El productor ha fallecido a las seis de la mañana. Sus restos serán trasladados a mediodía al Tanatorio de La Paz en Tres Cantos
El productor cinematográfico Elías Querejeta ha fallecido a las seis de la mañana de este domingo a los 78 años en Madrid. Sus restos mortales serán trasladados a las 13.00 horas al Tanatorio de La Paz (Tres Cantos, Madrid).
El presidente de la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales Españoles (FAPAE), Pedro Pérez, ha definido a Querejeta como «el mejor productor español de todos los tiempos», además de una persona «muy especial», que ha dejado un «gran legado» a las futuras generaciones del cine español.
Contaba Elías Querejeta Gárate que vivió su primera experiencia relacionada con el cine cuando era muy pequeño, en la casa familiar de su Hernani natal. Su padre apareció con un objeto escondido bajo el brazo, extendió una sábana blanca y proyectó una imagen de Charlot que ya no pudo olvidar. Ni siquiera para reemplazarla por la de los hermanos Marx, los creadores de «Una noche en la ópera», su película favorita.
La España de 1934 en la que había nacido no tenía nada que ver con esas comedias. Era una España gris, carcomida por una división que se reflejaba incluso en el matrimonio que formaban sus padres: él, un carlista que llegó a la Diputación General de Guipúzcoa y que tuvo que pasar seis meses escondido en una cueva durante la Guerra Civil; ella, procedente de una familia tradicional pero de izquierdas.
El pequeño Elías -segundo de cinco hermanos- tuvo la suerte de poder jugar en su infancia con un balón, y todo ese entrenamiento acumulado lo catapultó hasta el primer equipo de la Real Sociedad, el club que consideró siempre como el mejor del mundo.
Alcanzó la Primera División e hizo historia con el gol que marcó al Real Madrid de Di Stéfano en 1955, en el mítico campo de Atocha, pero sus inquietudes estaban lejos del césped. Cuando ya se acercaba la década de los sesenta comenzó a pedirle al entrenador algo de tiempo libre, que le dejara escribir entre partido y partido, y así fue cómo confeccionó los guiones de sus primeros documentales, «A través de San Sebastián» y «A través del fútbol», quizá inspirado por los debates que surgían del primer cineclub de la capital donostiarra, que contribuyó a fundar.
Como Madrid era el centro de la vida cinematográfica del país, Elías Querejeta recaló en la capital. Concretamente en la productora UNINCI, la culpable de títulos como «Bienvenido Mr. Marshall» o «Viridiana».
Allí conoció a uno de sus grandes compañeros de viaje, Carlos Saura, y con él sorteó a la censura para conseguir sacar adelante el guión de «La caza» (1965), aunque no pudo evitar que los guardianes de la moral anulasen «La caza del conejo», el título inicial. Saura consiguió el premio al mejor director en el Festival de Berlín, y ambos, productor y director, comenzaron una fructífera colaboración cinematográfica. Su siguiente hito fue «’Peppermint Frappé» (1967), proyectada en Cannes en mayo del 68.
Para solidarizarse con las protestas juveniles, Querejeta boicoteó su propia proyección colgándose de las cortinas del cine, para que no se abrieran.
Los temas que adelantaron la Transición
Las primeras películas que produjo Querejeta hablaban del cainismo, de la influencia de la religión en la sociedad española, de la libertad sexual… En «La prima Angélica» (1974) mostró a Fernando Delgado, brazo escayolado en alto, casi burlándose del saludo fascista; o a Julieta Serrano vestida de monja con el corazón carcomido por un gusano.
Los setenta fueron la década de «Ana y los lobos», o de «Cría cuervos», o del comienzo de su breve pero intensa colaboración conVíctor Erice para rodar algunas de las películas más interesantes del cine reciente, como «El espíritu de la colmena» (1973) o «El sur» (1983). Gracias a esa mezcla de rigor y riesgo que marcó su carrera confió en Manuel Gutiérrez Aragón, que acababa de terminar sus estudios y le presentó el guión de «Habla, mudita» (también en 1973).
O en Jaime Chávarri, que le propuso retratar la historia de la familia Panero en «El desencanto».
Con la muerte de Franco, la sociedad española comenzó a cambiar a un ritmo vertiginoso. En los ochenta y noventa, Querejeta supo abordar proyectos sobre la delincuencia marginal [«Deprisa, deprisa», 1981], el mundo de las drogas [«27 horas», 1986] el de la inmigración [«Las cartas de Alou», 1990] o el cambio que había experimentado la juventud desde el franquismo [«Historias del Kronen», 1995].
Para esta etapa resultó fundamental su trabajo con otro director novel, Montxo Armendáriz, que estaba a punto de tirar la toalla cuando el guión de «Tasio» llegó a las manos del productor vasco. Defensor a ultranza de la coproducción y amante de la tarea del montaje, a la que se lanzaba de lleno, recibió sorprendido la noticia de que otra Querejeta, su hija Gracia, también se quería abrir camino en el cine. Apoyó su carrera, y produjo «Una estación de paso» (1992), su ópera prima, o éxitos como «Cuando vuelvas a mi lado» (1999) y «Siete mesas de billar francés» (2007).
Mirando siempre alrededor
Elías Querejeta, adaptador de «Pascual Duarte» (1976) y guionista de algunas de sus producciones, recibió como un mazazo el asesinato de Fernando Buesa y Jorge Díez a manos de ETA, en 2001. Esa misma tarde comenzó a confeccionar el guión del documental «Asesinato en febrero».
El año siguiente estrenó «Los lunes al sol», una dramática mirada sobre los parados, adelantada a su tiempo, y firmada por un director al que había apoyado desde «Familia» y «Barrio», Fernando León de Aranoa. En 2009 dirigió su tercera y última película documental, «Cerca de tus ojos», y en la actualidad se encontraba trabajando con su amigo Carlos Saura en «33 días», con un guión que él mismo había escrito sobre la historia de cómo Pablo Picasso concibió el Guernica, un cuadro que le fascinaba.
Premiado en los mejores festivales del mundo, como Cannes y Berlín, reconocido por el festival de San Sebastián, Premio Nacional de Cinematografía, miembro de honor de la Academia de Cine… Este guipuzcoano que fue expulsado de la carrera de Químicas, que cursó estudios de Derecho y que llegó a la Primera División era, en palabras de su hija Gracia, «un productor a la americana, un productor creador, un frontón, una pared con la que contrastar las cosas».
Recientemente, el propio Elías Querejeta relataba una anécdota para un documental sobre su trayectoria emitido en Televisión Española.
Al final del rodaje de «El espíritu de la colmena», una niña llamada Ana Torrent le cogió de la mano y le dijo: «¡Elías, Elías! Tú que puedes, haz que no se acabe nunca esta película…».
Fuente: ABC