustavo Aguado considera que Guaco puede ser una gran vitrina para los cantantes si deciden continuar una carrera en solitario, como lo han hecho Ronald Borjas, Nelson Arrieta y Luis Fernando Borjas. «No puedo pretender que estén aquí hasta los 80 años como yo. Es injusto», asegura y agrega que no tiene conflicto con que los vocalistas que pasan por la banda en algún momento quieran trabajar en solitario. «Cuando se marchan están buscando reconocimiento y la oportunidad de ganar más dinero, algo totalmente plausible y aceptable. Tienen derecho a hacerlo porque aquí la remuneración es igual para todos».
En el caso de Elahim, la situación fue diferente. No se retiró para continuar una carrera. Dejó el grupo en 2015 por una lesión en la rodilla, producto de un accidente, a la que luego se sumaron problemas personales. «Guaco me demandaba demasiado tiempo y no podía por la rodilla, por lo que me ausenté un momento en el que se juntaron algunas cosas personales. Por eso, tomé la decisión de salir del grupo», explica el cantante, que volvió al grupo hace dos años, cuando Luis Fernando Borjas salió de la banda. «Siempre estuvo una ventana abierta por si en algún momento pudiera regresar y pasó. Gustavo me llamó un día, me preguntó si quería volver. Yo estaba en Miami sin hacer nada y le dije ‘vamos a darle’.
Durante el tiempo que estuvo fuera de Guaco, Elahim se alejó de la música. «No lo seguí intentando, aunque muchos amigos me decían que entrara a concursos, pero en Estados Unidos las cosas son diferentes y más complicadas. Además, un día que pierdes de trabajo te cuesta mucho. Me tuve que dedicar a otras cosas. Eso hizo que me alejara de la música y la retomé recientemente con Guaco», dice el cantante que reside en Miami.
Aguado, que ha vivido el cambio en la industria musical, considera que, pese la facilidad que dan las plataformas digitales para compartir música, es difícil comenzar una carrera musical porque hay mucha competencia. «Antes hacíamos música para radio y televisión. Ahora hay que hacer música para las plataformas y adaptar todo a cada formato (…) Me dicen que salen 70.000 temas semanalmente o de 3 a 4 días. Todo el mundo está montando música en las plataformas porque todos tienen derecho a soñar y a componer sus canciones. Ojalá que algunos las peguen, pero es muy difícil, muy cuesta arriba».
Uno de los secretos de Guaco para seguir presente en la música venezolana, después de 60 años, ha sido la evolución y capacidad de adaptación a los nuevos tiempos sin alejarse de su sonido característico, un género en sí mismo. «El hombre que no cabalga con los tiempos está escribiendo su propio epitafio, ese es nuestro credo. Lo que pasó, pasó. Imagínate si nos quedamos en ‘María, la bollera‘ ya nos hubiésemos extinguido», dice Gustavo Aguado, a quien no le gusta atribuirse el éxito de la banda.
«Por aquí ha pasado mucha gente, no es un trabajo solo mío o de Juan Carlos. Por aquí han pasado Ricardo Hernández, Alirio Pérez, Mario Franco, José Luis García, mucha gente que ha aportado. Todos los que han pasado por aquí han dejado, han ayudado a construir el concepto que tiene 60 años rodando. La irreverencia es una de nuestras características porque hay que atreverse a romper un esquema folclórico tan importante como el estado Zulia. Nos llamaban herejes y lo que hacían los Guacos de hace 40 años es lo que se está haciendo ahora», agrega.
Pertenecer a Guaco conlleva sacrificios, sobre todo en diciembre por el número de shows que suelen hacer en esa época del año, pero los nuevos integrantes del grupo están dispuestos a hacerlos. «Desde que estábamos más chamos decidimos que nuestra entrega por la música sería total, porque es lo que nos apasiona y nos gusta. Creo que, hablando por los tres (él, Ángel y Elahim), estamos dispuestos a hacer todo por la música», asegura Fran.
Para Aguado, la música, como cualquier otra profesión, conlleva sacrificios. «Los que estamos aquí estamos porque nos gusta», asegura el músico, que ha tenido que sacrificar fechas y momentos especiales con su familia. «Es algo que forma parte de esto. No voy a sacarle provecho a las carencias, mis necesidades o mi tristeza. Eso no está bien. Es algo que no hago. Por eso, reitero, soy incisivo; esto amerita sacrificio como cualquier otra cosa», afirma.
Durante su tiempo en Guaco, Ángel y Fran, esperan sumar experiencias, aprendizajes y, sobre todo, disfrutar muchísimo y hacer buena música. «La vida es incierta, hoy estamos y mañana no sabemos. Entonces, creo que hay que disfrutar el momento y gozar esto mientras dure», dice Fran. También quieren aportar nuevas canciones y todo lo que puedan a la agrupación. «Lo mejor que podemos hacer es aportar música, canciones, y composiciones, cada quien con su estilo. Como somos los más jóvenes también podemos nutrir a la banda con cosas nuevas que escuchamos y eso creo que es importante», agrega Ángel.
En septiembre, Guaco tiene programados shows en Valencia (día 2) y en Barquisimeto (el 4). Sin embargo, ahora la agrupación está enfocada en un nuevo proyecto, del que no quisieron dar detalles y que los tiene entusiasmados. «Creo que si se concreta, vamos a dar un giro de 180° grados, porque es un mercado virgen. Si se da, con el favor de Dios, se viene una proyección mayor», asegura Gustavo Aguado.
2001